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NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS
Las disputas en relación con los recursos naturales y por la preservación de los ecosistemas
Horizonte Sur - Editorial del día 04/02/2006
Grupo de Reflexión Rural *
Horizonte Sur
Las disputas en relación con los recursos naturales y por la preservación de los ecosistemas, el petróleo, el gas, el agua, los minerales, el suelo y la biodiversidad, se han transformado en una razón ineludible y prioritaria para el ejercicio de la política, aunque todavía muchos políticos aún no puedan o no quieran verlo. Así como durante muchísimo tiempo, cuando todavía se creía que los recursos eran inextinguibles, las preocupaciones giraban en torno a lo social, hoy sería necio y hasta malicioso pretender separar lo social de lo ecológico. Más aún todavía, cuanto más se acumulan evidencias de la crisis planetaria producida por el Capitalismo Global y en especial del calentamiento planetario y el decrecimiento de los casquetes polares, lo ecológico deviene más y más preocupante y se hace evidente que planear lo social sin la certeza de poder mantener la vida sobre el planeta, se torna sencillamente en un disparate demencial.
No obstante, son muchos y en especial desde la izquierda, quienes continúan ignorantes y despreciativos de una dimensión de lo humano cada vez más apremiante, la del mero sobrevivir como especie sobre el Planeta. Recuerdo ahora una anécdota que me contó un compañero chileno, exiliado en Suecia al igual que yo durante los años ochenta. Como tantos otros latinoamericanos, ya sea por solidaridad internacional cuanto por falta de buenos empleos en Suecia, se había anotado en las organizaciones del voluntariado sueco al África negra y le tocó cumplir tareas durante algunos años en la Isla de Madagascar. Como técnico asignado al asesoramiento de un Ministro, debió participar en discusiones sobre el desarrollo y en especial debatir con los ingenieros rusos sobre la instalación de fábricas provenientes de la URSS. Desde ya que esas fábricas eran obsoletas, aún para aquellas lejanas épocas de fines de los setenta y principios de los ochenta, y que en realidad se trataba de unidades fabriles descartadas por no cumplir con ninguno de los estándares mínimos de seguridad, de aprovechamiento energético y de no contaminación ambiental. Pero, y a pesar de que generalmente estas fábricas implicaban impactos letales para los trabajadores y para las poblaciones vecinas, los técnicos rusos defendían obcecadamente su instalación en homenaje a una idea del progreso y del crecimiento que, desde su óptica marxista se consideraba indubitable y solían menoscabar los riesgos como males accesorios e inevitables. En una oportunidad, me contó mi amigo chileno, que las discusiones con los rusos se hicieron durísimas, porque las fábricas que llegaban eran realmente calamitosas y de verdadero y grave riesgo ambiental. Se discutió durante semanas sin que los ingenieros rusos ni los equipos locales, cedieran en sus respectivas posiciones, hasta que un día el jefe de la misión soviética cortó el debate con una frase brutal digna del Senador Fernández Huidobro del Uruguay, "he leído toda la obra de Marx" les dijo "y en ninguno de sus libros se afirma que el mundo habrá de ser eterno..."
Marx como Engels fueron hijos de la modernidad. El mundo cultural en que vivieron daba por sentada la idea del progreso ilimitado, y el Capitalismo en aquel siglo XIX no era sino apenas una pequeña mancha de tinta que sobre la geografía incierta del globo terráqueo se expandía sobre el enorme espacio de las colonias y de las tierras vírgenes a conquistar. Por ello es que Marx prioriza tres criterios básicos sobre los que asienta su reflexión y ellos son: el Capital, el trabajo y la renta de la tierra. Desde una mirada eurocéntrica y arraigada a las culturas centro europeas, su pensamiento era coherente con la propia historia y se esforzaba por darle un sentido a las luchas obreras de la época. En Europa ese pensamiento ha ido evolucionando a tono con las nuevas circunstancias del fin de la modernidad y en un continente que vive en el rojo ambiental y asediado por desastres como Chernobyl y la lluvia ácida. Los partidos comunistas europeos comienzan a replantearse algunos de los presupuestos básicos del marxismo a partir del Mayo francés y de la invasión soviética a Praga, de manera tal que ya en los setenta se instalan profundos debates que posibilitan tomar conciencia del agotamiento cultural de la modernidad así como de la necesidad de revisar las relaciones con la Naturaleza. De hecho, en los años ochenta la mayor parte de los partidos comunistas europeos se han hecho explícitamente verdirojos. James O Connor, uno de los coordinadores de la Revista Ecología Política en Barcelona, en el año 1990 nos dice: "El punto de partida de la política verdiroja es que hay una crisis ecológica y económica global; que la crisis ecológica no puede resolverse sin una transformación radical de las relaciones de producción capitalista; y que la crisis económica no puede resolverse sin una transformación radical de las fuerzas de producción capitalista. Esto quiere decir que las soluciones a la crisis ecológica implican soluciones a la crisis económica y viceversa".
¿Qué ocurre mientras tanto con la izquierda en América Latina? Como todo proceso de transplante la izquierda marxista parece haber sufrido en nuestros países y con meritorias excepciones tal como la de Mariátegui, un fenómeno de cristalización, un síndrome de folklorización, que la ha detenido en el tiempo y que la condena a una visión del mundo anacrónica o congelada. Recordemos que ya en la película Tiempos Modernos, en el transcurso del año 1935, Chaplin esboza una crítica a la concepción del instrumento técnico como bueno en sí mismo, crítica que de hecho cuestiona el determinismo tecnológico y a la asociación hasta entonces indiscutida entre tecnología, progreso y vida mejor. Sin embargo, hoy pueden escucharse discursos de la izquierda que sorprenden por la capacidad de mantener incólumes las viejas lealtades del marxismo a las ideas del siglo diecinueve.
Antes de ayer en el Hotel Bauen recuperado, en un concurrido acto contra las papeleras, dos uruguayos residentes en la Argentina, intentaron abiertamente descalificar las palabras y los argumentos de nuestro amigo Ricardo Carrere del Grupo Guayubira, quien le explicaba a un público numeroso y atento, el sentido de la instalación de estas empresas sobre el Río Uruguay, y más allá de las críticas comunes respecto a la contaminación de las aguas y del aire, se explayaba en forma didáctica sobre las relaciones de dependencia global que habrá de imponernos el modelo de los monocultivos de eucaliptos y de pinos. Los dos uruguayos parecían realmente enardecidos e indignados por la exposición de Carrere casi como si estuviera cometiendo una traición a su patria, y debieron al fin ser retirados del salón a pedido del público que pretendía continuar escuchando al expositor.
Me acerqué a los dos protestotes, cuando se marchaban expulsados del Bauen y con el ánimo de saber cuánto tenían de auténticos y cuanto de provocadores. En otra época podríamos habernos contentado diciendo que estaban enviados por las empresas... Aparentemente, no era el caso. Ambos, un matrimonio de edad mediana, se me manifestaron marxistas, según me dijeron, estuvieron alguna vez secuestrados en Orletti, el chupadero del barrio de Floresta por donde pasaban los uruguayos detenidos en la Argentina, y según ellos el tener compañeros desaparecidos y ser militantes de izquierda los avalaba, les daba autoridad moral y tanta santa indignación como para afirmar que todo lo que se decía era una patraña, que en realidad no se quería dejar desarrollar económicamente al Uruguay y que se lo ahogaba con excusas ecológicas cuando habiendo un gobierno de izquierda las empresas ofrecían generar empleos, que la gente quiere comer y no ecología. etc., etc. Los escuché y me impresionaron sus convicciones de supuesta izquierda y a la vez su absoluto desprecio por el medio ambiente y por los modelos de la dependencia, y eso fue peor que saberlos pagados por las empresas. Penoso, penosa nuestra pobre izquierda colonial definitivamente impedida de comprender el mundo globalizado. Hoy, con estrecha visión provinciana, pretenden consumar las tareas inconclusas de la burguesía en el siglo pasado. Otra vez James O Connor en el numero dos de Ecología Política nos dice: "En mi opinión el socialismo marxista se define a sí mismo como un movimiento que puede completar la tarea histórica de hacer realidad las promesas del capitalismo".
Parece una locura propia del escenario neocolonial pero no lo es. La mayor parte de la izquierda continua predicando el productivismo, el crecimiento, rindiendo culto a la gran escala y al urbanismo desmesurado que nos agobia. El grueso de la izquierda ignora o desprecia la ruralidad y se desinteresa del valor político de los alimentos. No pueden abandonar las categorías del empleo y del salario e insisten en proponer trabajo asalariado cuando es evidente que esa etapa ha concluido en el mundo. Lamentablemente, debemos reconocer con lucidez y con anticipación estas realidades. Las próximas luchas serán contra el Capitalismo Globalizado, contra las transnacionales y para evitar el fin de la vida sobre la tierra. Pero lo sorprendente es que en esa pelea contra el antropocentrismo absoluto y excluyente, en esa pelea por la vida y para que la tierra vuelva a ser el hogar del hombre y para que vuelva a producir comida para los hambrientos y desnutridos, y no materias primas, combustibles o cosméticos, como ahora los progresistas lo pretenden, en esa pelea deberemos enfrentar a nuestras recalcitrantes izquierdas post modernas y neocolonizadas. Preparémonos porque no será fácil y porque pagaremos terribles tributos emocionales al tener que denunciar a muchos que fueron nuestros compañeros de militancia y hasta de cautiverio. Y me temo que muchos héroes de ayer habrán de derrumbarse tal como ya está aconteciendo en muchos lugares del continente.
Pero además tengo otras reflexiones o interrogantes acerca de este presente y de este probable porvenir que nos aguarda. Me pregunto, ¿esta izquierda devenida desarrollista, que comulga con las tecnologías de punta y con la idea de progreso indefinido, esta izquierda que nos propone chimeneas en lugar de Soberanía Alimentaria, ¿es capaz de consumar sus propuestas o solamente vive en el territorio del discurso? Todo un tema, ¿verdad? Cuando nos dicen que están reposicionando al Estado, lo están reconstruyendo o acaso están solamente haciendo enunciados de intenciones? Cuando reasumen el manejo de los recursos o de los servicios, los reasumen de verdad o solamente organizan entes burocráticos que negocian con las transnacionales y redistribuyen las cuotas leoninas del saqueo? Cuando reordenan la economía, en verdad hacen algo más que legitimar a las grandes corporaciones adueñadas de la producción y del mercado, y negociar con ellas en los márgenes mínimos posibles de una economía secuestrada por los oligopolios y las cadenas agroalimentarias?
En un libro que se llama "Argentina rumbo al colapso energético" y que puede bajarse de Internet en la página correspondiente a la Universidad del Salvador, Ricardo Andrés de Dicco, nos anticipa que como resultado de la actual política de explotación irracional de los recursos, nuestras reservas tanto de gas como de petróleo, estarían agotadas en menos de una década. Lo que viene según él, inexorablemente en la Argentina, seria una gravísima situación de colapso energético a la vez que una importante dependencia nuestra en esa materia de Bolivia y de Venezuela, con la consecuencia de graves distorsiones en la competitividad del aparato productivo nacional. Según los diagnósticos de de Dicco, hacia el 2020 el suministro eléctrico del país deberá cubrirse en un 62% por centrales nucleares, 36% por centrales hidráulicas y 2% restante por granjas eólicas y ello implicaría la construcción antes de esa fecha de once nuevas centrales nucleares, dos represas hidroeléctricas internacionales, la de Garaví y la de Corpus Christi, además del desarrollo de granjas eólicas y plantas de producción de biocombustibles para uso local y de la agricultura.
Bueno, en principio este plan pareciera una absoluta fantasía y no pretendo discutir en este editorial, las bondades o riesgos de ciertas tecnologías que, seguramente de intentar ser implementadas suscitarían movimientos masivos de protesta ciudadana que, en este caso el autor ni se plantea, sino que me refiero a la sola dimensión de las obras que se nos proponen para evitar la crisis muy cercana, como consecuencia de un consumo creciente de energía y de la declinación creciente también, de nuestras propias fuentes de aprovisionamiento. Es que alguien cree que podríamos tener un gobierno capaz de cumplir con la décima parte de esas metas? Podemos creer que esta clase política puede generar los estadistas necesarios como para implementar semejantes políticas de desarrollo?
Cada mañana pasamos frente al túnel inconcluso que bajo las vías del Sarmiento intentó llevar a cabo el Municipio de Ituzaingó y el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y que estaba proyectado para ser inaugurado antes de las elecciones del año pasado. Y cada mañana pienso en la asombrosa estulticia, en la corrupción y en la ineptitud de nuestros funcionarios. Para esa obra menor que al igual que tantas otras que se llevan adelante, bien podría haberse hecho con recursos propios del Municipio, se necesitaron en cambio fondos del BID que, por supuesto, fueron a aumentar nuestra deuda externa; pero no solo eso, sino que por razones diversas no se conformó a los vecinos a los que debía indemnizarse para permitir la boca de salida del túnel, y entonces la obra se suspendió hasta que fue posible hacer otro diseño.. y en eso está todavía después de varios meses el proyecto de túnel, y es posible que algún día se inaugure, si no surgen nuevos problemas, en un municipio con un Intendente setentista, alguna vez procesado y más tarde maravillosamente desprocesado, un municipio siempre al borde de la crisis institucional.
Y no creo que estas situaciones sean solo un problema de nuestro país, sino que probablemente expresen problemas propios de la etapa y de los procesos y configuraciones de la izquierda y del populismo, de sus dirigencias y de la extracción de clase de esa dirigencia. Por lo que vimos en Venezuela, nuestro diagnóstico podría asimismo extenderse a ese país hermano a cuyo actual proceso vemos con enorme simpatía, pero donde según parece, los grandes planes suelen empantanarse entre visiones macro del desarrollo que no contemplan la preservación del medio ambiente, la corrupción y la incompetencia en la gestión propia de nuestros funcionarios. Tal vez Bolivia pueda ahora con el nuevo Gobierno, mostrar otro rumbo. Estamos expectantes al respecto, y confiamos en la base de sustentación profundamente americana del gobierno andino, para que se impulsen otro tipo de políticas, políticas que sean rectoras para el Continente. En la Argentina, nos continúa sorprendiendo esa isla de la reconstrucción del Estado que son los astilleros obreros de Ensenada, y en especial impresiona la figura del ingeniero Angel Cadelli, héroe mítico de la preservación obstinada de una memoria del trabajo nacional, que la dictadura militar y el menemismo no pudieron derrotar.
*Jorge Eduardo Rulli
www.grr.org.ar
rtierra@???
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Los movimientos sociales en la encrucijada
Tiempo de ambigüedades
El proceso bolivariano liderado por Hugo Chávez es heredero del primer levantamiento popular contra el neoliberalismo en el continente (el Caracazo de 1989), que hizo entrar en crisis el sistema político venezolano. Ironías de la vida, la potencia del chavismo proviene, en gran medida, del carisma de un líder que sustituye a los movimientos que lo llevaron al poder.
Raúl Zibechi
La Fogata
Cuando en febrero de 1989 la población más pobre de Caracas bajaba de los cerros para frenar el ajuste neoliberal implantado por el recién electo Carlos Andrés Pérez, nadie pensaba que aquella insurrección popular -sofocada por el ejército asesinando cientos de personas- representaba una inflexión de larga duración en las luchas sociales de ese país, pero también a escala continental. Con los años llegaron otros levantamientos (Ecuador a partir de 1990, luego Chiapas, Paraguay, Argentina, Bolivia.) que, salvando algunas diferencias, encarnaban el nacimiento de nuevos actores sociales que tenían en común que vivían en los "sótanos" de sus sociedades, por utilizar un término acuñado por el subcomandante insurgente Marcos.
Pero en Venezuela, además de similitudes, hay algunas diferencias que vale la pena destacar, y que explican el destacado papel que viene jugando Chávez. Los movimientos venezolanos comparados con los de los más pobres del continente, parecen difusos, borrosos, de escasa visibilidad aunque la contudencia de sus acciones -como la derrota del golpe de Estado de abril de 2002 y del paro petrolero del año siguiente- los han tornado en actores destacados. A tal punto, que Michael Hardt sostiene que lo que verdaderamente obsesiona a la administración de George W. Bush no es la retórica antimperialista de Chávez (ni tan extrema ni tan coherente como otras a las que se enfrentó el imperio) sino la autonomía de esos movimientos que son los que verdaderamente están marcando los rumbos del proceso bolivariano.
La diferencia venezolana
Sin embargo, no hay en Venezuela nada organizado que se parezca a la Conaie ecuatoriana (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador), ni a las juntas vecinales o los cocaleros bolivianos o a los piqueteros argentinos, por no mencionar los casos mejor estructurados del movimiento sin tierra brasileño o del zapatistmo chiapaneco. Dicho de otro modo, en Venezuela no encontramos movimientos abarcativos con estructuras que les garanticen visibilidad, estrategias y tácticas, dirigentes conocidos y todas esas características que revisten los movimientos institucionalizados.
Esta situación, realmente novedosa respecto al resto del continente, puede explicarse en alguna medida como consecuencia del hundimiento del sistema político a lo largo de los años 90. Este naufragio no sólo precipitó la desintegración de los partidos tradicionales (desde los socialcristianos y la socialdemocracia hasta las izquierdas), sino que se llevó consigo al vertical y corrupto movimiento sindical. Todo lo institucionalizado se disolvió en el aire, parafraseando la célebre frase de Marx.
Pero hay algo más, que consiste en realidades subterráneas que sólo el tiempo y análisis más sólidos podrán iluminar. Los pobres de los cerros no optaron por crear organizaciones a imagen y semajanza de las que se habían hundido en el desprestigio por la corrupción y la subordinación al Estado y los partidos, sino que crearon multitud de espacios dispersos y escasamente o nada articulados. No vemos en Caracas, a diferencia de El Alto en Bolivia, estructuras más o menos centralizadas que agrupen a los barrios. Ciertamente, esta "ausencia" es funcional a un liderazgo como el de Chávez, pero tiene además la enorme ventaja de que no ofrece tantas facilidades para la cooptación como las organizaciones tradicionales. La falta de articulación y de centralización es lo que explica el éxito que han tenido los movimientos de los pobres venezolanos a la hora de desarticular el golpe de Estado y el paro petrolero, las dos principales iniciativas de las elites que habrían triunfado si se hubieran enfrentado sólo al aparato estatal.
Chávez, imán de los movimientos
Así como el presidente Chávez tiene un enorme poder de atracción en su país, se ha convertido en el referente más importante de la izquierda continental, casi a la par de Fidel Castro. Pero el chavismo no sólo tiene sintonía con los movimientos: interviene en ellos e intenta subordinarlos a sus objetivos. Un caso evidente es el del movimiento sindical, al lado de cuya tradicional CTV (vertical, corrupta y aliada de las patronales) el chavismo impulsó la creación de la UNT utilizando para ello los recursos del Estado. El cientista social Héctor Lucena asegura que así como los empresarios antichavistas no descuentan el jornal de los trabajadores que hacen paros contra el régimen, "el gobierno también financia a los empleados públicos que participan en sus frecuentes marchas y actos públicos, y a quienes no lo son, les brinda apoyo material, logístico y financiero"*.
A escala regional, el chavismo está siendo capaz de influir en multitud de movimientos, de forma directa o indirecta. En noviembre se realizó en Caracas el primer encuentro latinoamericano de empresas recuperadas, al que asistieron gran cantidad de representantes de varios países. El resultado fue muy satisfactorio tanto para las empresas gestionadas por sus obreros como para los promotores del encuentro. Gracias a los abundantes fondos con que cuenta el Estado venezolano, se firmaron acuerdos de cooperación que permitirán a unas cuantas empresas contar con asesoramiento, recursos y mercados, con los que antes ni siquiera podían soñar.
Por otro lado, el chavismo emite un potente discurso en varios terrenos que van desde la integración regional y la crítica a los Estados Unidos, hasta las bondades de los planes de salud y educación que se llevan adelante en el país con apoyo cubano. A través de periódicos y medios como Telesur, que son financiados por el Estado venezolano, pasando por múltiples organizaciones políticas y sociales que se identifican con el proceso bolivariano, el chavismo cuenta con una amplia red de multiplicadores en todo el continente. Los foros sociales, más allá de las actitudes e intenciones del gobierno de Chávez, vienen mostrando crecientes simpatías hacia ese proceso, como lo muestra la reciente "contracumbre" realizada en Mar del Plata, donde algunos movimientos argentinos actuaron como fieles defensores de los gobiernos de Chávez y Kirchner.
En el amor como en la cooptación se necesitan dos (como mínimo). Sería demasiado simplista culpar sólo a los gobiernos, y hacernos los distraidos cuando los de abajo eligen el camino fácil de la subordinación, ya sea por comodidad, pereza para luchar por la autonomía o a cambio de beneficios materiales. Ahora que toda América Latina está salpicada por gobiernos progresistas y de izquierda, se ha instalado el tiempo de la ambigüedad: las declaraciones de autonomía y de "mandar obedeciendo" a menudo esconden la sustitución de la política desde abajo por la estatista, que siempre es política desde arriba.
* Héctor Lucena, "La crisis política en Venezuela", Clacso, Buenos Aires, 2005, p. 90.
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Tasselli, un modelo y sus cómplices
Hugo Alberto de Pedro
La Fogata
Sola y únicamente sí el presidente de la Nación como su selecto grupo de ministros y secretarios de Estado -provenientes ellos de la provincia de Santa Cruz- hubieran perdido la memoria podría justificarse que no advirtieran que el empresario Sergio Tasselli, actualmente propietario de la empresa láctea Gándara ex Parmalat desde diciembre del año 2004, es el mismísimo personaje nefasto que realizó el vaciamiento de la ex Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF) entre los años 1994 y 2002.
Al tener una memoria tan selectiva como peligrosa tampoco recuerdan estos funcionarios públicos que Tasselli es el mismo forajido económico que posee, entre otras las empresas Trenes Metropolitanos, Frigorífico Santa Elena, Materfer, Aceros Zapla, Petroquímica Bermúdez, Agrinac y distribuidoras eléctricas que han corrido suertes similares en cuanto a sus manejos corruptos e ilegales. Seguramente tampoco querrán recordar su íntima relación con el lobbysta y embajador argentino en España Carlos Bettini y con Mario Montoto.
El caso del evasor impositivo Tasselli no es uno más, entre tantos otros, donde la desidia y el "dejar robar" al Estado está presente. Pero si es un caso emblemático donde se puede comprobar que el camino de la neoliberal destrucción económica, social y laboral -iniciado por Carlos Saúl Menem- se mantuvo inalterable en los gobiernos subsiguientes de Fernando de la Rúa y de Eduardo Alberto Duhalde, mientras Néstor Carlos Kirchner era gobernador de Santa Cruz. Éste último conoce el accionar y modus operandi del sujeto depredador de empresas, Tasselli, y muchos de los actuales funcionarios nacionales lo saben perfectamente también porque jamás le llegaban las sanciones ejemplificadoras de las autoridades nacionales y provinciales económicas y laborales, como tampoco de la justicia que tanto a nivel nacional como provincial "supieron conseguir". Pero claro, miles de trabajadores del carbón quedaban una vez más abandonados, cuando no sepultados, por la falta de mantenimiento y medidas de seguridad.
Después de varios meses de inactividad de los ministerios de trabajo -nacional y bonaerense- fue necesario que miles de ciudadanos queden detenidos en una ruta para que los "empleados públicos" hagan lo que les está ordenado hacer por las leyes. Porque volvemos a recordar que el vaciador de empresas Tasselli no es un producto de la imaginación de nadie, sino un esperpento moral que con total seguridad habrá contribuido económicamente con muchos políticos, para que llegaran a hacer justamente aquello por lo cual cobraron. O sea, permitir la corrupción, el robo, la evasión, el vaciamiento y el deterioro de las condiciones de trabajo y seguridad de los trabajadores.
Obviamente que no se le puede pedir a los "pintados ejecutivos", ejecutores de las políticas públicas, que hagan aquello a lo que están obligados a hacer constitucional, legal y humanamente. Tampoco que sean los legisladores los que denuncien y promuevan las investigaciones que están obligados a realizar antes las muchas denuncias de corrupción política. Menos a la justicia "amiga del poder" sería imposible e infantil exigirle cualquier acción que permita el procesamiento y sanción sobre los beneficiarios del atropello de los derechos y dignidad de los trabajadores, como así también de los recursos y empresas nacionales que jamás deberían haber quedado en las manos de los que actualmente están, ya sea por concesión o venta realizadas por los Estados -nacional o provinciales-.
Para muchos ciudadanos los cortes de rutas, las tomas y recuperación de fábricas abandonadas por sus dueños, las manifestaciones de protestas y luchas por los derechos más elementales del pueblo son cuestiones que alteran el normal desenvolvimiento de las vidas y ocupaciones cotidianas. Y por cierto que lo son enhorabuena para que muchos despierten y observen una realidad abominable.
Si en Argentina, como en cualquier lugar del mundo, no existieran las luchas sociales y las luchas de los trabajadores para frenar los atropellos de los que son víctimas, podríamos verificar muy fácilmente de que el sistema capitalista, con sus diferentes modelos económicos, financieros y sociales tan globalizados como indignos, no tiene ningún tipo de límite ni moral para obtener las mejores condiciones para producir el acrecentamiento desorbitado de sus ganancias y la acumulación sin límite de riquezas y capitales, siempre a expensas de quienes con sus trabajos las posibilitan.
Debemos estar atentos a la forma en que se resuelve el conflicto al que fueron llevados los trabajadores de Gándara, a la anulación de los despidos, al reordenamiento de las condiciones de trabajo y seguridad, al pago de los sueldos adeudados y al mantenimiento de las fuentes de trabajo. Porque sabemos que ante éste verdadero y comprobable abandono de la empresa, por parte del inescrupuloso Tasselli, la única salida y solución debería ser la entrega de las plantas productoras y distribuidoras a los trabajadores, quienes advirtieron ante la llegada de Tasselli sobre la inviabilidad de la empresa si no se efectuaban las indispensables compras de materias primas e insumos.
Debemos rechazar cualquier intento para distraer la atención por parte de los funcionarios públicos responsables de impedir los reiterados vejámenes sobre los derechos de obreros o empleados de las empresas vaciadas y llevadas a las quiebras siempre fraudulentas. Porque desde sus improntas travestidas o transversales, con pasados tan tenebrosos de arbitrariedades y corrupciones son capaces de salir hablando de la plusvalía y de los derechos de los trabajadores como si acá, en Argentina, nada hubiera pasado y nada hubieran hecho ellos. Acá pasó lo que pasó porque ellos lo hicieron posible, aunque para algunos conciudadanos el disfraz político para ésta ocasión institucional les convenga desde una mirada conformista burguesa. Sencillos fetichistas sin dudas.
Cuidado entonces.
Porque ya lo han hecho con las privatizaciones, con las políticas económicas, financieras y laborales, con el manejo de la justicia, con la libertad de información e investigación periodística, con el hegemonismo y autoritarismo, con la deuda con el FMI, con las obras públicas a medida y con cada una de las cosas que han tocado. Son los mismos personajes que en materia de Derechos Humanos antes se callaron cobarde y oportunistamente, y que su inacción y silencios han sido tan insolentes como lo es el actual arrebato de preocupación mezquina y ventajera de estos últimos tiempos.
Porque ya nadie puede dudar que habiendo tenido ayer las posibilidades de hacer algo no lo hicieron. Porque tampoco existen dudas que sus únicas preocupaciones pasaban y siguen pasando únicamente por detentar más y más poder.
Tasselli no está solo, tiene socios. Cuidado
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Marcos: ya no resistimos; el mensaje claro es que vamos por "los de arriba"
Movimientos sociales, culturales y de izquierda nos organizamos y tomamos acuerdos
Traeremos la bandera nacional, hasta que sea lavada de toda la mierda de políticos y ricos, dice
Hermann Bellinghaus
La Jornada
La Fogata
El subcomandante Marcos se tomó la foto del recuerdo con sexoservidoras y sexoservidores aderidos a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, al finalizar la reunión en la ciudad de Orizaba, Veracruz Foto Víctor Camacho
Orizaba, Tlanipa mo opocha katki moyolo ("abajo a la izquierda está el corazón" en lengua nahua), escrito en una pobre cartulina a espaldas del delegado Zero y sus acompañantes, fue la divisa de la tarde en el igualmente pobre pero abarrotado local donde se reunieron los adherentes de la Sexta en la ciudad de los patrones de una de las regiones más pobres (y ricas) en el país. Los muros estaban húmedos del sudor de tanta gente tan de abajo. Indígenas, madres solteras, sexoservidoras, sexoservidores, obreros, taxistas, campesinos, en la región de las fábricas donde los trabajadores hicieron historia hace 100 años, en los albores de una Revolución que unos llaman inconclusa, otros traicionada, y otros nada más institucional (y son los que mandan).
El propio subcomandante Marcos lo resumiría al final: "En este cuarto está reunido todo lo que los de arriba desprecian". Las mujeres nahuas de Zongolica, con sus rebozos y huipiles y, a ratos una chichi fuera, amamantando, eran la estampa de la dignidad y el sufrimiento. Como lo era una señora que expresó: "Ya me cansé de trabajar, ya no puedo más. Tengo 15 años de agotarme con trabajo doméstico para mantener yo sola a mis hijos".
Magdalena, representante de las prostitutas organizadas, repitió esa eterna acusación sin salida: "Las autoridades nos agreden, nos sacan dinero, y ahora hasta hacen que nuestros clientes nos maltraten y denuncien. En los hoteles nos obligan a pagar por los condones de la Secretaría de Salud, que son gratuitos, y las sábanas están sucias. Y con mi trabajo mantengo a mis hijos". Claudia, transexual, con una cicatriz en el rostro que decía más que mil palabras, sencillamente dijo estar en la otra campaña porque "los sexoservidores luchamos contra la discriminación; también nosotros tenemos derechos ciudadanos". Marcos se diría "honrado" de tener estos compañeros, y hasta se retrató con ellos.
Un hombre ya mayor, representante de un grupo de taxistas, decente en el mejor sentido de la palabra, y que expresó simpatía profunda por "los indígenas que sufren en la sierra", dijo: "Hemos buscado por muchos lugares, hasta que encontramos este árbol que nos ha cobijado, la Coordinadora de la Sociedad Civil de la Región de Orizaba", y dijo estar "con todo ardor" en la otra campaña.
Un profesionista de origen nahua deploró la "limosna institucionalizada" que reciben los pueblos, y llamó al Procede "el asalto más sofisticado del gobierno para despojar a los campesinos, encubierto por la ley". Más adelante, una muchacha leyó la carta, escrita a mano y enviada por Gloria Arenas Agis (coronela Aurora), quien junto con Jacobo Silva (comandante Antonio, del ERPI) se encuentra en prisión; ambos son ahora adherentes de la Sexta, y por tanto compañeros de los zapatistas, de los estudiantes, los textileros y las prostitutas.
Originaria de Orizaba, Gloria Arenas inició su trabajo social y político en las comunidades de la sierra. Ahora escribe desde lejos: "Todos estamos aquí porque es el momento de escucharnos. Sólo podremos triunfar uniendo nuestras experiencias". En su turno, Marcos llamó "compañeros nuestros" a Gloria y Jacobo. Los llamó presos políticos, y la concurrencia coreó "¡libertad!"
Al terminar el encuentro, en la Casa de la Mujer Ziwuakatzitli, refugio de mujeres agredidas, los orizabeños dieron alojamiento al delegado Zero por esta noche.
La bandera enlodada
El recorrido de la otra campaña por el centro de Veracruz fue ayer de Xalapa a Tomatlán, donde Marcos habló ante decenas de adherentes reunidos anoche en la amenazada casa de la cultura, y también fue escuchado desde la calle por al menos cien personas más de Tomatlán y un buen número de orejas del gobierno, antes de caminar por las calles del poblado, cerca de la medianoche, seguido por muchísima gente mientras un potente equipo de sonido despertaba a los que pudieran estar durmiendo con el himno zapatista en versión local. Durante la reunión, Marcos había definido así a los políticos: "Tienen la lengua larga y tapado el oído".
Hoy, la otra campaña fue recibida en Córdoba por decenas de banderas rojas con la hoz y el martillo, agitadas por las Juventudes Comunistas. Sostuvo allí dos reuniones, una pública, y otra sólo con adherentes a la Sexta. Un orador gritón y exaltado reclamó por la presencia del "obsoleto" símbolo de la hoz y el martillo, y la ausencia de la bandera nacional. Con tono prepotente, demandó mayor "espiritualidad" a la otra campaña y se dijo creyente cristiano como quien lanza una bofetada. Este doctor Federico dio pie a la intervención del delegado Zero, quien empezó por reclamarle el "gritoneo" de presunta superioridad:
"En manos de nuestra finada comandanta Ramona, en 1994, en la catedral de San Cristóbal de las Casas, sacamos la bandera nacional que habíamos lavado con nuestra sangre, nuestro sudor y nuestras lágrimas. Esa bandera la volvió a enlodar Ernesto Zedillo, la volvió a enlodar Vicente Fox y la volvieron a enlodar los partidos políticos electoreros, los partidos institucionales con las leyes que han hecho para despojarnos a todos de lo que tenemos, de nuestra patria. Si la bandera de México no está ahorita aquí es porque la estamos lavando de la mierda que le han puesto todos esos políticos y grandes ricos.
"Y la estamos lavando con nuestro sudor de trabajadores, con nuestras lágrimas de mujeres, de jóvenes, de niños, de ancianos, de indígenas. Con esa sangre que hemos vertido porque hay que recordar aquí que quienes ahora aducen el nacionalismo ese, son los que tienen presos a Jacobo Silva y a Gloria Arenas. El mismo que ha llenado de presos políticos las cárceles, mientras los verdaderos criminales están gobernando o en las grandes empresas. La bandera de México la estamos lavando en la otra campaña para la hora que este país se vuelva a levantar de nuevo".
En una mención inesperada, Marcos dijo: "No nos vamos por ese cuento de mal gusto de Enrique Krauze y Carlos Abascal de que somos un país mestizo. Esa es la justificación para que nos repriman y nos desprecien como pueblos indios. Nos quieren decir que los pueblos indios no existimos, que fuimos mezclados con la sangre española y que somos iguales que los grandes ricos".
Curiosamente, el historiador Enrique Krauze casi coincidió en Jalapa con el paso de la otra campaña. Según declaró el historiador en la prensa local, acababa de celebrar un convenio con el gobernador Fidel Herrera para editar una lujosa historia de Veracruz, con recursos y archivos del gobierno priísta. Bueno, se trata de dar continuidad en sus relaciones productivas con la entidad que hasta hace poco gobernó uno de los dueños de Televisa, empresa para la que también trabaja Krauze.
El delegado Zero añadió: "Hay quien se espanta por la hoz y el martillo, quien se espanta por la mano izquierda levantada, por la palabra socialista. Nosotros somos los zapatistas. Nos alzamos en armas. Desafiamos al supremo gobierno y lo derrotamos. Derrumbamos el gran sueño de Salinas del primer mundo. Y así como a nosotros nos identifica el pasamontañas, hay compañeros que los identifica la hoz y el martillo, el brazo izquierdo levantado, el socialismo.
Y así como ellos reconocen en nosotros al compañero, nosotros reconocemos al compañero en el Partido de los Comunistas, en Uníos, en la CUT, en el Partido Comunista Marxista Leninista, en el Partido Obrero Socialista, en la corriente En Lucha y en todas las organizaciones políticas que reivindican el socialismo. Hemos aprendido a reconocerlos como compañeros. Los respetamos, ellos nos respetan y es para nosotros un honor tenerlos en la otra campaña".
Y agregó en su mención a las comunidades eclesiales de base, "los cristianos que se dieron cuenta que no es posible cambiar el mundo encerrado en una iglesia sino que dentro de su creencia se organizan y encuentran nuevos caminos de liberación aquí en la tierra sin cuestionar lo que pase después allá en el cielo. Y a las ONG que luchan por los derechos humanos, así como hombres y mujeres que no tienen militancia partidaria, grupo ni colectivo, pero sienten la misma rabia e indignación que nosotros".
Señaló que "el responsable de todo eso es el sistema capitalista y tiene como tenderos a esos partidos políticos que ahora se están disputando las elecciones. Nosotros podemos elegir. Podemos decir que todo lo que hemos escuchado y lo que vivimos cada día es responsabilidad de que no hemos desarrollado nuestro espíritu, nuestra buena vibra o porque no hemos puesto suficientes veladoras.
"No podemos permitir que la imagen de la izquierda sea la de un individuo con traje, lamentando que no tiene más bolsas en el saco para meterse los dólares que le están pagando. La izquierda no se vende. Y lo que se está construyendo en la otra campaña es la unidad de todas esas fuerzas de izquierda, todos esos movimientos sociales, entre todo ese movimiento cultural, toda esa juventud a la que sólo se le pide paciencia para ver cuándo se le va a acabar la rebeldía."
Con evidente irritación, Marcos manifestó: "Nosotros ya no podemos soportar ese país, no sé ustedes".
De lo que trata la otra campaña es de hacer algo que no tiene precedente ni en México ni en el mundo. "Este movimiento no es nada más del EZLN, es nacional. Lo que hacemos ahorita es ponernos de acuerdo y conocernos. Porque allá arriba nadie nos mira".
Remató: "No está a discusión cuál es el destino de este movimiento. El destino es la victoria y la victoria es construir un nuevo país. Entonces sí, levantar la bandera tricolor, con el águila devorando una serpiente, pero ya limpia, y nunca más permitir que otro la enlode. Ya no vamos a estar resistiendo. Estamos pasando a la ofensiva. Estamos diciendo claramente que vamos por ellos".
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Islam
El último leño a la hoguera
Robert Fisk
The Independent
Traducción de Gabriela Fonseca para La Jornada
La Fogata
Vista general del edificio de tres pisos
que alberga tres embajadas quemadas
en Damasco.Imagen: AFP
Así que ahora se trata de cartones sobre el profeta Mahoma con un turbante en forma de bomba. Los embajadores son retirados de Dinamarca, los sauditas y los sirios se quejan, las naciones del Golfo Pérsico quitan de sus anaqueles todos los productos daneses y hombres armados en Gaza amenazan a la Unión Europea y a periodistas extranjeros. En Dinamarca, el editor de "cultura" del bobalicón diario en el que aparecieron esas tontas caricaturas -en septiembre pasado, por Dios- anuncia que "estamos siendo testigos de un choque de civilizaciones" entre las democracias laicas occidentales y las sociedades islámicas. Esto comprueba, supongo, que los periodistas daneses se mantienen fieles a la tradición de Hans Christian Andersen. ¡Ay, Dios, Dios! Lo que estamos presenciando es la puerilidad de las civilizaciones.
Comencemos en el Departamento de Verdades Domésticas. Esto no es una cuestión de laicismo contra el Islam. Para los musulmanes, el profeta es el hombre que recibió las palabras divinas directamente de Dios. Nosotros vemos a nuestros santos y profetas, cuando mucho, como figuras históricas, que se contraponen a nuestros derechos humanos, a la alta tecnología y a nuestras libertades; los vemos casi como caricaturas. El hecho es que los musulmanes viven su religión, nosotros no.
Ellos han conservado su fe, pese a innumerables vicisitudes históricas. Nosotros hemos venido perdiendo nuestra fe desde que el poeta inglés Matthew Arnold escribió sobre "el largo y lejano rugido del mar". Hablamos de "occidente contra el Islam" en vez de "cristianos contra el Islam", porque tampoco quedan muchos cristianos en Europa que digamos. No hay forma de arreglar esto reuniendo a las religiones del mundo y preguntando por qué no se nos permite burlar de Mahoma.
Claro, siempre podemos ejercer nuestra propia hipocresía en torno de los sentimientos religiosos. Recuerdo que hace más de una década una película llamada La última tentación de Cristo mostraba a Jesús haciéndole el amor a una mujer. En París alguien le prendió fuego al cine que presentaba la cinta, y en el incendio murió un joven francés. También recuerdo que una de las principales universidades de Estados Unidos me invitó a dar una conferencia hace tres años. Lo hice. Mi conferencia se titulaba "Septiembre 11, 2001: pregunten quién lo hizo, pero por amor de Dios no pregunten por qué".
Cuando llegué a ofrecer la ponencia me encontré con que las autoridades habían eliminado la frase "por amor de Dios", alegando que "no querían ofender ciertas sensibilidades". Ajá, así que nosotros también tenemos "sensibilidades".
En otras palabras, a pesar de que exigimos que los musulmanes se comporten como buenos laicos cuando se trata de la libre expresión -o de caricaturas vulgares-, todavía tenemos que preocuparnos porque los adherentes a nuestra preciosa religión no se ofendan.
También disfruté enormemente las pomposas declaraciones de hombres de Estado europeos que afirman que no pueden controlar la libre expresión ni a los periódicos. Eso es una tontería. Si uno de los cartones hubiera mostrado a un rabino en vez de al profeta con un sombrero en forma de bomba nos hubieran vociferado al oído "antisemitas", y con toda razón. Esta es la queja que siempre hacen los israelíes de las caricaturas antisemitas que aparecen en los periódicos egipcios.
Más aún: en algunas naciones europeas -Francia es una, Alemania y Austria son otras- está prohibido en la ley negar genocidios. En Francia, por ejemplo, es ilegal decir que no existieron los holocaustos judío y armenio (nada más esperen a ver la reacción de Turquía ante este último punto, si es que este país llega a ingresar a la Unión Europea).
De modo que está prohibido hacer ciertas afirmaciones en Europa. No estoy seguro si esas leyes logran sus objetivos; no importa cuanto se prohíba la negación del holocausto, pues los antisemitas siempre encuentran forma de darle la vuelta a esas normas.
El punto, no obstante, es que a duras penas podemos hacer respetar nuestras prohibiciones políticas y leyes para evitar que haya caricaturas antisemitas o que se niegue el holocausto, y pese a ello nos ponemos a gritar en favor del laicismo cuando descubrimos que los musulmanes se ofenden por nuestras provocaciones e imágenes insultantes al profeta.
Para muchos musulmanes, la reacción "islámica" por todo ese escuálido asunto es una vergüenza. Es perfectamente razonable creer que a los musulmanes les gustaría ver que se introduzca algún elemento de reforma a su religión. Si los cartones hubieran promovido algún debate sobre el tema -si existiera la posibilidad de un diálogo serio-, nadie habría tenido objeciones.
Pero claramente hubo la intención de que las caricaturas fueran una provocación. Fueron tan absurdas, que lo que lo único que causaron fue una reacción.
Además, este no es el momento más adecuado para recalentar la vieja basura de Samuel Huntington sobre "el choque de civilizaciones". Irán tiene nuevamente un gobierno clerical. Lo mismo ocurre, para todo fin práctico, en Irak (donde supuestamente no iban a usar su democracia para elegir a un gobierno religioso, pero eso es lo que pasa cuando uno se pone a derrocar dictadores).
En Egipto, la Hermandad Musulmana ganó 20 por ciento de los escaños parlamentarios en las recientes elecciones legislativas. Ahora tenemos a Hamas a cargo de Palestina.
Aquí hay un mensaje, ¿no es cierto? Las políticas estadunidenses para el "cambio de régimen" y la "democracia" en Medio Oriente no están alcanzando sus objetivos. Estos millones de votantes prefieren el Islam a los gobiernos corruptos que les impusieron. El que los cartones sean arrojados a la situación para atizar el fuego es ciertamente peligroso.
En cualquier caso, no se trata de si el profeta debe o no ser retratado. El Corán prohíbe las imágenes del Profeta y aún así millones de musulmanes tienen y crean esas imágenes. El problema es que las caricaturas representan a Mahoma como imagen de violencia estilo Bin Laden. Muestran el Islam como religión violenta. Y no lo es. ¿O queremos que sí lo sea?
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Entrevista a Casimira Rodríguez Romero, ministra de justicia de Bolivia
"El pueblo, indispensable en las decisiones de gobierno"
La percepción mas fuerte es que los oprimidos quieren respuesta
"El primer cambio es que este espacio estuvo siempre reservado para los abogados; ahora éstos han sido remplazados por alguien que viene de los movimientos sociales, y que cuando recorre el edificio la saludan en quechua o en aymara"
Adolfo Gilly
La Jornada
La Fogata
El presidente de Bolivia, Evo Morales, dio posesión a los integrantes de su gabinete, el pasado 23 de enero. Casimira Rodríguez Romero, derecha, asumió el cargo de ministra de Justicia foto Carlos Mamani/ APG
Este enviado especial estaba en un pequeño restaurante italiano de La Paz, cuyo dueño se llama Marco, saboreando unas pastas hechas con mezcla de coca y preparadas alla carbonara, cuando sus amigos paceños le presentaron a la ministra de Justicia del nuevo gobierno, Casimira Rodríguez, ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar. Casimira, como todos la llaman, tiene ojos de calma inteligencia, rostro terso, manos pequeñas que se mueven con la gracia propia de las manos femeninas del trabajo, trenzas negras y, en lugar de la falda de las mujeres blancas, lleva la pollera de las indias y de las cholas (diferentes a su vez entre sí, en este país del signo escalonado según niveles étnicos y sociales). La conversación resulta fácil y la ministra da cita al enviado para una entrevista días después.
Puntual llegó este enviado, a las cinco de la tarde, a esa cita en el Ministerio de Justicia. Lo recibió Casimira Rodríguez en su despacho en el quinto piso, frente a El Prado, el céntrico paseo de la ciudad donde aún hay palacios de un mundo porfiriano de terratenientes y dueños de minas que fue pero que ya no es, entremechado ahora de rascacielos de los años 90, edificios de los 50 y los 60, y hamburgueserías de uno de estos días.
Ministra y enviado se sentaron en unos sillones un poco gastados por el uso, porque Bolivia es un país pobre y estos son los despachos que los nuevos gobernantes heredaron y no está el presupuesto para renovaciones y otros lujos de gobiernos entrantes, que si cada vez que aquí cambia un gobierno cambiaran los muebles de las oficinas nomás en renovaciones se iría el presupuesto.
Este enviado sin grabadora una vez más sacó su cuaderno escolar y empezó a tomar nota de cuanto le decía la ministra de Justicia, de aquí en adelante Casimira, según las formas y las normas del trato en el gobierno sin corbata de Evo Morales.
De los tres poderes republicanos, el más conservador es casi siempre el Judicial, dijo el enviado: ¿Cuáles serán entonces los cambios iniciales en este Ministerio que tiene que ver con la justicia?
El primer cambio, respondió la ministra Casimira, es que este espacio estuvo siempre reservado para los abogados; ahora éstos han sido remplazados por alguien que viene de los movimientos sociales, y que cuando recorre el edificio la saludan en quechua o en aymara. Los abogados son hoy asesores. Sus conocimientos de leyes son básicas para fundar las decisiones, pero al final éstas se toman según nuestras percepciones de lo que el pueblo espera de este gobierno. Estamos formando equipos para responder. Tenemos muchas visitas e invitaciones de organizaciones sociales para ir a escuchar sus reclamos. La primera percepción, la más fuerte, es que el pueblo pide justicia. La palabra que se oye en todas partes es "queremos justicia", justicia para los pueblos y para los oprimidos. Creo que para eso tiene que servir este Ministerio de Justicia.
Al escucharla, el enviado especial se preguntó para su fuero interno o sea su coleto: ¿Cómo llegó hasta aquí esta idea de justicia, tan lejana a lo que me enseñaban en mis añejos cursos de derecho civil y derecho procesal, y tan cercana a lo que las vueltas de la vida me enseñaron después? Como tiene cierta debilidad por las citas, en ese momento el enviado se acordó de Edward P. Thompson y de su uso conceptual del término "experiencia", y así porque sí le dijo a la ministra: Casimira, por favor, cuénteme cómo llegó usted hasta aquí.
Lo que sigue es lo que entonces dijo Casimira Rodríguez, reproducido tan fiel como lo permite el cuaderno de notas de este enviado sin grabadora y sin corbata.
Yo nací como niña campesina de origen quechua en Mizque, Cochabamba. Hasta mis primeros años de escuela, hablaba sólo quechua, no sabía castellano. Este idioma lo aprendí en la escuela, pero me costaba porque las clases eran en castellano y yo apenas iba entendiendo. Allá por el tercer grado ya pude conocer bien el idioma. Pero mi enseñanza básica terminó en cuarto grado.
A los trece años empecé a laborar como trabajadora del hogar. Trabajaba gratis, por habitación y comida, sin domingos ni salario. Cuando le reclamé a la patrona, ésta me echó y me acusó de que le había robado unas ropas. Demandé ante el corregidor del pueblo, pero éste, después de oír a esa señora, decidió suspender el juicio por dos años. Seguramente ella le pagó un dinero. Ahí se terminó. Era allá por 1979, teníamos una dictadura en Bolivia.
Trabajé después nueve años más en otras casas. Lo peor era la discriminación: una no podía hablar delante de los patrones, ni les podía dirigir la palabra, había que callar y obedecer y nada más. Aquí, ahora, en el ministerio parece que la costumbre es llamar a los empleados por timbre. A mí me cuesta hacerlo, porque toda la vida me llamaban por timbre y no por mi nombre.
En 1985, más o menos, se inició en La Paz lo que después fue nuestro sindicato. En Cochabamba, grupos de estudiantes voluntarios empezaron a darnos clases los domingos: alfabetización, trenzado, costura, música. El local lo ofrecía un pastor metodista. Era una experiencia de convivencia comunitaria.
En Cochabamba el horario de trabajo en las casas era de dieciséis horas cada día, y ocho horas de descanso, o sea las de dormir. Sólo podíamos salir los domingos de 3 a 6 de la tarde. Empezamos a aprovechar esas horas para juntarnos. Las reuniones se disfrazaban de cursos educativos en la parroquia. Nos ayudaron y enseñaron dos parejas de jóvenes, una ex religiosa, un sacerdote católico y un pastor metodista. Ahí fuimos conviviendo y aprendiendo, porque nadie sabía qué era un sindicato.
Recuerdo que a una chica de Huacareta, Sucre, sus patrones la llevaban a las tres de la tarde hasta la puerta de la parroquia, donde la recibía el cura, y a las seis iban a recogerla y volverla a la casa. Se quedaban tranquilos por la presencia del sacerdote. Es decir, a nosotras esta protección de la iglesia nos permitía hacer reuniones, discutir y convivir. Después de un tiempo, algunas traían otras compañeras e íbamos creciendo. Había reuniones en que compañeras de Copacabana traían comida típica de allá y otras traían el pan grande de La Paz. Nos contábamos nuestras experiencias y analizábamos cómo vivíamos. Pero era todo clandestino.
En 1992, después de muchos seminarios, comenzamos a salir con una propuesta de ley. Nos sentíamos discriminadas legalmente, no teníamos derechos como trabajadoras, cuando desde 1948 había una ley general del trabajo. Pero no nos protegía a nosotros. Empezamos a trabajar una propuesta desde nuestra realidad, tomando como marco lo que los demás trabajadores ya tenían, al menos en la ley: contrato, salario, vacaciones, beneficios sociales, aguinaldo, condiciones de trabajo.
Recuerdo que lo primero que cambiamos fue el nombre, la palabra "doméstico". Dijimos: "Nosotras no somos trabajadoras domésticas; domésticos son los animales y nosotras somos seres humanos". Entonces empezamos a usar la expresión "trabajadoras del hogar" y así se llamó el sindicato. A veces me preguntan si no había también "trabajadores", pero resulta que no aparecieron. A los varones como que no les gusta el modo de las mujeres.
Empezamos a visitar medios de comunicación. Sufrimos ataques por pedir esta ley: flojas, haraganas, irresponsables. Para ese año 1992 yo trabajaba en la casa de un señor boliviano, activista de derechos humanos, que me permitía salir a reuniones y organizar y estaba de acuerdo con lo que hacíamos. Pero para otras todo seguía clandestino ante los patrones.
En 1993 se hizo el primer congreso nacional de trabajadoras del hogar y ese año se presentó la ley ante el Congreso. Allí sucedió que algunas diputadas mujeres se opusieron. La ley establecía el derecho a la maternidad, y decían que eso nos iba a permitir "tener hijos de la irresponsabilidad". Una de ellas se decía de izquierda, era del MIR y defendía "la equidad de género". Pero con sus trabajadoras, no. Nos decían: "para qué piden ley, si están en las casas como hijas de familia; no hurguen el avispero, están viviendo en la taza de leche".
Hicimos muchos debates con abogados, periodistas, diputados, feministas. Sentíamos que no nos escuchaban, que no les parecía urgente nuestra demanda, que había cosas más importantes, y eso mismo fue creando nuestro valor.
En 1996 pasé a la Ejecutiva Nacional del sindicato, a coordinar varios departamentos de la república y nos propusimos hacer cada vez más visible nuestra organización y que la problemática de la trabajadora del hogar se hiciera bien pública. El miedo a los diputados se terminó. En 2000 el MAS logró abrir las puertas de la Cámara.
Finalmente, en 2003 se promulgó la Ley de Trabajadoras del Hogar (Ley 2450/2003) que tenemos y hay que hacer cumplir en todos los casos, pues una cosa es la ley y otra lo que sucede en la vida real. Pero ahora tenemos la ley, nuestra organización, y además nuestro gobierno.
La historia de vida de Casimira Rodríguez es una definición, mediante la experiencia, de uno de los más concretos significados de la demanda universal de justicia que llevó al gobierno a Evo Morales y su partido. Esa demanda es multiforme, turbulenta y pide respuestas que no se hagan esperar demasiado. Fuertes presiones contrarias vienen de otros sectores del país y del exterior.
La serena presencia de Casimira Rodríguez, mujer, trabajadora del hogar y organizadora sindical, en el Ministerio de Justicia, es una prenda de que aquella demanda universal deberá tener prioridad en los planes y los afanes del nuevo gobierno. Es uno de los puntos candentes donde se juega el destino próximo de esta revolución y de los dirigentes que la encabezan.
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VI Foro Social Mundial (Caracas):
¿Y del tema Colombia qué?
Olaf Montalbán
La Fogata
La culminación del VI FSM versión Caracas (hay dos más en Karachi y Bamako) ha abierto varios interrogantes y apasionadas discusiones acerca de la participación de Colombia en este histórico encuentro.
Para nadie es un secreto que la izquierda y el movimiento social colombiano viven una suerte de renacer en sus luchas acompañado de un fortalecimiento político e ideológico, tímido aún pero manifiesto. Sin embargo, hay al menos dos problemas que han afectado negativamente a la izquierda colombiana. El primero tiene que ver con la atomización y desarticulación acentuada que aún persiste como rezago del largo período de represión, desmovilización y repliegue que esta ha vivido en los últimos 15 años. Y el segundo, con la lucha ideológica entre el sector socialdemócrata (centro izquierda) y la izquierda revolucionaria. Estos son, a grandes rasgos, dos de los principales dilemas por los que todavía atraviesa la izquierda colombiana hoy.
La hora de la derecha en Colombia
El período que comprende los 15 años que van desde las desmovilizaciones guerrilleras (M-19, EPL, CRS, Quintín Lame, etc.) de 1.990 y la concertación con el gobierno de Cesar Gaviria (presidente 1.990 - 1.994) que arroja como resultado la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente de 1.991, ha estado marcado por el más amplio y profundo repliegue que haya vivido la izquierda revolucionaria en Colombia. Por supuesto, Colombia no podía ser ajena a la ola de derechización que recorrió el mundo una vez quedó al descubierto las grandes falencias del proyecto del socialismo en la Unión Soviética, y se anunció al mundo con cantos de sirena el fin de la historia, de las ideologías, el desencanto de las utopías y al entrada triunfal del neoliberalismo y el mercado como panaceas de todos los problemas generados por el sistema capitalista y consumista dominante.
Dicho repliegue ideológico de la izquierda revolucionaria colombiana significó, entre otras cosas, que el espacio en que actuaban las organizaciones populares y revolucionarias con sus propuestas de cambio de régimen oligárquico, fuera copado, por un lado, por el ONGerismo que se extendió por todo el mundo tras el anuncio de la muerte de las utopías emancipatorias y liberadoras. Y por el otro, la ofensiva de un sector de derecha autoritaria y de tendencia fascista que retomó el control del poder político y militar que había venido perdiendo la oligarquía, producto de la confrontación y lucha de clases, al tiempo que la izquierda revolucionaria avanzaba su proyecto y sus propuestas.
En este sentido, el país no fue ajeno a la globalización neoliberal y la reinstalación del mercado como los nuevos paradigmas o dioses del nuevo mundo que anunciaron Margaret Thatcher y Ronald Reagan (primera ministra británica y presidente de los Estados Unidos) como corolario del fin de la guerra fría, en los años 80s.
El resultado de estos procesos y tendencias paralelas en Colombia, ha sido la desideologización y despolitización del movimiento popular y revolucionario. Por eso afirmamos, a riesgo de polemizar, que para la izquierda revolucionaria este fue el período (1.990 - 2.005) del desarme ideológico, de la desmovilización de varias guerrillas (con la excepción de las FARC, ELN y un pequeño sector del EPL) y del largo rezago de la propuesta revolucionaria por el cambio de sistema económico y régimen oligárquico.
ONGs, su papel e impacto en el movimiento social y político
Luego de hacer esta larga pero necesaria introducción, adquiere validez preguntarnos entonces cuál ha sido el papel que han jugado y cumplido las ONGs en el país durante este largo período de invernadero en el que se sumió un gran sector de los activistas sociales, políticos, ideólogos, dirigentes y voceros del proyecto emancipatorio. ¿Podríamos intentar un balance de lo acumulado, de lo hecho, lo propuesto y construido durante estos 15 años en el país? Por su puesto que es una pregunta de envergadura. Es difícil dar una respuesta única, estamos tan atomizados y desarticulados. O general, estamos tan divididos en pequeños feudos de intereses de todos los tipos, géneros, diversidad de intereses y órdenes que es casi imposible, ¿verdad?
Por eso quiero intentar un salto despiadado en este debate y poner la pregunta alrededor de los acontecimientos que nos rodean y de las tendencias del movimiento social y político que se están dando en el continente. ¿Cómo fue la participación de las organizaciones, colectivos, ONGs, sindicatos, partidos, etc., en el VI FSM de Caracas? ¿Por qué no tuvimos una carpa, lugar o espacio central (Brasil, Argentina, Cuba y EEUU lo tuvieron) dónde discutir y debatir nuestros problemas, ideas, propuestas en el FSM? ¿Presentaron las ONGs alguna propuesta?
¿Les ha llegado la hora a las ONGs colombianas?
La tesis por la que me inclino sobre lo que ocurrió, particularmente con las ONGs colombianas en el VI FSM de Caracas, es que allí se demostró la decadencia, el inmovilismo y la derrota política de éstas. No tienen nada distinto que proponer y han quedado desbordadas por la nueva dinámica política que ha adquirido el movimiento social y político de izquierda que recorre el continente. Ello es lógico cuando en su gran mayoría (salvo las ligadas a la causa de los derechos humanos) apostaron por la atomización y despolitización del movimiento popular. Por la postura que asumieron de conciliar y concertar con el mismo estado y gobiernos que han ejecutado la modalidad de terrorismo de estado durante todos estos años. Ante la incapacidad de haber generado una propuesta política alternativa al proyecto dominante del capitalismo, en el caso de Colombia el régimen oligárquico, pasaron casi inadvertidas por el VI FSM de Caracas. De agache, como se dice. Y esto a lo mejor es sano, porqué podemos ampliar y profundizar el debate de lo que ha pasado durante estos últimos 15 años, para arrancar de algún punto de referencia. ¿Les ha llegado su hora a las ONGs colombianas también?
Debate izquierda revolucionaria vs centroizquierda (socialdemocracia)
Sin lugar a dudas la izquierda colombiana sigue aún atomizada y dispersa. No obstante, pasa por un nuevo dinamismo y renacer acompañado de un tibio fortalecimiento político e ideológico. Pero hay razones que explican su estado de salud actual. Para ello tendríamos que tener en cuenta no solo los errores históricos propios, su sectarismo, dogmatismo, etc., sino también la masiva deserción de los intelectuales y dirigentes que se convirtieron a la ideología de la clase que antes combatían; y por supuesto, a la masiva despolitización a que contribuyeron las ONGs y su diáspora de intelectuales "orgánicos" al servicio del estado y las instituciones que hoy financian su precaria y replegada existencia.
Está abierto el debate sobre el papel e impacto de las ONGs en el conjunto del movimiento social y político colombiano. Están en juego muchas cosas, sobre todo el posicionamiento de éstas en cuanto a su sumisa relación con sus patrocinadores, los estados y las instituciones que financian no solo sus proyectos, sino que mantiene vigente el sistema capitalista, el consumismo el neocolonialismo, y la alienación de los pueblos.
Hemos sostenido que la socialdemocracia ha jugado un papel nefasto en Colombia, no solo desde que se desarmó políticamente y desmovilizó sus fuerzas insurgentes, sino por la gran confusión y engaño que creó en toda una generación. Ya esto lo he señalado en otros artículos(i).
El retiro ayer de la candidatura presidencial de Antonio Navarro Wolf, del Polo Democrático Alternativo, deja el camino abierto a Carlos Gaviria para aspirar como candidato único de la izquierda a la presidencia. Este es un gesto que valoramos como muy positivo y saludable. Eso nos demuestra que el debate ideológico entre las posiciones revolucionarias y la socialdemocracia o centro izquierda empieza a arrojar sus frutos. Esa es la esencia de la política y la batalla de ideas.
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