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Amira Hass: Los palestinos deben negarse a negociar con Israel
Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
*Amira Hass es corresponsal de Haaretz en los
Territorios Palestinos Ocupados desde 1993.
Nacida en Jerusalén en 1956, trabaja para Haaretz
desde 1989 y vive en Ramala desde 1997. Vivió
tres años en Gaza, y de esa experiencia surgió su
aclamado libro Bebiendo el mar en Gaza (Drinking the Sea at Gaza).
No importa cuán novedosos y atrevidos sean los
movimientos diplomáticos en las Naciones Unidas, no son suficientes
Ahora que Palestina ha sido reconocida por la
organización cultural de las Naciones Unidas, la
UNESCO, ya no será un no-Estado y no estará menos
ocupada de lo que estaba antes. Sus ciudadanos no
serán menos prisioneros que ahora bajo el yugo de
la dominación extranjera de Israel. Pero su
desobediencia civil frente a Israel, los Estados
Unidos y el Cuarteto (1) abre la esperanza de que
los palestinos no vuelvan a la mesa de
negociación, ya que las negociaciones se han
convertido en un obstáculo para el proceso de
descolonización, la condición esencial para la paz.
La solicitud de los palestinos para obtener su
membresía en las Naciones Unidas fue bien
recibida, incluso por los críticos de la
Autoridad Palestina, ya que se entendía como la
conclusión, aunque tardía, de un capítulo
demasiado largo. Fue un capítulo en el que los
líderes palestinos, a cambio de garantías dudosas
y algunos brillos de privilegio para un pequeño
grupo, participaron en una farsa de
negociaciones, mientras que en la realidad la
parte destinada a concretar el derecho de los
palestinos a su autodeterminación se seguía
reduciendo y fragmentando. Este capítulo expuso
el hecho de que los partidos de los diferentes
gobiernos de coalición de Israel no están de
acuerdo en una sola cosa: el número y tamaño de
los bantustanes palestinos en el plan maestro de Israel.
El pueblo palestino entiende la membresía en las
Naciones Unidas como un acto que crea nuevas
reglas del juego. Por lo tanto, muchos
partidarios del movimiento despiertan por las
mañanas con ciertos temores. ¿Han dado resultados
las tácticas avasalladoras de la Unión Europea y
los Estados Unidos? ¿Han retornado el presidente
de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y sus
negociadores eternos a la misma mesa estéril de
negociaciones, cuando está claro que Israel no
tiene intención de cambiar su plan maestro?
La magnitud de la banalidad del término
negociaciones de paz se puede calibrar a partir
de una observación de la enviada de la UE ante el
Cuarteto, Helga Schmid. El 26 de octubre, en un
último intento por parte del Cuarteto de parar la
solicitud de los palestinos de integración en la
UNESCO, dijo -según fuentes de Ramala- que el
pedido de adhesión es como la construcción en los
asentamientos: una provocación. No resulta
suficiente que los países de la UE no castigan a
Israel por la construcción de los asentamientos
(Maaleh Adumim y Givat Assaf, todos son
igualmente criminales), ahora la enviada de la UE
encuentra una simetría entre los años de
violencia ejercida por el ocupante y la legítima defensa de los ocupados.
De hecho, los Acuerdos de Oslo crearon una falsa
simetría entre el ocupante/colonizador y el
ocupado/colonizado. Esta simetría niega a los
palestinos un importante valor en las
negociaciones por su independencia, que es el
reconocimiento del principio de la
responsabilidad israelí e internacional por haber
agredido a los palestinos y robarles sus tierras y sus derechos.
Pero los países occidentales, en primer y
principal lugar los Estados Unidos, complicaron
esta simetría. Como mucho reprendieron a Israel,
mientras reforzaban en el plano internacional su
condición económica y política, demostrando así
que la ocupación es remunerativa. A la vez que
castigaban, y lo continúan haciendo, a los
palestinos como si fueran los agresores.
El Cuarteto, en un reflejo neocolonialista,
amenazó con que el gran patrón podría dejar de
contribuir a la UNESCO. ¡Qué vergüenza,
pobladores, es vuestra culpa! La amenaza rechina
en los oídos, tan diferente de la música que
emerge del movimiento de los ocupantes de Wall
Street y sus movimientos hermanos.
Los movimientos diplomáticos en las Naciones
Unidas, no importa cuán renovadores y atrevidos
sean, no son suficientes. Los rumores de que
podría desmantelarse la Autoridad Palestina
tampoco son suficientes para dejar en claro que
los pirómanos de Jerusalén y Tel Aviv están
poniendo en situación de riesgo no sólo el
bienestar de los palestinos y de los israelíes,
sino también el de muchos otros dentro y fuera de esta región.
No hay sustituto para la estrategia de la
resistencia popular, no hay en ella
personalidades distinguidas que la ven desde
fuera (y tampoco más cohetes Qassam y otros
métodos dirigidos contra civiles, que han
demostrado su inutilidad práctica y moral). La
negativa a volver a las negociaciones es un paso
esencial para interrumpir la rutina de la
desposesión en la que el Cuarteto es un socio más.
(1) Nota de M.D.: EEUU, Rusia, la ONU y la Unión Europea