La Fogata
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              "La Página de los Compañeros"
          
           
             
              
                  
                   
                    
                    
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                      La Fogata, Marzo 2001 - Marzo 2008, 7 años...
                  
                
                  
              
            
          
          
      
      
         
           "NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS"
        
        
    
  
    
    
    
    
    
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17 
de Octubre de 1945, jornada de transgresiones  
Juan Carlos Cena*
Villa Crespo Digital 
La Fogata
 
Este 
día, el 17 de octubre de 1945, fue una jornada desbordada por las 
transgresiones, quebramientos y pariciones. Son los inesperados momentos que nos 
depara la historia, que sintetiza en un breve tiempo años duros de luchas: 
avances y retrocesos, triunfos y derrotas, sufrimientos y alboradas. Ese 17 fue 
un día de nacimientos, gestación que se inicia en el vientre de la clase obrera 
y el pueblo. Todo este proceso de rebeldía no comienza y estalla el 17 de 
octubre, sino mucho antes, cuando los trabajadores hacen caso a los rumores y 
vislumbran en hechos concretos, que la legislación laboral implementada y sus 
conquistas logradas en 1943 serán anuladas.  
La renuncia de Perón y su posterior prisión, es uno de los síntomas más fuerte 
de que esa revocación iba a ocurrir. Por lo tanto, a ese retroceso en las 
conquistas, la clase obrera no lo iba a tolerar. El día 10, Perón se despide de 
miles de trabajadores que se concentran frente a la Secretaría de Trabajo, todo 
un gesto que los trabajadores asimilan, esa asimilación, la concretan en la 
acción: hay que autoconvocarse y tomar la calle. Comienza el movimiento
 
El día 13 se moviliza Rosario en los frigoríficos y en el pueblo, luego Tucumán, 
y sigue al sur la oleada convocante, hay que resistir y hacer retroceder los 
intentos de abolir lo conquistado: Buenos Aires (Berisso, Valentín Alsina, 
Avellaneda, Ensenada), la movilización obrera va creciendo, y el día 16 los 
trabajadores van penetrando a la Capital Federal desde el sur, como un reflujo. 
Sobrepasan a la policía que pretende cerrar los puentes y accesos para impedir 
el cruce, a la Capital de la República, de los trabajadores.  
Todas esas movilizaciones son anteriores a la de Plaza de Mayo. Es un 
levantamiento nacional de la clase trabajadora y el pueblo. Esta Plaza y otros 
lugares serán espacios de pronunciamiento y violencia. Los movilizados han 
lanzado la huelga general sin pedir el consentimiento a los popes sindicales, 
estas medidas no son aprobadas por el Comité Central de la CGT (integrada por 
más de trescientos organizaciones). La C.G.T recién declara la huelga general 
para el día 18, no nombra a Perón en el comunicado, y sí convoca a defender las 
conquistas sociales, y las elecciones.  
El 17 de octubre de 1945 no fue una huelga general de masas, con las 
características de las anteriores, llena de ausencias y manifestaciones 
protestatarias. Fue una gran rebelión popular, con una masiva participación y 
movilización de la clase trabajadora con características insurrecciónales. 
La clase obrera también sufre un crujimiento, se rompen viejas concepciones; 
unas se realinean en lo nuevo, que son las nuevas fuerzas sociales que se van 
constituyendo, entre los que apoyan esta huelga con movilización y los que 
reclaman el retorno a la normalidad constitucional. Se viven momentos de crisis, 
la sociedad está convulsionada. La irrupción de la clase obrera al escenario 
político, sin pedirle autorización a nadie para posesionarse en las calles, 
aterroriza; es un tembladeral generado por los trabajadores junto al pueblo. 
Los movilizados buscan establecer una relación o una alianza con un sector de 
las fuerzas armadas. Las mismas fuerzas armadas sufren un realineamiento, es 
decir, más que eso: una ruptura. La Marina, y un sector del ejército, que 
comanda el general Avalos, es el último reducto de resistencia contra este 
hecho; su propósito es atacar y disolver la concentración de Plaza de Mayo, para 
después continuar con la acción represiva. Esa intención es el rechinamiento que 
produce el rompimiento, es una manifestación real y concreta, y no una 
abstracción: Se divide el poder por la presencia de la clase obrera movilizada 
en las calles. Es la primera vez. ¡De terror!, dicen. No hay peor cosa que un 
pequeño burgués asustado. 
Desde 
las barriadas que rodean la ciudad, lugar de asentamiento de las corrientes 
migratorias, domicilio de los nuevos trabajadores provenientes del interior del 
país, parten hacia el centro; los suburbios invaden el centro de la Capital 
Federal. Las mujeres que vienen de la zona de tambos, al final de la avenida 
Beiró, se juntan con las obreras fosforeras del Bajo Flores, en Mercedes y Juan 
B. Justo, partiendo luego, a las risotadas, en manifestación por la avenida Juan 
B Justo (...) hacíamos flamear sobre palos de escobas, cañas o mástiles 
improvisados, nuestros corpiños, enaguas y calzones, como banderas (...) nos 
miraban horrorizadas algunas copetudas que estaban a la orilla de la vereda, los 
hombres se sacaban el rancho de paja, reían e imaginaban babosos (...) Raquel, 
obrera fosforera anarquista de Parque Patricios (Testimonio brindado al autor)  
Ese día, hubo violencia en Buenos Aires, en La Plata, Berisso y Ensenada, 
conteniendo una proclama: la de la rebeldía. Los lugares atacados: símbolos que 
indican las relaciones de dominio y explotación: el Jockey Club, las agencias 
del diario La Prensa, el Banco Comercial, el edificio del periódico El Día, en 
la Plata, los clubes Estudiantes de La Plata y Gimnasia y Esgrima, tiendas de 
ropas finas. Obreros, vivando el nombre de Perón, portando palos y piedras 
atacaron todos estos símbolos del poder.  
Elías Canetti, en su trabajo Crowds and Power dice: La destrucción de las 
imágenes representativas equivale a destruir una jerarquía que ya no se admite, 
a eliminar las distancias válidas generalmente establecidas y universalmente 
visibles.  
¿Meter la patas en las fuentes u orinar las flores de la burguesía en la Plaza 
de Mayo en el '45, no es lo mismo que beber y comerse todos los manjares de la 
Confitería Oriental, el 29 de mayo del '69 en el Cordobazo? ¿Cómo se interpretan 
esos gestos? ¿Es la irreverencia de clase? ¿Es la insolencia del asqueado? ¿No 
se expresa este asqueado, mucho tiempo después, con precisión en la búsqueda y 
señalización, no sólo de las imágenes representativas, sino buscando a las 
jerarquías que ya no se admite para darles su escarmiento?  
Este mismo fenómeno ocurre en Rosario, los barrios que componen el Gran Rosario 
marchan hacia el centro; las mujeres enarbolando sus prendas íntimas, como signo 
de insolencia, atrevimiento y rebeldía, ante el presunto despojo de sus 
derechos. Como las sans-coulotte de la Revolución Francesa. ¿Quién las instruyó 
que así debían marchar? 
Portaban sus nuevas imágenes representativas, las que ellas eligieron, prendas 
de su intimidad, las que cubren su desnudez, símbolo de pureza.
Los manifestantes, ¿Qué dijeron o decían mientras marchaban? O mejor: lo que 
dijeron quedó cubierto y oculto. Pusieron sus anhelos, sus esperanzas, sus 
historias de lucha cotidiana y sus cuerpos descamisados un instante, pero las 
palabras las pusieron otros. Los anales de los pobres suelen ser vacíos. Nadie 
escribe por ellos.
El 17 de octubre es un acontecimiento sobre el cual se enancan diversos 
discursos no gestados por los actores. ¿Cuáles son estos discursos? ¿Quiénes los 
producen?  
Para 
la vieja argentina oligárquica no había dudas: el 17 de octubre "era el aluvión 
zoológico", la invasión bárbara, un fenómeno insalubre. 
Para Perón y la burocracia política y sindical que lo secundó tiempo después, 
dijeron que el 17 de octubre fue el día de la lealtad. 
Lealtad que negaba la lucha de clases concreta y, que implicaba acatar 
objetivos, también de clase (de la burguesía nacional)  
Lealtad significaba congelar los acontecimientos, no ir más allá del 17 de 
octubre, delegar la autonomía (...) creo que no es arbitrario sostener que el 17 
de octubre fue un episodio más de la lucha de clases, en la que el proletariado 
argentino (con tradición y sin tradición de lucha) apoyó a un líder carismático, 
nacionalista-burgués, en defensa de sus conquistas recientes y en oposición a 
una Argentina que los marginaba política y socialmente.  
Pero es dable destacar que el 17 de octubre fue un día de pariciones: La clase 
obrera, en ese acto, parió a Perón. Perón, sin esa gigante madre de mil cabezas, 
no hubiera visto la vida ni la luz, ni ser el protagonista de los nuevos tiempos 
por venir. Perón fue parido esa tarde. Sale al balcón asombrado a la nueva vida 
como un niño, los trabajadores y el pueblo festejan ese nacimiento. Perón se 
reconoce, y gestualmente saluda a su madre-pueblo. Ese festejo no significó que 
todos ellos fueran peronistas o descamisados en ese instante, ni siquiera eran 
conscientes de que estaban pariendo otra identidad política dentro del 
movimiento obrero.
En ese 17 de octubre, los factores de poder toman debida nota, generando luego, 
el golpe de Estado de 1955, intentando cobrar a los trabajadores las 
impertinencias pasadas; la Resistencia Peronista fue la respuesta sustancial del 
movimiento obrero peronista a este golpe de Estado. Pero los factores de poder 
siguen tomando nota; después del Cordobazo aprenden, sacan enseñanzas y toman 
más nota. 
Estos mismos poderes fogonearon el golpe de Estado del '76, que produjo el 
genocidio más brutal de la historia, pretendiendo borrar a degüello la rebeldía 
histórica del pueblo trabajador; pero la rebeldía no fue suprimida, se asoma por 
estos tiempos, en cada barricada.  
Los trabajadores tenemos que apropiarnos del 17 de octubre y dotar al 
acontecimiento de un discurso obrero, que resaltando el enfrentamiento social, 
lo haga funcional a las luchas presentes y futuras. Hay que devolverle el 17 de 
octubre a la clase obrera, para lo cual es necesario mostrar las derivaciones 
funestas y reaccionarias de los discursos oficializados. 
El 17 de octubre es una fecha de replanteos, quiebres y bisagras, como se la 
quiera llamar, pero es donde se inicia otra estación organizativa de la clase 
obrera. Como todos los acontecimientos históricos, el 17 de octubre, así como el 
Cordobazo, están sujetos a reelaboraciones. 
En síntesis, entre el 15 y el 18 de octubre de 1945, es un momento de crisis 
constitucional y fractura de la burguesía que la coloca, al menos como 
posibilidad, en la situación de dirimir su enfrentamiento por las armas, se 
produce una huelga general con movilización de masas. 
La acción de las masas desborda y subordina a las organizaciones tanto 
sindicales como políticas: no sólo la huelga general declarada por la CGT para 
el día 18 es superada desde el día 16.  
Esta nueva identidad, tiene que ver con la conciliación de clases, la 
concertación, la negociación entre los patrones y los trabajadores, intentándose 
suprimir la lucha de clases, esta política no la logra anular. Las primeras 
huelgas o movilizaciones no son contra el gobierno, sino para conservar las 
conquistas logradas que algunas patronales quieren escamotear, a pesar de las 
recomendaciones de Perón, de que se debe aflojar, y repartir un poco más, no sea 
cosa...  
Comienza en lo social, la articulación de una formación ideológica de carácter 
nacional. Las relaciones entre clases mantienen un equilibrio inestable en ese 
período, luego se vuelven antagónicas: el Estado de Bienestar tiene poco para 
repartir y ese equilibrio momentáneo, que depara la conciliación de clases, se 
agota.  
Las luchas tienen que ver con que se mantengan las conquistas logradas, no 
dejarse arrebatar nada, en el terreno político, económico o social. Es la 
continuidad de viejas luchas que demuestran que todo lo logrado es producto de 
disputas anteriores, y no de concesiones o traspasos graciables.
La relación Perón-peronismo-obreros, no es (como dice Gino Germani) sólo de 
manipulación, sino de tensión, negociación y fuerza. Estos ejemplos de 
conflictos, ilustran y pintan como nadie esta relación.  
El 17 de octubre, con los trabajadores y el pueblo en las calles; el golpe de 
Estado 1955 y la Resistencia Peronista formada por trabajadores y pueblo 
luchando en las calles; y el Cordobazo, toda una rebelión obrera y popular 
protagonizada en las calles durantes días, produjeron un resquebrajamiento en el 
interior de las fuerzas del poder, esto generó enfrentamientos entre las fuerzas 
del poder, estallaron contradicciones entre las clases dominantes y hubo serios 
síntomas insurreccionales. 
En esas tres oportunidades, la clase obrera disputó en las calles el poder a la 
otra clase, la capitalista, en inferioridad de condiciones. La clase obrera en 
la calle, y sólo ella, fue capaz de quebrar el poder, generando un fuerte 
antagonismo entre los intereses de clase. Es decir, fue el enfrentamiento entre 
dos poderes bien definidos: el poder de los obreros y el poder de la burguesía, 
que se resquebraja, sólo eso.  
Han transcurrido 63 años de esa gesta obrera y popular. Gesta ninguneada, 
distorsionada, falseada (
) la transmisión oral y escrita, dentro del movimiento 
obrero, a pesar de las acciones represivas de las distintas dictaduras y de las 
democracias relativas, permite recrear y decir con firmeza, que estos sucesos 
pertenecen a la historia de la clase obrera, la clase más antigua de la 
humanidad.  
*Integrante de la Resistencia Peronista de Córdoba - Dirigente de las Comisiones 
Clandestinas Ferroviarias, durante el onganiato - ex Secretario General de la 
Seccional Organismo Central de la Capital Federal APDFA. 
Autor  
El Guardapalabras, memoria de un ferroviario 
El Cordobazo, una rebelión popular  
El Ferrocidio 1º edición 
Crónicas del Terraplén 
El Ferrocidio 2º edición ampliada y corregida 
y numerosos trabajos de Historia del Movimiento Obrero 
¡Cómo no van a estar eufóricos! 
 Raúl Zibechi
La Fogata
A 
medida que pasan los días y  van apareciendo algunos resultados de la crisis 
financiera, cobra  consistencia la sospecha de que el pánico y la estampida 
de capitales  fue una maniobra urdida por las elites para conseguir una tajada 
gruesa  de los fondos estatales, sobre todo de la Unión Europea.  
Las bolsas reaccionaron a la 
baja luego de los 700 mil millones de  dólares decididos por el Congreso 
estadounidense en apoyo del Plan  Paulson. Pero recobraron la euforia el lunes 
13 luego de conocerse que  la Unión Europea (UE) dedicará 2,1 billones de 
dólares (tres veces el  Plan Paulson) a salvar sus bancos. En total, tres 
billones de dólares  cash, a los que hay que sumar los fondos liberados antes 
para salvar  otras instituciones tanto en Estados Unidos como en la UE, y las 
 sucesivas inyecciones que vienen haciendo los bancos centrales y la  reserva 
federal desde hace un año. Es posible que las cifras totales  salidas de las 
arcas estatales alcancen los 6 billones de dólares. El  PIB de China; casi seis 
veces el de Brasil. ¿Quién no estaría eufórico?  Tal vez sea cierto, como apunta 
William Engdahl (Rebelión, 14/10/08) que  Alemania e Inglaterra se salieron del 
libreto estadounidense, cuyo  sector financiero habría generado pánico bancario 
(un pánico  preplanificado), dejando caer a Lehman Brothers, para aumentar su 
poder  y el control de la política de Washington. Los hacedores de la crisis 
 esperaban que los europeos corrieran a rescatar las hipotecas basura de  Wall 
Street, con lo que se hubieran destruido lo que quedaba de las  instituciones 
bancarias y financieras sanas de la UE.  
 Según ese análisis, la 
nacionalización parcial decidida por el Reino  Unido de sus más importantes 
bancos, medida seguida por Alemania, habría  impedido que la maniobra de Paulson 
fuera a más. Es posible. Sin  embargo, todo indica que las medidas tomadas por 
la UE tienen mucho en  común con las políticas de Washington: se limitan a 
retoques sin atacar  los problemas de fondo.  
 En las últimas semanas, a 
medida que escala la caída de las bolsas, se  difundió la especie de que la 
causa de la crisis es la desregulación del  sistema financiero, y que el 
establecimiento de adecuados controles  estatales podrá acotar los problemas y 
atajar crisis futuras. Nada más  lejano de la realidad. La financierización de 
la economía fue una  decisión del capital para, precisamente, eludir los 
controles y evitar  verse amarrado por pactos que limitaban su acumulación.  
 El proceso que levantó vuelo a 
comienzos de la década de 1970 y está  implosionando ahora, está lejos de ser un 
accidente del sistema: se ha  convertido en su núcleo duro. El pacto social 
conocido como Estado del  Bienestar, o sea un trato entre el Estado, los 
empresarios y los  sindicatos para regular la economía, supuso rígidos controles 
a cada uno  de los actores. La cosa funcionó, como bien recuerda Mike Davis  (Sinpermiso, 
12/16/08) por el levantamiento de los trabajadores  industriales que no 
dejaron otro camino al capital que aceptar, no su  asutolimitación cosa que 
nunca aceptó, sino la vigilancia activa del  Estado y los sindicatos.  
 Pero cuando la beligerancia 
obrera y de los pueblos del Tercer Mundo  pusieron en peligro la continuidad de 
la acumulación en la producción  real, el capital optó por volatilizarse, saltar 
los controles y para eso  se convirtió en capital financiero. David Harvey 
denomina este proceso  como acumulación por desposesión (El nuevo 
imperialismo). El capital  fijo, enterrado en bienes de producción, se trasmutó 
en capital  financiero obteniendo así nuevos grados de libertad. O sea, 
asistimos  al retorno de la lógica de la rapiña que caracterizó la acumulación 
 originaria en los albores del capitalismo, que conocemos como Consenso  de 
Washington o neoliberalismo.  
 En los últimos treinta años, 
este capital especulativo hizo añicos el  planeta. Primero a los países más 
pobres a través de la crisis de la  deuda de los 80, que significó monumentales 
transferencias del Sur al  Norte. Más tarde, un capital especulativo aún más 
concentrado, e  incrementado por los fondos de pensiones, lanzó la crisis de 
1997 con la  que buscó que Asia terminara financiando la creciente deuda de 
Estados  Unidos. Ahora, todo indica que la mira estuvo puesta (o está aún) en la 
 Unión Europea y en los países emergentes. En la medida que estos se  muestran 
cada vez más reacios a seguir sufragando los gastos de  manutención del imperio, 
un imperio que además no consigue  estabilizarse, el cerco se estrecha cada vez 
más sobre las economías  amigas.  
 La próxima víctima, además de 
las capas medias y los trabajadores  europeos, serán los propios 
estadounidenses. La expansión del gasto  militar ya no puede seguir tirando de 
la economía, como sucedió luego de  la Gran Depresión. Peor aún: cada vez son 
más los que, en el corazón del  imperio, consideran que el elevado gasto militar 
para mantener el poder  del 1% de la población, se sostiene a costa de 
desmantelar los servicios  de salud que están llevando a sectores importantes de 
la población a  condiciones de vida latinomericanas.  
 Un buen ejemplo para europeos 
y estadounidenses: en Argentina la brecha  entre el 10% más rico y el 10% más 
pobre era de 12 veces en 1986, poco  después de finalizar la peor dictadura. En 
la década neoliberal de los  90 trepó a un promedio de 22 a 26 veces, para 
escalar a 58 veces en el  pico de la crisis, entre 2001 y 2002. En los útimos 
cinco años fue  descendiendo paulatinamente, para ubicarse en 36 veces, tres 
veces más  que la herencia que dejaron los militares genocidas. ¡Ni las 
terribles  dictaduras consiguieron empobrecernos tanto como las crisis 
fabricadas  por el caputal financiero!  El capital financiero es una suerte de 
Terminator, una máquina  destructiva que se mantiene activa destruyendo y 
engullendo los trozos.  
Saldrá de esta crisis más 
concentrado aún, con mayor poder para eludir o  neutralizar controles. Así viene 
funcionando en América Latina en las  tres últimas décadas. Esta máquina no se 
detiene por sí sola, ni por  disposiciones que regulen algunos aspectos de su 
funcionamiento. Puede  disminurise su poder letal, pero en modo alguno puede 
cambiar su  condición. Sólo destruyéndola, dejará de destruir.  
Hernán Uribe  Sólo existen dos 
modos conocidos para proceder a esa destrucción. La más  segura, son los 
levantamientos populares, los Ya Basta y los que se  vayan todos, de los 
cuales América Latina tiene, desde el Caracazo de  1989, una novedosa y rica 
tradición. La segunda, es la vigorosa  intervención de gobiernos decididos a 
cambiar el rumbo. También tiene  este continente algunos buenos ejemplos en ese 
sentido. La llamada  economía de los papeles estaba sometiendo a la economía 
productiva. Eso  se tiene que acabar, dijo Lula.  
 Cuando algún gobierno de la 
región toma medidas en ese sentido, el  capital financiero reacciona con 
virulencia, como sucedió en Santa Cruz,  Bolivia. Es un buen momento para seguir 
los mejores ejemplos. Entre  ellos, el del presidente de Ecuador, quien le dijo 
basta a la  multinacional brasileña Odebrecht, cansado de que se burlara del 
Estado,  aún a riesgo de que el poderoso Brasil reaccione retirando inversiones. 
 
No hay capitalismo bueno. Por 
eso, entre esperar la intervención de los  gobiernos y decidirse por desbaratar 
la máquina depredadora desde abajo,  la opción es clara.  
 - Raúl Zibechi, periodista 
uruguayo, es docente e investigador en la  Multiversidad Franciscana de América 
Latina, y asesor de varios grupos  sociales. 
EZLN: 24 años después
Jaime Martínez 
Veloz/ I Parte
La Fogata
Después de 24 
años de trabajo organizativo, lucha social y experiencias vividas, el EZLN ha 
consolidado su presencia en el territorio chiapaneco. Con discreción, orden y 
disciplina, los zapatistas han podido construir un nuevo modelo de trabajo o, 
como dicen ellos, un nuevo modo de hacer las cosas, donde a partir de una 
práctica cotidiana de la autogestión, la solidaridad, la creatividad, la 
cooperación y organización comunitaria han mantenido la cohesión de sus 
comunidades.
A los zapatistas 
nada les ha sido fácil, ni nada les ha sido regalado. Lo logrado ha sido gracias 
a un enorme esfuerzo y a una alta cuota de sacrificio de sus integrantes. Mayor 
significación tiene cuando sus logros se han producido en medio de condiciones 
difíciles y complicadas.
Desde los 
primeros años en que desarrollaron su trabajo, tanto en el frente de masas como 
en la organización clandestina, se formaron al amparo de una convicción: mandar 
obedeciendo. Los años anteriores al levantamiento les permitieron consolidar 
una fuerte presencia en comunidades, muchas de las cuales se reconocieron 
zapatistas. La estrategia en su formación guerrillera puso distancia frente a 
métodos utilizados por otras guerrillas para allegarse fondos mediante 
secuestros o acciones que caen en el terreno delictivo y que han sido rechazadas 
por la opinión pública.
La apuesta 
zapatista de construir una base social organizativa como sustento fundamental de 
la acción armada, financiada con los modestos recursos de sus integrantes, ha 
sido el distintivo que ha alejado al zapatismo de cualquier acción que lo 
vincule con acciones terroristas que pudieran justificar la acción represiva del 
Estado mexicano. El levantamiento zapatista fue caracterizado por la primera 
Cocopa como expresión de una insurrección comunitaria, producto de causas 
fundadas que lo originaron.
La irrupción 
zapatista en el escenario nacional trajo modificaciones sustantivas. Las 
subsecuentes reformas electorales al primero de enero de 1994 fueron realizadas 
por una demanda de la sociedad mexicana, pero también por el reconocimiento 
tácito a la justeza de los reclamos zapatistas. Tal vez esto no quiera ser 
reconocido por los partidos políticos, pero el levantamiento armado contribuyó a 
la creación de un nuevo escenario electoral y a una redistribución del poder 
político. Hoy el modelo electoral mexicano dista mucho de ser el mejor y más 
adecuado para los mexicanos, pero es muy diferente al de antes de 1994.
El diálogo entre 
el EZLN y el gobierno federal estuvo amparado por una Ley para el Diálogo, cuya 
fortaleza radica en expresar la voluntad de las partes, sobre todo de la 
sociedad mexicana, que desea una solución de fondo a la problemática planteada 
por los zapatistas, por vía de la negociación. El EZLN puso su parte, el Estado 
Mexicano incumplió los compromisos contraídos en San Andrés. Aunque el estatus 
del diálogo que ampara la ley vigente es de suspensión, no de ruptura, la 
reanudación de esta vía tendrá que pasar por el cumplimiento de los acuerdos de 
San Andrés, cuyo contenido principal ha hecho suyo la Organización de Naciones 
Unidas.
Luego de la 
suspensión del diálogo y desde antes, en un doble discurso el gobierno, mientras 
decía querer dialogar, apoyaba una estrategia de contrainsurgencia y 
acorralamiento de las fuerzas zapatistas. Expedición de títulos agrarios, 
habilitando a campesinos como ejidatarios en tierras ocupadas por los 
zapatistas, encarcelamiento de líderes y bases de apoyo zapatistas, matanzas 
indiscriminadas, fomento de las deserciones y el paramilitarismo, ofrecimiento 
de apoyos oficiales a cambio de renuncias públicas al EZLN, minimización del 
conflicto, campañas mediáticas antizapatistas fueron, entre otras, acciones que 
dominaron el escenario chiapaneco durante el mandato del presidente Ernesto 
Zedillo y los varios gobernadores interinos que Chiapas tuvo durante ese 
sexenio.
En medio del 
hostigamiento, el zapatismo tuvo la capacidad de salir adelante y perfilar una 
nueva iniciativa política a principios de 2001, mediante la marcha exitosa que 
culminó con la presencia de los zapatistas en la tribuna del Congreso de la 
Unión, donde el debate entre los legisladores traspasó las fronteras de las 
formalidades parlamentarias para ubicarse en un terreno donde el elemento 
principal que introdujo la petición zapatista para hacer uso de la tribuna de 
San Lázaro no radicaba en que fuera un asunto de normatividad legislativa, sino 
en otro mucho más profundo que cuestionaba al actual modelo de la democracia 
mexicana, la cual aún no incluye a todos los mexicanos, en este caso a los 
pueblos indígenas.
A pesar del éxito 
de la marcha y las expresiones públicas del presidente Fox, la culminación del 
proceso legislativo que dictaminó la iniciativa de ley indígena produjo un 
resultado ajeno a lo pactado en San Andrés Larráinzar, con una reforma 
constitucional que hizo a un lado el arduo proceso de negociación entre las 
partes. El nuevo escenario permitió que de nueva cuenta los zapatistas sacaran 
la creatividad que los ha caracterizado con las juntas de buen gobierno como una 
nueva forma de organización que este año cumple un lustro de actividades 
sostenidas mediante un método de trabajo que ha permitido procesar diferencias, 
definir esquemas de trabajo y vincularse organizadamente entre los miembros y 
quienes no lo son.
Los miembros de 
las juntas de buen gobierno se van rotando entre los integrantes de la 
comunidad, y han entendido que el servicio que brindan no significa obtener 
privilegios individuales, pero fortalece la integración comunitaria que permite 
sentar las bases para el desarrollo de los pueblos. Esta experiencia es un nuevo 
modelo en la toma de decisiones del que hay mucho que aprender y mucho que 
saber.
    
El último día de Miguel
    
    
    
Manuel Cabieses
Punto Final 
La Fogata
    
Miguel vivía en una casa 
con vista a la esperanza. 
Era un compañero del curso de la aurora. 
Casi todos repetimos 
menos él 
que se fue a estudiar la primavera 
allá donde sólo llegan los valientes. 
Aquellos que recibieron en silencio la tortura. 
Aquellos que callaron para que otros vivieran. 
Miguel vivía en una casa 
con vista a la esperanza. 
Ahora, cuando ya se ha marchado, 
nosotros debemos habitarla. 
José María Memet 
Texto sobre los últimos momentos que terminaron con la 
caída en combate de Miguel Enriquez el día 5 de Octubre de 1974, escrito por 
Manuel Cabieses, director de la Revista Punto Final. 
Su 
eterno chaquetón marinero y su risa estruendosa, que contagiaba alegría, es lo 
primero que recuerdo de Miguel Enríquez. El optimismo asomaba a sus ojos, a sus 
gestos, comunicando esa incansable vitalidad que le animaba. Miguel reía con 
todo el cuerpo, se agitaba y el torrente reventaba con una explosión de alegría. 
Después descubrí que también era la forma de reir de su padre, don Edgardo. 
Miguel era un dinamo, veloz de pensamiento y palabra. Sus frases se precipitaban 
en ráfagas. Temible en la polémica, a veces era también -para mi gusto- 
demasiado duro en la discusión con los compañeros. Abrumaba con argumentos, 
citaba la historia revolucionaria mundial, especialmente la revolución 
bolchevique; conocía bien a Lenin (el Pelao, como le llamaba con familiaridad), 
a Trotsky y Rosa Luxemburgo, se paseaba por la revolución china, conocía en 
detalle la revolución cubana y sabía mucho de historia de Chile. Por supuesto 
era carrerino, admiraba a Manuel Rodríguez y se refería con mala voluntad al 
"guatón O'Higgins". Dedicaba especial atención al estudio y le gustaba discutir 
con gente de pensamiento diferente al suyo. 
Matarlo no fue fácil para la DINA. Los sicarios de la dictadura tuvieron que 
extremar sus torturas con los detenidos que habían contactado a Miguel o a sus 
enlaces desde que el líder del MIR pasó a la clandestinidad. La crueldad del 
capitán Miguel Krassnoff Marchenko, jefe de la Agrupación Caupolicán de la 
Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, y de su principal verdugo, 
Osvaldo Romo, sin embargo, no tenía límites. El Informe Rettig señala: "La 
primera prioridad de la acción represiva de la DINA durante el año 1974 fue la 
desarticulación del MIR. Esta continuó siendo una prioridad durante 1975. 
Durante estos dos años se produce el mayor número de víctimas fatales 
atribuibles a este organismo". Creada por decreto en junio de 1974, la DINA 
venía operando desde noviembre de 1973, en dependencia directa de Pinochet. 
Quinientos oficiales de las FF.AA. y Carabineros dieron origen a esa estructura 
secreta que más tarde contaría a miles de funcionarios, asesores e informantes a 
sueldo. 
Matar al secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, un 
médico de 30 años que había burlado numerosas trampas y emboscadas, se convirtió 
en una obsesión para la DINA. Destinó para ello a la Agrupación Caupolicán, 
mientras la Agrupación Purén se dedicaba a perseguir al resto de la Izquierda. 
La DINA consiguió datos para localizar el sector de Santiago donde Miguel vivía 
clandestino. Era en la calle Santa Fe 725, entre Chiloé y San Francisco, en la 
comuna de San Miguel. Una casa con apariencias de nada con dos portones 
metálicos que todavía conservan más de treinta impactos de balas. El 5 de 
octubre de 1974 se libró allí un combate desigual,como el de La Moneda y otros 
durante 17 años en que hombres y mujeres de la Izquierda chilena dieron 
lecciones de honor y valentía en combate. 
Miguel era uno de los dirigentes chilenos más prometedores. Tenía rasgos 
indudables de genialidad política. En él "despuntaba un jefe de revolución", 
como dijo Armando Hart a nombre del Partido Comunista de Cuba en el solemne 
homenaje que se tributó en La Habana al revolucionario chileno. Los dirigentes 
cubanos no derrochan ese calificativo porque conocen su significado. Por eso el 
nombre de Miguel Enríquez lo llevan muchos comités de defensa de la 
revolución(CDR) y un hospital clínico quirúrgico. 
LA CACERIA DEL MIR 
La precaria clandestinidad de Miguel, soportó poco más de un año. Había lanzado 
la desafiante consigna "el MIR no se asila", y quiso dar el ejemplo 
permaneciendo en Chile para organizar un movimiento de resistencia que concebía 
amplio y unitario. Explicó: "Nos quedamos en Chile para reorganizar el 
movimiento de masas, buscando la unidad de toda la Izquierda y de todos los 
sectores dispuestos a combatir a la dictadura gorila, preparando una larga 
guerra revolucionaria a través de la cual la dictadura será derribada, para 
luego conquistar el poder para los trabajadores e instaurar un gobierno de 
obreros y campesinos". Desoyó los consejos de muchos camaradas y amigos que le 
pedían salir del país. Miguel era del tipo de líderes que guían con el ejemplo. 
No subvaloraba, sin embargo, las tareas de apoyo en el exterior. Encomendó 
organizarlas a dos miembros de la comisión política, su hermano Edgardo 
-ingeniero de 34años, detenido en Buenos Aires en abril de 1976 y desaparecido 
desde Villa Grimaldi- y René Valenzuela Bejas, hoy preso en España. 
La persecución al MIR fue motivo de disputa entre la DINA y el Servicio de 
Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), que dirigía el comandante Edgar Ceballos 
Jones ("Comandante Cabeza"). El SIFA llegó a tener numerosos prisioneros en su 
cuartel general en la Academia de Guerra Aérea (AGA). Mediante el método de 
hacer desaparecer a los prisioneros y una brutalidad extrema en la tortura, la 
DINA consiguió finalmente desplazar al SIFA. 
El terrorismo de la DINA se hizo sentir con fuerza a partir de abril de 1974. El 
recinto secreto de Londres 38, un ex local del PS, se convirtió en centro de 
torturas y en primera estación del vía crucis de muchos detenidos hacia la 
muerte y desaparición en Colonia Dignidad, como ocurrió con Alvaro Vallejos 
Villagrán (el "Loro Matías"), estudiante de Medicina de 25 años, uno de los 
primeros en ser ejecutados en la colonia alemana de Paul Schäffer. 
La comisión política del MIR, sin embargo, se mantenía más o menos intacta a 
comienzos del 74. La pérdida más importante había sido la de Bautista Van 
Schouwen Vasey, en diciembre de 1973, capturado por una delación en el convento 
de los Capuchinos de Santiago, donde se ocultaba. Van Schouwen, de 30 años, 
médico, era uno de los fundadores del MIR e íntimo amigo de Miguel Enríquez, con 
cuya hermana, Inés, estuvo casado. 
A partir de julio del 74, la DINA -ahora en posesión de abundante información y 
con la colaboración de delatores- aumentó la intensidad de sus golpes. Cayeron 
detenidos y desaparecieron decenas de miristas como Bárbara Uribe y Edwin Van 
Yurick, su esposo; el periodista Máximo Gedda, Martín Elgueta, Alfonso Chanfreau, 
María Angélica Andreoli, Muriel Dockendorff, etc. Muchos fueron atrapados en 
"puntos de contacto" que entregaban los torturados. Otros cayeron en "ratoneras" 
montadas en casas de militantes detenidos. Muchos fueron reconocidos en las 
calles por delatores que salían a "porotear" con los agentes de la DINA. La 
represión aumentó y en septiembre del 74 la situación se hizo trágica. Casi 
todos los presos del MIR eran salvajemente torturados y desaparecían para 
siempre, como el arquitecto Francisco Aedo Carrasco, de 63 años, liberado desde 
Chacabuco y arrestado de nuevo el 7 de septiembre, los hermanos Carlos y Aldo 
Pérez Vargas (cuyos otros tres hermanos, Iván, Mireya y Dagoberto, este último 
miembro de la comisión política del MIR, morirían en 1975 y 1976), Carlos 
Gajardo, Vicente Palomino, Manuel Villalobos, etc. Delatores como Marcia Merino 
("La Flaca Alejandra") asesoraban los interrogatorios, señalando a los 
torturadores lo que debían preguntar, clasificando la información, participando 
en los allanamientos o en el "poroteo". La situación alcanzó su punto álgido a 
fines de ese mes y comienzos de octubre con la detención de los dirigentes 
Sergio Pérez Molina y Lumi Videla Moya (cuyo cadáver terriblemente torturado por 
Osvaldo Romo lanzaron al interior de la embajada de Italia el 3 de noviembre), 
María Cristina López Stewart, el sacerdote Antonio Llidó, los hermanos Jorge y 
Juan Andrónico Antequera, Amelia Bruhn, y una larga lista de mártires. 
La DINA obtuvo nuevas pistas para llegar a Miguel Enríquez: el barrio donde 
vivía, una descripción de su aspecto físico y de su pareja (Carmen Castillo 
Echeverría, que hacía de enlace en algunos contactos y que estaba embarazada), 
una Renoleta roja que usaba Miguel (la reconocieron durante un enfrentamiento a 
tiros en el sector del Estadio Nacional), etc. 
LA CASA DE SANTA FE 
Desde diciembre de 1973, Miguel vivía clandestino en Santa Fe 725. Un barrio 
tranquilo, de pequeña burguesía pobre y de obreros, casi todos propietarios de 
sus viviendas. La mayoría -como la que ocupaba Miguel- son casas de un piso con 
patio y parrón. Los vecinos se conocen por años. Entonces la mayoría eran de 
Izquierda, comunistas y socialistas. Frente a la casa de Miguel vivía un viejo 
obrero comunista, Leyton, "cicerone" del Museo Recabarren. 
La casa de Miguel estaba entre la de un obrero cesante y la de un periodista, 
Rolando Carrasco, comunista, preso en Chacabuco. Allí vivían la mujer de 
Carrasco, Anita Klöpping (como actriz de teatro y radio más conocida como Anita 
Mirlo) y sus hijos, Rolando, de 16 , y Valentina, de 11 años. 
Miguel y su compañera, Carmen Castillo, llegaron a vivir en esa casa a fines del 
73, después de la caída de Van Schouwen. Inicialmente los acompañaba otro 
dirigente del partido, Humberto (Tito) Sotomayor, y su esposa. Ocasionalmente 
iban a pasar unos días con ellos las pequeñas hijas de ambos, Javiera, hija de 
Miguel (con Alejandra Pizarro), y Camila, hija de Carmen (y de Andrés Pascal 
Allende, también miembro de la comisión política del MIR, que a su muerte 
reemplazaría a Miguel en la secretaría general del MIR). El otro hijo de Miguel, 
Marco Antonio (con la periodista Manuela Gumucio), estaba en Francia y apenas 
tenía un año cuando mataron al líder del MIR. 
Una ciudadana británica compró con fondos del MIR la casa de Santa Fe a un dueño 
de camiones, padre de unas mellizas, a quien en el barrio todos miraban con 
sospecha porque era opositor al gobierno de la Unidad Popular y porque vendía 
mercaderías que escaseaban en el mercado. 
EL ALIENTO DE LA BESTIA 
Miguel, Carmen, Sotomayor y su mujer no lo sabían pero eran objeto de 
observación en el barrio. 
Se siente curiosidad por los nuevos vecinos. Se preguntan quiénes son, de dónde 
vienen, qué hacen, etc. Los jóvenes que viven en Santa Fe 725, parecen gente de 
desahogada situación económica, se muestran afables y saludan con cortesía pero 
sin intentar mayores relaciones. Todos observan...y comentan. Al dueño del 
boliche de la esquina le llama la atención que los nuevos propietarios de la 
casa de Santa Fe 725 dispongan de más dinero que lo común en el vecindario. 
Compran mayor cantidad y artículos de más calidad. Para el almacenero es un buen 
negocio pero comunica sus observaciones y el rumor circula... 
Miguel y Carmen, Sotomayor y su mujer, entretanto, hacen una vida normal y 
buscan establecer una relación discreta con los vecinos. Se dan cuenta que en 
ese barrio hay que trabar amistad con la gente. Miguel y Carmen ayudan al vecino 
cesante. Se enteran que Anita tiene a su marido preso en Chacabuco y que trabaja 
como costurera para sostener el hogar. Carmen le ayuda mandándole hacer ropa 
para Javiera y Camila, luego para ella o para una amiga que inventa. Un día el 
joven Rolando Carrasco (hoy arquitecto, casado, dos hijos) está duchándose, la 
llama se apaga pero el gas sigue fluyendo, Rolo cae desmayado, como de costumbre 
ha cerrado con llave la puerta del baño. Anita lo siente caer, intenta abrir la 
puerta, no puede y corre a la casa de Miguel a pedir ayuda. Humberto Sotomayor 
acude, echa abajo la puerta, reanima al joven y le da instrucciones a Anita para 
seguir atendiéndolo. Así ella se entera que es médico. Desde ese día siente por 
sus vecinos del 725 una enorme gratitud y cariño. Ya no le importa la cortés 
pero firme discreción con que ellos defienden su privacidad. 
MORIR EN OCTUBRE 
Amanece el 5 de octubre de 1974. La DINA está sobre una pista segura para llegar 
a Miguel. Otras le habían fallado. Por ejemplo, detecta que Javiera, de 5 años, 
hija de Miguel, vive con su tía, Ana Pizarro, y sus tres hijos. Supone con 
razón- que por esa vía existe un vínculo con Miguel. La DINA pierde la paciencia 
y amenaza de muerte a Ana Pizarro y sus hijos, que se asilan en la embajada de 
Francia. Pero antes Miguel manda a buscar a su hija. En una carta le dice a su 
excuñada que quiere tener a Javiera por un tiempo porque está seguro que va a 
morir. 
La DINA ya sabe que Miguel vive en la zona sur de Santiago, en un cuadrante 
enmarcado por Santa Rosa, Gran Avenida, Departamental y Callejón Lo Ovalle. Los 
esbirros de Krasnoff, capitaneados por Osvaldo Romo que olisquea sangre, 
"peinan" esa área. Llevan algunos de los presos torturados para que reconozcan 
calles, ruidos, olores. Pasan algunos días en esa tarea de rastrear las huellas 
todavía invisibles de Miguel. Buscan una Renoleta roja y una joven señora 
embarazada. Van en tres vehículos y llevan armas largas por si acaso. Se 
detienen a preguntar en almacenes y talleres, interrogan a niños y mujeres, 
carteros, revisores de medidores de luz y agua, recogedores de basura, etc. 
Está clareando y en la casa de Santa Fe 725, todos duermen: Miguel, Carmen, 
Humberto Sotomayor y José Bordas Paz (31años, encargado de la Fuerza Central, 
rama armada del MIR). 
El grupo conversó hasta tarde. Quedaron de acuerdo en que al día siguiente, 5 de 
octubre, Carmen buscará una casa de emergencia. El instinto les decía que la 
seguridad del escondite se había resquebrajado, sobre todo después del 
enfrentamiento a tiros en la Avenida Grecia. Miguel había hecho algunas 
reuniones en la casa con compañeros que presumiblemente ahora estaban presos. 
Aunque se habían observado las reglas de la clandestinidad, no se podía 
descartar que alguno se hubiese dado cuenta del barrio y la calle donde los 
habían llevado a ciegas. Se iban también a cumplir diez meses viviendo en la 
misma casa y las normas de clandestinidad prohibían una permanencia tan larga en 
un mismo lugar. Dos semanas antes, Miguel arregló el asilo en la embajada de 
Italia de las pequeñas Javiera y Camila, que entraron en la misión diplomática 
en la cajuela del automóvil del encargado de negocios. Por último, Miguel había 
aceptado reducir el ritmo de su trabajo y replegarse aun lugar fuera de 
Santiago. Una amiga de Carmen, Cecilia Jarpa, se haría cargo de comprar una 
parcela en Macul. Pero Carmen la llamó el día anterior para entregarle el dinero 
y el tono y forma de sus respuestas, hicieron a Miguel deducir que Cecilia Jarpa 
ya estaba en manos de la DINA. Estaba claro que el cerco se estrechaba. 
En la mañana del 5 de octubre Carmen Castillo salió a buscar una casa para 
mudarse ese mismo día. Miguel, Sotomayor y José Bordas también salieron de Santa 
Fe 725. Acordaron volver a encontrarse en la casa a las tres de la tarde. Sin 
embargo, Carmen volvió cerca de la una. Encontró a Miguel y a los otros dos 
compañeros quemando papeles, con las armas a la mano y en estado de enorme 
tensión. Habían detectado tres autos sospechosos que rondaban el barrio y que 
habían pasado ya dos veces, lentamente, observando la casa. Están seguros que es 
la DINA y que deben estar tendiendo el cerco. Rápidamente terminaron de recoger 
en dos bolsos lo más importante. Cuando Miguel y Carmen salían al patio donde 
estaba la Renoleta roja, se produjo el primer ataque de la DINA. Ellos se 
replegaron al interior de la casa y comenzaron a responder el fuego junto con 
Sotomayor y Bordas. 
El primer cerco no fue muy efectivo. No habían llegado aún suficientes 
refuerzos. En los primeros momentos Humberto Sotomayor y Jose Bordas lograron 
escapar. A uno lo vio Anita, la vecina, saltar al patio de su casa y de ahí a la 
calle San Francisco; el otro huyó en dirección a Varas Mena, una calle paralela 
al sur de Santa Fe. (Sotomayor se asiló después en la embajada de Italia y José 
Bordas fue emboscado por el SIFA el 5 de diciembre. Cayó herido y murió dos días 
después en el hospital de la FACH, donde fue torturado). 
Carmen Castillo fue herida en el interior de la casa. A ratos perdía la 
conciencia mientras proseguía el tiroteo sostenido por Miguel. Recuerda haberlo 
oido gritar: "Hay una mujer embarazada, respeten su vida". 
El Informe Rettig dice: "La casa donde se ocultaba Miguel Enríquez, fue rodeada 
por un nutrido contingente de agentes de seguridad, el que incluía una tanqueta 
y un helicóptero, quienes comenzaron a disparar. Entre los ocupantes del 
inmueble se encontraba una mujer embarazada que resultó herida. Miguel Enríquez 
cayó en el enfrentamiento recibiendo, según el protocolo de autopsia, diez 
impactos de bala que le causaron la muerte". 
Anita, la vecina de Miguel, no sabe cuánto duró el tiroteo; tampoco su hijo, 
Rolo. Pero les pareció eterno. En su casa estaba otro muchacho, compañero de 
Rolo, ambos se encontraban en el patio cuando se inició el asalto a la casa 
vecina. Se agazaparon y vieron saltar el muro al mirista que huyó hacia la calle 
San Francisco. Anita y la niña, Valentina, permanecieron tiradas en el piso de 
la casa. Recuerdan el ruido ensordecedor de los disparos, el helicóptero 
sobrevolando, los altavoces de Carabineros ordenando al vecindario permanecer en 
sus casas. Cuando cesaron los tiros vieron en la calle Santa Fe a muchos civiles 
armados, carabineros, soldados, la tanqueta y muchos vehículos. Más tarde cuando 
sacaban a Carmen Castillo herida (creyeron que iba muerta) y luego el cadáver de 
Miguel Enríquez. 
Miguel no se rindió. Una de las diez balas le perforó el cráneo. Su cuerpo lo 
encontraron en el patio donde se había parapetado para disparar, mientras 
intentaba saltar a la casa trasera. 
La noticia de la muerte de Miguel, que se divulgó esa noche, causó un impacto 
doloroso en el pueblo. Saber que Miguel estaba en la clandestinidad, intentando 
reorganizar las fuerzas, fortalecía muchas esperanzas. 
La DINA lo celebró mofándose de los presos en el recinto de José Domingo Cañas, 
donde había trasladado su infierno de torturas. La casa de la calle Santa Fe 725 
la ocupó la DINA durante dos meses. Algunos vecinos dicen que allí se hacían 
fiestas y que los oficiales se emborrachaban y gritaban como locos. Más tarde 
vivió un microbusero, pariente de un agente de la DINA, y luego volvió el 
antiguo propietario, el camionero. 
Cada 5 de octubre, desde 1990, sus moradores se refugian en el interior de la 
casa cuando un grupo de familiares y ex miristas realizan en la calle un acto 
recordatorio, encienden velas, se acercan a mirar el patio interior y tocan con 
emocionada reverencia las perforaciones de balas en los portones de la casa 
donde Miguel vivió su último día. 
(*) Manuel Cabieses es director de Punto Final 
     
Sarayacu: Libertad, tierra, cultura 
La lucha por la autonomía en una comunidad kichwa de la amazonía ecuatoriana
  
Sergio de Castro Sánchez
La Fogata
  
Cuentan nuestros abuelos que Sarayacu es el pueblo del 
mediodía. 
Se le compara con el Sol. Dicen que cuando llegue el medio 
día, 
Sarayacu no caerá mientras el resto de pueblos lo haya hecho.
Sarayacu es el medio, permanecerá resistiendo. 
 
José Gualinga, miembro de la comunidad de Sarayacu 
 
La presencia 
del movimiento indígena ecuatoriano en las instituciones de la democracia formal 
no le ha hecho perder de vista su objetivo central: afianzar sus formas 
autonómicas de organización socio-política y la cosmovisión sobre la que se 
fundamentan. Estos objetivos, sin embargo, no le han impedido ampliar sus 
propuestas étnicas incluyendo en sus programas políticos demandas que afectan al 
conjunto de la sociedad. Así, más allá del dualismo, tan arraigado en la 
mentalidad occidental, entre capitalismo o socialismo, su proyecto busca 
materializar una nueva forma de entender las relaciones políticas, sociales, 
económicas y con la naturaleza que supongan un verdadero cambio estructural como 
alternativa a un neoliberalismo que en estos momentos no goza precisamente de 
buena salud.   
Desde este 
punto de vista, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador 
(CONAIE) y otras agrupaciones han recorrido dos caminos, paralelos e 
interconectados, en su lucha por la autonomía: el del acceso a las instituciones 
gubernamentales y el del fortalecimiento de los procesos comunitarios internos. 
Más allá de los claroscuros que ha supuesto para el movimiento indígena la 
participación en unas estructuras políticas ajenas a los procesos de democracia 
radical propia de la mayoría de los pueblos originarios, en este escrito lo que 
nos interesa es mostrar un ejemplo de esa lucha por la autonomía que, sin perder 
de vista el ámbito estatal, se realiza a diario desde las lógicas internas 
comunitarias.  
LA LUCHA 
CONTRA LAS PETROLERAS  
Desde su 
emplazamiento a orillas del río Bobonaza, en la amazónica provincia de Pastaza, 
la comunidad kichwua de Sarayacu se ha convertido en un referente de la lucha 
por el territorio de los pueblos indígenas en Ecuador y en toda América Latina. 
Asediada por la petroleras desde los años 40 del pasado siglo, no es sin embargo 
hasta mediados de los 80 cuando, ya conscientes del impacto que supondrían las 
actividades extractivas en su territorio y en su forma de vida, comienza la 
lucha antipetrolera en Sarayacu.   
En el año 
1986, la concesión del bloque 10 a la petrolera estadounidense Arco/Oriente 
llevaría a la comunidad a realizar una serie de protestas que desembocarían en 
la firma del Acuerdo de Sarayacu entre la comunidad y las organizaciones 
indígenas por un lado y el gobierno estatal por otro. El comunitario José 
Gualinga, antiguo dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP), 
explica que el acuerdo fue establecido para que se reconocieran los títulos de 
propiedad y una moratoria de 15 años para la explotación petrolera. Después de 3 
meses fue violado por parte del Estado ecuatoriano. Entonces emprendimos un 
nuevo proceso de lucha.  
Esta nueva 
fase de la lucha lleva a la OPIP -organización integrada en la CONAIE- a 
convocar en 1992 una marcha que bajo el eslogan Por la tierra, por la vida, 
¡levantémonos! buscaría el reconocimiento de los derechos de los pueblos 
indígenas sobre sus territorios. Según José Gualinga, esta marcha, que sería 
apoyada por todos los pueblos indígenas de Ecuador, fue planificada en Sarayaku 
por sus líderes y los dirigentes de la OPIP. Fue una caminata de más de 350 km., 
más de 15.000 personas estuvieron en Quito durante 3 semanas. Dio como resultado 
la obtención de los títulos de propiedad: un total de más de un millón de 
hectáreas, 135.000 de los cuales correspondieron a Sarayacu. Sin embargo, el 
Gobierno ecuatoriano nos entregó los títulos de propiedad [de la tierra], pero 
no el subsuelo, que era considerado parte del Estado.  
En 1996, la 
petrolera argentina Compañía General de Combustibles (CGC) recibe la concesión 
del Bloque 23, con un tamaño total de 200.000 hectáreas. La comunidad no es 
consultada a pesar de que el 75% del mismo se encuentra en sus tierras. Las 
posteriores promesas en forma de compensaciones económicas y puestos de trabajo 
por parte de la compañía fueron rechazadas por la comunidad.  
Ante la 
oposición de Sarayacu a cualquier tipo de actividad petrolera en su territorio, 
el Gobierno ecuatoriano militarizó la zona, acusó de terrorismo a los dirigentes 
comunitarios y emitió órdenes de detención contra ellos. El 25 de enero de 2003 
cuatro de ellos eran detenidos y torturados por militares, policías y guardias 
privados de la compañía.  
Paralelamente, la CGC contrató a la empresa experta en relaciones 
comunitarias, Daimiservices S.A. A través de diferentes acciones consiguió 
poner en contra de Sarayacu a otras comunidades kichwas cercanas que llegaron a 
cortar el paso por el río a todo aquel que se dirigiera a Sarayacu.   
Las ya 
tradicionales prácticas divisionistas implementadas en estos casos fueron 
acompañadas por un intento de dinamitar las bases culturales comunitarias. Un 
ejemplo de ello lo tenemos en el derribo del árbol sagrado de Lispungo del 
shaman César Vargas. Una acción que, según la comunidad, se hizo a apropósito y 
con conocimiento de lo que éste significaba para ella. Según cuenta Marlon Santi, 
que fuera Presidente de Sarayacu y que actualmente está al frente de la CONAIE, 
César Vargas se sentía bien decaído, le puede producir una psicosis emocional 
porque le quitan parte de su vida, parte de su sabiduría, parte de su sueño, 
porque un árbol también hace soñar.1. 
Tal y como nos cuenta José Gualinga, [en los lugares sagrados] están 
depositadas las almas de los shamanes y si se destruyen, se destruye su alma y 
todo un pueblo. Igualmente, la compañía provocó una guerra entre shamanes de 
Sarayacu y de las comunidades favorables a ella como, según José Gualinga, una 
estrategia para eliminar la resistencia y el poder de Sarayacu a través de los 
ancianos.  
La 
comunidad, declarada en estado de emergencia, defendió su territorio a través de 
acciones pacíficas y de denuncias a nivel internacional, la mayoría de las 
cuales aún están por resolver. Finalmente, la CGC daría marcha atrás en sus 
actividades de prospección abandonando 1400 kg de explosivos que, a pesar de que 
las medidas cautelares dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 
siguen enterrados en territorio de Sarayacu.   
La 
determinación y la organización de unos pocos mas de 1.000 comunitarios había 
conseguido expulsar a una poderosa petrolera de su territorio. Mientras la 
provincia de Orellana, situada al norte de Pastaza, ha sido y sigue siendo presa 
del saqueo compulsivo por parte de las petroleras a pesar de contar, por 
ejemplo, con el Parque Nacional de Yasuní -una de las reservas naturales más 
importantes del planeta-, Pastaza ha corrido mejor suerte y la actividad 
petrolera no ha sido tan feroz. Para Marlon Santi, Sarayacu es el candado para 
que en el centro-sur de la amazonía no entren las petroleras.    
AUTONOMÍA 
Y ESTADO PLURINACIONAL  
Según Berta 
Gualinga toda esta lucha y defensa [por el territorio] fue muy importante, 
[...] nos sirvió para unirnos más. Muestra de este dinamismo y fortaleza fue la 
propuesta hecha al conjunto de la sociedad ecuatoriana a través del Libro de 
Vida de Sarayacu. Según explica José Gualinga la comunidad ha definido 
estrategias de organización de un plan no de desarrollo local tal y como nos 
imponen, sino un plan que nos permita enfocar nuestra propia visión a partir de 
nuestra cosmovisión. Y que eso sea un modelo de propuesta para el país.  
Según el 
Libro de Vida, elaborado en pleno conflicto con la CGC, la noción de 
desarrollo de Sarayaku es sin duda distinta a la vigente en el mundo occidental 
que está íntimamente ligada a la noción de voluntad individual y autonomía 
personal, operable dentro de un modo de producción mercantil. Así, la lucha 
por la autodeterminación es al mismo tiempo una reafirmación por una democracia 
plena, íntegra, más allá de aquellas relaciones de dominación que el 
capitalismo nos propone, que se caracterizan por la instauración de las leyes de 
mercado como criterio ordenador de las relaciones sociales. Desde este punto de 
vista, la comunidad de Sarayacu plantea consolidar nuestra autonomía y 
autodeterminación, en base al reconocimiento de nuestros territorios con el 
rango de instituciones político-administrativas. Añadiendo que no se trata de 
anular la estructura orgánica, político-administrativa del Estado, sino de 
establecer [...] una categoría y entidad nueva.   
Franco 
Viteri, que fuera Presidente de Sarayacu durante el conflicto con la CGC, 
explica que el Plan de Vida de Sarayacu tiene tres pilares fundamentales: Lo 
primero es el Sumak Allpa, que se refiere a la tierra sin mal y que es 
el territorio que defendemos; después el Sacha Runa Yachay, el 
conocimiento del hombre selvático, como instrumento para lograr el tercero de 
los pilares, el Sumak Kawsay, traducido literalmente por el buen vivir 
o vida en plenitud. Esta filosofía, propia de todo el pueblo kichwa, ha 
formado parte de la propuesta desde la que la CONAIE ha encarado el reciente 
proceso constituyente en Ecuador. Para José Gualinga, que [la cosmovisión 
indígena] se incorpore en la Constitución significa la reconstrucción del país, 
significa construir una nueva identidad del pueblo ecuatoriano. Y añade: Más 
que un pensamiento extractivista, socialista o capitalista, creo que nosotros 
verdaderamente tenemos una base de futuro para todos.  
Y es que, 
según la opinión de José Gualinga, en la Asamblea Constituyente se han logrado 
cambios importantes como el derecho de la naturaleza, derechos sociales, 
culturales que favorecen a los pueblos y nacionalidades. Pero en el fondo, el 
lograr una autodeterminación de pueblos en un país diverso no se ha logrado 
realmente. El gobierno de Correa sigue una tesis extractivista, de 
megaproyectos, que amenaza la existencia de los pueblos y nacionalidades sobre 
todo en la Amazonía.   
Una política 
que parte de la falta de capacidad para asumir y actuar en función de la 
diversidad de identidades que se dan en Ecuador. En opinión de Franco Viteri, 
el mismo concepto de ciudadano es una categoría copiada de Europa y mal 
utilizada que se ha dado incluso para que la gente sea explotada. La palabra 
ciudadano es excluyente para el indígena, porque es uniformarnos y no aceptar 
la diversidad del país. Según José Gualinga, no entendemos bien de qué se 
trata esta revolución ciudadana, a pesar de que hemos apoyado al gobierno de 
Rafael Correa. La hemos entendido, como al socialismo, como meter en un solo 
saco a todos y negar la diversidad. Y eso te vuelve campesino, un obrero, te 
transforma en un pobre y que la revolución ciudadana siga adelante. Nosotros 
entendimos que para hacer la revolución se debe entender la propia realidad de 
un país, la plurinacionalidad.  
Esta 
necesidad de tomar como punto de partida la diversidad existente en Ecuador pasa 
necesariamente por dejar espacio a las expresiones autonómicas de los pueblos 
originarios. Para Franco Viteri, la propuesta de autonomía, de 
descentralización, que pedimos hacia las instituciones indígenas más bien 
fortalece al estado ecuatoriano en base a nuestra propuesta de unidad en la 
diversidad, no en lo homogéneo, tal y como plantea en estado ecuatoriano.   
El concepto 
de autonomía, aclara Franco Viteri, está siendo últimamente utilizado por parte 
los mismos poderes hegemónicos, como sucede en Bolivia o en Ecuador con la 
propuesta de Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil. Es una propuesta que nada tiene 
que ver con el concepto de autonomía que nosotros tenemos, basada en una 
concepción diferente del poder: Creemos que el poder radica en la solidaridad, 
en la capacidad de ser recíproco con el prójimo, de respetar, de preservar la 
paz y de consensuar. Lo cual, en la práctica, supone alejarse del verticalismo 
propio de otras estructuras socio-políticas: Cuando hablamos de horizontalidad 
no sólo hablamos de una forma de conducción (política) sino a una forma de 
conducta social.  
LA 
PRÁCTICA DE LA AUTONOMÍA  
Horizontalidad y autonomía  
El hecho de 
que las formas de organización política indígenas en general, y de Sarayacu en 
particular, tengan como característica fundamental la horizontalidad no es 
casual. Según el Libro de la Vida, alguien nos explicó que la palabra 
democracia significa poder del pueblo, que si fuera así, significaría que 
[...] el poder estaría adentro de nosotros y no afuera, bajo nuestro control, 
manejo y vigilancia. [...]. Por eso reafirmamos que la lucha por la 
autodeterminación es al mismo tiempo una reafirmación por una democracia plena, 
íntegra.   
Frente a la 
imposición desde arriba de estructuras políticas cuya finalidad es el 
aniquilamiento de los indígenas, la respuesta ha sido la de fortalecer las 
prácticas horizontales de hacer política. Tal y como resalta David Malabert, 
antiguo dirigente de la comunidad, el Consejo de Gobierno (Tayjasaruta) no 
puede decidir. Cuando es grave, se somete a la gran asamblea, en donde las 
decisiones, tal y como dice el estatuto, son tomadas por consenso2. 
Para Franco Viteri, si vas a la historia la autonomía siempre la hemos hecho 
nosotros, nos ha permitido desde nuestra cosmovisión sobrevivir durante miles de 
años.   
Economía: 
Kulli Wakaychina Wasi  
La Caja 
Solidaria Kulli Wakaychina Wasi nació en 1999 como un programa de la 
Asociación de Mujeres de Sarayacu. La Caja inició su andadura con 450 dólares 
aportados por una ONG y 15 socias. Actualmente cuenta con 270 y otorga préstamos 
de hasta 1000 dólares destinados a proyectos de educación, agricultura, turismo 
o salud. Tal y como cuenta Berta Gualinga, una de sus administradoras, no es 
como una cooperativa o como una caja de fuera, en las que hay que pagar un 
interés por la cantidad que se presta. Se cobra un interés de un 1%, una 
cantidad que únicamente permite a la Caja sobrevivir como tal y no genera 
ninguna ganancia para las mujeres que la administran. Además, la Caja ofrece 
un apoyo a personas que ni siquiera son socias pero que en caso de emergencia 
se acercan, como en el caso de mordeduras de culebra, quemaduras o algún otro 
accidente. Estos préstamos no tienen ningún interés.  
Una 
iniciativa que, hasta cierto punto, permite a la comunidad ser autónoma en la 
administración de su dinero. Esta caja nos hace autónomos, que no dependamos de 
otras instituciones. Evitamos tener cuentas en el Puyo o un crédito en los 
grandes bancos que sacan mucho más interés (15 o 20%), interés que la gente de 
las comunidades no está en condiciones de pagar. Se evitan pagar el pasaje hasta 
allá, la alimentación, el hospedaje, explica Berta Gualinga.  
No se trata 
de un proyecto que pueda calificarse exactamente como de microcréditos, ya que 
no hay una entidad externa a la comunidad que administre el dinero, pero 
compartimos con Berta Gualinga algunas de las críticas que se le han hecho a 
este tipo de iniciativas por, en el fondo, repetir la lógica monetaria del 
capitalismo: Hace algún tiempo en las comunidades indígenas había el 
intercambio pero actualmente, con todo lo que estamos viviendo, se hace 
necesario también entrar al mundo de la economía, pero no como en las grandes 
ciudades. Si alguien no puede pagar, por ejemplo, porque la cosecha ha sido mala 
o su hijo ha estado enfermo, nosotros esperamos hasta que pueda pagar, cosa que 
no te permiten en las ciudades.   
Territorio: La Frontera de Vida  
El proyecto 
Frontera de Vida o Camino de Flor (Sisa Ñampi) es definido por José 
Gualinga, uno de sus promotores, como una propuesta simbólica, geográfica y 
política. En su expresión geográfica, se trata de plantar árboles que florecen 
cada 4 Km. en un espacio de 2800 Km. cuadrados, justo en los límites del 
territorio de Sarayacu. A un mismo tiempo, se busca simbolizar la vida (...). 
Cada uno puede imaginar qué es una frontera de vida, cómo entendemos esa vida 
desde cada uno, a través de la siembra de distintos árboles florales con un 
alto grado simbólico. Una iniciativa que, al mismo tiempo, se convierte en 
denuncia y propuesta política: Es un proyecto de conservación de biodiversidad 
y del ecosistema amazónico para llamar atención nacional e internacional y de 
los propios pueblos indígenas sobre las amenazas reales que existen para los 
pueblos que luchamos por cambios. Se trata de socializar nuestra propuesta de 
Plan de Vida del Sumak Kawsay y que, por tanto, nace desde el 
conocimiento y el pensamiento de la selva amazónica, desde la sabiduría de la 
Naturaleza. Es un pensamiento que los yachak (sabios), que son una 
expresión de nuestros shamanes a través de esta flor.  
Educación: Tayac Wachi y la educación bilingüe  
La Frontera 
de Vida, sin embargo, forma parte de un plan aún más amplio. Según nos cuenta 
José Gualinga, un primer eje lo compone la recopilación y la aplicación del 
conocimiento propio y de la investigación. Eso se realiza en la escuela Tayac 
Wachi o Casa de los Tayac, antiguos pobladores de la zona. En segundo lugar, 
la aplicación del conocimiento sobre la salud y la cosmovisión propia que 
tenemos acerca de ella a través de los shamanes. Y tercero, la 
incorporación del conocimiento de la botánica: plantas medicinales maderables, 
comestibles, frutales, venenosas, rituales, de construcción. Que sean 
incorporadas e investigadas para nuestro uso y para dar a conocer.   
Para David 
Malabert, que actualmente desempeña la tarea de profesor en la escuela Tayac 
Wachi, en todo América Latina los Gobiernos nos imponen unos curriculums para 
colonizar la mentalidad de los pueblos y nacionalidades, para convertirnos en 
sus peones. La educación es la base de la política de ellos. Pero aquí nosotros 
estamos trabajando para construir una educación propia basada en nuestra 
realidad.   
La 
aculturación pedagógica tiene su respuesta en Sarayacu: Queremos descolonizar 
el cerebro de muchas personas, nos confiesa José Gualinga, que también 
participa en el proyecto de la escuela. Para ello, la comunidad ha involucrado 
tanto a alumnos como a profesores. Así, mientras la escuela Tayac Wachi está 
dirigida a los primeros, la licenciatura en Educación Intercultural Bilingüe con 
mención en comunidades amazónicas, lo está a los segundos. Para Berta Gualinga, 
una de las impulsoras, el proyecto tiene el propósito de mejorar la calidad 
educativa y crear un modelo propio que esté de acuerdo a la realidad de Sarayaku. 
Un nuevo modelo que no encierre a los niños en cuatro paredes y les haga parte 
del sistema dominante. Buscamos que los niños aprendan a ser libres desde 
pequeños y a ser solidarios, a compartir. Un currículum que, sin embargo, no 
puede dar la espalda a la realidad en la que viven: Estamos tratando de mejorar 
la calidad educativa para Sarayaku, para que pueda defenderse y desenvolverse en 
los dos mundos: tanto en el occidental y como en el de Sarayaku; para que puedan 
conocer tanto los conocimientos indígenas como los de fuera, porque si sólo 
conocemos lo de aquí y no lo de fuera, no podremos defendernos.  
CONCLUSIÓN   
La amenaza 
de la CGC parece que, de momento, es cosa del pasado. Frente a los intentos de 
despojo, la comunidad ha respondido con el fortalecimiento de los procesos 
económicos internos y la propuesta de alternativas al resto de la sociedad. Sin 
embargo, la comunidad se enfrenta a nuevos desafíos. Por un lado, la petrolera 
Agip ha tratado de crear en el territorio de Sarayacu una nueva comunidad que dé 
luz verde a sus proyectos en el Bloque 10. Nosotros no hemos permitido que se 
forme esa comunidad e incluso les hemos dicho a las familias involucradas que a 
la próxima serán expulsadas, explica Franco Viteri. Por otro, a la intención 
por parte del Gobierno de construir una carretera hasta Sarayacu. Un proyecto 
que, según nos explican, supondría el fin de la comunidad como tal y que, 
sospechan, esconde intereses madereros por parte de ciertos altos cargos 
gubernamentales.  
Sin embargo, 
Sarayacu sigue buscando ese difícil equilibrio entre su mundo y el del exterior 
que le permita mantener su forma de vida en un contexto de constante y múltiple 
asedio. Una lucha construida sobre los pilares fundamentales del movimiento 
indígena y que recoge el lema de la CONAIE: Tierra, cultura, libertad y a los 
que Ileana Almeida se refiere en su último libro: Cuando se pregunta de qué 
libertad, de qué territorio y de qué cultura se trata, los indígenas ahora 
contestan en forma lacónica pero exhaustiva: libertad para decidir nuestro 
destino, territorio para conservar el espacio que nos legaron nuestros 
antepasados, cultura para reforzar nuestra identidad de pueblos3. 
 
Notas:   
1 FLACSO: Sarayacu: El 
Pueblo del Cenit. Identidad y Construcción étnica, p. 99. (Edición digital) 
 
2 Para una descripción 
detallada de la estructura y funciones del Tayjarasuta, así como de los 
mecanismos de toma de decisiones en Sarayacu, ver el excelente libro, ya 
referido más arriba, publicado por la FLACSO.  
3 ALMEIDA, Ileana: El Estado 
Plurinacional. QUITO: Abya-Yala, 2008, p. 119  
 
    
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