[Pensamientoautonomo] Superar el activismo

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Author: esceptikuz
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To: Pensamiento Autonomo
Subject: [Pensamientoautonomo] Superar el activismo
*Superar el activismo <https://ecotropia.noblogs.org/?p=213>*

*Introducción*

Un problema evidente en el día de acción del 18-J* fue la adopción de
una mentalidad activista. Este problema fue particularmente obvio con el
18-J precisamente porque las personas involucradas en organizarlo y las
que participaron en el día trataron de ir más allá de estas
limitaciones. Este artículo no es para criticar a alguien involucrado --
más bien un intento de provocar un poco de pensamiento sobre los
desafíos que nos enfrentan si somos serios en nuestra intención de
eliminar el modo de producción capitalista.

*Los expertos*

Por "mentalidad activista" me refiero a las personas que piensan en sí
mismas principalmente como activistas y como pertenecientes a una amplia
comunidad de activistas. El activista se identifica con lo que hace y
piensa en ello como su papel en la vida, de la misma manera que un
trabajo o carrera. Del mismo modo algunas personas se identificarán con
su trabajo (como un médico o un profesor), y en lugar de ser eso
solamente algo que están haciendo, se convierte en una parte esencial de
su imagen de sí mismos.

El activista es un especialista o un experto en el cambio social. Pensar
en tí mismo como activista significa pensar en tí mismo como alguien de
algún modo privilegiado o más avanzado que los otros en su apreciación
de la necesidad del cambio social, en los conocimientos de cómo
conseguirlo y sobre cómo liderar o estar al frente de la pelea práctica
por crear este cambio.

El activismo, como todos los roles expertos, tiene su base en la
división del trabajo -- es una tarea especializada separada de las
demás. La división del trabajo es el cimiento de la sociedad de clase,
donde la división fundamental es la del trabajo mental y el trabajo
manual. La división del trabajo opera, por ejemplo, en la medicina o la
educación. En lugar de que curar y criar a niños sea un conocimiento
general y tareas en las que todos participen, estos conocimientos se
convierten en propiedad especializada de doctores y profesores, expertos
de los que debemos depender para que hagan estas cosas por nosotros. Los
expertos guardan celosamente las destrezas que tienen y las mistifican.
Esto mantiene a las personas separadas e impotentes y refuerza la
sociedad de clase jerárquica.

Una división del trabajo implica que una persona asume un papel en
representación de muchos otros que renuncian a esta responsabilidad. Una
separación de las tareas quiere decir que otras personas harán tu comida
y tu ropa y te proporcionarán electricidad mientras tú sigues con tu
tarea de conseguir el cambio social. El activista, como experto en el
cambio social, asume que las otras personas no están haciendo nada para
cambiar sus vidas y por esto siente un deber o una responsabilidad de
hacerlo en su nombre. Los activistas piensan que están compensando la
falta de la actividad de otros. Definirnos a nosotros como activistas
significa definir *nuestras* acciones como las que provocarán el cambio
social, por lo tanto ignorando la actividad de miles de miles de otros
no-activistas. El activismo está basado en la falsa idea de que son
solamente los activistas los que hacen el cambio social -- mientras que
por supuesto la lucha de clases transcurre constantemente.

*Forma y contenido*

La tensión entre la forma de "activismo" en la que nuestra actividad
política aparece y su contenido cada vez más radical justamente ha
estado creciendo durante los últimos años. El origen de muchas de las
personas involucradas en el 18-J es el de ser "activistas" que "hacen
campaña" sobre un "asunto". El progreso político que se ha logrado en el
campo activista durante los últimos años ha resultado en una situación
donde muchas personas han pasado de hacer campañas sobre un asunto
particular contra proyectos y compañías específicas a una ambiguamente
definida y sin embargo prometedora perspectiva anti-capitalista. Pero
aunque el contenido de la actividad de las campañas ha cambiado, la
forma del activismo sigue igual. Así que en lugar de tomárnosla con
Monsanto e ir a sus oficinas centrales y ocuparlas, hemos visto más allá
de la faceta particular de capital representada por Monsanto y de esta
manera desarrollamos una "campaña" contra el capitalismo. ¿Y qué mejor
lugar para ir y ocupar que lo que es percibido como las oficinas
centrales del capitalismo -- la ciudad?

Nuestros métodos de operar todavía son los mismos como si estuviéramos
enfrentando a una corporación o proyecto particular, a pesar del hecho
de que el capitalismo es mucho más que eso y los medios para derribar a
una compañía particular no son para nada los mismos que para derribar al
capitalismo. Por ejemplo, la vigorosa campañas de activistas por los
derechos del animal han conseguido destrozar tanto a los criadores de
perro Consort como los criadores de gatos de Hillgrove Farm. Las
empresas quebraron y entraron en bancarrota. De forma semejante la
campaña emprendida contra los archi-vivisectores Huntingdon Life
Sciences tuvo éxito en reducir el precio de sus acciones cerca de un 33
%, pero la compañía se las arregló para sobrevivir a duras penas a
través de una desesperada campaña de relaciones públicas en la Ciudad
para recuperar los precios (1). El activismo puede ser muy exitoso para
hacer caer un negocio, sin embargo para hacer caer al capitalismo se
requerirá mucho más que simplemente extender esta actividad a cada
negocio en cada sector. De forma semejante al ataque de las carnicerías
por activistas de derechos del animal, el resultado neto es
probablemente solamente ayudar los supermercados al cerrar todas las
pequeñas carnicerías, ayudando de esta manera al proceso de la
competencia y de la "selección natural" en el mercado. Por lo tanto, los
activistas a menudo consiguen destruir una pequeña empresa mientras
refuerzan al capital en general.

Una cosa similar es aplicable con el activismo anti-autopistas. Las
protestas anti-autopistas a larga escala han creado oportunidades para a
todo un nuevo sector del capitalismo -- la seguridad, la vigilancia, los
constructores de túneles, los expertos y los consultores. Somos ahora un
"riesgo del mercado" entre otros para ser tenidos en cuenta en las
licitaciones por un contrato de autopistas. Podemos haber ayudado al
dominio de las fuerzas de mercado, forzando fuera de él a las compañías
más débiles y menos capaces. La consultora anti-protestas Amanda Webster
dice: "El advenimiento del movimiento de protesta en realidad proveerá
las ventajas del mercado a aquellos contratistas que puedan manejarlo
eficazmente." (2) De nuevo, el activismo puede hacer caer una empresa o
parar una autopista pero el capitalismo sigue su camino alegremente, más
fuerte que antes.

Estas cosas son seguramente una señal, si una fuera necesaria, que
desestabilizar al capitalismo requerirá no sólo un cambio cuantitativo
(más acciones, más activistas) sino también uno cualitativo (tenemos que
descubrir una forma más eficaz de operar). Parece que tenemos muy poca
idea de lo que exige en realidad derribar el capitalismo. Como si todo
lo que haría falta fuera alcanzar algún tipo de masa crítica de
activistas ocupando oficinas y luego tendríamos una revolución....

La forma del activismo ha sido conservada incluso mientras el contenido
de esta actividad se ha movido más allá de la forma que lo contiene.
Todavía pensamos como "activistas" que hacen una "campaña" sobre un
"asunto", y como somos activistas de "acción directa" iremos a "hacer
una acción" contra nuestro blanco. El método de hacer campaña contra un
proyecto o una compañía particular ha sido trasladado a esta nueva forma
de enfrentar al capitalismo. Estamos intentando enfrentar al capitalismo
y conceptualizar lo que estamos haciendo en términos totalmente
inapropiados, utilizando un método de operar propio del reformismo
liberal. Así tenemos el espectáculo bizarro de "hacer una acción" contra
el capitalismo -- una práctica completamente inadecuada.

*Los roles*

El rol del "activista" es un rol que asumimos de la misma forma que el
de policía, padre o sacerdote -- una extraña forma psicológica que
usamos para definirnos a nosotros mismos y a nuestra relación con otros.
El "activista" es un especialista o experto en el cambio social -- sin
embargo mientras más nos aferramos a este rol y noción de quien somos,
más impedimos el cambio que deseamos. Una revolución verdadera implicará
la desaparición de todos los roles preconcebidos y la destrucción de
toda especialización -- la reclamación de nuestras vidas. El tomar el
control de nuestros propios destinos (en esto consiste el acto de la
revolución) involucrará la creación de nuevas identidades y nuevas
formas de interacción y de comunidad. Los "expertos" solamente pueden
ser un obstáculo a esto.

La Internacional Situacionista desarrolló una crítica severa de los
roles y particularmente del rol del "militante". Su crítica estaba
dirigida en su mayor parte contra las ideologías izquierdistas y
social-democrátas porque esas eran las principales de su momento. Aunque
estas formas de alienación todavía existen y están claramente a la
vista, en nuestro entorno especial encontramos con más frecuencia al
activista liberal que al militante de izquierda. Sin embargo, comparten
muchas características en común (lo cual por supuesto no es ninguna
sorpresa).

El Situacionista Raoul Vaneigem definió los roles de esta manera: "Los
estereotipos son las imágenes dominantes de un período.... El
estereotipo es el modelo del rol; el rol es una forma de comportamiento.
La repetición de una actitud crea un rol." Desempeñar un rol es cultivar
una apariencia de negligencia para todo auténtico ser: "sucumbimos a la
seducción de actitudes prestadas." Como "actores" que desempeñamos un
rol caemos en la falta de autenticidad -- reduciendo nuestras vidas a
una serie de clichés -- "convirtiendo [nuestro] día en una serie de
poses escogidas más o menos inconscientemente entre el rango de los
estereotipos dominantes." (3) Este proceso ha funcionado desde los
primeros días del movimiento anti-caminos. En Twyford Down luego del
Miércoles Amarillo en Diciembre del 92, la cobertura de la prensa y
medios de comunicación se concentró en la tribu Dongas y el aspecto
contracultural de las protestas. Inicialmente éste no era de ningún modo
el elemento predominante -- había un gran grupo de vagabundos en el
desalojo por ejemplo (4). Pero las personas atraídas hacia Twyford por
la cobertura periodística pensaban que cada persona allí tenía rastas.
La cobertura periodística tenía el efecto de hacer que personas
"corrientes" se desinteresaran y los del tipo contracultural se
integraran -- reduciendo la diversidad de las protestas. Más
recientemente, una cosa similar ha ocurrido en la manera en la que
personas atraídas a sitios de protesta por la cobertura de Swampy a
quienes habían visto en la tele empezaron a reproducir en sus propias
vidas las actitudes presentadas por los medios de comunicación como
características del rol del "eco-guerrero" (5).

"Justo como la pasividad del consumidor es una pasividad activa, la
pasividad del espectador reside en su habilidad de asimilar los roles e
interpretarlos de acuerdo con las normas oficiales. La repetición de
imágenes y estereotipos brinda un juego de modelos del que todos debemos
escoger un rol." (6) El rol del militante o del activista es sólo uno de
estos roles, y allí, a pesar de toda la retórica revolucionaria que va
con ese rol, yace su conservadurismo.

La actividad supuestamente revolucionaria del activista es una rutina
aburrida y estéril -- una repetición continua de algunas acciones sin
potencial de cambio alguno. Los activistas probablemente resistirían el
cambio si viniera porque afectaría las certezas fáciles de su rol y el
bello y bonito refugio que han construido para sí. De la misma manera
que dirigentes sindicales, los activistas son eternos representantes y
mediadores. Al igual que los dirigentes sindicales estarían contra sus
trabajadores si estos tuvieran éxito en su lucha -ya que esto los
dejaría sin trabajo-, el rol del activista es amenazado por el cambio.
Efectivamente la revolución, o incluso cualquier movimiento verdadero en
esa dirección, perturbaría profundamente a los activistas al deprivarlos
de su rol. Si *todos* se están convirtiendo en revolucionarios entonces
ya no eres tan especial, ¿o sí?

¿Así que por qué actuamos como activistas? ¿Simplemente porque es la
alternativa más fácil? Caer en el rol del activista es fácil porque se
ajusta a esta sociedad y no la desafía -- el activismo es una forma
aceptada de disenso. Incluso si como activistas estamos haciendo cosas
que no son aceptadas y son ilegales, la forma misma del activismo es
como si fuera un trabajo -- quiere decir que encaja en nuestra
psicología y nuestra crianza. Tiene cierta atracción precisamente porque
no es revolucionario.

*No necesitamos más mártires*

La clave para comprender tanto el rol del militante como el del
activista es la abnegación -- el sacrificio del ser propio hacia "la
causa", que es identificada como algo separado del propio ser. Esto por
supuesto no tiene nada que ver con la verdadera actividad revolucionaria
que es el apoderamiento del propio ser. El martirio revolucionario va de
la mano con la identificación de alguna causa como algo separado de la
propia vida -- una acción en contra del capitalismo que identifica el
capitalismo como algo "allá afuera" en la ciudad está básicamente
equivocada -- el verdadero poder del capital está aquí mismo en nuestra
vida diaria -- recreamos su poder todos los días porque el capital no es
una cosa sino una relación social entre las personas (y por lo tanto
clases) mediada por cosas.

Por supuesto no estoy sugiriendo que todos los involucrados en el 18 de
Junio compartan en la misma medida la aprobación de este rol y la
abnegación que va con él. Como dije arriba, el problema del activismo se
hizo particularmente evidente el 18 de Junio precisamente porque fue un
intento de escapar de estos roles y de nuestras maneras corrientes de
operar. Gran parte de lo que está expuesto aquí es una idea extrema
(worst case scenario) de a lo que puede llevar jugar el rol de un
activista. La cantidad de similitudes que podamos reconocer dentro de
nuestro propio movimiento nos dará una señal de cuánto trabajo tenemos
por delante.

El activista hace de la política algo aburrido y estéril y aleja a las
personas de ella, pero interpretar el rol eventualmente también termina
perjudicando al mismo activista. El rol del activista causa una
separación entre el fin y los medios: la abnegación implica crear una
división en la revolución como amor y placer en el futuro pero deber y
rutina en el presente**. La cosmovisión del activismo es dominada por la
culpa y el deber, porque el activista no está luchando a favor de sí
mismo sino por una causa separada: "Todas las causas son igualmente
inhumanas." (7)

Como activista tienes que negar tus propios deseos porque tu actividad
política es definida de tal forma que estas cosas no cuentan como
"política". Pones a "la política" en un compartimento separado del resto
de tu vida -- es como un trabajo.... Haces "política" de 9 a 5 y luego
te vas a casa y haces otra cosa. Y como está en un compartimento
separado, la "política" permanece inmune a toda consideración práctica
de eficacia en el mundo real. El activista se siente obligado a seguir
ejecutando de manera autómata la misma vieja rutina todos los días, sin
detenerse o considerar lo que está haciendo. El activista es mantenido
ocupado y lidia con su culpa golpeando su cabeza contra una pared, si es
necesario.

Parte de ser revolucionario debería ser saber cuándo hay que detenerse y
esperar. Debería ser importante saber cómo y cuándo atacar para lograr
una máxima eficacia y también cómo y cuándo NO atacar. Los activistas
tienen esta actitud de "Debemos hacer algo ahora!' que parece alimentada
por la culpa. Esto es completamente anti-táctico.

La abnegación del militante o del activista es reflejada en su poder
sobre otros como experto -- de la misma manera que en una religión hay
una clase de jerarquía basada en el sufrimiento y la rectitud. El
activista asume el poder sobre otros en virtud de su grado más grande de
sufrimiento (los grupos de activistas "no- jerárquicos" en realidad
constituyen una "dictadura del más comprometido"). El activista usa la
coerción moral y la culpa para ejercer poder sobre otros menos
experimentados en la teología del sufrimiento. La subordinación de sí
mismos va de la mano con la subordinación de otros por ellos -- todos
esclavizados por "la causa". Los militantes y activistas abnegados
atrofian sus propias vidas y su propia voluntad de vivir -- esto genera
una amargura y una antipatía hacia la vida que se vuelve hacia afuera
para marchitar todo lo demás. Son "los grandes despreciadores de la
vida.... los partisanos de la abnegación total.... sus vidas retorcidas
por su monstruoso ascetismo." (8) Podemos ver esto en nuestro propio
movimiento, por ejemplo in situ, en el antagonismo entre el deseo de
holgazanear y pasarlo bien versus la ética llena de culpa de
trabajar/construir/fortificar/armar barricadas y en la pasión a veces
excesiva con que se denuncia los descansos o pausas. El mártir abnegado
se ofende e indigna cuando ve a otros que no se están sacrificando. De
la misma manera que cuando el "trabajador honesto" ataca con saña al
haragán, sabemos que esto se debe a que en realidad odia su trabajo y el
martirio que ha hecho de su vida y odia ver alguien librarse de ese
destino, odia ver a alguien que se divierte mientras está sufriendo --
debe arrastrar a todos a la mugre junto con él -- una igualdad de la
abnegación.

En la vieja cosmología religiosa, el mártir exitoso fue al cielo. En la
cosmovisión moderna los mártires exitosos pueden aspirar a quedar en la
historia. La abnegación más grande, el éxito más grande en crear un rol
(o incluso mejor, en diseñar uno por completo para que las personas lo
imite -- por ejemplo el eco-guerrero) gana una recompensa en la historia
-- el cielo burgués.

La vieja izquierda era muy abierta en su llamado para el sacrificio
heroico: "¡Sacrifíquense con alegría, hermanos y hermanas! ¡Por la
Causa, por el Orden Establecido, por el Partido, por la Unidad, por la
Carne y las Papas!" (9) Pero en estos días es mucho más velado: Vaneigem
acusa a los "jóvenes izquierdistas radicalizados" de "entrar el servicio
de una Causa -- la "mejor" de todas las Causas. El tiempo que tienen
para la actividad creativa lo despilfarran en repartir planfletos, poner
afiches, manifestarse o abuchear a políticos locales. Se convierten en
militantes, fetichizando la acción porque otros están pensando por
ellos." (10)

Este nos resulta familiar -- particularmente lo de fetichizar la acción.
En grupos de izquierda a los militantes participan en interminables
trabajos de rutina porque el jefe de grupo o el gurú ya tiene delineada
la "Teoría", la cual sólo puede aceptarse y engullirse: la "línea" del
partido. Con los activistas de acción directa es algo ligeramente
diferente -- la acción es fetichizada, pero por la aversión hacia
cualquier teoría, la que fuera.

Aunque está presente, ese elemento del rol del activista que depende de
la abnegación y el deber no fue tan significativo en el 18 de Junio. Lo
que es más importante para nosotros es el sentimiento de separación de
"las personas corrientes" que viene con el activismo. Las personas
identificadas con alguna rara subcultura o grupo exclusivo que serían
los "Nosotros", como opuesto a los "Ellos" de todos los demás en el mundo.

*Aislamiento*

El rol del activista es un aislamiento autoimpuesto de todas las
personas con las que deberíamos estar conectándonos. Asumir el rol de un
activista te separa del resto de la raza humana como alguien especial y
diferente. Las personas tienden a pensar de sí mismas en primera persona
del plural (¿a quién te refieres cuando dices "nosotros"?) como si
hiciera referencia a alguna comunidad de activistas, en vez de una
clase. Por ejemplo, durante algún tiempo en el entorno activista ha sido
popular arguír a favor del "no más campañas aisladas" y la importancia
de "conectarse". Sin embargo, la concepción de muchas personas acerca de
lo que esto involucraba era la de "conectarse" con *otros activistas* y
otros grupos de campaña. El 18 de Junio lo demostró muy bien; la idea
fue juntar a todos los representantes de todas las causas o asuntos en
un lugar en cierto momento, relegándonos voluntariamente a nosotros
mismos al guetto de las buenas causas.

Del mismo modo, los diversos foros de debate en la red que han surgido
recientemente en el país (la Alianza Rebelde en Brighton, NASA en
Nottingham, Asamblea Disturbiosa en Manchester, el London Underground,
etc.) tienen un objetivo similar -- conseguir que todos los grupos de
activistas en la zona se comuniquen. No estoy criticando esto -- es un
elemento esencial indispensable para la acción futura -, pero debería
ser reconocida por la forma sumamente limitada de "conectarse" que
representa. También es interesante que lo que tienen en común los grupos
que asisten a estas reuniones es que son grupos de activistas -- lo que
realmente les ocupa parecer ser una consideración secundaria.

No es suficiente simplemente el buscar conectar a todos los activistas
del mundo, ni tampoco tratar de transformar a más personas en
activistas. Contrariamente a lo que algunas personas pueden pensar, no
estaremos más cerca a una revolución si muchas personas se hacen
activistas. Algunas personas parecen tener la extraña idea de que lo que
hace falta es que todos sean persuadidos de algún modo en hacerse
activistas como nosotros y entonces tendremos una revolución. Vaneigem
dice: "La revolución es hecha todos los días a pesar de, y en oposición
a, los especialistas de la revolución." (11)

El militante o activista es un especialista en el cambio social o la
revolución. El especialista recluta a otros en su propia área diminuta
de especialización para incrementar su propio poder y por lo tanto
disipar la comprensión de su propia impotencia. "El especialista.... se
enrola sí mismo para enrolar a otros." (12) Como un esquema de venta en
pirámide, la jerarquía se auto-replica -- tú eres reclutado y para no
estar al final de la pirámide, tienes que reclutar a más personas para
que estén debajo tuyo, quienes después hacen exactamente lo mismo. La
reproducción de la sociedad alienada de los roles se consuma a través de
los especialistas.

Jacques Camatte en su composición que "Sobre la organización" (1969)
(13) llega a la sagaz conclusión de que las agrupaciones políticas
terminan siendo como "pandillas" que se definen por la exclusión -- a
menudo la primera lealtad de los miembros es hacia al grupo en vez de
hacia la lucha. Su crítica es aplicable especialmente a las miríadas de
sectas izquierdistas y grupúsculos a las que estaba dirigida pero es
aplicable también aunque en menor grado a la mentalidad activista.

El grupo político o partido sustituye por propia iniciativa al
proletariado y su propia superviviencia y reproducción se convierten en
primordiales -- la actividad revolucionaria se convierte en sinónimo de
"construir el partido" y reclutar miembros. El grupo tiende a creer que
goza de una apreciación única de la verdad y todos fuera del grupo son
tratados como idiotas con necesidad de ser educados por esta vanguardia.
En lugar de un debate igualitario entre compañeros conseguimos la
separación de teoría y propaganda, donde el grupo tiene su propia
teoría, que es guardada casi en secreto en la creencia de que los
candidatos a entrar no tienen todavia la capacidad mental suficiente
para comprenderla y deben ser atraídos hacia la organización con alguna
estrategia de populismo. Este método deshonesto de lidiar con aquellos
en el exterior del grupo es similar a un culto religioso -- ellos nunca
te dirán por adelantado lo que son.

Podemos ver aquí algunas semejanzas con el activismo, en la manera que
el entorno activista actúa de la misma forma que una secta de izquierda.
El activismo como un todo tiene algunas de las características de una
"pandilla". Las pandillas activistas a menudo pueden terminar siendo
alianzas de clase, incluyendo a toda clase de liberales reformistas
porque también ellos son "activistas". Las personas se conciben
principalmente como activistas y su lealtad primaria es a la comunidad
de activistas y no a la lucha en sí. La "pandilla" es la comunidad
ilusoria, distrayéndonos de crear una comunidad más amplia de
resistencia. La esencia de la crítica de Camatte es un ataque a la
creación de una división interior/exterior entre el grupo y la clase.
Tendemos a pensar de nosotros mismos como activistas y por lo tanto como
seres distintos y con intereses diferentes de la masa de personas de
clase obrera.

Nuestra actividad debería ser la expresión inmediata de una lucha real,
no la afirmación de la diferencia y la separación de un grupo especial.
En los grupos marxistas la posesión de la "teoría" es la cosa esencial
que determina el poder. Es diferente en el entorno activista, pero no
tan diferente. La posesión de un "capital social" relevante --
conocimientos, experiencia, contactos, equipamiento, etc. -- es la cosa
principal que determina el poder.

El activismo reproduce la estructura de esta sociedad en sus
operaciones: "Cuando el rebelde empieza a creer que está luchando a
favor de un bien mayor, el principio autoritario consigue una marca
(filip)." (14) Este no es un tema trivial, pero está en la base de las
relaciones sociales capitalistas. El capital es una relación social
entre las personas mediada por cosas -- el principio básico de la
alienación es que vivimos nuestras vidas al servicio de una *cosa* que
nosotros mismos hemos creado. Si reproducimos esta estructura en el
nombre de una política que se declara anti-capitalista, hemos perdido
antes de empezar. No puedes luchar contra la alienación con medios
alienados.

*Una propuesta modesta*

Ésta es una propuesta modesta de que debemos desarrollar maneras de
operar adecuadas a nuestras ideas radicales. Esta tarea no será fácil y
el autor de este breve artículo no tiene más claro que otros el cómo
debemos continuar. No estoy argumentando que el 18 de Junio debio haber
sido abandonado o atacado, efectivamente fue un intento valiente de ir
más allá de nuestras limitaciones y crear algo mejor que lo que tenemos
actualmente. Sin embargo, en sus intentos de romper con las maneras
antiguas y formales de hacer las cosas ha mostrado mas claramente los
lazos que todavía nos atan al pasado. Las críticas del activismo que he
expresado arriba no son todas aplicables al 18 de Junio. Sin embargo hay
un cierto paradigma de activismo que en el peor caso incluye todo lo que
he descripto arriba y el 18 de Junio comparte este paradigma en cierto
punto. Dejo el lector la decisión de hasta qué punto lo comparte.

El activismo es una forma que nos es impuesta en parte por la debilidad.
Como la acción conjunta emprendida por Reclaim the Streets y los
portuarios de Liverpool -- nos encontramos en una época donde la
política radical es a menudo el producto de la debilidad mutua y el
aislamiento. Si este es el caso, puede no estar dentro de nuestro poder
el escapar del rol de activistas. Puede ser que en épocas de un descenso
en las luchas, aquellos que continúan trabajando por la revolución
social se marginalizan y llegan a ser vistos (y verse a sí mismos) como
un grupo especial separado de las personas. Puede ser que esto solamente
es capaz de ser corregido durante un resurgimiento general de la lucha
cuando no seremos más fenómenos y bichos raros ya que simplemente
estaremos diciendo lo que está en las mentes de todo el mundo. Sin
embargo, para trabajar en aumentar la lucha será necesario romper con el
rol de activistas lo más que podamos -- tratar de superar constantemente
nuestras limitaciones y restricciones.

Históricamente, los movimientos que más cerca han estado de
desestabilizar, remover o ir más allá del capitalismo no han tomado en
absoluto la forma del activismo. El activismo es esencialmente una forma
política y un método de operar adecuado para el reformismo liberal que
está siendo empujado más allá de sus propios límites y usado para
propósitos revolucionarios. El rol del activista en sí debe ser
problemático para aquellos que desean la revolución social.

Andrew X

Traducido del inglés por Ricardo Fuego en Octubre del 2005.
Traducido y digitalizado por el Círculo Internacional de Comunistas
Antibolcheviques <http://cai.xtreemhost.com/index.html>

notas:
1) Rodeando la Milla Cuadrada: Una Guía Básica para la Ciudad de Londres
(J18 Publications (UK), 1999) p. 8
2) Ver 'Acción Directa: Seis Años de Trayectoria' en Hacer o Morir No.
7, p. 3
3) Raoul Vaneigem -- La Revolución de la Vida Cotidiana, Trans. Donald
Nicholson-Smith (Left Bank Books/Rebel Press, 1994) -- publicado por
primera vez en 1967, pp. 131-3
4) ver 'El Día que Derribaron a Twyford' en Hacer o Morir No. 1, p. 11
5) ver 'La Política de la Personalidad: La Espectacularización de
Fairmile' en Hacer o Morir No. 7, p. 35
6) Op. Cit. 2, p. 128
** "El presente es lucha, el futuro es nuestro" (Nota del traductor al
castellano)
7) Op. Cit. 2, p. 107
8 ) Op. Cit. 2, p. 109
9) Op. Cit. 2, p. 108
10) Op. Cit. 2, p. 109
11) Op. Cit. 2, p. 111
12) Op. Cit. 2, p. 143
13) Jacques Camatte -- 'Sobre la Organización' (1969) en Este Mundo que
Debemos Abandonar y Otros Ensayos (New York, Autonomedia, 1995)
14) Op. Cit. 2, p. 110

Articulo en PDF
<http://argentina.indymedia.org/uploads/2010/10/superar_el_activismo.pdf>