Despidos en la Escuela Camino.
Estamos acostumbrados a encontrar discursos que chocan con las prácticas de quienes los exhiben.
Estamos acostumbrados a encontrar grupos de personas enquistadas en lugares de poder, sacar provecho de situaciones de la vida cotidiana a costa del trabajo de otras personas, de situaciones estructurales de pobreza, ignorancia, o de buena fe que no es otra cosa que la confianza.
Pero si el mundo va a cambiar será por las miles y miles de actitudes de resistencia a la costumbre, por los que decimos no aunque nos lleve a la incomodidad, al sufrimiento o despierte nuestra angustia. Esas rebeliones prefiguran otros mundos, y esos mundos aniquilan aquella angustia, la vuelven esperanza, felicidad. Pequeñas luchas generan grandes porvenires.
No encuentro el lugar para escribir la palabra dignidad, pero se que cruza todo este informe. Este informe de la resolución de un conflicto laboral, de convivencia, de la lucha por la autogestión de espacios sociales alternativos y contrapuestos a la mierda existente, frente a la mezquina defensa de la mierda porque de ella se puede sacar alguna ventaja.
Parte I
Este informe da cuenta de los despidos en la Escuela Camino, de la Fundación Camino, en el último mes. Los datos muestran un mapa de la situación: cinco trabajadores despedidos que cumplían funciones en la escuela (psicóloga y psicopedagoga, dos docentes de enseñanza básica y uno de oficio), todos excediendo las tareas específicas y conformando un grupo de trabajo junto a otros docentes que renunciaron o quedaron en la escuela- que durante este año diagramó y venía llevando a cabo un programa integral de educación.
La escuela de la Fundación Camino recibe apoyo en dinero de una fundación más poderosa, además de estar inscripta en diversos planes y con convenios con la educación estatal.
Supuestamente contrataban a los trabajadores bajo el discurso y la modalidad de un funcionamiento autogestivo y horizontal, decidiendo sus pasos en una asamblea mensual. La escuela funcionaba gracias a un plus solidario y generoso que aportaban algunos de los integrantes. Para algunos de ellos no era un mero trabajo genérico, para otros si.
Casi la totalidad de los despedidos habían sido incorporados en el último año. La escuela tiene quince años de vida y los compañeros más antiguos integran la comisión directiva, que hizo su aparición en escena recién en la última asamblea para avisar que sólo había dinero para pagar los sueldos de Julio, y que la autogestión ya no era tal.
El antecedente de esta crisis fue el año pasado, cuando estuvimos durante tres meses sin cobrar. Este año luchamos por cobrar once pesos la hora (cobrábamos siete), en negro y con la disponibilidad horaria y presupuestaria existente diagramamos la cursada. No es un detalle menor que durante todo el año presentamos pedidos acerca de la situación real, sin recibir respuestas concretas de los administradores.
Algunos trabajadores de la escuela estábamos elaborando un pedido de garantía en la continuidad, al menos por un mes para no desatender el proceso de los chicos, y no quedar en la calle de un día para el otro. Proponíamos reprogramar las horas de trabajo, distribuir los recursos y clarificar fondos sin destino transparente. La respuesta fue negativa. La salida propuesta por la dirección fue nefasta: se interrumpieron las clases, procedieron a echarnos a los trabajadores, ya con el rango simple de basura, sin la posibilidad de despedirnos de los alumnos. En mi caso personal se me obligó a presentar un telegrama de renuncia o la alternativa de no cobrar el mes de Julio trabajado, el resto de los casos fue similar y no se cumplió con la indemnización correspondiente ¿qué se podía hacer?
Haciendo un balance económico conseguimos cobrar el mes de preaviso, pero lo que buscábamos era un buen término del proceso (ahora abortado) y desde el punto de vista de la escuela la solución fue más cara. Lo que es evidente es el objetivo de limpieza por parte de la comisión directiva.
Queda por ver la respuesta del resto de los trabajadores de la fundación (diversos proyectos educativos y sociales) y el impacto en los chicos y sus padres cuando retomen las clases con la nueva (incógnita) diagramación.
Si hablamos de dignidad es porque hemos puesto en cuestión nuestro trabajo una y mil veces, hemos demostrado desinterés y solidaridad en cuanto a nuestros intereses económicos, y cuando hemos planteado romper con situaciones de precariedad o abuso económico era uniendo dignidad laboral con dignidad en los chicos, ambos aspectos de una misma lucha.
La administración no tuvo la dignidad de hacerse cargo ni siquiera de los despidos. Rogaron telegramas de renuncia.
No quise recordar la metáfora de un supermercado barato donde pasan los repositores y el cajero queda.
Pero lo hice.
Este informe deberá continuar. Hay muchísimos temas que quedan pendientes y datos e informaciones que deberían completarlo, entre ellos lo que hacíamos en la escuela, con quienes trabajábamos, cuestiones como la vulnerabilidad de las formas autogestivas, las relaciones de poder en los grupos, los tejidos sociales que recorremos, etc., etc.; si doy un adelanto es porque no cuento con espacios, tiempos, posibilidades de ahondar, y ese es un problema también. La rueda gira y no somos los dueños enteros del tiempo.
La autonomía es una relación, un objetivo y un deseo, pero no siempre compone nuestra realidad, y esto también debe ser problematizado.
Fernando Gargano (ex docente del taller de reparación de PC de la Escuela Camino de Villa Martelli).
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