Presos políticos: una triste y común realidad
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Entramos a la sede de la Cruz Roja Internacional de Gaza City en donde
nos hallamos entre una muchedumbre de gente, la misma que cada semana
repiten su encuentro para recordar y exigir la liberación de los presos
políticos palestinos encerrados en los penales israelíes. La mayoría de
esta gente son mujeres reunidas en el medio del cuarto que en voz alta
gritan consignas de protesta y lucha en apoyo a sus familiares. Cada una
agarra bien fuerte entre las manos una foto del marido o del hijo,
mostrándola con orgullo.
En las platicas el primer pensamiento de estas mujeres es para
Vittorio, reiterandonos todo su dolor por la caída de un hermano
querido, subrayando sin vueltas toda la distancia y la diferencia con
quien lo mató.
"No somos terroristas, nuestros presos están recluidos por combatir por
la libertad y la dignidad de todas y todos". Son las palabras
contundentes de una mujer cuyo hijo está encerrado desde 26 años sólo
por haber participado a una manifestación en contra los asentamientos
ilegales israelíes, y que ella no ve desde cinco años: una situación que
acomuna a todas, pues estas son las restricciones que Israel impone a
los presos políticos palestinos.
Otra señora nos cuenta la historia de su hijo detenido y deportado a la
prisión israelí de Saba. Desde 10 años no sólo no han tenido la
posibilidad de verse, sino ni siquiera pueden llamarse o escribir para
tener noticias del otro. También esta mujer estuvo en la cárcel algunos
años y por ello conoce bien las condiciones a que están obligados y
forzados los presos.
Y otra historia de una mujer arrestada con su hijo mientras trataba
defender su casa. Ella fue soltada al rato pero el niño, que en mientras
se hizo chavo, todavía está en prisión.
Además de los brutales malos tratos que padecen a diario los presos, no
existe ningún derecho a la salud, las cirugías no se hacen: nos cuentan
la situación de un hombre que todavía espera una intervención al cerebro
que se le sigue negando. También por ello las protestas son un hecho
diario: huelgas de hambre, huelgas de agua y ayunos son parte de la
rutina carcelaria. Hoy, por ejemplo, unos presos entraron al séptimo día
de huelga de hambre.
Contra toda jaula y todo muro.
Libertad para todos y todas.
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