Author: jchueco Date: To: pensamientoautonomo Subject: [Pensamientoautonomo] "Recoger el guante"
Imaginar una batalla final implica construir primero un palacio de
gobierno. Si todo fuera tan sencillo como que todo el poder se sienta
en un trono, bastaría con destronar a ese reyerzuelo. La dispersión del
poder es geográfica, temporal y de esa otra dimensión, que se aloja en
lo subjetivo, que cancela los valores de una verdadera subjetividad.
La sociedad no se organiza ya más alrededor del concepto de
solidaridad. La solidaridad ha devenido en una mueca ridícula, cartón
pintado, la piedad. Cada uno de nosotros en un momento de la vida debe
optar por una u otra forma de alianzas en la resolución de la lucha por
su subsistencia. Deberá alinearse con lo establecido o contradecirlo, a
grandes rasgos. En ambos casos, para no morir de hambre, habrá de
conseguir retribución por hacerlo. Habrá de intervenir el médico quien
le hará ver que salud, es la capacidad de autosostenerse en la
sociedad, es decir la capacidad de atrapar dineros para no caer en la
indigencia, la enfermedad.
A partir de allí cada uno de nosotros hará carne propia de su opción
que habrá dejado ser una opción para convertirse en naturaleza. A
partir de ahí, hemos pasado a ser soldados de lo establecido, de una u
otra forma. Habremos de defender con fiereza la causa adoptada, algo
así como hacernos socios de un club, de acuerdo con la comisión
directiva o en oposición a ella, haciéndonos cargo de una cantidad de
definiciones que hacen al club, deportes y actividades, mujeres si,
mujeres no, horarios, costumbres, ropas, dirigentes y dirigidos y más,
que no están en discusión. A cambio de un plato de comida.
La ciudad es el lugar de producción de estas aberraciones. El campo,
mitad idílicamente, mitad que algo es distinto, es el otro lugar, como
el reservorio donde se cultivan otras formas de relación, donde es más
difícil definir la propiedad de unas zanahorias plantadas.
No hay imaginarios puestos en escena aún acerca de otras formas de
solidarizarnos. En esto de los imaginarios colectivos hay un olvido
histórico, una verdadera amnesia, de otras formas comunitarias, el
concepto de aldea, de tribu, lo que se alcanza con la mirada, con la
comprensión. La lucha por la subsistencia se presenta ahora como lucha
por subsistir, no como emprendimiento común, no es ahora la naturaleza
con quien compartir los bienes, sino el otro de quien quedarse con el
vuelto.
Pareciera que el Zapatismo Mejicano intenta alguna forma de ésto.
Precisamente se enraiza en tradiciones rurales, pareciera que la idea
fundacional provino del rechazo a la ciudad, quienes se exiliaron en la
Selva Lacandona. El mismo lugar de residencia y el mismo procedimiento
tuvo la Revolución Cubana. La ciudad que intenta redimir su pecado y
produce la contradición.
En los Movimientos Sociales aparecen en germen otras formas de
socialización. El dinero toma un valor accidental, no se presta, se da.
Nadie va a caer en la desesperación. Las ropas no se adquieren, se
pasan. Se sienta a la mesa. Por supuesto, al momento están quienes se
hacen de un par de chapas impropias, las formas de intercalarse allí la
lucha por la subsistencia.
El castigo por intentar otras formas de relación es la pobreza, la
falta de recursos de todo orden. Los barrios olvidados, sin servicios o
con servicios precarios, arroyos contaminados. En esto no debemos
confundirnos, el buen aseo de los barrios privilegiados no es producto
del mayor aporte de sus residentes, sino el premio al buen
comportamiento, al buen pensar, señalamiento social de premio y
castigo. Como que viene a sellar aquello de que es este sistema de
relaciones lo que no se objeta.
Quizás una manera, una entre tantas, de cambiar las formas de nuestras
relaciones sea intentar opacarnos ante la mirada del otro. Esto de los
intercambios en la red nos hace en algunos casos transparentes, no
sabemos de la calidad con quien intercambiamos. En este sentido estoy
proponiendo esta temática para el próximo encuentro del Enero Autónomo.
Como preparación, quien se interese, su aporte integraría el material
de partida de tal conversación.
Inicialmente distribuí una nota de La Jornada de México de Luis
Hernández Navarro, en este sentido no conozco de este periodista más
que publica en este diario, también en la Revista Chiapas. Su reflexión
no hace otra cosa que hacer presente el tema de los modos de la
confrontación, los tiempos hacen parecer que todo está a punto de
producirse. Y no ha de ser así, por de pronto no conozco, no sé de
quién se trata Hernández Navarro, si conozco a Profesor J, a Fernando,
quienes contestaron, no a Ere Ce o quizás sí. De esto se trata, en mi
opinión.