CONTRA EL SECTARISMO
En la "Ronda de Pensamiento Autónomo" un provocador trata (21 de marzo/06) a
nuestro Colectivo "Poder Autónomo" de "escoria". No ofrece su nombre. Sólo
un pintoresco seudónimo. Tampoco ofrece argumentos de ninguna especie.
Buscando preservar el espíritu fraternal, la compañera participante de
"Poder Autónomo" solicitó la intervención del moderador de la Ronda.
Observamos con estupor (22 de marzo/06) que el encargado de la moderación le
da la razón al provocador, y sugiere que pedirle al insultador anónimo que
se identifique es cosa de policías.
El Colectivo "Poder Autónomo" está formado por compañeros que no brotamos de
un repollo. Tenemos décadas y décadas de militancia revolucionaria,
militancia como la que se estilaba en los sesenta y los setenta: en
organizaciones verticales, leninistas, eficaces pero autoritarias,
organizadas en las más duras de las clandestinidades. Acumulamos reiteradas
prisiones, dictadura tras dictadura. Muchos dejamos lo mejor de nuestra
juventud en las mazmorras del régimen. Miles de nuestros mejores compañeros
perdieron su vida entre las más atroces torturas y los más encarnizados
combates, armados y no armados.
Fuimos, además, capaces de preguntarnos qué era erróneo de lo que veníamos
haciendo, para no persistir ciegamente en el error, y estamos convencidos
que, durante los últimos años, hemos sido capaces de producir un rico
aporte teórico y práctico a la comunidad de los Movimientos. Así como
enfrentamos cuando fue preciso a las fuerzas del enemigo con las armas en la
mano, también fuimos intrépidos a la hora de enfrentar el dogma del marxismo
supuestamente ortodoxo y explorar nuevos caminos sin aferrarnos
nostálgicamente a ilusiones anacrónicas supuestamente socialistas, pero sin
caer tampoco, como ocurrió con muchos miembros de nuestras generaciones, en
el oportunismo de las políticas "progresistas".
El pensamiento autónomo crece entre la comunidad de luchadores
contemporáneos sin constituir un cuerpo conceptual acabado, debido a que el
propio fenómeno social del que emerge se encuentra en etapas todavía
inmaduras de su despliegue. Por lo tanto, el más elemental sentido común
debería aconsejar a los participantes de las Rondas aplicar la mesura y dar
por sentado la buena fe de los que convergen en el penoso sendero de una
lucha donde la ruta no se encuentra todavía claramente delineada. En
particular, se debería ser prudente a la hora de realizar evaluaciones
acerca de los métodos a través de los cuales nos enfrentamos al enemigo de
clase.
Nuestra fuerza ha participado de todos los combates importantes ocurridos en
los últimos dos años, especialmente en el área de la ciudad de Buenos Aires:
huelgas, luchas sociales, enfrentamientos de todo tipo. En especial, para
dar simplemente algunos ejemplos, de la huelga de Subterráneos, de los
asentamientos de viviendas precarias, de los presos de la Legislatura, de
las reivindicaciones de los Pueblos Originarios, de las movilizaciones del
Sindicato de Motoqueros (SIDECO),de la huelga del Hospital Garrahan, y de la
saga de los familiares de los jóvenes masacrados en Cromagnon.
En la mayoría de los casos, comprobamos que nuestra presencia parlamentaria,
articulada con las movilizaciones, tenía una significativa utilidad para
reforzar las luchas sindicales, para obtener información para los
Movimientos, para conseguir la libertad de los presos políticos y para
obtener resonancia nacional e internacional para los conflictos y para las
ideas autonomistas. En otras palabras, comprobamos que es posible enfrentar
al estado capitalista apoderándonos de ciertas trincheras dentro del propio
estado capitalista. En la combinación de las diferentes formas y métodos de
lucha, nos ganamos el respeto y el cariño de muchos de los compañeros
involucrados.
Somos conscientes de que enfrentarse al estado desde el propio estado, tiene
un aspecto paradójico, porque en algún sentido tiende a convalidar la
legitimidad de esa superestructura. Pero el profundo odio, la exasperación
que nuestra presencia tenaz provocaba en los exponentes del régimen, nos iba
convenciendo de que la utilidad de ese frente depende de si se lo utiliza
con mentalidad burguesa o si se introducen en él audaces prácticas
autonómicas que destellan en el aparato de dominio de clase develando sus
contradicciones y su perversidad.
En una palabra, la lucha parlamentaria es un método de lucha, como la lucha
sindical o la lucha armada. Tiene beneficios y perjuicios, limitaciones
evidentes y ocultas, y no es demoníaca ni angélica; depende de la coyuntura
para ser verdadera o falsa, como es histórica la verdad. Incluso no
constituye, en absoluto, el corazón de nuestra propuesta estratégica.
Nuestro Colectivo invierte esfuerzos mucho más importantes en otros frentes
de lucha. Pero nos negamos a renunciar dogmáticamente a ninguna de las
prácticas a través de las cuales logramos poner en aprietos al enemigo y
hacer avanzar a la revolución.
Podemos estar en lo cierto o podemos equivocarnos. En la madrugada grisácea
del amanecer autonomista, nada está "claro hasta para los ciegos", pocas
cosas son completamente obvias. Si existe, sin embargo, algo evidente y que
resulta de las vivencias sectarias del pasado reciente, es que debemos ser
bastante tolerantes con las diferencias mutuas y evitar los antagonismos
artificiales. Nuestro Colectivo llama a reflexionar a aquellos compañeros
que, con frenesí casi religioso, con injurias y calumnias lanzadas sin ton
ni son, irresponsablemente, ponen en peligro un proceso de unidad incipiente
muy penoso de construir.
Guarden esa ira, sin duda justificada, para el enemigo de clase, quien sin
duda mira con alarma la primavera autónoma que se va aproximando.
Despleguemos con firmeza nuestros respectivos argumentos, si es que os
tenemos, y guardemos respeto mutuo, en especial respecto a quienes han sido
los primeros en ir al combate y los últimos que se retiran.
Pedro Cazes Camarero
Miembro del Colectivo Poder Autónomo
Ex director de "Estrella Roja" (órgano del Ejército Revolucionario del
Pueblo) y "El Combatiente"(órgano del Partido Revolucionario de los
Trabajadores).
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