La experiencia del Tambo en Argentina
Por Jaime Yovanovic Prieto
En dos semanas debe cumplirse sin más apelaciones el desalojo del Tambo en
Rosario por orden judicial. Como no quedan más recursos, el partido Ciudad
Futura fundado por el Movimiento Giros ha convocado a la resistencia para
oponerse al desalojo. Notable decisión tomada en las peores condiciones
para la población y que traerá innúmeras consecuencias. Hay varias lecturas
posibles de esta situación sumamente compleja, pues envuelve una infinidad
de actores y factores locales, nacionales, continentales y mundiales.
En Rosario hay una gran influencia del anarquismo histórico en una
multiplicidad de grupos y colectivos, mucho más que en cualquiera otra
región argentina, con fuerte influencia en grupos juveniles, estudiantiles
y trabajadores, aunque sin gran organización ni influencia generalizada
hacia la población, especialmente debido a la tradición vanguardista que
les caracteriza y que su “presencia” ha permitido imaginar que influyen en
la gente, lo que no es así, sino que ha sido el alimento constante de un
sector que se dinamiza en función de multiplicar la aceptación de esa
ideología y la difunden por diferentes medios con bibliotecas, colectivos,
actividades, etc, lo que ha producido esa sensación engañosa de
“presencia”, que no es más que la presencia de una vanguardia activa que
sólo se reproduce a si misma imaginando posibilidades de expansión como en
los viejos tiempos aproverchando o queriendo aprovechar el diagnóstico
correcto de la crisis mundial.
Por otra parte las izquierdas han tenido durante años una situación
parecida, es decir la misma “presencia” sin avanzar ni retroceder. La
realidad cambia con la experiencia zapatista de 1994 y la formación de las
asambleas vecinales autónomas y comunitarias en todo el país tras la caida
del gobierno. La influencia de los MTDs y piqueteros o madres de mayo no es
tan fuerte como en otros lugares y sucede como en Mendoza, que las nuevas
propuestas que intentas recoger esas experiencias, nacen por fuera del
movimiento social con el destino manifiesto de llevar a la sociedad una
propuesta estratégica de construcción y acumulación de fuerzas para la
disputa del poder, en lo que nota la influencia de la experiencia
guerrillera continental ya superada por la historia pero no de la mente y
“conciencia” de algunos, en que señalamos la conciencia entre comillas para
asemejarla a la fe religiosa, como hemos aclarado en escritos previos,
donde intelectuales como Zibechi y Mattini cumplen un fuerte papel en el
sentido de desarrollar análisis y propuestas que no consiguen despegarse de
los viejos paradigmas.
Así en Rosario y Mendoza se van forjando nuevas vanguardias al alero de las
universidades que se introducen en los barrios, campos y sectores sociales.
Las diferencias entre ellos eran notables, en Mendoza la influencia del
viejo marxismo-leninismo-guevarismo eran notorias, en cambio en Rosario era
el estudio del llamado posmodernismo, lo que efectivamente era muy atinado,
reforzándose en las críticas de Negri, los subjetivistas italianos (Virno y
Lazzarato, entre otros), Castoriadis y más, en especial Ranciere y
Holloway, que sistematizaba la experiencia zapatista, lo que rechazaban
dogmáticamente los universitarios de Mendoza.
Los universitarios de Rosario constituyeron el Movimiento Giros, de
orientación zapatista y leves toques de guevarismo, que nació como proceso
de constitución de un intelectual colectivo, es decir, un partido, aunque
inicialmente lanzaban los peores anatemas contra la forma partidaria. Con
ello salieron a algunos barrios a trabajar con la población acciones de
autoconstrucción y economía alternativa, lo que parecía inicialmente muy
efectivo, pues se preconizaba la autonomía comunitaria, lo que finalmente
resultó en un camuflaje, aunque la enorme mayoría de los militantes creía y
sigue creyendo en ello, pero cometieron dos grandes encaminamientos que los
llevaron por otro lado, el primero fue levantar un partido y una propuesta
de ciudad que se efectivaría en una relación dialéctica con el control
progresivo del municipio, donde alcanzaron a tener tres concejales. El
segundo encaminamiento fue desastroso, definirse de izquierda y aliarse con
uno de los grupos izquierdistas del país, a saber, el Frente Popular Darío
Santillán, con quienes iban juntos a las elecciones municipales, así uno de
los tres concejales es de ese Frente. Una política de alianzas que se les
va a volver como bumerang, ya que aparecer como “izquerdistas” es dividir a
la población o creer que los que nos izquierdistas están mal y que hay que
atraerlos a la “verdad”.
Simultaneamente se unificaron con los izquierdistas de Mendoza que a partir
de unos contactos y actividades campesinas, donde se habían asentado
bastante bien, tomaron relaciones con comunidades huarpes, con lo que
imaginaron y llevaron a la práctica el Movimiento Nacional Campesino
Indígena junto al Mocase, Movimiento Campesino de Santiago del Estero, que
por su vez se había aliado a los MTDs de Miguel Mazzeo, a saber, Lanús y
Almirante Brown, que fueron a “prepararse” en las escuelas de cuadros del
MST en Brasil y volvieron dando palos a los autónomos del MTD de Solano y
quebrando la alianza de los MTDs en general para crear el Frente Santillán
con el Mocase, que también estuvieron con el MST aprendiendo a golpear a la
autonomía comunitaria, que es el gran enemigo de la dirección del MST,
formada en su casi totalidad por militantes del PT de Lula. Aquí es
necesario recordar el papel del MST brasileño en Venezuela, que fueron 4
meses a “formar” cuadros del Frente Campesino Ezequiel Zamora y al terminar
la “preparación” los campesinos autónomos pidieron su ingreso al Partido
Socialista Unificado de Venezuela. Bueno o malo, eso no interesa, el caso
es que el MST es especialista en reventar la autonomía y atraer gente al
viejo izquierdizmo, por lo que cuando Stedile, líder del MST fue a Chiapas
a convencer a los zapatistas, éstos amablemente le dijeron que no, ya que
Stedile les invitó a formar parte del grupo de partidos que constituyen la
llamada Vía Campesina, donde están grupos tan nefastos como el PC chileno.
Luego, el Movimiento Giros y su partido Ciudad Futura, ya incorporado al
Movimiento Nacional Campesino Indígena de los mendocinos y con el Mocase,
que terminó finalmente dividiéndose entre tanto tira y afloja de los
dirigentes, ni más ni menos que todos ellos se asocian a la ya mentada Vía
Campesina del MST y el PC chileno. O sea, la autonomía finalmente se la
guardaron en el medallon de los recuerdos: primero hacen partido, segundo
se declaran de izquierda, tercero se alían a los izquierdistas en
Asrgentina y cuarto de atan a la peor formación política izquierdista
internacional que es la Vía Campesina.
Con ello y todo ello, fueron a enfrentar las elecciones municipales, que
era una muy buena medida, pero al perder la orientación que da la autonomía
comunitaria e intentar aparecer como el PC chileno con un pie adentro y
otro afuera, sin una dirección clara desde la población y los vecinos en
particular, tienen que depender de la astucia de la vanguardia y la
capacidad de la dirección para mover gente -y alianzas políticas- en un
sentido u otro según donde y cuando las papas queman y como hoy día prima
en Argentina el enfrentamiento izquierda-derecha de disputa del poder, como
siempre hacen los políticos, no encontraron nada mejor que enfrentar de
forma vanguardista la situación del desalojo, que va más allá de la pugna
entre partidos y corrientes, ya que en realidad se trata de la
contradicción entre la continuidad del modo civilizatorio de la destrucción
del planeta para la acumulación de ganancias y el nuevo modo civlizatorio
que viene desde las comunidades autónomas ligadas a la madre tierra, ya que
el sistema no va a permitir que su política de despojo y re-apropiación de
la tierra, campos, montañas y aguas, que además empuja a las poblaciones a
migrar del campo a la ciudad y de las naciones a las metrópolis, sea
amenazada con el control de una granja periurbana como es el Tambo.
Pero el fallo judicial y el proceso de desalojo viene del gobierno del
kirchnerismo, donde los “compañeros” no movieron un dedo por la defensa del
proyecto productivo autogestionario de interacción campo-ciudad de
producción campesina ganadera lechera para la población urbana, y tampoco
van a mover un dedo para “resistir”, por lo que esta acción vanguardista
quedará reducida a los grupos y partidos trosquistas, anarquistas y la
multiplicidad de corrientes rebeldes y de diversos pelajes, como maoistas,
guevaristas y etc. No será difícil para el macrismo rodear militarmente la
granja, aislarla de la población y hacer disminuir la masividad de la
convocatoria, en especial si para la gente queda claro que se ha
transformado en un enfrentamienti gobierno-oposición, sea quien sea que
está arriba, ya que con el anterior tampoco estaban tan bien como dice la
propaganda, pues de otro modo no habría ganado macri. El izquierdismo
asumido por el movimiento Giros le va a pasar la cuenta, por más que digan
que se trata de una producción “del pueblo para el pueblo”, que no lo es,
ya que no existe autonomía comunitaria, sino intereses de partido y de
elecciones, lo que enseña que si vamos a las elecciones municipales, debe
seguir la población desplegando la autonomía, pero ya hemos visto que se se
había perdido tiempo atrás.
La economía no puede abordarse desde el punto de vista de su interacción
con el mercado, como hacen las fábricas ocupadas, más ocupadas en generar
“conciencia socialista” que en entregar los medios de producción al sujeto
comunitario, al común, lo que sólo refuerza la idea de que la transición
debe hacerse por medio del estado, esta vez en manos de los “trabajadores”,
lo que es falso, pues lo manejan los jefes de los partidos. Si los vecinos
de un medio de producción no determinan quien lo trabaja, cuando trabaja,
qué produce, cuanto produce, como se distibuye el producto y como son
retribuidos los trabajadores, esa fábrica muy ocupada estará por la
izquierda, pero no por el pueblo, pero claro, como el pueblo aún no es o no
está “consciente”, tiene que seguir la izquierda con el mango de la sartén.
Muy bonito.
En vez de intentar ser la vanguadia de la vanguardia y ser el faro que
oriente las luchas contra Macri, que está simplemente ayudando a perfilar
un país dividido en que finalmente se impone la batalla política, mejor
harían los compas de Rosario en romper con la izquierda, visitar otros
barrios e instalar huertas y emprendimientos productivos autogestionarios
locales, o sea, no defender el castillo, sino fortalecer los alrededores y
ampliarse multplicando la autonomía comunitaria. Podrían hacer diagnósticos
y propuestas por barrio de como mejorar, superar y cambiar las formas de
vida y las necesidades de la población. Ya que el municipio no defiende los
intereses populares, los concejales van a destinar un par de meses para
ponerse a disposición de los barrios para escuchar y anotar lo que dice la
población y hacer de eso un mandato que permita ir diferenciando la
democracia comunitaria con la democracia formal.
Entregar la granja y hacer de ello una lección para el partido y para la
gente, que los concejales renuncien al partido si es posible mantenerse
como independientes y que las próximas elecciones vayan de candidatos
vecinos seleccionados desde sus pares y sin partido, aunque no conozco lo
que dice la ley argentina. Sin reconocer derrota, que no la hay, disolver
públicamente el partido reconociendo ante la población que se equivocaron
al escoger el camino de la izquierda y del partido, que la abandonan y se
vuelcan a trabajar solamente la producción de subjetividad, otra economía
en los barrios.
Con toda fraternidad, aunque sin ser solidario con las organizaciones
políticas que dividen al pueblo, circulo estas notas para la reflexción.
Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto
http://clajadep.lahaine.org