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Author: La Fogata
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Subject: [Pensamientoautonomo] Boletin de La Fogata - Año IX - 06-10-2009
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            "NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS" 



El peronismo: crónica de una metamorfosis. (1º parte)

Jorge Luis Cerletti
para La Fogata

1) El período fundacional.

En el período 1944-1955 nace y se desarrolla el peronismo como movimiento político construyendo su identidad histórica que signó la política nacional desde entonces hasta la fecha. Durante sus 65 años de vida sufrió profundos cambios internos y externos asociados a los distintos momentos de la realidad argentina y mundial y aún se mantiene como eje polémico de un inacabado debate.
El 17 de octubre de 1945 fue un punto de inflexión que incorporó en términos políticos la presencia activa de las masas humildes. Ese día hicieron abortar la asonada impulsada por los sectores de poder para liquidar la experiencia que iniciara Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión. Confinado en la isla Martín García, fue liberado gracias a la famosa pueblada de "las patas en la fuente" en apoyo a su política favorable a los sectores oprimidos y en particular, de los trabajadores ninguneados hasta entonces.
Ese punto de inflexión se consolidó a partir del triunfo electoral de febrero del 46 frente a la Unión Democrática, coalición hegemonizada por la derecha que incluyó desde la participación activa del embajador yanqui -Braden- hasta el Partido Comunista.
A continuación expondremos una somera revisión, en tres niveles, de lo que nos parece más destacable de esta etapa fundacional del peronismo

En lo económico:

Desde el control del Estado se propició una política de estímulo a la industria nacional y desarrollo del mercado interno (en 1955, el 78% del conjunto de la producción agropecuaria concurre al mercado interno). Se impulsó la nacionalización de empresas para lo cual se crearon organismos como el D.I.N.I.E. (Dirección Nacional de Industrias del Estado). Se nacionalizaron los ferrocarriles, los puertos, el sistema de seguros y reaseguros, todas las empresas de gas, las empresas alemanas radicadas en el país y el grupo monopolista Bemberg. Se diversificó y expandió la producción de "Fabricaciones Militares" y se incrementó en más del 70% la producción petrolífera de Y.P.F. Se crearon la Flota Aérea Argentina, la Flota Mercante Argentina, Agua y Energía Eléctrica y la telefónica estatal. Tuvo un gran impulso la Obra Pública, en particular la referida a los sectores de menores ingresos con un fuerte estímulo al acceso a la vivienda por los ventajosos créditos otorgados por el Banco Hipotecario. En materia financiera se repatrió la deuda externa, se nacionalizó el Banco Central y se creó el Banco de Crédito Industrial. Se rompió el monopolio del comercio de exportación e importación que ejercían los grandes trusts cerealeros a través del I.A.P.I (Instituto Argentino de Promoción e Intercambio). Además, en la Constitución de 1949 se declararon imprescriptibles e inalienables los recursos del subsuelo argentino.
En lo social:
Se generó una redistribución de la riqueza donde alcanzó el mayor nivel histórico la participación del sector asalariado en el PBI. en paralelo al desarrollo del sindicalismo. Se consagraron los derechos del trabajador y el estatuto del peón de campo. Se impulsó la previsión social de las clases subalternas en la educación, la salud, la niñez , la tercer edad y el acceso a la vivienda. Se proclamó el voto femenino, verdadera conquista de género de manifiesta importancia política. En el imaginario social, ocupó un lugar privilegiado la dignificación del trabajador que desplazó la concepción jerárquica y la sumisión impuestas por los sectores de poder tradicionales. Este fenómeno que produjo el peronismo en la Argentina dejó profundas y durables huellas que dividió a la sociedad entre peronistas y antiperonistas. Curiosamente, la crítica por izquierda de que su política fomentaba "la conciliación de clases", en los hechos partió en dos a la sociedad durante tres décadas lo que dejó en las capas populares una resonancia de fondo de signo peronista que aún perdura.
En suma, el Capitalismo de Estado que impulsó el peronismo con sus características propias, representó lo que en otras latitudes se llamó "Sociedad de Bienestar" ligada a la etapa fordista del proceso de acumulación del capital.

En lo político:

A nivel internacional promovió la "Tercera posición" entre el capitalismo y el comunismo. Esto condujo al enfrentamiento con los EEUU. (los dueños del "patio trasero") por llevar adelante una política independiente. Y esa postura en la etapa de la "Guerra fría" también incubó las posteriores luchas internas entre sectores opuestos.
En el orden nacional, la emergencia del peronismo generó la firme oposición de las grandes empresas industriales, agropecuarias y financieras que arrastraron tras de sí a vastos sectores medios. Es en esta etapa que se acuña la categoría de "clase media" implementada para enfrentar políticamente la fuerte presencia de las masas trabajadoras y desposeídas exaltadas desde el advenimiento del peronismo. Y bajo esa bandera se logró encolumnar a la mayoría de los partidos políticos, la UCR en primer lugar, sumando un amplio espectro que incluyó al Socialismo y al PC. Se alentó así la confrontación entre los "cabecitas negras" (despectivo término de carácter racista y menosprecio social) y las masas "instruidas y decentes" asociadas a la "clase media". El resultado de esa operación fue incorporar a su causa ese segmento social y político explotando los desaciertos del peronismo al respecto. A ello se sumó una campaña descalificadora que reducía su política al "populismo" y a la "demagogia". Aunque según se mire, el primero podría tomarse como un elogio dado su apoyo a las mayorías oprimidas y la segunda carecería de valor ateniéndose a sus realizaciones concretas.
De otro lado, la construcción política que patrocinó Perón fue la concentración de poder alrededor de su indiscutido liderazgo que prohijó una estructura burocrática obsecuente que se hizo cargo de los principales resortes del Estado. En el área militar obtuvo la anuencia de la mayoría del Ejército y la Aeronáutica y en el plano sindical gestó una CGT. adicta desarrollada al calor del Estado la que, salvo algunos conflictos aislados, lo apoyó sistemáticamente casi sin fisuras.
El carácter personalista de la conducción de Perón obstaculizó el flujo de cuadros creativos que tuvieran un protagonismo real en su gobierno. Esto se reflejó en que nadie pudo crecer a su sombra con la sola excepción de Evita que se constituyó en la figura más combativa y jugada a favor de las masas populares, cosa que nunca le perdonó el establishment ni los amplios sectores medios que éste supo manipular.
Otra característica de Perón fue su proverbial pragmatismo que se mantuvo a lo largo del tiempo. Haciendo una metáfora, siempre barajó con la izquierda y con la derecha según las conveniencias inmediatas de su política. Su "tercerismo" llegó a albergar figuras poco afines que instrumentó según la ocasión. Desde conservadores como Quijano hasta socialistas como Borlenghi en sus primer etapa y delegados como John William Cooke y después el mayor Alberte en contraposición al Paladino filo Lanussista del "Gran Acuerdo Nacional". Fenómeno agravado en los 70 con el antagonismo entre las corrientes favorables "al socialismo nacional" y la que personificó López Rega, inspirador de la para policial "Triple A" que operó tras la muerte del líder. Simbolizando, su aforismo de que "la organización vence al tiempo" devino en que "el tiempo venció a la organización" considerando el vaciamiento de su tradición histórica, tema que trataremos más adelante.
En síntesis, a pesar de las contradicciones y falencias del peronismo, sus tres banderas: "justicia social, independencia económica y soberanía política", resumen lo mejor de su legado político ideológico cimentado en este período.

2) El final del gobierno y otro principio.

Las formas capitalistas de Estado que convivían con distintas empresas del gran capital, chocaban con dificultades internas y externas que se agudizaron a partir de 1952. La fuerte sequía que perjudicó al campo, acentuó los efectos de la caída de los precios internacionales de las materias primas alimenticias junto a la suba de los precios de los artículos elaborados. Esto afectó a la masa de divisas necesaria para el reequipamiento industrial y en especial del sector de bienes de producción. A la vez, el restablecimiento y expansión posbélico del campo capitalista hegemonizado por los EE.UU. presionaba en términos económicos y políticos. Por otra parte, el frustrado golpe de Benjamín Menéndez de 1951 fue un anticipo de fisuras en el ejército mientras que la oposición crecía y se consolidaba en su política de erosionar al gobierno.
Los contratos petroleros con la California yanqui y la venida al país de Milton Eisenhower evidenciaron el paulatino estrangulamiento económico y debilitamiento político que sufría el gobierno. Pero lo que tuvo un peso sustantivo en su derrocamiento fue el conflicto con la Iglesia a partir de 1954, año en que se creó el Partido Demócrata Cristiano de signo opositor. La Acción Católica y distintos organismos eclesiales y civiles redoblaron su campaña encabezando a los vastos sectores medios antiperonistas. El creciente distanciamiento se precipitó el 11 de junio del 55 en la festividad de Corpus Christi con la masiva concentración en la Catedral y Plaza de Mayo de fuerte tono opositor. Cinco días más tarde se produciría el levantamiento de la Marina que bombardeó la plaza histórica dejando un tendal de 300 muertos y unos 700 heridos. La inmediata represalia con la quema de varias iglesias exacerbaría aún más el enfrentamiento cuyas principales líneas de fisura se expresaban, en ese momento, en torno a la Iglesia y a la carcomida unidad de las Fuerzas Armadas. Así la mesa quedó servida para el triunfante golpe del 16 de setiembre que coronaría días más tarde aprovechando la débil resistencia que le opuso Perón. Éste no movilizó a la masa adicta en tanto que sus vacilaciones en el frente militar contribuyeron al triunfo de los "libertadores" cuya situación en Córdoba era crítica ya que Lonardi estaba al borde de la derrota y el bloqueo de la Marina no podía incidir en el territorio. Final: Perón refugiado en la cañonera camino al exilio del Paraguay. Y aquí empieza otra historia. Historia marcada por la resistencia y contraofensiva popular que dieciocho años más tarde derribaría las proscripciones y llevaría al líder al poder por la vía electoral.
El rápido desplazamiento del sector nacionalista católico de Lonardi por los liberales Aramburu y Rojas abrieron paso a la represión abierta y a la proscripción total del peronismo. No nos detendremos en sus "realizaciones" y sólo mencionaremos un par de hechos ilustrativos de su "fe democrática" que dejaron profundas huellas en la memoria popular. El 9 de junio de 1956 se produjo el alzamiento de los Generales Valle y Tanco que terminó con los fusilamientos del primero y del Tte. Coronel Cogorno (hecho inédito en Argentina en el S.XX) y que dio lugar a que se rebautizara a la "Libertadora" como la "Revolución Fusiladora". En el mismo año se produjo "La operación masacre" (inmortalizada por Roberto Walsh, otra futura víctima en el 76) donde se consumó el asesinato a mansalva en los basurales de José León Suárez de varios militantes por el delito de ser peronistas.
Aquí no vamos a hacer un racconto pormenorizado de esos excepcionales 18 años de luchas populares sobre los que abundan múltiples y variados materiales. Sólo señalaremos sucintamente algunos acontecimientos que nos resultan más trascendentes para comprender y evaluar el cambio de época producido desde 1983 hasta la actualidad, a partir de la devastación operada por la dictadura genocida sobre el campo popular y sobre el peronismo en particular.
Aclaremos previamente que centrarnos en el peronismo, principal objeto de este trabajo, no implica desconocer y mucho menos subestimar las múltiples resistencias provenientes de otros sectores como las corrientes sindicales encabezadas por Agustín Tosco, por poner un ejemplo.
Daremos ahora nuestra interpretación acerca de dos ejes de acción política en continua tensión y discusión dentro del peronismo expresados en la dualidad movimiento-partido. El primero resumía la vitalidad y participación de las masas y de los mejores cuadros surgidos de sus filas, el otro, respondía al aparato político del PJ.
Hasta 1957 Perón vivió exiliado en el Paraguay de Stroessner, luego en la Venezuela de Marcos Pérez Giménez y terminó en la España de Franco (todas dictaduras al gusto de la derecha peronista). Desde esos lugares ejerció la conducción del movimiento a distancia y el partido estuvo proscripto hasta 1972, salvo el frustrado ensayo frondicista del 62 que abortó al triunfar Framini en la prov. de Bs.As. Pero por más proscripciones que padeció el peronismo en su conjunto no llegaron a neutralizarlo toda vez que la resistencia popular no sólo estaba viva, sino que crecía. En cambio el partido tenía poca relevancia en la clandestinidad amen de albergar a los sectores más conciliadores y menos dispuestos a la lucha. Por ese entonces la dirigencia sindical era gravitante dado que el movimiento obrero aún constituía "la columna vertebral del peronismo".
Este período se caracterizó -desde lo institucional- por la sucesión de golpes de Estado abiertos o encubiertos tales como los numerosos planteos militares que sufrió Frondizi hasta su derrocamiento en 1962. Electo gracias al pacto con Perón, viró de inmediato a la oposición dando curso al desarrollismo. Luego, el 28 de junio de 1966 cayó el tibio y frágil gobierno radical de Illia surgido de una elección espuria (obtuvo el 23% de votos) por la proscripción del peronismo que votó en blanco. Se instaló así la llamada "Revolución Argentina" del general Onganía vencedor en el enfrentamiento entre azules y colorados y quien "suprimió" la política. Estas dos fracciones militares, coincidentes en su antiperonismo, tenían diferencias ideológicas y de intereses que remataron en la fractura. Pero no obstante los matices, la sucesión de golpes tenían su matriz en que no se lograba "domesticar" al peronismo despojándolo de su contenido popular y que el arco opositor no podía legitimarse a través de elecciones libres por lo que el poder detrás del trono -léase los personeros del gran capital y políticos afines- recurrían a las cúpulas militares como sus representantes más fiables.
En el largo y frondoso historial de las luchas populares emergió la resistencia peronista que alcanzó un punto álgido con la toma del frigorífico Lisandro de la Torre en enero de 1959. En los primeros años (el de los "caños" caseros) donde prevalecía una militancia clandestina e inorgánica, se foguearon muchos cuadros que luego alcanzarían gran protagonismo. En este breve racconto, en lo fundamental, no vamos a dar nombres de esa extensa lista porque sería una injusticia cualquier omisión por involuntaria que fuere y porque no respondería a los propósitos de este esbozo que es el de exponer el cuadro político cultural que marcó a toda esa época.
En el desarrollo de esos dieciocho años existieron diversos campos de acción, variadas opciones y múltiples tensiones y contradicciones entre las distintas corrientes. Pero el factor aglutinante de esa mixtura lo constituyó el liderazgo de Perón de modo tal que no se rompió el frente del pueblo a pesar de los duros enfrentamientos internos que presagiaban un futuro poco promisorio.
El campo sindical se escindió entre el colaboracionismo de Alonso, el vandorismo del peronismo sin Perón apoyado en el poder de los metalúrgicos y la CGT. de los Argentinos que expresaba a los sectores políticamente combativos del sindicalismo al igual que la FOTIA. tucumana. Ese cuadro variopinto, plagado de defecciones disimuladas o no, pudo ser controlado e instrumentado por Perón.
En la esfera insurreccional se dieron distintos cursos de acción. La lucha armada tuvo su primera manifestación orgánica en la guerrilla de los Uturuncos procedente del peronismo "ortodoxo" que emergió y fue aplastada en 1959. Luego, hacia fines de 1968, surgió la experiencia guerrillera de Taco Ralo protagonizada por las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) rápidamente desbaratada pero que resultó precursora de la explosiva aparición de distintos grupos guerrilleros (peronistas y no peronistas) hegemonizados a posteriori por los Montoneros. Entre ellos, a quienes reivindicaban su figura, Perón los designó como las "formaciones especiales".
El campo específicamente político mostró una gama de agrupamientos que iban desde sectores más radicalizados (algunos afines a la guerrilla) hasta los que preconizaban la lucha de masas articuladas con el campo sindical. En general, todos disputaban la vanguardia del movimiento popular incluyendo a los que reivindicaban expresamente al marxismo. El conjunto fue catalogado por las "fuerzas del orden" como "subversivos".
Durante ese proceso se verificó un corrimiento cultural político en el que vastos sectores medios asumieron el peronismo revirtiendo su anterior filiación opositora y que contó con una creciente participación de la juventud. En el mismo sentido, hacia 1967 se formó el singular movimiento de los Sacerdotes del Tercer mundo que rompió lanzas con la jerarquía católica engrosando las filas del movimiento (algunos asumieron la lucha armada) quebrando el anterior frente eclesial que había jugado un rol protagónico y propiciatorio del golpe de 1955. En este profundo cambio influyeron el Concilio Vaticano II y la Conferencia Episcopal de Medellín de los que se nutrió la Teología de la Liberación.
En los 60 la Revolución Cubana, "el faro de América", influyó poderosamente mientras se desarrollaba el pensamiento marxista en la mayoría de la militancia de esa época abarcando tanto a ateos como a creyentes. La guerra de Vietnam y el proceso de Liberación Argelina junto al modelo Cubano y las figuras de Fidel y del Che calaron hondo en el imaginario generacional que a pesar de la represión y las persecuciones crecía ostensiblemente. Esa oleada subterránea y "subversiva" se agitó fuertemente al interior del peronismo generando duros enfrentamientos con los grupos de la derecha. También se dio que muchos que provenían de este campo se pasaran a la causa de la liberación, como los desprendimientos de Tacuara. Y ya estamos en el apogeo de los 70.

3) Cara y cruz de los 70.

Ese formidable impulso, descripto en las líneas anteriores, tomó cuerpo en diversas organizaciones que lucharon contra la dictadura que terminó presidiendo el General Lanusse quien se hizo cargo de la conducción militar-política. Producto del desgaste de la llamada "Revolución Argentina", aquél promovió el Gran Acuerdo Nacional apoyándose en figuras del radicalismo como Mor Roig que fue su ministro del Interior. Su objetivo implícito era neutralizar al peronismo apostando a deslegitimar a Perón al que "no le daría el cuero" para regresar a la Argentina así que estableció puentes con los sectores conciliadores proclives a acuerdos de contenido desmovilizador. Ya se habían producido el "Cordobazo", el "Rosariazo" y distintas manifestaciones de lucha popular en el interior del país engendrando la inestabilidad del frente militar que a partir de 1969 vivió las sucesivas renuncias de los generales Onganía y Levingston. Dentro de ese marco se produjo la captura de Aramburu y su posterior ajusticiamiento por obra de los Montoneros que gracias a esa acción inaugural ganaron prestigio en el campo popular, tal era la polarización y los niveles de violencia provocados por las consabidas represiones golpistas. Luego, los montos terminarían hegemonizando a las distintas variantes de la izquierda peronista impulsando la movilización de la Juventud Peronista (JP.) que organizaron y controlaron.
Perón había intentado retornar en 1964, intento piloteado por la dirigencia sindical que fue frenado en Río de Janeiro gracias a los servicios prestados por la dictadura Brasileña. "El retorno de Perón" se había transformado en una convocante consigna de lucha para el conjunto del movimiento que pobló los muros con PV (Perón Vuelve). Después, en pleno desarrollo del GAN, el viejo líder desarticuló la jugada de Lanusse arribando a Ezeiza el 17 de noviembre de 1972 lo que generó la reacción del ejército que bloqueó los caminos impidiendo su contacto con la masa adicta. Durante un breve lapso vivió vigilado y cercado hasta su regreso a España. En el ínterin, el 22 de agosto de ese año, se produjo la horrible y despiadada matanza de numerosos guerrilleros presos en la base militar de Trelew lo que desgastó aún más al gobierno de la dictadura y constituyó un referente sustantivo para la militancia revolucionaria en general.
Para ese entonces Perón había desplegado una estrategia dialoguista que convocó a distintas fuerzas políticas que cristalizaron en el Frejuli (Frente Justicialista de Liberación) que fue el sello electoral que lo llevó al triunfo en 1973. La apertura incluyó el famoso abrazo de Perón-Balbín que dio por terminado el antagonismo de casi tres décadas que enfrentó encarnizadamente a peronistas y radicales.
Desarticulado el proyecto Lanussista y ya en franco repliegue la dictadura, ésta se vio forzada a admitir el concurso del peronismo en el llamado a elecciones para el 11 de marzo del año siguiente. Mediante artilugios legales se impidió la candidatura de Perón y éste recurrió a su delegado personal impulsando la fórmula Cámpora-Solano Lima. El triunfo con más del 49% de los votos instauró una situación compleja y contradictoria que explotaría después de su muerte, el 1º de Julio de 1974. Su desaparición fue el preludio de los traumáticos sucesos que desembocaron en el feroz golpe genocida del 24 de marzo de 1976 que al principio contó con el tácito aval del vandorismo.
El gobierno de Cámpora había sido influido por el ala izquierda, en particular por los Montoneros, estableciéndose una lucha sorda con los políticos "ortodoxos", la CGT de Rucci y la extrema derecha enquistada en el peronismo. En medio de esas disputas resonaron las consignas de "la patria socialista" contra "la patria metalúrgica" por un lado y "ni yanquis, ni marxistas" por el otro.
Los episodios de mayor valor simbólico durante la breve presidencia de Cámpora lo constituyeron el acto de asunción del mando, el 25 de mayo, con la Plaza histórica colmada bajo el exclusivo control de la JP. Sumado a ello, en la jura se dio la presencia de Salvador Allende y del presidente cubano Dorticós en contraste con el bloqueo que impidió la concurrencia del dictador civil uruguayo Bordaberry. Asimismo, el general Lanusse debió soportar, en el acto de traspaso, la marcha peronista con la V de la victoria en sus narices retirándose de la Casa Rosada en helicóptero. Dos días después el P.E. promulgaría la ley de amnistía general de los presos políticos, guerrilleros incluidos. Pero el mismo 25 a la noche se instaló una multitud alrededor de la prisión de Devoto que reclamaba y obtuvo la inmediata liberación de los presos políticos. En ese marco, las troneras del presidio se convirtieron en escenario de los discursos de los militantes y guerrilleros ante la perplejidad de los guardia cárcel y de la policía.
El retorno definitivo de Perón al país se produjo el 20 de junio, día en que se manifestaron las agudas contradicciones que portaba el movimiento. En las explanadas de Ezeiza se concentraron más de dos millones de personas, por lejos la más numerosa en la Argentina y quizás también en Sudamérica. Las disputas por la proximidad al puente-palco fueron el detonante del enfrentamiento a balazos entre las columnas de la JP-Montoneros y las fuerzas de choque ocultas en las ambulancias dirigidas por Osinde. Finalmente Perón, anoticiado de los enfrentamientos, arribó a la Base Aérea de Morón. La confusión, el desconcierto y la amargura de aquel día remató en el discurso del líder esa misma noche donde además de criticar a la JP, los Montoneros y la izquierda en general, esbozó sus lineamientos poco afines al "socialismo nacional" que les diera letra a aquéllos y que esgrimiera Perón en su confrontación con Lanusse.
Se acababa el "veranito de San Juan" y rápidamente comenzó la ofensiva para obtener la renuncia de Cámpora en el interregno de la elección que en octubre conduciría, por última vez, a la presidencia del viejo líder. Los manejos de su secretario privado, López Rega, había logrado desplazar al "tío" consiguiendo que asumiera el interinato su yerno Lastiri, a la sazón presidente de la Cámara de Diputados.
El triunfo con el 62% de los votos de la fórmula Perón-Perón (¡¡Isabel como Vice!!) abrió un compás de espera respecto del futuro y trágico desenlace. El proyecto de Perón no era el de los grupos revolucionarios ni tampoco el de la derecha. Planteaba un capitalismo "integrado" de corte industrialista con el control del Estado que privilegiaba el mercado interno y que se expresó en la gestión de Gelbard (ex presidente de la CGE) como Ministro de Economía.
Apenas veladamente, el vanguardismo de los Montoneros, de concepción jerárquico-militar, le disputó el poder al declinante general. Poco duraron los gobernadores afines, Oscar Bidegain y Obregón Cano, en las gravitantes provincias de Buenos Aires y Córdoba. El asesinato de Rucci (casi segura operación de la M. que no fue asumida) resultó una provocación al líder que pasó de retar públicamente y por TV. a los ocho diputados de la JP. hasta la descalificación lisa y llana en el acto del 1º de mayo, lo que originó la salida de los contingentes de la Juventud. A esa altura era evidente que Perón, en su clásico movimiento pendular, había girado a la derecha cuyo exponente de ese momento era su secretario privado, José López Rega, abroquelado en el Ministerio de Bienestar Social, enclave base de sus operaciones. En esos meses la conducción montonera lanzó "la teoría del cerco" que planteaba el aislamiento del General en virtud de la nefasta influencia del "brujo" con el apoyo de Isabel. Semejante "visión" política que, además de irreal, implícitamente aludía a la decrepitud del "viejo", no hizo más que confundir a su militancia, estimular el distanciamiento del líder y fortalecer a sus enemigos.
El panorama se complicó todavía más debido a las acciones del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), de extracción trotsquista, que siguió operando bajo la presidencia de Perón y que produjo el ataque a la Base de Caballería Blindada de Azul en enero del 74, mientras que en junio lanzó la guerrilla rural en Tucumán, sumando así más argumentos para la ofensiva de la derecha que a partir de la muerte de Perón crecería inconteniblemente bajo el desastroso y reaccionario gobierno de su esposa y "heredera" Isabel.
En el sindicalismo, se había consolidado en la CGT oficial el peso de los metalúrgicos, ahora comandados por Lorenzo Miguel, debilitado la CGT de los Argentinos y también el movimiento obrero de Villa Constitución y de Córdoba. Además, los grupos afines al "brujo" como la Juventud Sindical Peronista provocaba y generaba confusión y enfrentamientos. Luego vino el "Rodrigazo", un ajuste neoliberal bajo el sello peronista, en medio de las acciones de la tristemente célebre "Tres A" que impuso el terror y sus crímenes. Dentro de ese panorama, poco significó la manifestación de la CGT que logró la expulsión de López Rega. El movimiento estaba quebrado y a la deriva.
A todo esto, cabe una mención especial sobre la realidad latinoamericana que incidió notoriamente en la subjetividad y la política de los 70. A la fuerte impronta de la Revolución Cubana, se sumó el triunfo de la "vía pacífica al socialismo" de Salvador Allende en Chile, el gobierno popular de Torres en Bolivia, y la revolución Peruana de Velazco Alvarado. En tanto aumentaba el descontento y la resistencia popular en varios países hermanos, recrudecía la lucha de los movimientos de liberación nacional con las FARC y el ELN en Colombia, los Tupamaros en Uruguay, la memoria fresca de la lucha del Che en Bolivia y del mayo del 68 europeo, unido a la repercusión que tuvo la figura y las ideas de Mao y la Revolución China que, además, fuera levantada por Perón cuando enfrentaba a Lanusse. Obviamente, semejante cóctel en el "patio trasero" no podía ser tolerado por el imperio. La sangrienta contraofensiva de los ejércitos golpistas, con sus oficiales adoctrinados en la "Escuela de las Américas" y en colusión con los establishment locales bajo los auspicios de las respectivas embajadas yanquis, lograron hacia mediados de los 70 "apagar el incendio" de acuerdo a los momentos y situaciones concretas de cada caso. Lo devastador de ese proceso alimentó la ola neoliberal de fines de los 80 -potenciada por el derrumbe del campo socialista- cuyo pleno impacto se verificó en la década de los 90.

4) La recuperación de la "democracia".

Mucho se ha dicho y escrito acerca del terrorismo de Estado y de la dictadura genocida de Videla y Cia., eufemísticamente auto titulada "Proceso de Reorganización Nacional". Por lo tanto, soslayaremos ese trágico período salvo para mencionar lo que nos parece de mayor incidencia en el proceso democrático abierto en 1983. Tampoco haremos una crónica de éste pues lo que nos interesa determinar, a grandes rasgos, son las transformaciones producidas en el orden mundial y en nuestro país. Y justamente uno de los temas que integran los debates actuales se refiere al peronismo y su asociación con el significado actual de "lo nacional y popular".
Los cambios mundiales e internos modificaron sensiblemente el entramado de las relaciones sociales, económicas y políticas engendrando una subjetividad hegemónica acorde a esta etapa del capitalismo.
En Argentina, el arrasamiento que generó el terrorismo de Estado, con sus treinta mil desaparecidos, muertos, exiliados y quebrados, creó un agujero negro en nuestra cultura política que originó una subjetividad radicalmente distinta a la de la época anterior. Produjo un corte generacional, un vaciamiento de la memoria colectiva y de las mejores tradiciones de lucha, unido a un elevado nivel de fragmentación social y de corrosiva indiferencia pública. Como excepción y a contrapelo de aquellos trágicos sucesos, surgió el inédito acontecimiento de "las madres de plaza de mayo" que solas, en medio de la represión y en virtud de su valentía y férrea determinación, alteraron el silencio impuesto exponiendo una resistencia que se hizo oír en el ámbito internacional.
Agotado el Proceso y contradictoriamente, la apertura democrática portó ese lastre. Resultó hija de una doble derrota. Primera, la del campo popular de la cual ya hemos hablado. Segunda: la del Proceso militar. Pero ésta tuvo su particularidad en que provino esencialmente de sus propios errores. Eligieron mal al enemigo que fabricaron creyendo que su presunto éxito les permitiría sostenerse indefinidamente en el poder. La opción bélica que manejaron fue la de enfrentar a su pares chilenos pinochetistas o al viejo imperio Británico en posesión de Las Malvinas. O sea, apelar al conflicto de límites con el país hermano o recuperar las islas del latrocinio colonial. La mediación papal y el mal cálculo que los hundió, evitaron felizmente la guerra con Chile.
Imaginaron que los ingleses no combatirían o al menos que no serían apoyados por los EE.UU. Craso error, la sólida entente pesó mucho más que la triste figura de paladines del "Mundo Libre" convencidos de que su intervención en Nicaragua respaldaría su jugada que sería tolerada por el imperio. Y esto derivó en el fin del régimen con los "salvadores" a los cuarteles y los soldados caídos, silenciados u olvidados.
Aquella doble derrota tiñó de entrada el proceso democrático no obstante las masivas manifestaciones a Plaza de Mayo a favor del mismo. Otros eran los protagonistas y el vacío se hizo sentir. Un tibio partido radical de tinte progresista conducido por Alfonsín, quizá su mejor dirigente contemporáneo, frente a un "partidocrático" PJ que candidateó al almidonado jurista Ítalo Luder quien había firmado, en su interinato presidencial de 1975, la orden de aniquilación del ERP en Tucumán. Las dos masivas e igualmente numerosas manifestaciones preelectorales en la 9 de Julio, contribuyeron a inclinar la balanza gracias a la "valiosa" intervención de Herminio Iglesias que, desde el palco, teatralizó la quema de un ataud con la insignia radical. Ergo, ganó Alfonsín. Consignemos de paso que en esta lid el PC. apoyó por primera vez al peronismo repitiendo su viejo hábito de marchar a contramano.
Más allá de los avatares del gobierno radical capeando los residuales conatos militares de los "Carapintadas", empezó a afirmarse el proceso democrático con los juicios y condenas a las cúpulas de la dictadura. Se hizo público el genocidio destacándose el exhaustivo informe "Nunca más" y se generalizó el repudio y desprestigio de la casta militar que terminó de perder su gravitación política a comienzos de los 90. No sin antes evidenciar las flaquezas del gobierno de Alfonsín con su ley de "obediencia debida" destinada a morigerar el descontento en los cuarteles acerca de los juzgamientos. Luego, incorporaría a su curriculum la célebre frase "la casa está en orden" que defraudó las expectativas antigolpistas de la multitud reunida en plaza de Mayo.
Los planteos iniciales de corte progresista del alfonsinismo se fueron diluyendo aunque alcanzaron para granjearse la antipatía del establishment que desató la mega inflación del 89 que concluyó anticipando el fin de su mandato. Esta suerte de golpe económico-civil ofrece dos ángulos de lectura. Por un lado, exhibió la fortaleza del proceso de concentración del capital, tanto de origen extranjero como interno, y los nexos de sus diversos intereses. Por otro, ilustró tanto la pérdida de la base social que diera pie a los golpes tradicionales como la consolidación del bloque de poder dominante que los hizo innecesarios (al menos por ahora). Y ya estamos en la antesala del menemismo que traslada el eje de la cuestión al campo del peronismo. Pero antes vamos a señalar lo que entendemos como factor común del actual sistema político imperante, lo cual no implica desconocer ni subestimar las diferencias entre sus distintas expresiones.
Pensamos que la tendencia dominante en los partidos de raigambre popular post dictadura, es la de convertirse en aparatos cada vez más distantes de sus bases para privilegiar la propaganda mediática y sus agencias de marketing, donde la imagen sustituye a los principios y el dinero a la militancia que les dio encarnadura.
Como parte de ese fenómeno, la democracia representativa se fue transformando en territorio de lobbies, enjuagues, corruptelas y un lugar de negocios donde los grandes empresarios hacen valer su influencia. Metamorfosis que acompañó el formidable proceso de concentración del capital privado en aptitud de manejar las variables económicas por sobre el debilitado rol del Estado. Y cuando éste fue controlado en forma directa por los personeros del poder hegemónico, funcionó como agencia de sus intereses. Inherente a ese proceso se verificó el debilitamiento de los sujetos populares, como es el caso de la clase obrera, lo que se vincula a la falta de alternativas innovadoras capaces de romper las reglas del juego de esta engañosa democracia. Y de nuevo ya nos hallamos ante la problemática del peronismo.
La política de Menem en sus dos gobiernos significó el vaciamiento de todo lo que le dio entidad histórica al peronismo y la consumación del objetivo buscado por el establishment a lo largo de cuatro décadas y media. Establishment que con sus cambios internos ligados a los del ámbito internacional, buscó siempre destruirlo pero, sobre todo, cooptarlo y fagocitarlo.
En consecuencia, el PJ. desarrolló sus prácticas oportunistas y claudicantes y se fue convirtiendo en un aparato clientelar, basado en el asistencialismo, que parió una estructura de poder recreada a través de un pragmatismo mercenario que contabiliza votos y dinero sin importarle los principios fundacionales que resultan un anacronismo contrario a sus intereses. Sí aprovecha el sonido de fondo de la vieja tradición que les sirve de mercadotecnia para lo cual resucitan la marcha y algunas desteñidas consignas toda vez que necesitan captar la "demanda" electoral.
Fácil es denunciar a Menem por lo visible de su política entreguista y "neoliberal". Sin embargo, la cuestión es mucho más profunda. Recordemos su reelección en que lo votó el 51% de la población conociendo lo obrado en su primer gobierno y ya blanqueada su política retrógrada y sus "relaciones carnales" con el imperio. Sin embargo, para apreciar el verdadero carácter del PJ y no responsabilizar sólo a Carlos Saúl, basta remontarse a 1988 en que éste ganó la interna frente a la "Renovación" y observar la posterior trayectoria de los máximos referentes que por entonces lo enjuiciaban. El insigne Cafiero negociando su senaduría para sumarse al riojano; De la Sota, devenido numen conservador de Córdoba y Grosso, el muchacho de la valija, eyectado por corrupto. Y esto es sólo una muestra de la descomposición a que ha llegado el partido que se mostraba y se muestra (!!!) como genuino representante de lo popular. Claro está que hay numerosos peronistas que mantuvieron una actitud digna a través del tiempo pero con poca o ninguna incidencia en el PJ.
El colapso del gobierno de la Alianza Radical-Frepaso de De la Rua, debido a la crisis del modelo "neoliberal" y al descrédito de los partidos, generó distintas derivaciones. El 2001/2002 dejó una marca indeleble en el sistema político. En primer lugar, las movilizaciones populares y la consiguiente represión originaron la renuncia del "aburrido" y su séquito. A la vez, mostraron la deslegitimación del sistema político ante la opinión pública cuyo símbolo fue la consigna "que se vayan todos". En esas circunstancias, emergieron distintas expresiones por fuera de los partidos como las asambleas barriales que ensayaron formas de democracia directa, el fenómeno de las fábricas recuperadas, los movimientos piqueteros de gran empuje y la proliferación de escarches. En medio de tal escenario, tambaleó el modelo "democrático" sustentado en la representación de la "partidocracia". Ya no se trató de un golpe militar sino de una sublevación popular ante un orden político desgastado pero sin que aparecieran alternativas reales ni proyectos integradores. Es que la marea rebelde supuso un mosaico sectorial de variados intereses. Verbigracia, las cacerolas que resonaron no eran las de ollas populares sino la de amplios sectores medios afectados por el corralito.
Eduardo Duhalde, ex cómplice de Menem, asumió la presidencia como producto de las trenzas parlamentarias tras sucesivos y frustrados interinatos. Y fue recomponiendo el juego político tradicional virando hacia una línea económica más afín al mercado interno mientras propició un crudo asistencialismo basado en una política clientelar que realimentó la putrefacción del PJ. La ola neoliberal, con sus recurrentes ajustes, especulación financiera y enorme absorción de la riqueza, dejó tras de sí la inigualada desfiguración social que sufrió la Argentina y que llevó a más del 50% de la población por debajo del límite de la pobreza que incluyó un 40% de indigencia.
La profundidad de la crisis económico social desatada, generó una situación política inestable que desembocó en la elección que llevó a la presidencia a Néstor Kirchner quien produjo un imprevisible giro respecto del período anterior. Curiosidades argentinas, "ganó" saliendo segundo con el 22% de los votos detrás de Menem que obtuvo algo más del 25%. Esto debido a que el riojano desistió del balotaje ante su segura derrota y que Kirchner lideró el apretado pelotón en el que figuraron Lilita Carrió, López Murphy y Rodolfo Rodríguez Sá.

5) La situación actual. Incógnitas y debates.

No haremos el inventario de las medidas de gobierno, ni positivas ni negativas, porque detallarlas nos parece innecesario para determinar lo sustantivo de la situación actual. Trataremos de evaluar lo que está en juego en esta etapa contradictoria que incluye la aparición en Latinoamérica de otros gobiernos de signo popular de distinto calibre. Previamente, mencionaremos algunos sucesos relevantes y aspectos del sistema de dominación mundial que, si bien conocidos, confieren un marco a lo que desarrollamos y sirven para situar la actual hegemonía capitalista de acuerdo a nuestra interpretación.
1º) El capitalismo se impuso en el mundo y no obstante la gravísima crisis actual, nada hace predecir su fin cercano. A la vez, el proyecto socialista que alimentó a las grandes revoluciones que lo encarnaron se eclipsó a la sombra de la implosión del campo socialista. Sin embargo, resulta un referente insoslayable en las luchas anticapitalistas.
2º) Lo impensado de ese fenómeno es que, en lo fundamental, el Socialismo de Estado (concebido como "transición al socialismo") no pasó de ser una forma de Capitalismo de Estado. Blanqueado y dirigido en China por el propio PC y en Rusia por conversos dirigentes de la Nomenclatura de la ex URSS. Mientras que el "hombre nuevo" que se gestaría en los procesos revolucionarios, símbolo de una cultura superior, resultó un imaginario que en la práctica devino en conducciones divorciadas de las masas o más grave aún, en mafias de poder (casos aparte de Cuba y Vietnam).
3º) La derrota de los movimientos de liberación nacional del tercer mundo abrieron paso a la ofensiva del gran capital, flagelo que castigó a los países dependientes en las dos últimas décadas del siglo XX. De resultas de ello, se incrementó la pobreza y el desamparo social a niveles insospechados en la etapa fordista.
4ª) El nuevo modelo de acumulación capitalista con su salto tecnológico y enorme concentración del capital, organiza la vida en la gran mayoría de las naciones en tanto que las potencias y grandes corporaciones controlan las relaciones internacionales y manejan a la opinión pública instrumentando los poderosos medios de comunicación.
5º) La naturaleza del orden capitalista, desenmascarada por Carlos Marx, agudizó su carácter depredador del planeta y de los seres humanos. Asimismo, la cultura mercantil que impuso, ha elevado el grado de alienación social e individual, legitimado la inequidad y la acumulación de la riqueza, fragmentado a la sociedad, recrudecido el individualismo y la competencia exacerbando la adicción al consumo.
6º) El agotamiento de las políticas revolucionarias que durante más de un siglo enfrentaron al imperio del capital generando grandes victorias, plantea la problemática del poder y del Estado, el carácter de las vanguardias y las organizaciones, los proyectos y la metodología de construcción (temática de trabajos anteriores nuestros). Surgen así nuevos interrogantes y desafíos para las tendencias que impulsan la emancipación.

A pesar del cuadro hegemónico descripto, las luchas por modificarlo no se detienen. A inicios de este siglo, creció en Latinoamérica la resistencia popular a la opresión de las burguesías dominantes ligadas al imperio, lo que provocó un cambio de situación. Las puebladas en Bolivia y Argentina derribaron a sus gobiernos como parte de las diversas luchas populares en nuestro continente, cada cual con su especificidad, alterando la postración política de los noventa. Y a nivel gobiernos, se produjo un giro de corte popular del que fue precursor el de Hugo Chávez, vencedor en la elección de 1998 en Venezuela. Después en Sudamérica, a excepción de Colombia y Perú, surgieron un conjunto de gobiernos que alteraron el vasallaje anterior siquiera en parte y no obstante sus respectivas limitaciones. Espectro al que debe sumarse en Centro América, a los del Salvador, Nicaragua, Honduras (hasta el golpe restaurador) y obviamente el de Cuba.
Lo apuntado señala el cambio de clima político operado respecto del período anterior. Sin embargo en todos gravita e incide, en diverso grado, el sistema de dominación mundial que empieza a erosionar a los mencionados gobiernos a medida que los sectores del privilegio se van recuperando del desastre que produjo la ofensiva neoliberal que propiciaron. Dentro de ese escenario, ahora nos centraremos en nuestro país retomando la cuestión del peronismo por su gravitación en nuestra historia y su metamorfosis, procurando evaluar el alcance actual de lo "nacional y popular". No sin antes señalar la seria dificultad emergente de la contradicción entre lo coyuntural y la construcción a largo plazo toda vez que se divorcian esos dos términos. Lo cual se presta a equívocos, polémicas estériles y constituye una fuente de fragmentación.
Hecha la aclaración, abordaremos ahora el espacio político abierto e inexistente en la era menemista, al que intentaremos caracterizar someramente apartándonos de los balances interesados de panegiristas y detractores. El kirchnerismo nació de la debilidad pero se fue consolidando a favor de la recuperación de algunos resortes del Estado que le dificultaron a los grupos monopólicos el control en exclusiva de los mecanismos de regulación de la economía nacional y que perturbaron su "discurso único". En esa línea, jerarquizó la importancia del mercado interno y alentó una política industrialista que morigeró la especulación financiera. Paralelo a ello, recuperó simbólicamente banderas históricas del peronismo y haciendo pie en los derechos humanos rescató valores de la tradición setentista. Y si bien no cambió las relaciones de poder preexistentes ni alteró la concentración de la riqueza, sí fue suficiente para malquistarse con el establishment y para que buena parte de la militancia afín reviviera la consigna de "lo nacional y popular". A esto debe sumarse, en la arena internacional, su acoplamiento a la "movida" latinoamericana en procura de una relativa independencia del imperio, tan dispar como lo son los distintos gobiernos que la componen.
En definitiva, rozó algunos intereses de los sectores dominantes sin socavar realmente su poder. Prueba de ello es la ofensiva que lanzó la cerril oposición de la patronal agropecuaria y de los trust cerealeros. Momento inicial del debilitamiento del gobierno que se acentuó tras la elección de junio que exhibió su desgaste y el avance de la derecha. Entonces, resucitaron muertos políticos, se tonificaron otros, se catapultó la triste y falaz figura del vicepresidente y tomó alas la diáspora en el PJ que, fiel a su descomposición, lo único que conserva de "nacional y popular" es la escenografía de una tradición a la que apela para negarla en los hechos.
Y a propósito del PJ, Kirchner asumió su presidencia renunciando luego cuando ya no podía controlar ese corrompido aparato. Volteretas oportunistas de una conducción cerradamente cupular cuya máximo absurdo fue el apoyo a Saadi y Barrionuevo (sic!!) en la elección de Catamarca, "acuerdo" que estalló no bien se conoció el resultado.
Pero a pesar de todo, el Kirchnerismo frente a la patética oposición de derecha, la única en condiciones de desplazarlo del gobierno, surge como un imprescindible salvavidas. Ahora, si miramos un poco más allá y apreciamos su forma de construcción, los poderosos intereses intocados, su objetivo de "capitalismo serio" en medio de los Biolcati y la AEA, el reinado de la política espectáculo bajo el predominio del poder mediático y la corrupción sistémica que alcanza a oficialistas y opositores, el futuro parece poco promisorio.
Esbocemos ahora algunas situaciones paradojales.
En lo inmediato, combatir al gobierno favorece a la derecha. Mientras que batir el parche oficialista es quedar pegados a un proyecto sin perspectivas o, al menos, ajeno a la emancipación. En cuanto al arco "progresista" que con sus críticas quiere crecer dentro de las reglas del juego de la política vigente, tiende a quedar atrapado en la red de poder que pretende combatir y a convertirse en funcional a ella. Sobran testimonios de frustraciones "progresistas" y, peor aún, las de la izquierda radical, como Lula con su PT o el Frente Amplio de los ex tupamaros, por citar los casos más notorios. Pero también resulta inocuo pregonar la ruptura de este orden si no se tiene la capacidad de generar las condiciones que la posibiliten. Mas, tampoco se la puede imaginar caída del cielo si, como requisito mínimo, no se trabaja por ella. Lo cual no prescribe las formas de lucha sino que plantea la necesidad de construir una política sustantivamente diferente. Y ése es el nudo del problema.
Como parte de esta situación paradojal, surge la cuestión del actual significado de una política nacional y popular que en nuestro país tuvo su máxima expresión en el peronismo. Y según se desprende de nuestra interpretación, el peronismo ha perdido entidad y la vitalidad de sus mejores momentos atravesado por las contradicciones y el vaciamiento padecido. En cuanto al PJ, aventuraríamos que se haya en camino de reproducir la trayectoria del PRI mexicano adaptado a las características de la Argentina.
No obstante este crudo diagnóstico, el sonido de fondo que aún perdura en la memoria colectiva no es despreciable ni poca cosa. Puede resultar un punto de apoyo para quienes, desde sus filas, promueven un genuino proceso emancipatorio. Y en ese sentido, tiene inscripción el tema de lo nacional y popular.
La nación ya no es la del 45 ni la del 73. El mundo, en lo fundamental, está integrado dentro del orden capitalista. Caído el campo socialista, la tercera posición resulta un eufemismo. Luego, se actúa resignados a las relaciones capitalistas asumidas como algo inmutable o se marcha en otra dirección, por más incierta y ambigua que resulte.
No se trata del deseo o el capricho de "nostálgicos". Porque la "utopía" no es combatir al capital desde la debilidad y la incertidumbre actuales, La verdadera utopía es imaginar un capitalismo de contenido "humanista" y popular en el mundo de hoy y en particular en los países periféricos. Si es que por popular entendemos la participación activa de las masas oprimidas en oposición al "asistencialismo" contenedor de pobres y excluidos como lubricante del funcionamiento del capitalismo realmente existente. No hay que confundirse en la evaluación de las situaciones coyunturales, de distinto tenor según los casos. Aprovechar espacios favorables como los que surgieron en Latinoamérica no es lo mismo que ilusionarse con los gobiernos "progresistas". Las burguesías de origen local, vinculadas estrechamente al capital internacional y al mercado mundial, momentáneamente retrocedieron, en términos políticos, pero conservan intacto su poder económico y por lo tanto, su rol hegemónico en este sistema. Todo lo que obstruya sus designios vale como línea de defensa pero no hay dique que resista si no está bien fundado. Intentar otros caminos es parte de la paciente tarea de construcción de alternativas superadoras sostenidas en la constitución de nuevos sujetos y de una subjetividad colectiva solidaria. Tarea tan irrenunciable como ardua.
En esa búsqueda fueron surgiendo aperturas políticas a distancia del Estado Y no es poco lo que se ha avanzado atentos a experiencias como la del zapatismo, los sin tierra en Brasil, los movimientos sociales que alcanzan contenidos y formas políticas, el resurgimiento del protagonismo de los pueblos originarios, las luchas de género que albergan nuevas formas culturales del mismo modo que las expresadas por la actuales corrientes ecologistas y los movimientos llamados "globalifóbicos". Son aperturas que expresan otro modo de pensar y hacer política. Y así como la internacionalización del capital somete a las naciones, el desarrollo de las corrientes mencionadas resignifican el sentido de lo nacional.
Desde esa óptica, lo nacional resulta indisociable de lo popular si se entiende a éste como el mundo de los de abajo. Porque una cosa es la nación para los de arriba, de lo cual es un claro ejemplo "el Brasil de Lula" que se postula como potencia de segundo orden, y otra muy distinta es la nación de la población explotada y oprimida cuya perspectiva real para dejar de serlo es la emancipación.
Esta mirada que remite al largo plazo, es devuelta en espejo por la inmediatez de la situación presente. Pues carece de sentido el largo plazo si no se construye en el día a día de la acción política. Y pareciera un límite infranqueable que se confundan términos y que se apele a los recursos del pasado. Por cierto que no es negativo asumir lo mejor de las tradiciones, lo malo es quedar prisioneros de ellas y reincidir en lo mismo que condujo a la derrota que aún gravita sobre nuestros hombros. Hablar del socialismo o del peronismo, hoy vaciados de contenido, lo menos que exige es un pensamiento crítico que asimile experiencias y promueva cambios políticos de fondo. Uno de los secretos del poder imperante ha sido y sigue siendo colonizar las banderas y la historia de sus enemigos y ni qué decir de sus "representantes". Cual grotesco ejemplo, basta oir a los amos de nuestro país mentar la justa distribución de la riqueza que precisamente ellos han expropiado. Pero lo verdaderamente serio es la cooptación o esterilización de movimientos y de protagonistas surgidos de las manifestaciones contestatarias del 2001/2002, hechos que convocan a la reflexión de quienes cuestionamos las organizaciones jerárquicas e impulsamos la participación activa de quienes las conforman.
En síntesis, la situación actual hace más acuciante aún el debate de ideas que nos debemos. Y uno de los interrogantes fuertes es cómo sumar energías y evitar la fragmentación tan típica de nuestra tradición. Porque si queremos desarrollar una red política solidaria y plural que articule esfuerzos que tiendan a la emancipación, tarea de largo plazo, debemos impulsar otras formas de organización que impidan la esclerosis de las vanguardias y de su militancia para poder resolver la contradicción entre la horizontalidad democrática y la efectividad de la acción conjunta. Esto supone "arriesgarse" a abandonar la comodidad del sectarismo y el dogmatismo y aprender a escuchar y a transmitir ideas.-----

Jorge Luis Cerletti
(Agosto de 2009)


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Miguel y la utopía revolucionaria

Manuel Cabieses Donoso
Punto Final, Chile

"La utopía está en el horizonte. Caminamos dos pasos, ella se aleja

dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces

para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".

Eduardo Galeano

El sacrificio de intereses personales, capaz de alcanzar el heroísmo en defensa de ideales y convicciones políticas, ya no existe en Chile. Sus últimas manifestaciones desaparecieron durante la larga jornada que comenzó con La Moneda en llamas y que se prolongó 17 años en desigual lucha contra la dictadura. La resistencia al terrorismo de Estado costó las vidas de miles de chilenos. La tortura, la prisión y el exilio se abatieron sobre muchos más. La derrota, el temor, la desilusión y las traiciones hicieron lo suyo.

El país cayó en el abismo al que lo empujó el neoliberalismo reforzado por una pandilla de generales. Enseguida vino la interminable transición a la democracia y con ella, el cambio de piel de partidos que ayer fueron democráticos pero se convirtieron en fieles administradores de la herencia económica, social y cultural de la dictadura. El país fue reeducado en el olvido, generador de los vergonzosos niveles de ignorancia política que exhibe hoy. En las tinieblas del atraso político -que esconde una espantosa desigualdad social- quedaron la historia, la identidad y hasta el alma del país. Chile se hizo ajeno a América Latina e indiferente a sus luchas que ayer también fueron las nuestras.

Sin embargo, esto no será eterno y es ley de la vida que debe cambiar. Llegado el momento de levantar un nuevo proyecto de liberación económica, política y social, Chile evocará a sus héroes. Allí estará el legado de sus ideas que permitirán abrir las "grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor". En ese momento de ardiente creación colectiva, junto a la sombra inspiradora de Salvador Allende estará la de Miguel Enríquez, el joven revolucionario al que recordamos en este aniversario de su muerte. Ambos son ejemplos de valor y de resuelta disposición a entregar la vida -que amaban apasionadamente- por sus ideales. Ellos dejaron una herencia preciosa: sus ideas revolucionarias que en esta hora de América Latina vuelven a convocar a la militancia y a la acción.

Un jefe de revolución

Hace 35 años -en la tarde del 5 de octubre de 1974-, Miguel Enríquez Espinosa cayó combatiendo a la dictadura. De 30 años, médico, nacido en Concepción, Miguel era secretario general del MIR desde 1967. Se negó a salir al exilio después del golpe militar, cuando muchos compañeros se lo pedían para proteger a un cuadro excepcional. Pero él prefirió sumergirse en la clandestinidad. Afrontando enormes dificultades se dedicó a organizar un movimiento de Resistencia Popular. Su incesante actividad fue dejando huellas, que finalmente condujeron a los servicios de seguridad hasta su refugio en la calle Santa Fe de la comuna de San Miguel. Allí, junto a su compañera, Carmen Castillo Echeverría -que fue capturada herida-, y a otros dos camaradas -Humberto Sotomayor y José Bordaz, que lograron huir-, se enfrentó a las fuerzas represivas. Su negativa a rendirse sólo terminó con la muerte. Su cuerpo desnudo y destrozado fue entregado al día siguiente -por mediación de un obispo católico- a sus padres. "Tenía diez heridas a bala. Una de ellas, la última, le entró por el ojo izquierdo y le destrozó el cráneo", relató su padre, el doctor Edgardo Enríquez Frödden.

El 7 de octubre a las 7.30 de la mañana, sólo ocho miembros de la familia fueron autorizados para sepultarlo en el Cementerio General de Santiago. Un destacamento de carabineros vigilaba de cerca. "Miguel Enríquez Espinosa, hijo mío", dijo su madre con voz entera en el momento en que depositaba el único ramo de flores permitido, "hijo mío, tú no has muerto. Tú sigues vivo y seguirás viviendo para esperanza y felicidad de todos los pobres y oprimidos del mundo"(1).

El 15 de agosto de 1965 Miguel fue uno de los fundadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y pasó a dirigirlo dos años después. Era respetado no sólo por sus camaradas, sino también por muchas personas con las que tuvo fuertes polémicas. En esos debates -a pesar de su juventud- demostraba amplio conocimiento de los temas y capacidad para exponer con claridad sus ideas.

Ya a los 17 años Miguel organizaba movilizaciones en Concepción en defensa de la Revolución Cubana, cuando la invasión imperialista de Playa Girón. El proceso que forjó su liderazgo y que trazó la identidad del MIR se inspiraba en la formación política y armada de sus militantes, y estuvo muy influido por Cuba revolucionaria.

Es efectivo lo que dijo un dirigente del Partido Comunista de ese país, en 1974: "Quizás si en la personalidad revolucionaria de Miguel Enríquez, en el fuego juvenil de los combatientes del MIR, e incluso en la intransigencia revolucionaria que les caracterizaba y que en ocasiones nos hacía desear que adoptaran mayor flexibilidad ante las situaciones políticas concretas, está sin embargo una de las más nítidas imágenes de la influencia de Cuba en el movimiento revolucionario latinoamericano"(2).

La forma en que la dirección del PCC valoraba a Miguel se refleja en ese discurso de Armando Hart. Compara al revolucionario chileno con héroes del asalto al Cuartel Moncada y de la lucha revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista. "Para transmitir al pueblo cubano -dijo Hart- una imagen de su personalidad, de su significación, de lo que él representa para el futuro de Chile, recordemos nombres como los de Abel Santamaría, José Antonio Echeverría y Frank País". Y añadió categórico: "Miguel Enríquez no había dado de sí todo lo que era capaz de dar. Si se le mide por lo que ya era, hay que destacar, sin temor a que el sentimiento o la emoción nuble el razonamiento, que en Miguel Enríquez despuntaba un jefe de revolución".

Es cierto, Miguel -después de la heroica muerte de Salvador Allende en La Moneda- representaba la posibilidad de construir un nuevo liderazgo revolucionario que recogiera la lección que dejaba la conspiración para derrocar a Allende fraguada por la derecha, la Democracia Cristiana, el imperialismo y las fuerzas armadas. El liderazgo de un jefe capaz de conducir las acciones armadas, políticas y sociales para derrocar a la dictadura e iniciar la construcción de una sociedad democrática y socialista.

El país que cambió

Hace 35 años esa esperanza se tronchó con la muerte de Miguel Enríquez. La brutalidad del terrorismo de Estado y los devastadores efectos culturales del modelo neoliberal, frustraron los intentos de la Resistencia Popular y del Frente Patriótico Manuel Rodríguez por cultivar la esperanza revolucionaria. Pero en definitiva, la dictadura fue obligada a regresar a sus cuarteles. La iniciativa política quedó en manos de los sectores burgueses que venían siendo preparados para la transición por el Departamento de Estado norteamericano y la Socialdemocracia europea.

El Chile de hoy es un país muy distinto al de Allende, Miguel y los miles de héroes y mártires de la Izquierda chilena. La solidaridad, soporte de los sueños colectivos y de la conciencia del deber social -que en Chile había alcanzado altas cimas-, ha desaparecido casi por completo. El país carece de una utopía que permita unir y movilizar las fuerzas para avanzar hacia el horizonte de justicia social. El pueblo chileno es tratado como un rebaño de ovejas que se resignan a cumplir ese papel. Se encuentra a merced de la oligarquía que maneja sus sentimientos y expectativas a través de los medios de comunicación. Ha quedado sin capacidad crítica, carente de participación y sin voluntad política para remover los obstáculos que impiden alcanzar una plena democracia.

El actual período electoral, que permite cierto grado de atención a temas barnizados de política, prueba el empobrecimiento del ciudadano en tanto agente activo y crítico del desarrollo democrático.

Los candidatos con posibilidades de victoria -consagrados en esa condición mediante la complicidad de mañosas encuestas y manipulaciones de la prensa oligopólica-, representan más de lo mismo. Ninguna propuesta toca el corazón del sistema. Ninguno se compromete con una Asamblea Constituyente que elabore una Constitución democrática. Ninguno plantea medidas que hieran los poderosos intereses nacionales y extranjeros que controlan la economía. (En este punto cabe una digresión. Como consecuencia de la crisis capitalista que ha dejado en evidencia la incapacidad del mercado para autorregularse, los administradores del sistema comienzan a eludir responsabilidades. Se escucha nada menos que al ex presidente Ricardo Lagos criticando al neoliberalismo, aunque el suyo fue uno de los gobiernos más neoliberales del mundo. Lo mismo sucede con la presidenta Michelle Bachelet que habla del "fin del paradigma neoliberal" y reivindica el rol del Estado. Sin embargo, su gobierno no ha hecho otra cosa que respetar las reglas de juego del neoliberalismo. Por último, el candidato presidencial de la Concertación, Eduardo Frei, reclama "Estado y más Estado", pero su gobierno privatizó el agua potable, los puertos, etc.).

Ninguno de los candidatos creados por los titiriteros de la política hace mención a los escandalosos privilegios de las fuerzas armadas, sus descomunales gastos en armamentos y sus excepcionales regímenes de previsión, así como al peso determinante que siguen teniendo en la conducción del país. Ningún candidato responde a las demandas del pueblo mapuche. Ninguno se compromete con una solución a la justa demanda de Bolivia de una salida soberana al mar. Ninguno plantea terminar con las AFPs, ni se pronuncia por una salud y educación públicas. Tampoco por renacionalizar el cobre -de nuevo en manos extranjeras-, ni por nacionalizar la banca e impulsar una reforma tributaria de verdad. Los vacíos -y silencios- son enormes en los programas de los candidatos presidenciales. Así lo demostró el mediocre "debate" televisivo reciente.

Es imposible encontrar en sus discursos ni el atisbo de un proyecto de sociedad más justa. De una u otra manera, se declaran continuadores del gobierno de Bachelet, incluyendo al aspirante derechista. El futuro gobierno será por lo tanto, continuista en su esencia.

Pero hay un futuro.

Demasiado tiempo ha perdido la Izquierda en reconstruir la utopía de este tiempo. Se ha enredado en minucias y discusiones estériles, atrapada entre un discurso reformista y parlamentarista y una lluvia de consignas dogmáticas, sin contenido, que producen más rechazo que adhesión. Se han puesto en primer plano los intereses de partidos, grupos y personas. Así se ha conseguido anular las posibilidades de un proyecto común y dispersar todavía más las escasas fuerzas. Una parte de la Izquierda se ha contaminado del pragmatismo de la contracultura neoliberal. Ha terminado por aceptar, en los hechos, que la lucha por el socialismo no tiene viabilidad en Chile y que éste es un tema anticuado, propio de soñadores. Ha renunciado en la práctica a presentar una propuesta de carácter socialista que permita elevar el contenido del discurso político. Y esto, mientras el capitalismo atraviesa una profunda crisis y la depredación del planeta pone en juego la vida de la especie humana. Chile se derechiza mientras en América Latina hace camino una corriente socialista que ya es gobierno en varios países. El socialismo del siglo XXI plantea propuestas para nuestra época. La integración económica, la cooperación energética, la Alianza Bolivariana por los Pueblos de Nuestra América (Alba), el Banco del Sur, etc., son las herramientas de ese proyecto que avanza.

Tomar conciencia de que vivimos una época favorable para la utopía revolucionaria, debería promover en Chile la reconstrucción de una Izquierda en lucha por cambios profundos y radicales. Ese era el objetivo por el que los revolucionarios de ayer estuvieron dispuestos a entregar sus vidas. Como Allende, Miguel y tantos más.

Notas:

1) Discurso del Dr. Edgardo Enríquez (1912-1996), ex director del Hospital Naval de Talcahuano, ex rector de la Universidad de Concepción, ex ministro de Educación del presidente Allende, en la inauguración del Hospital Clínico Miguel Enríquez en La Habana, 1975. La madre de Miguel fue la señora Raquel Espinosa Townsend (1913-2003).

2) Armando Hart Dávalos, miembro del buró político del Partido Comunista de Cuba, en el acto de homenaje a Miguel en el Teatro Lázaro Peña de la Central de Trabajadores de Cuba, 21 de octubre de 1974. En el mismo acto habló Edgardo Enríquez, hermano de Miguel, miembro de la comisión política del MIR. Detenido en Buenos Aires por la Operación Cóndor el 10 de abril de 1976, desde entonces es un desaparecido.



a.. Biografía de Miguel Enríquez *
Centro de Estudios "Miguel Enríquez"
a.. Las Concepciones Teóricas Fundamentales de Miguel Enríquez.*
Martin Humberto Hernández Vázquez
Centro de Estudios "Miguel Enríquez"
a.. El último día de Miguel *
a.. El Combate en que Murió Miguel Enríquez *
a.. Ciudadania y revolución
José Steinsleger 09/10/04
a.. Homenaje a Miguel Enríquez Espinosa
EZLN 09/10/04



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El hombre que más le duele a Clarín

PRENSA RED



Las verdaderas razones de su pelea a muerte con el Grupo. Ley de Medios, relación con el Gobierno y censura.

Víctor Hugo Morales (61) hace diez anos que no toca un diario Clarín. Todo un símbolo. Uno de los periodistas más prestigiosos del país no lee el diario de mayor tirada y la razón que esgrime para tan extraño hábito pega de lleno en el mayor valor de cualquier medio de comunicación, donde más duele: Víctor Hugo no lee Clarín porque no le cree. Y no solo eso. Lo demoniza.

"Es el rebenque que del diablo. Porque sus negocios los hizo con un método mafioso que consiste en dar protección o castigo, según su conveniencia. Todos le tienen miedo, hasta yo le temo. Entonces, Clarín no puede juzgar la ética de nadie. No puede juzgar a un juez, ni mandar una cámara oculta porque es el primer infractor, el primero en apabullar la ética periodística".

Desde que se instaló el debate por la nueva Ley de Radiodifusión,Víctor Hugo radicalizó como nunca sus cuestionamientos hacia el Grupo Clarín tanto como dejó en claro su apoyo al proyecto que presentó el Gobierno. Incluso, a sabiendas de que se convierte en un aliado impensado para la Casa Rosada y que el poder político podrá usarlo en su afán de sacar esa ley tan controvertida. Víctor Hugo, periodista intachable y relator exquisito, milita activamente para que esta norma salga y así lo plantea día a día desde su micrófono de Radio Continental.

En su renovado rol de cruzado público anti Clarín pone mucho en riesgo. Recibe a diario una catarata de mensajes de sus oyentes que le rescinden su fidelidad porque el periodista tomó una posición coincidente con la del Gobierno, algo que el admite le genera "angustia y bronca", pero que no modifica su opinión. No solo eso. Su apoyo a la nueva ley contrasta con los intereses de la propia empresa que lo tiene contratado: Radio Continental, que pertenece al Grupo Prisa y que, de sancionarse la nueva ley, deberá -según admite Víctor Hugo- desprenderse de mas de la mitad de los medios que adquirió en el país.

Su postura -"efervescente" como la califican compañeros de la radio, "encarnizada" como la ven desde el multimedios Clarín- lo llevó a cometer excesos como calificar a los críticos de la ley de "clarinistas" y dejar flotando en el aire la posibilidad de que estas opiniones fuesen pagas, pese a que luego admitió a que esa frase fue un exabrupto.

El periodista niega ser el antagonista del Grupo Clarín. "Sentirme su rival seria un acto de soberbia mí ilimitado porque soy menos que una pulga al lado de un elefante. Soy nada ante él", explica, con la combinación de humildad y timidez que suele mostrar cuando se lo pone en un lugar protagónico. Pero su opinión, combinada con su trayectoria, son un mix explosivo para la imagen del monopolio de Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto. ¿Qué llevó a Víctor Hugo a descargar sus verdades aún a sabiendas del costo de las mismas? ¿Qué hay detrás de sus críticas?

"Critico a Clarín de la misma manera que lo hago con el Gobierno, con clubes y dirigentes, porque mi trabajo es periodístico. Lo que no hice es escamotear la critica como la mayoría de los medios por miedo a Clarín", dice Víctor Hugo y tal vez ahí esté el poder de fuego que tiene ante el multimedios. Morales es un periodista independiente al que solo un desvelado podría acusar de ser una voz cooptada por el oficialismo.

Tiene el respeto de sus colegas -muchos de los cuales lo toman como un ejemplo en la profesión- y una trayectoria intachable. Sufrió en los '90 la censura del Grupo Telefónica, ex dueño de Continental, por criticar los negocios del futbol como también la del gobierno de Néstor Kirchner, que levante de Canal 7 su programa "Desayuno" por su postura ante el conflicto con Uruguay por la papelera Botnia.

Con su apoyo honesto a la Ley de Medios, Víctor Hugo quedo en medio de lo que para el Gobierno y el Grupo Clarín es otro round de su guerra desmedida. En el debate publico de esta ley, a diferencia de lo que sucedía con el conflicto del campo, no todo es blanco y negro, los grises abundan.

Entre ellos, la existencia de personajes irreprochables, como los legisladores socialistas de Hermes Ginner, el director de cine Juan José Campanella o el periodista Jorge Lanata, que se pararon frente al proyecto del mismo lado que el Gobierno. Entre ellos, el caso de Morales es el más doloroso para Clarín, porque es un caso extremo de un profesional independiente que siempre fue crítico de los poderes de turno. La posición anti Clarín de cualquier ministro es una medalla para el multimedios. La mirada dura del uruguayo es un filo contra el que no encuentran una adecuada respuesta.

Las criticas de Víctor Hugo hacia Clarín se endurecieron con el ingreso de la empresa en el negocio del futbol, que el Gobierno le quite hace menos de dos meses de la mano de la AFA. "La observación de lo que pasaba en el futbol me hizo ir comprendiendo que era un Órgano periodístico metido en cuanto negocio era posible. Yo miré el fútbol y sin darme cuenta vi a Clarín. Y los vi. quedarse con todo", sintetiza.

Aunque el no lo admita abiertamente, el ahogo que le produjo Clarín a lo largo de su trayectoria periodística, quizás haya sido el disparador de una postura hoy tan radicalizada. Pero los tironeos de Víctor Hugo con el multimedios no empezaron ahora.

El relator recuerda come ante cada comentario critico de su viejo programas "Hablemos de futbol", en ESPN, recibía presiones o se le escatimaban imágenes que el Grupo manejaba en exclusiva. O cuando en el Canal Metro, también de la empresa, dieron marcha atrás con poner en pantalla un programa ofrecido por una productora y conducido por él.

También tomó como algo personal la decisión de Torneos y Competencias de transmitir solo el audio de los partidos con imágenes de las tribunas, lo que les restó auspiciantes y audiencia a sus coberturas radiales. De esta manera, sintió que Clarín le achicaba su capacidad de movimiento laboral.

- ¿Por qué lo compara con una mafia?

- Manosearon tanto el futbol, no pagando lo que correspondía, no permitiendo licitar, que lo dejaron en estado de postración. Los vi comprarse los canales, dejar a muchísima gente sin trabajo, generar un periodismo guarango que vive de polémicas del futbol, armar el cable con los canales que ellos mismos iban desalojando, maniobrar, dar el futbol a un canal para fundir a otro y luego comprarlo, todo con los papeles del contrato del futbol. Y lo hicieron con un método mafioso que consiste en dar protección o castigo. Al dirigente que cacareaba un poco le mandaban periodistas que mostraban los problemas de sus clubes. Los que eran complacientes y cómplices eran protegidos. Y el primero de todos fue Julio Grondona. Durante quince años mintieron sobre quien es Grondona, que los traiciono al final, como una mueca cruel para ellos. Han tenido una perversidad, una avaricia y una ambición de lo que nadie puede ser ajeno: a Clarín le temes, le perteneces o lo odias, no hay nadie que los quiera.

- Pero no es maniqueo decir que todo el que critica la Ley de Medios es "clarinista"?

- Fue una forma de contestar... si alguien piensa que puedo estar pagado por el Estado, que lo piense. Fue una respuesta con asco. Y deje picando que los que no están a favor están pagados por Clarín, lo que es un absurdo. Si, les pertenecen pero no están pagados. Y le pertenecen más sus empleados que no tienen margen para salirse del discurso de su posición dominante. Ahora, los diputados y senadores que se oponen, le pertenecen por sus miserias personales. Y alguno podría estar perfectamente pagado, porque pusieron tanta energía en decir idioteces Primero criticaban el ingreso de las telefónicas, después el plazo de revisión de las licencias cada dos año, ahora critican la autoridad de aplicación. Se quedan sin argumentos. Clarín no necesita dar platas. Le alcanza con dar protección o con la amenaza del castigo.

- ¿Le tiene miedo a Clarín?

- Si, manejo con más cuidado, mires si atropello a una persona. Te tenés que manejar de otra manera. Le pregunto a mi contador si estoy bien con los impuestos. Porque yo se que el día que me pase algo, mala suerte. Y soy humano y falible. Mauricio Macri, que dice ahora que el Gobierno es fascista, les tiene miedo.

- ¿Por que lo dice?

- En un momento, Macri estaba asombrado de mis críticas y se veía bien como presidente de Boca. Había conmigo una vez y yo le reproche por que, estando adentro del futbol, no se metía con Grondona. Y su respuesta fue: "Víctor Hugo, no es Grondona. Detrás de él está Clarín, ¿que querés que haga?" Esta semana lo vi en un programa de TN en una vergonzosa nota que le hacían. Estés en campaña. Macri sabe que algún día le pegarán, pero necesita llegar y para eso precisa a Clarín. ¿Vos creés que Macri leyó la ley o tiene la menor idea de lo que dice? Este es solo un ejemplo, no me anima nada contra el porque con Macri tomo café, me cae mucho mejor que la mayoría de los políticos, tengo buen trato y es un tipo tolerante que me permite hasta tener este dialogo. Pero ¿con qué cara defiende a Clarín?

-¿Qué cree que piensan sobre usted en Clarín?

- Creo que saben que soy sincero y quisieron hacerme ver las cosas como ellos la ven, porque la ven fenómeno. Me encontré con Luis Otero, un periodista del Grupo que es muy amigo mío. Y me dijo: ¿"Por que nunca pensás que Clarín es la consecuencia de una audacia empresaria que otras empresas no tuvieron? Porque muchos se pudieron largar a hacer lo que hizo el Grupo y no lo hicieron". Es verdad, La Nación no tuvo la vocación de hacerlo. Seguramente mucha gente en Clarín debe pensar así, que son producto de una genialidad empresarial. Lo que yo veo es el monstruo que crearon quizás hasta sin darse cuenta, que para mi es despreciable. Es lógico que desde adentro, no se lo vea. Y yo no los odio, no pasa por ahí. Yo lo veo por lo que me toco de cerca y por su comportamiento en el futbol. Mi crítica a Clarín pasa por la ética periodística.

- El Gobierno puso publicidad oficial sobre la Ley de Medios en su programa. ¿Es consciente de que su apoyo es usado políticamente?

- No me interesa. No estoy a favor del Gobierno, sino que el Gobierno se puso a favor mío. Vos me encontraste en la radio preparando una nota durísima contra el Gobierno, yo sigo con lo mío. Lo lógico es que todos estén enojados con un periodista. No me importa lo que parece, quien este contento o triste, me importa que salga la ley. Clarín es el que actúa como un partido político y quizás hoy es el más importante.

- Marcelo Araujo le ofreció ser parte de las transmisiones de fútbol que ahora se hizo cargo el Estado. ¿Por que lo rechazo?

- La gente de Canal 7 me quiere. El director del Servicio Nacional de Medios Públicos, Tristán Bauer, es amigo y el director ejecutivo Martín Bona Betti también, pero no pueden soportar las andanadas de críticas. Por eso no se mantuvo mi programa (N de la R.: "Protagonistas de la segunda Argentina", ahora por Canal 26). Ellos, aunque no me lo dijeron, no pueden pasarse todos los días atendiendo a senadores y diputados que les dicen: ¿Como este tipo que nos critica tiene un programa ahí?". Mi productor escuchó al senador oficialista Miguel Pichetto decir sobre mi, enojado: "¡Y todavía le dan un programa en el 7 a este hijo de puta, somos unos cornudos!". Ahora no puedo aceptar transmitir el futbol para que un tipo me diga: "Con razón vos protestabas". Tiene que pasar el tiempo y yo sentirme cómodo y habilitado. Mientras tenga que explicar, no lo debo hacer. Es el costo de hacer periodismo de opinión. Pendes tanto que te entrenás para perder.

No es el único costo de Víctor Hugo. Hace un mes tuvo un cólico renal que aún lo mantiene en alerta. Entonces, ironizo en la radio: "La ultima vez que tuve esto me echaron". Es que Continental, con una política de ajuste, despidió a algunos de sus colaboradores -Alejandro Apo, su eterno comentarista, entre ellos- intentó limitar en su programa la cobertura del fútbol, lo que llevó al relator a ofrecer que le pagaran el contrato para dejarlo libre. Pese a que no cree que alguna radio pudiera emplearlo evalúa la posibilidad de irse a vivir a su país natal, Uruguay. El exilio antes que el silencio.


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Violencia estatal, violencia privada
La represión en Terrabusi y el cambio de etapa

Daniel Cadabón

¿Podrá, el kirchnerismo, terminar con la nuevas organizaciones obreras, disciplinando y encarrilando a los trabajadores detrás de las centrales sindicales adictas a sus políticas? Esta es la pregunta que se realiza la burguesía argentina, que se declara en estado de emergencia social y que ha comenzado una campaña "dispuesta a liberar las calles y las fábricas de la molesta protesta social, que coloca como rehenes de una minoría, al conjunto de la sociedad".
Esta consigna burguesa, no es otra cosa que el viejo y repetido llamado al orden, que vuelve a encontrar unidos al más amplio espectro de explotadores, abarcando desde la centrales empresarias que en su discurso mediado por las corporaciones mediáticas, incluye al kirchnerismo y al propio gobierno de EE.UU.
Establecer un poder "fuerte", que en última instancia sólo significa disciplinar las luchas populares, es la divisa que unifica a oficialismo y oposición. La burguesía argentina está dispuesta a la ejecución de la violencia en contra de las luchas obreras, como tantas otras veces en la historia, pero la experiencia acumulada le hace dudar sobre como hacerlo.

Macri y Cristina Kirchner

El macrismo ha avanzado en esta política en forma desembozada y brutal al poner en funcionamiento un cuerpo especial antipiquetes; claro, para el macrismo es fácil, ya que limita su poder a una intendencia y esto le da ciertas licencias para improvisar en función del dialogo que sostiene con los sectores más reaccionarios del municipio porteño.
Para el kirchnerismo en cambio, pese a que, simplemente, ha ejecutado una represión abierta y feroz en contra de los trabajadores de Kraft-Terrabusi confiando en las propias fuerzas de seguridad del estado, la solución represiva no se le aparece tan viable; desconfía de la reacción popular que puede despertar maximizar la represión y de un final a lo Duhalde. Para la burguesía, convertir a las luchas obreras en una cuestión de policía no siempre da resultados favorables para los gobiernos y, a veces, es peor el remedio que la enfermedad.
Aquí encontramos la paradoja de toda esta situación: si el macrismo reprime, su acción va al fracaso por la falta de una dimensión nacional en la política represiva, que nunca encuentra éxito mientras se refiera a una municipalidad; al contrario, lo más probable es que los sectores progresistas y opositores al macrismo utilicen la represión como argumento electoral y que las bandas armadas antipiquetes comiencen a ser repudiadas por los propios vecinos.
Lo del kirchnerismo es distinto. La acción represiva en Terrabusi adquirió de inmediato un carácter nacional porque la autoridad de aplicación no fue otro que el gobierno nacional, de ser honesto el ministro Tomada debería reconocer que es aquí donde se encuentra "la actividad coordinada" que denuncia como conspirativa.
No hay aura "progre" que pueda cubrir al kirchnerismo de los efectos de las balas de goma, los gases, los palos y los perros en contra los despedidos que luchan por su fuente de trabajo. De hecho, el debate se ha extendido y ha logrado devaluar figuras que han ocupado un rol distinto en la historia reciente de nuestro país, hasta el punto de lograr desconcertar todo un sector del progresismo; es que es intragable que en la coordinación de las labores represivas de la policía y la gendarmería, del último viernes, estuviera presente la secretaría de DD.HH provincial, dirigida por una ex detenida-desaparecida cuyos hijos continúan en situación de desaparecidos, la sciolista Sara Covacho.

"El trabajo os hará libres"

A la Kraft-Terrabusi le falta un gran cartel en la puerta con la leyenda "el trabajo os hará libres" para parecerse a un centro de concentración. Púas, perros, caballería, infantes armados hasta los dientes, no hacen más que recordar las épocas en que la dictadura militarizaba las fábricas. La complicidad de la burocracia sindical con todo este operativo es otro elemento a tener en cuenta. Tras las declaraciones de Moyano y Daer se comprueba que el fenómeno de la "nueva clase obrera" no solo angustia a la patronal, preocupa a clases y castas.
El experimento represivo al que apeló la gran burguesía es puramente represivo y mantiene todavía la esperanza de de que no tenga que ir más lejos en el derramamiento de sangre; esta no es una actitud bondadosa, es pura especulación política de que las cosas se le vuelvan en contra. La derecha reaccionaria demanda mayor represión, pero es inconsistente en su planteo, dado que el reclamo de violencia para enfrentar las luchas populares está dirigido a un gobierno del cual dice renegar. De todas maneras, la lucha ideológica para ganar a la clase media para una postura fascista, se ha vuelto insoportable.

La centro izquierda por su lado reclama profundizar la democracia, desconociendo que en épocas de dominación financiera y de relaciones - si no ya carnales- "cariñosas" la democracia carece de la capacidad de ser "pura"; la patronal de Kraft-Terrabusi entiende esto mejor que varios legisladores del "campo popular", por eso viola las leyes argentinas en forma desvergonzada.

Los métodos piqueteros

En los cortes de ruta existen: los cortadores y los cortados. El esfuerzo mediático burgués se basa en dotar de ideología a estos últimos, para lograr un enfrentamiento mayor y organizado en contra de los primeros. "Tu derecho termina donde empieza el mío" es la apelación al código penal para poner en funcionamiento la ideología antipiquetera. Sin embargo, hasta ahora, la psicología del cortado no ha evolucionado más allá del pensamiento común del peatón que putea al automovilista, hasta el mismo momento en que él se sube al auto y entonces putea al peatón.
Es que con los tarifazos al alcance de la mano y un 300% de aumento en la luz y el gas los vecinos se colocan en situación de volverse piqueteros antes que indignados ciudadanos.

El palo y el gas lacrimógeno no son por sí mismos un programa político, son apenas instrumentos del "orden" y los sectores medios empobrecidos temen sufrir en sus propias cabezas el rigor del "orden" que la derecha le reclama defender. Es decir: la movilización política de la pequeña burguesía contra los trabajadores esta armada de demagogia antiobrera, pero la burguesía sabe que jugar con fuego no es lo más conveniente

Diferente es lo que sucede con los escribas K, estos sectores defienden su billetera y para eso los mueve su gusto por la certeza y su temor a un cambio que descoloque a sus patrones. La pequeña clase media progresista, en el sentido del progreso de sus ahorros, encuentra así en las divisas de orden y progreso un refugio seguro para su extremo temor al desenlace de la lucha entre los trabajadores y sus patrones.
Esta clase media "progre", que ha bebido inveteradamente de la fuente del individualismo cínico, junto a todos sus referentes sociales y académicos hacen del derecho burgués una inagotable fuente de creencias. El recurrente fracaso que han logrado con esta manía de adhesión a los postulados de las diferentes variables de la burguesía y su propia inconsistencia política, está basada en el cálculo y en el conservadorismo individual de sus privilegios.
El pillaje de los recursos naturales, la represión a luchadores, le justificación en el desacuerdo con los métodos "violentos", tiene sentido propio, siempre y cuando las migajas del reparto lleguen a su mesa. Es importante alertar sobre el rol del progresismo y su complicidad con el gobierno y la burocracia sindical, sobre todo en momentos como los actuales, en que la burguesía recurre a la represión y a la maniobra para frenar las lucha obreras.

Kirchnerismo y represión

La evaluación que el kirchnerismo haga sobre las luchas obreras es un motivo de mayor preocupación por parte de las patronales y el imperialismo. La radicalización de las mismas; los métodos de democracia obrera basados en la toma de decisiones en medio de asambleas; la aparición de nuevos delegados más dispuestos a la acción directa que a la negociación sindical en términos tradicionales; la disposición al enfrentamiento con las fuerzas de seguridad en la defensa de sus piquetes; el carácter indeterminado de los planes de lucha, etc. tienen para la burguesía un dramatismo sorprendente.
La mayoría de los conflictos que se vienen desarrollando van en contra de las políticas de conciliación burocrática de las centrales obreras. La burguesía es consciente que esta disposición a la lucha "intransigente" por parte del movimiento obrero, en momentos en que se hace necesario un incremento de las tarifas y en medio de una situación inflacionaria, puede transformarse en explosiva a corto plazo. La patronal, reclama que en épocas de crisis los trabajadores deben ponerse la camiseta de la empresa; pero ya son 260 mil los trabajadores que en el último año han quedado descamisados.
La gran preocupación es que los popes sindicales se han vuelto demasiado ricos y aparecen despreocupados de lo que pasa entre las bases.¿Cómo se le pudo escapar a Daer que en Terrabusi se estaba gestando semejante situación explosiva? ¿Es que la burocracia sindical de tanto enriquecerse, dándole agua por medicamentos oncológicos a sus afiliados, se ha vuelto distraída?
Las patronales están determinadas a no ceder en la lucha de Terrabusi. Piensan que este caso testigo arreglará los problemas a futuro. Si en Terrabusi gana la patronal se acaba gran parte de los problemas y los trabajadores volverán a recuperar "la cultura del trabajo". La reacción de los Daer y Moyano, es una reacción nerviosa de aquel que se dio cuenta tarde de lo que pasa en la base.

Con la CTA pasa algo parecido; condena de palabra a los popes sindicales que se transforman en millonarios a expensas de sus trabajadores. Pero, basta con que los trabajadores salgan a la lucha para condenar la "violencia de cualquier signo". El "progre" ha aprendido a moverse en medio de la lucha de clases, más dedicado a la semántica y a la condena moral que a ensuciarse las manos con el tizne del piquete.
La CTA, como el ciudadano medio, ha asimilado la afirmación de que el derecho del individuo en democracia lo es todo, con lo cual justifica su persistente política de apoyo al gobierno y se sostiene como un intermediario ministerial que pretende discutirle a la clase obrera sobre sus derechos a usar métodos no convalidados con la patronal. Sin duda, la nueva clase obrera esta muy lejos de la "cultura del trabajo" y de los métodos racionales que reclaman burócratas, curas e intelectuales; quizá sea esa la razón que ha llevado al triunfo a los últimos conflictos gremiales.

Las políticas de ajuste, reclamadas por la UIA; las relaciones "cariñosas" reclamadas por la embajadora de EE.UU y su representante a cargo del Ministerio de Economía, están centradas en que los trabajadores moderen sus reclamos salariales y que el ajuste se soporte sin chistar. Enfrente encontramos a una clase obrera dinámica, joven que considera a las direcciones gremiales como empresarios recaudadores de sus aportes mensuales. Una clase obrera, que se acostumbra a los piquetes y no a las oficinas alfombradas de las gerencias de personal.


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El colonialismo cabalga de nuevo

Raúl Zibechi

A partir del año 2010 llegarán los bicentenarios de la independencia de los países latinoamericanos. Visto lo ocurrido en anteriores efemérides, como en 1992 con los 500 años de la conquista, habrá polémica en torno a la historia y las explicaciones que se dan del pasado. Aportamos una reflexión.

Hace tan sólo cinco años nadie consideró oportuno celebrar el bicentenario de uno de los hechos más trascendentes de la historia moderna: la primera revolución negra triunfante en el mundo. Cuando los esclavos comandados por Toussaint L'Overture expulsaron de Haití a los colonizadores franceses, en nombre de los mismos ideales que en 1789 habían llevado al "Tercer Estado" a derrocar a la monarquía, sólo obtuvieron recelos y rechazo de los revolucionarios de la metrópoli.

Mulas

Las palabras del conde de Mirabeau merecen ser recordadas. Cuando desde la colonia recién liberada se consultó a las autoridades rebeldes sobre la participación de sus habitantes en la elección de la Asamblea Nacional, los revolucionarios franceses respondieron a los revolucionarios haitianos que los derechos del hombre y del ciudadano no se extendían a los negros, por la sencilla razón de que (aún) no eran ciudadanos. Mirabeau fue más lejos al pedir a la Asamblea Nacional que recordara a los haitianos que "al calcular el número de diputados que corresponden proporcionalmente a la población de Francia, no tomamos en consideración ni el número de nuestros caballos, ni el de nuestras mulas".

Algo muy similar ocurrió respecto a la revuelta andina de 1780, dirigida por indios y ejecutada por indios, cuyo bicentenario no fue merecedor de fastos pese a constituir un claro antecedente de la liberación de las colonias que sobrevendría tres décadas más tarde. Sus líderes más conocidos, Tupac Amaru, Tupac Katari y Bartolina Sisa, siguen siendo referentes de segundo nivel frente a los "libertadores" como San Martín y Simón Bolívar, pese a que estos jamás hubieran podido triunfar sin el debilitamiento del colonialismo provocado por aquellos.

Propias tradiciones

Es cierto que en la década de 1980 los países latinoamericanos estaban gobernados por férreas dictaduras militares, que en modo alguno estaban dispuestas a revisar sus preconceptos sobre la historia. Pero llama la atención que las izquierdas, tanto las del Norte como las del Sur, aún se muestren tan remisas a la hora de poner las cosas en su sitio. En este continente los pueblos originarios se han levantado a lo largo de cinco siglos, aunque de modo más persistente en los 200 últimos años. Sus procesos han sido bien diferentes de los que encabezaron los criollos. En efecto, los indios no se han inspirado en los principios de la Ilustración, sino en sus propias tradiciones. Quizá para las izquierdas sea ir demasiado lejos aceptar que existe una genealogía rebelde y emancipatoria no ilustrada ni racionalista, que aunque no ha merecido mayor atención de las academias y de los partidos de izquierda, está en la raíz del pensamiento y las prácticas 'otras' de los oprimidos andino-amazónicos.

Otra genealogía

Sinclair Thompson, en Cuando sólo reinasen los indios, uno de los trabajos históricos más penetrantes sobre la historia rebelde de los aymaras, concluye que "no existe casi ninguna evidencia de que la insurrección panandina estuviera inspirada en los philosophes de la revolución francesa o por el éxito de los criollos norteamericanos". Por el contrario, los rebeldes de 1780 sustentaron demandas y acciones en sus tradiciones comunitarias y como pueblos, en las prácticas asamblearias, descentralizadas y en el tradicional sistema de cargos rotativo o por turnos. No es fácil aceptar que existe otra genealogía revolucionaria que puede contribuir a fecundar los pensamientos y las prácticas emancipatorias cuando el legado occidental de cambio social, los modos y códigos como hemos practicado nuestras rebeldías, está mostrando límites tan severos como la propia civilización que los produjo. Como mínimo, debería aspirarse a promover entre las dos orillas emancipatorias en las que ha abrevado la humanidad, la oriental y la occidental, diálogos y mestizajes que las fecunden. Indagar en esa dirección es el camino elegido en solitario por el zapatismo y unos pocos otros movimientos del sótano.

Hazañas criollas

Por el contrario, tanto los gobiernos de derecha como de izquierda parecen coincidir en celebrar la gesta de los criollos, que tuvo sus primeros estertores en Bolivia y Ecuador en 1809 y uno de sus momentos de mayor brillo en Buenos Aires en 1810. No hay que ir muy lejos para concluir que se trata de criollos festejando hazañas de criollos, lo que no estaría nada mal si no pasaran por alto la importante ayuda que recibieron Bolívar y Miranda de los haitianos y que en los ejércitos de todo el continente había una buena proporción de indios y mestizos que, una vez conseguida la independencia, fueron las primeras víctimas de los 'libertadores'.

Con la solitaria excepción de José Artigas, los hoy llamados 'héroes nacionales' de las independencias, no hicieron más que utilizar a indios y negros como carne de cañón. Lo peor, pese a todo, vino después, como bien lo puede atestiguar el pueblo mapuche. Las nuevas naciones fueron mucho más lejos que los colonizadores en la destrucción de los pueblos originarios, como lo prueba la guerra de exterminio denominada por la República de Chile como "Pacificación de la Araucania". En ese sentido, los criollos mostraron una decisión genocida mucho más audaz y profunda que sus abuelos españoles y portugueses. Ahí está la guerra de Triple Alianza, donde Brasil, Argentina y Uruguay diezmaron a Paraguay, haciendo el trabajo sucio que demandaba el imperio inglés para derribar las trabas al comercio de un país que buscada su autonomía además de su independencia.

Reconquista

Sería una ironía del destino si los millonarios festejos que se preparan por parte de los 'iberoamericanos' estuvieran cofinanciados por empresas como Repsol, Telefónica ENCE o el Banco de Santander, que están jugando un activo papel en la recolonización del continente. Tendría su lógica: una parte sustancial de las ganancias de esas empresas provienen de sus negocios en América Latina, mucho más que de los emprendimientos en los países del norte. Repsol y Telefónica, se beneficiaron de las dudosas privatizaciones de gobiernos corruptos como los del argentino Carlos Menem, a los que repartieron cuantiosos sobornos para hacerse con el botín. Algunos de sus más destacados ejecutivos, así como los think tank de las derechas, se muestran muy activos en 'promover las democracias', o sea, en derribar a los gobiernos de Venezuela y Bolivia, así como apoyar a las derechas más ultras de este continente.

Bien mirado, tienen mucho para festejar. En la década de 1990, gracias a la liberalización promovida por el Consenso de Washington, volvieron a cargar oro y plata en sus arcas con la misma fruición que sus antepasados lo hicieron cinco siglos atrás. Ahora, cuando algunos gobiernos, con cierta timidez, les impiden seguir con el saqueo, se dedican a uno de sus deportes favoritos: conspirar, en nombre de la democracia y el libre mercado, contra las decisiones soberanas de los pueblos. Los festejos que se preparan, ¿forman parte de esa conspiración?

Raúl Zibechi. Analista y responsable de Internacional en el semanario uruguayo Brecha


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Filosofía de la deserción
Peter Pál Pelbart

Nihilismo, locura y comunidad


Esta quiere ser una reflexión sobre lo común y la comunidad, pero además, indirectamente, un esfuerzo por comprender la lógica de la multitud. El desafío consiste en evitar una concepción excesivamente molar, heroica o voluntarista de la multitud.

¿Cómo atender a la evidencia de que detrás de la imagen un poco totalizante en que nos contemplamos como sujetos, se agitan subjetividades extemporáneas o intempestivas, que experimentan futuros todavía impalpables, que reconcetan con virtualidades inmemoriales, ensayando las singularidades más diversas? ¿Cómo crear espacios heterogéneos, con tonalidades propias, atmósferas distintas, en los que cada uno se enganche a su modo? ¿Cómo mantener una disponibilidad que propicie los encuentros, pero que no los imponga, una tensión que permita el contacto y preserve la alteridad? ¿Cómo dar lugar al azar, sin programarlo? ¿Cómo sostener una "gentileza" que permita la emergencia de un hablar donde crece el desierto afectivo? Este conjunto de textos apunta a descubrir una comunidad allí donde no se veía comunidad, y no necesariamente para reconocer una comunidad allí donde todos ven comunidad. No por pretensión de ser extravagantes, sino para producir una ética que contemple también la extravagancia y las líneas de fuga, los deseos de comunidad emergente, formas de asociarse y disociarse que están surgiendo en los contextos más auspiciosos o más desesperantes.

Peter Pál Pelbart nació en Budapest, Hungría, en 1956 y se mudó siendo todavía un niño con su familia a Brasil. Se formó en filosofía en la Universidad de La Sorbona, París y de allí volvió a San Pablo, donde desarrolló experiencias en torno a la locura. Los temas de sus libros giran alrededor de la cuestión del tiempo, la esquizofrenia y la biopolítica. También traductor de Deleuze al portugués. Algunos de sus textos editados en Brasil son: Da clausura do fora ao fora da clausura: Loucura e Desrazao (Brasiliense, 1989), A Nau do tempo-rei (Imago,1993), O tempo nao-reconciliado (Perspectiva, 1998), A Vertigem por um Fio: Polítias de Sujetividade (Iluminuras, 200) y Vida Capital: Ensaios de Biopolítica (Iluminuras, 2003). Coordina un grupo teatral integrado por psicóticos, donde él mismo participa además como actor. A partir de ambas experiencias, la filosófica y la esquizo-analítica, teoriza las subjetividades contemporáneas, especialmente aquellas que oscilan entre el agotamiento y el nihilismo. Este es su primer libro traducido al castellano.

Índice

Diálogo Peter Pál Pelbart - Colectivo Situaciones 7

I . La vida (en) común

La comunidad de los sin comunidad 21

Cómo vivir solos 43

El cuerpo del informe 51

II. Subjetividad contemporánea

Eu(reka) 69

Sobre la claustrofobia contemporánea 85

La gorda salud dominante 107

III . La locura en escena

Ueinzz, viaje a Babel 141

Esquizoescena 157

Filosofía para porcinos 167

El inconsciente desterritorializado 189

IV. Variaciones teóricas

Consideraciones sobre lo intempestivo 223

Hacés falta, Gilles, pero igual nos las arreglamos 239

Imágenes de tiempo en Deleuze 247

V. Travesías

"¡Acordarme de olvidar a Lampe!" 259

La vergüenza y lo intolerable. Cine y holocausto 269

Travesías del nihilismo 291


Para comprar el libro: http://www.tintalimon.com.ar/spip.php?article61



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