Historia de Pierre Stambul, un judío antisionista
--- Hijo de resistentes que lucharon contra los nazis, Pierre Stambul 
representa la reacción al movimiento sionista impulsor del Estado de 
Israel: el antisionismo judío.
por Isabel Perez
Pierre Stambul canta con su guitarra una reivindicativa canción de 
Atahualpa. No le importa forzar las cuerdas vocales, lo ha hecho 
infinitas veces, desde mayo de 1968 con las protestas estudiantiles 
hasta mayo de 2017, recordando 69 años de la Nakba palestina. Hijo de 
resistentes que lucharon contra los nazis, Stambul representa la 
reacción al movimiento sionista impulsor del Estado de Israel: el 
antisionismo judío.
LA CONCRETIZACIÓN DEL SIONISMO
Su lengua materna es el francés pero Pierre Stambul habla un buen 
castellano. Sus padres, judíos del este de Europa, le enseñaron también 
yiddish y ruso; sin embargo, prefirieron ocultarle sus antepasados 
judíos. Tras el Holocausto, los ataques judeófobos aún persistían.
“Nací tras la segunda guerra mundial. Después del campo de 
concentración, la destrucción de la familia de mi madre, mis padres nos 
buscaron una educación laica en Francia”, explica Stambul posando su 
guitarra a un lado.
Un día, un infante Pierre llegó a casa del colegio tarareando lemas 
antisemitas.
“Mis padres me miraron estupefactos, me metieron en una habitación, 
cerraron las cortinas y me explicaron todo. Los pogroms, la expulsión de 
los judíos… –recuerda– Así supe que yo era judío”.
Con 16 años Stambul ya era un sionista. Israel era la Tierra Prometida 
al pueblo judío, un Estado que se había consolidado como ejemplo de 
fuerza y constancia frente el injusto trato recibido durante siglos.
La Palestina histórica donde había sido establecido el nuevo país era 
una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra y allí acudió en varias 
ocasiones a trabajar en los kibbutzim, los asentamientos israelíes 
comunales.
En 1967 oyó que Israel estaba “bajo amenaza árabe”.
El sionismo no es solo una forma de colonialismo, es también una 
completa mentira sobre la historia, la memoria, las tradiciones e 
identidades judías
“Mi padre tenía un primo general en el Ejército israelí, agregado 
Militar en la Embajada israelí de Francia, y me fui a su casa a Tel 
Aviv  –cuenta Stambul–. Él me explicó que no existía tal amenaza contra 
la seguridad de Israel. Que el ataque contra los árabes estaba preparado 
y que la colonización iba a empezar”.
ROMPIENDO CON EL SIONISMO
La guerra de 1967 duró seis días e Israel invadió el resto de Palestina, 
la península egipcia del Sinaí y los Altos del Golán sirios. La ONU 
apeló al mantenimiento de la paz y la seguridad y, a través de la 
resolución 242, exhortó a Israel a retirar sus tropas de los territorios 
ocupados.
Stambul emprendía por entonces sus estudios de Matemáticas en una 
universidad de París. Hasta que estallaron las protestas de mayo de 
1968.
“Dejé de estudiar. Me involucré en el activismo sindical y participé en 
las barricadas, en las marchas que exigían derecho al aborto libre y 
gratuito, entre otras reivindicaciones”, afirma Stambul.
De repente, su semblante cambia y se vuelve tenso. Su mirada refleja 
repugnancia. “Durante mayo del 1968 vi que Israel estaba en el lado de 
los racistas, del Apartheid sudafricano. ¡Estaba con las dictaduras 
latinoamericanas o con los EE UU en la guerra en Vietnam!”.
El joven activista entendió así que su lucha y sus ideales por un mundo 
justo eran contradictorios con el sionismo. Y renunció a él. Stambul 
rompió tanto con el sionismo como con sus familiares israelíes.
“Israel es una sociedad tóxica. Transforma personas normales en 
militares, fascistas y racistas –asegura– El sionismo no es solo una 
forma de colonialismo o la fabricación de un trozo de occidente en medio 
oriente, es también una completa mentira sobre la historia, la memoria, 
las tradiciones e identidades judías”.
JUDAÍSMO VS SIONISMO
“Mientras el sionismo tiene fe en un ejército, el judaísmo tiene fe en 
Dios”. Esta es la máxima de las personas judías que recalcan la 
instrumentalización de la religión judía por parte del Estado de Israel 
para justificar su creación. No solo advierten que el uso de la fuerza 
militar es contrario a la Torah, sino que el judaísmo es la religión del 
pueblo errante que volverá a la Tierra Prometida cuando el Mesías 
aparezca, no antes.
El historiador judío Thomas Kolsky habló de otra característica más 
política y estratégica de la creación de Israel: “Irónicamente, creado a 
fin de liberar a los judíos del antisemitismo y de la ghettización y de 
ofrecerles refugio, Israel se ha convertido en un Estado-guarnición”. 
Una guarnición con intereses capitalistas. El antisionismo se opone a 
este papel de Israel y revela el concepto de “muralla de hierro”, “una 
muralla entre la civilización y la barbarie”
de la que habló Jabotinsky, uno de los teóricos sionistas más racistas 
cuyos escritos irrigan la filosofía del Estado de Israel.
Copresidiendo la Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP) Stambul comenzó 
un trabajo de pedagogía y defensa por los derechos humanos impartiendo 
conferencias, escribiendo libros y apoyando el BDS, la campaña global de 
Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel. Las amenazas no tardaron en 
aparecer en escena.
“El año pasado un francoisraelí llamó a la policía haciéndose pasar por 
mí y dijo: Soy Pierre Stambul y voy a matar a mi mujer. Yo estaba 
durmiendo con mi compañera en mi casa de Marsella cuando la policía 
irrumpió en la habitación. Habían echado abajo todas puertas de acceso. 
Nos atacaron salvajemente”, relata Stambul quien pasó ocho horas en la 
cárcel hasta que fue puesto en libertad con una indemnización por 
semejante error policial. Tras la reparación material, el dinero 
sobrante lo donó a organizaciones de derechos humanos de Gaza.
NUEVAS POLÍTICAS CONTRA LA SOLIDARIDAD
En Khuza’a, sur de la franja de Gaza, a trescientos metros de la Línea 
Verde se alza un depósito de agua para uso agrícola. Las siglas de la 
Unión Judía Francesa por la Paz están escritas de manera que los 
soldados israelíes puedan leerlas fácilmente.
“En 2014 los israelíes destruyeron las torres de agua de los campesinos. 
Si un día destruyen esta torre, solo esta, lo
consideraremos un acto antisemita”, advierte Stambul, quien todavía no 
ha podido ver el proyecto in situ debido a que una ley israelí anti-BDS 
prohíbe la entrada a sus activistas.
En Francia igualmente la solidaridad por Palestina atisba malos tiempos. 
Netanyahu, primer ministro israelí, ha encontrado un gran aliado: el 
presidente francés Emmanuel Macron.
“No nos rendiremos al antisionismo porque es una reinvención del 
antisemitismo” fueron las palabras de Macron en la visita oficial de 
Netanyahu en julio de 2017. Un guiño político a contener el activismo 
antisionista en el país galo.
“El sionismo es antisemítico. –Argüe Stambul negando la afirmación de 
Macron– Netanyahu llegó a Francia y nos dijo que este no es nuestro 
país, que nuestro país es Israel. En Francia ningún antisemita puede 
decir esto a los judíos franceses, ¡y llega Netanyahu y lo dice!”.
En sus visitas a familias o políticos en Palestina, Stambul menciona 
siempre su ascendencia judía.
“Nunca hemos tenido problemas. Ni siquiera con Hamas o la Yihad Islámica 
en Palestina”. Y añade convencido : “Solo hay una solución para esto. 
Vivir juntos en completa igualdad”.
publicado en la página BDS Boicot contra "israel" en Facebook:
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