Comida por venir*
<
http://revistafuturos.com.ar/index.php/alimentos-y-ruralidad/141-comida-por-venir>
*El autor presenta el problema de la obesidad progresiva en los países
enriquecidos. Queda pendiente para confrontar con el hambre endémica y en
expansión en los países empobrecidos y junto con ella, la obesidad en las
zonas "privilegiadas" del mundo empobrecido. El sobrepeso es un problema
sanitario creciente. El desarrollo corporal está dando señales alarmantes
de lo que puede llegar a pasar. Las mediciones revelan que la grasa corporal
crece, por ejemplo en Suecia –lugar de origen del artículo– al mismo ritmo
que en EE.UU., apenas con alguna década de "retraso". En menos de veinte
años, los suecos han engrosado un 50%. *
*Pero el fenómeno se derrama por fuera de los países enriquecidos. Cada vez
en más regiones del planeta los pobres, que en el s. XIX eran flacos, ahora
son gordos. Y los ricos que hace menos de cien años exhibían su riqueza
también en la grasa, son cada vez más flacos. Porque la obesidad es
primordialmente resultado de mala calidad alimentaria, inducida, y escasos
conocimientos.*
*¿quién tiene la responsabilidad por nuestra salud y estilo de vida? *
*Cada año, un 1% de los habitantes de EE.UU. supera el índice BMI (body mass
index; índice de masa corporal) que define como grasa (corporal) una
relación entre peso y altura que presenta la magnitud 30 como frontera para
el sobrepeso (véase información más abajo).
Una de cada cuatro porciones de vegetales en EE.UU. consiste en papas
fritas. La ingestión de azúcar, "calorías vacías" sin ningún otro valor
nutricional que el energético, crece a pasos agigantados. Lo dulce le otorga
al cuerpo malas señales de saciedad y especialmente los refrescos dulces
gasificados llevan al sobreconsumo puesto que nuestros genes, que provienen
de la edad de piedra, jamás han aprendido a reconocer calorías bajo esa
forma como constituyendo nuestra lista "natural" de aportes calóricos.
El complejo industrial despliega todo el aparato publicitario posible para
lograr que los consumidores "elijan" justamente refrescos dulces, incluso
hasta como desayuno. La bebida que acompaña a las comidas rápidas es
generalmente gasificada dulce sin alcohol. Este nuevo estilo de vida ha sido
bautizado en EE.UU. como "the toxic environment" [el ambiente tóxico]: las
lesiones no sobrevienen a través de los clásicos venenos peligrosos sino a
través de un estilo de vida pernicioso del cual a uno le cuesta mucho
defenderse.
Las grandes cadenas de mercancías comestibles en EE.UU. producen diariamente
un promedio de 3.814 calorías diarias por estadounidense, incluidos bebes y
ancianos. Es aproximadamente el doble de lo que se necesita para alimentar
la población y mantenerla en un buen peso corporal.
La industria alimentaria estadounidense se ha ido construyendo de un modo
extremadamente racional, con una fortísima concentración. Elaborar enormes
cantidades de comida es algo bien sencillo, pero se trata también de lograr
salida para semejantes volúmenes. *
*No hay más que tres formas de lidiar con semejante sobreproducción:
• se puede uno deshacer del exceso de energía volcándola en calorías
insalubres para exportar;
• se puede luchar para obtener mayores porciones de la torta de consumo,
a costa de los competidores;
• se puede bregar para que todos los habitantes aumenten el total de su
ingestión de comestibles.
En la práctica, la industria alimentaria estadounidense usa las tres vías.
Enormes cantidades de grasa yanqui barata se derrama por encima de la
frontera sobre México. Y puesto que los mexicanos viven pobremente y a
menudo no tienen ni siquiera acceso a buenas condiciones de refrigeración,
ven en la grasa barata un modo de asegurarse sus necesidades calóricas. Cada
vez más en los últimos tiempos México se ve enfrentado a problemas
generalizados de salud, sobre todo entre sus capas con menor poder
adquisitivo.
La obesidad es sobre todo una enfermedad de la pobreza. Afecta a gente que
apenas tiene ingresos para alimentarse y que carecen de conocimientos o
recursos culturales para hacer buenas elecciones alimentarias.
Las empresas del ramo alimentario se "matan" por arrebatarse unas a otras
partes del mercado. Campañas publicitarias, actividades y avisos televisivos
expresan esas pujas. Mirar teve significa en general recibir los peores
mensajes en alimentación, movimiento, estilo de vida y obesidad. La mayor
parte de sus avisos provienen de productos a los que de ningún modo se puede
asociar con un estilo sano de vida.
Los teleespectadores en general provienen de las capas más bajas de la
población, que no pueden hacerse cargo de los mensajes, distinguir a los
actores como individuos, cuerpos o roles. El 90% de la propaganda de la
industria alimentaria se refiere a productos que los expertos en salud no
consideran nutritivos ni saludables.
La tercera posibilidad que vimos que tiene la industria alimentaria es hacer
que la gente coma más. También en este aspecto, el complejo industrial se ha
salido con la suya. La comida cuesta muy poco como materia prima y por eso
la industria se permite seducir a clientes que se fijan en los precios
usando como argumento de venta porciones y volúmenes más grandes.
En EE.UU. es muy común ofrecer que la gente pueda comer todo lo que quiera
en un restaurante por 9,95 dlrs., algo que apenas si existe en Francia por
ejemplo, donde el peso corporal es el más bajo de toda Europa occidental.*
*La industria alimentaria con sus abundantísimos recursos económicos tiene
lo suficiente como para incluir en su propaganda a estrellas bien conocidas.
McDonald's tiene consigo al basquebolista Michael Jourdan, a las tenistas
Serena y Venus Williams. Pepsi cuenta con la actriz Halle Berry y la
cantante Britney Spears. El rapero Bebe King es uno de los artistas de
Burger King.
Pero hay también estadounidenses famosos que se han comprometido con
programas de salud. Estrellas de fútbol, desconocidas fuera de EE.UU.,
propagandizan buenos programas de alimentación y movimiento para los
jóvenes.
Pero lo cierto es que los productos comestibles empiezan a ser introducidos
hasta como material educativo. Muchas veces ocurre que se presentan
ejercicios en los planes de estudio sin que la industria haya tenido que
pagar un solo dólar en gastos de propaganda. Hay libros de texto elementales
en matemáticas, por ejemplo, donde uno tiene que calcular la cantidad de
maíz acaramelado que entra en una bolsa de las que se usan, o cuánto hay que
pagar por una botella de Gatorade que viene empacada de a seis, o cuantas
bolitas de determinado color tiene una bolsa de M&M.
En otras situaciones, la industria se hace cargo de materiales educativos
que directa o indirectamente la favorecen. American Egg Board [Buró
estadounidense de huevos] patrocina el libro The incredible journey from hen
to home [La jornada increíble de la gallina al hogar], Kellogg's financia
Kids get going with breakfast [Los niños empiezan con el desayuno], Mars
financia 100% smart energy to go [100% de energía inteligente para
marchar], National Potato Board [Buró Nacional de la Papa] edita Count your
chips [Cuente sus papas fritas] .
Oficinas de propaganda sugerentes enseñan cómo introducir esos materiales en
la escuela y proponen "introducir tu mensaje en el aula donde puede llegar a
seres humanos jovencitos que están forjando actitudes que durarán toda la
vida."
También se puede usar a los alimentos como recompensa. En Detroit se ha
creado un miniMcDonald's en el cual los alumnos pueden recibir gratis
hamburguesas leyendo, resolviendo problemas o cumpliendo con una alta
escolaridad. El maestro puede encargar un programa a Dunkin' Donut, que
versa sobre distintos tipos de héroes y en el cual hay un afiche que se
cuelga en las paredes del aula con una cantidad de cupones para recibir
rosquillas gratis.
Las escuelas de EE.UU. que siempre han tenido una economía frágil, pueden
vender espacios publicitarios en sus locales para lograr ingresos. En una
piscina escolar se ve claramente un cartel de Coca-Cola y al lado de la
pista de aterrizaje del aeropuerto de Dallas hay una escuela que tiene el
logotipo de Dr. Peppers nítidamente pintado en sus techos. Los buses
escolares funcionan como espacio publicitario. En la ciudad de Nueva York
las autoridades escolares estiman que obtienen unos 53 millones de dólares
anuales por permitir anuncios en los exteriores de los buses.
Todo esto ha llevado a la constitución de contracorrientes. Hay
organizaciones como How corporations are buying their way into America's
kids: commercial pressures om kids of the 90:ies. [Como las corporaciones
están seduciendo a los niños estadounidenses: presiones políticas sobre los
niños en los 90]. Organizaciones de consumidores, de grupos de ciudadanos o
de responsables de áreas educativas han empezado a protestar contra el hecho
de convertir a la escuela en pieza fundamental de comercialización.
Entusiastas, alumnos, profesores y padres han creado grupos de acción
conjunta para combatir la publicidad en las escuelas, para mejorar las
meriendas escolares y encontrar empresas alimentarias que quieran elaborar
sus productos sanamente. En el campo hay escuelas que venden su propia
producción, que los alumnos cosechan para proveer a restaurantes pequeños, y
todo eso como parte de los planes de estudio. Hay algunos políticos locales,
aislados, a veces con formación médica, que se han comprometido para lograr
que no aparezcan en las escuelas las bebidas gaseosas y las golosinas.
Es una opinión muy generalizada de que nosotros mismos deberíamos saber lo
qué comer para sentirnos bien. Pero es falsa. Hay informes anecdóticos que
hablan de mujeres que buscan comida rica en hierro durante la gravidez
porque "sienten" que necesitan proveerse de ese mineral.
En rigor, sin embargo, hay sólo tres situaciones bien conocidas en las
cuales el cuerpo experimenta un impulso para conseguir víveres,
absolutamente necesarios. Si no bebemos lo suficiente tenemos sed y buscamos
un líquido. Si no ingerimos sal suficiente para mantener nues
Que el cuerpo no tiene capacidad innata alguna para elegir lo más sano surge
claramente del hecho de que elegimos con gozo comidas grasas y dulces, las
que hoy en día constituyen la fuente principal de nuestra decadencia
nutricional y de muertes prematuras. Si tuviéramos semejante capacidad,
jamás podría haberse extendido la fiebre de grasa tan actual hoy en día [hay
que tener presente que esta nota está escrita en el mundo enriquecido; en el
mundo empobrecido al que pertenece nuestra región platense, junto con esa
verdad que el autor enuncia, hay otra verdad, tal vez más acuciante todavía
y de mayor extensión y es la reaparición del hambre directa, vieja conocida
de la humanidad; la falta de alimentos que llevar a la boca. Lo cual no
inhabilita que cada vez más, hambrientos cuando pueden y no hambrientos
siempre, tiendan a "satisfacerse" con el tipo de comida que el american way
of life está empeñado en que todos comamos; mucha grasa y mucha azúcar...
n. del t.].
Un grupo de investigadores estadounidenses ha repasado una gran cantidad de
programas de entretenimiento televisivo y ha examinado más de un millar de
papeles o roles de actuación. Encontraron únicamente a un 14% de mujeres y a
un 24% de hombres que tenían sobrepeso o eran directamente obesos, lo cual
hay que compararlo con las estadísticas generales estadounidenses que
revelan, en cambio, un 70% en esas categorías.
Los que tenían sobrepeso eran a menudo descritos peyorativamente en los
programas. No resultaban tan atractivos, por ejemplo, y no encontraban
chicas o chicos para establecer una relación, se los veía como glotones. La
televisión no hace así sino confirmar el clisé negativo sobre la grasa que
existe también en muchos otros lados en el país.
En EE.UU. el mirar televisión constituye en sí un problema sanitario de
alcance popular. [...] Mirar televisión ocasiona daños de tres tipos. Los
niños miran sentados la tele en lugar de jugar y mover el cuerpo tanto
dentro de la casa como a la intemperie. Esto implica que aumenta la
ingestión de comida, ya sea porque muchos han adquirido el reflejo de comer
delante de la televisión, ya sea porque los avisos publicitarios estimulan
ingerir comida con efectos francamente desfavorables para la salud. Por
último, diversas investigaciones muestran que mirar televisión aminora el
ritmo biológico, lo cual dicho más claramente significa que funciona como un
somnífero.
Por cierto que se puede modificar la forma de mirar televisión. Se han hecho
intentos dándoles a los niños "tarjetas de crédito" que cubren una cantidad
de horas semanales para poder mirar la tele. El aparato luego se apaga
irrevocablemente.
[...]
Que EE.UU. sea el país mayor del planeta surge incluso a partir del tamaño
de las porciones. Hay restaurantes donde la comida es gratis si uno puede
terminar su porción de pizza, de bife vacuno, de pescado o mariscos. La
"bolsa del perrito", como lo denota su misma denominación, fue pensada al
principio para darle al perro la comida que uno no puede terminar. Con el
tiempo, se ha ido convirtiendo en todo un empaque para llevar a casa el
sobrante de comida de unas porciones grotescamente exageradas que servirán
para hacer un refrigerio en el hogar.
La industria automotriz se ha adaptado a los tamaños de las porciones
haciendo posavasos más grandes en los asientos para las bebidas gaseosas.
Hasta el idioma ha sido afectado por la inflación. En un tiempo las comidas
se calificaban con adjetivos como "delicada", "sabrosa", "de tamaño
saludable". Hoy en día los calificaciones que sobrevienen están en general
referidas al tamaño [y sustantivadas, n. del t.]: Big Mac, Gran Trago,
Congelado Gigante, Gran Agarre, Hamburguesa de queso Máxima,
Extraordinariamente [asombrosamente] grande [Whopper], La Bestia (referida a
un envase gigantesco de bebida).
Las autoridades sanitarias de EE.UU. han recomendado diversos tamaños de
porciones para distintos platos. El tamaño promedio de un bife en un
restaurante suele ser el doble de las porciones recomendadas, los mantecados
el triple y un plato común y corriente de pasta, cinco veces más grande. En
la última década, el diámetro de un plato común de restaurante ha aumentado
de 26 a 30 cm.
Ciertamente, EE.UU. no está solo en esta problemática. La grasa corporal
aumenta rápidamente [...]. Lo que se haga, hay que hacerlo ya. Porque el
avance del sobrepeso en Suecia es tan pero tan rápido que ya se lo puede
medir de año en año.
Stephan Rössner*
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
¿tiene usted sobrepeso?
*Divida su peso por el cuadrado de su altura.
Ejemplo: Usted pesa 85 k. y mide 1,79. El cálculo deviene:
85 : 1,79 x 1,79 = 33,2 k. por "m2 " de altura.
La tabla de Índice de masa corporal BMI (por su sigla en inglés) establece:
< 18,5 escasez de peso
18,5 – 25 peso normal
25 – 30 sobrepeso
> 30 obesidad
La OMS divide además los grados de obesidad en tres niveles: hasta 35, de 35
a 40 y más de 40. La OMS ha establecido estas relaciones con prescindencia
total de edad y sexo.*
*nota:*
* * "Framtidens föda", Framtider, nº 1, Estocolmo, 2004. Traducción del
sueco y selección del texto: LESF. Hemos hecho la traducción directa del
sueco al castellano, y contra lo habitual, en algunos casos hemos traducido
también las voces en inglés aunque dejemos la voz original (en otros,
seguimos dando entre corchetes la versión en castellano).
Hemos suprimido pasajes estrictamente referidos a aspectos de la vida
administrativa del estado sueco, con detalles prácticos que habrían
resultado incomprensibles sin explicaciones complementarias, que entendemos
nada agregan de validez general a la cuestión en sí [n. del ed.].
N. del ed.: remitimos al lector a la nota de L. Berg, "El estómago, los
alimentos y el poder" que publicamos en Futuros nº 6.
artículo publicado en Revista futuros nº7 / Río de la Plata primavera-
verano 2004-2005
http://revistafuturos.com.ar/index.php/alimentos-y-ruralidad/141-comida-por-venir