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NUESTROS SUEÑOS, NO CABEN EN SUS URNAS
Celulosa y forestación: dos caras de un modelo depredador
Raúl Zibechi
Ecoportal.net
La Fogata
Sobre un escenario instalado en el centro de Montevideo, el escritor Eduardo Galeano se dirigía en tono calmo a la multitud: "Hay decisiones que se toman en 15 minutos pero tienen consecuencias durante siglos". Era el 27 de mayo, cuando se realizó una movilización contra la instalación de dos grandes fábricas de celulosa en las orillas del río Uruguay. No era la primera vez que las organizaciones ecologistas y sociales salían a la calle a manifestar su desacuerdo con dos megaproyectos que amenazan con contaminar el principal río del país, que además es compartido con Argentina, pero era el primero que se realizaba bajo un gobierno progresista o de izquierda. Por eso Galeano fue cauteloso: "Antes de tomar una decisión que nos parece grave y que puede implicar el envenenamiento del río y la reducción del poco humus que nos queda en la tierra, esto que va pudrir las aguas y secar las tierras, que es la experiencia triste que han dejado las fábricas de celulosa en Chile y Argentina, antes de tomar una decisión. piensen mucho lo que van a hacer."
Sin embargo el gobierno de Tabaré Vázquez decidió autorizar la construcción de las plantas de la española Ence y la finlandesa Botnia. No sólo no escuchó a las organizaciones sociales, sindicatos, grupos ecologistas y profesionales universitarios, que demandaban tiempo y diálogo para profundizar los estudios de impacto ambiental, sino que tampoco escuchó al gobierno argentino, cuyo país se verá también perjudicado por la instalación de las plantas. El conflicto diplomático entre Uruguay y Argentina se arrastra desde hace tres años, pero en los últimos meses generó fuertes disputas entre los gobiernos de Néstor Kirchner y Vázquez.
El problema es que entre ambos países existen acuerdos firmados -como el Estatuto del Río Uruguay, regulado por una Comisión Administradora binacional- que estipula que si alguna de las partes proyecta obras que afecten la navegación, el régimen del río o la calidad de sus aguas, deberá comunicarlo a la Comisión. Si ambos países no llegaran a un acuerdo, puede llevarse el caso a la Corte Internacional de Justicia. Pero los gobernantes uruguayos nunca hicieron el planteo a los argentinos, porque estaban conscientes de que la respuesta iba a ser negativa. En todo caso, prefirieron violar los acuerdos internacionales a dejar de lado las inversiones que prometen las empresas de celulosa.
El 14 de setiembre, un fiscal de la justicia uruguaya presentó una demanda al ministerio de Medio Ambiente [1] en la que exige la prohibición de la instalación de Botnia por "la omisión en el cumplimiento de su deber de protección del medio ambiente y que se prohíba la instalación y la operativa de la planta." El fiscal considera que los derechos ambientales de los uruguayos serían violados por la que será la fábrica de celulosa "de mayor volumen de producción en el mundo." [2]
Monocultivo forestal
El diez por ciento de la superficie cultivable de Uruguay está sembrada con árboles para la producción de celulosa. El monocultivo de eucaliptus desplazó la importante producción cerealera (trigo, cebada, lino, girasol) que llegó a ser uno de los principales rubros de exportación del país. La fiebre forestadora se inició hace 16 años, impulsada por el modelo neoliberal y de la mano de organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En ese momento la tonelada de madera pulpable se cotizaba a 60 dólares en el mercado internacional y la demanda era importante. En la visión de los organismos financieros, la tala indiscriminada de madera pulpable, a razón de 15 millones de hectáreas anuales en el mundo, imponía la sustitución de los bosques tropicales como insumo principal para la producción de papel y cartón.
Uruguay fue visualizado -entre otros países del tercer mundo- como un productor potencialmente importante de madera pulpable, y los gobiernos nacionales, a partir de 1988, siguieron al pie de la letra las recomendaciones de los organismos internacionales. Una de ellas consiste en los subsidios que otorga el Estado: 50% del costo de la forestación; créditos a muy bajo interés con una gracia de hasta diez años; exoneración de impuestos nacionales y municipales, y realización de obras de infraestructura (puentes, puertos, carreteras y ferrocarriles) para facilitar el transporte y la exportación de madera. En apenas 12 años el Estado uruguayo invirtió más de 500 millones de dólares (entre desembolsos directos e impuestos no recibidos) en apoyo a la forestación, casi un 4% del Producto Bruto Interno (PBI) anual del país. [3]
Los resultados de semejante inversión -que se ha hecho a costa de reducir los gastos en educación y salud de los uruguayos- han sido claramente negativos. Como muchos países siguieron las recomendaciones del BID y el Banco Mundial, la oferta mundial de madera pulpable creció y los precios bajaron a menos de la mitad de lo que habían alcanzado en el momento en el que se promovió la forestación masiva como negocio "seguro, rentable y confiable." Ahora, con un precio que oscila entre 23 y 28 dólares la tonelada, muchos pequeños inversionistas privados no han podido recuperar la inversión.
En tanto, las grandes empresas ejercen una doble presión: para que el Estado construya grandes obras de infraestructura (al puerto de Montevideo ingresa un camión de 45 toneladas con madera cada cinco minutos) y ahora para que se construyan fábricas de celulosa para compensar la caída del precio de madera en bruto. Los principales forestadores son también los que instalarán las grandes fábricas: Weyerhaeuser, de Estados Unidos, posee 130.000 hectáreas de monocultivo forestal, la finlandesa Botnia tiene 57.000 y la española Ence otras 50.000.
Diversos estudios aseguran que los monocultivos forestales generan graves problemas al país. El monocultivo forestal expulsa población rural, ya que ocupa el último lugar en cuanto a empleo por hectárea: apenas cuatro trabajadores cada mil hectáreas, frente a seis que ocupa la ganadería extensiva, ocho el arroz y, en el extremo opuesto, 133 trabajadores por cada mil hectáreas la horticultura, 165 la viticultura y 211 la avicultura. Además, el avance de los cultivos forestales impide a los campesinos seguir cultivando sus tierras, porque resecan los suelos que quedan inaptos para la agricultura, y las fuentes de agua desaparecen.
Por otro lado, la Asociación de Inspectores de Trabajo del Uruguay (AITU) realizó una investigación que demuestra que unos 6.000 trabajadores forestales viven en condiciones de semi esclavitud. Un trabajador especializado que maneja la motosierra, que debe pagar de su propio bolsillo, gana apenas 5 dólares diarios, siendo el salario más elevado entre los forestales. Los inspectores concluyen: "El sistema es prácticamente de esclavitud. Pasan meses y meses sin recibir prácticamente nada en un ciclo en el cual ellos cortan, duermen, le mandan comida a la familia y no ven un peso. Duermen en condiciones infrahumanas, debajo de carpas casi siempre hechas con simples trozos de nailon y sobre el piso de tierra" [4].
En cuanto al impacto de la forestación sobre los suelos, un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República establece que luego de 25 años de forestación con eucaliptos los resultados son graves. [5] Los suelos se han vuelto más ácidos: mientras las praderas uruguayas tienen un pH de 6,5 a 6,8, los predios que tienen plantaciones forestales mostraron valores de 3,8 a 4. El eucalipto extrae grandes cantidades de calcio del suelo, contribuyendo a que el pH descienda, lo que provoca que el suelo sea menos permeable por la proliferación de hongos y micelios, que impiden que el agua penetre en la tierra aumentando así la erosión. Otros resultados, según el estudio, son la disminución de la fertilidad, del contenido de materia orgánica, y cambios irreversibles en la textura y estructura de los suelos.
Un estudio realizado en Chile demuestra que las regiones forestales son las que más se han empobrecido. Entre 1994 y 1998 algunas zonas con alto impacto de la forestación han registrado un crecimiento de la pobreza y la indigencia hasta en un 29%. [6] Chile, con más de dos millones de hectáreas forestadas, ha sido definido como el "modelo forestal" a seguir. Sin embargo, el estudio revela que los municipios donde el aumento de la pobreza ha sido mayor son aquellos en los que además de cultivos forestales hay plantas de celulosa y papel, como la Comuna de Constitución y la Comuna de Nacimiento, en el sur del país.
Por lo menos dos ministros del actual gobierno uruguayo (el de Ganadería, José Mujica, y el de Trabajo, Eduardo Bonomi) han declarado la necesidad de poner límites a la forestación. Mujica señaló que la forestación degrada los suelos y se mostró contrario a seguir beneficiando a las multinacionales forestadoras con generosos subsidios. En tanto, Bonomi denunció las condiciones irregulares de trabajo, la "tercerización y subcontratación irresponsable" que se registra en el sector y aseguró que el Estado va a comenzar a controlar el trabajo en ese sector.[7]
Celulosa y contaminación
Durante la campaña electoral de 2004, que llevó a la presidencia a Tabaré Vázquez, la izquierda (Encuentro Progresista-Frente Amplio) no quiso debatir en público sobre la construcción de las dos plantas de celulosa. Desde 1996 existe en la ciudad de Fray Bentos, donde se instarán las dos fábricas, el Movimiento por la Vida, el Trabajo y un Desarrollo Sustentable, cuyas principales dirigentes son mujeres militantes de la izquierda. Pese a ello, Vázquez nunca quiso recibirlas y se negó a debatir el tema.
Aunque el 60% de los uruguayos se oponen a las plantas de celulosa, la mayoría de los habitantes de Fray Bentos (unos 23.000) están a favor ya que los 600 puestos de trabajo que crearían las dos fábricas serían un respiro a la elevada desocupación que sufren. Sin embargo, los ambientalistas argumentan que la contaminación afectará a las 2.000 personas que viven del turismo en la zona, así como a la pesca artesanal en el río Uruguay. Son más que temores sin fundamento: en Chile, el gobierno decidió el cierre de la celulosa de Arauco al comprobar que fue responsable de la muerte de dos mil cisnes de cuello negro que son una atracción turística en la zona.
Lo cierto es que una sola de las fábricas verterá al río 200 toneladas anuales de nitrógeno y 20 toneladas de fósforo, además de las emisiones de dioxinas y furanos.[8] Greenpeace Argentina ha elaborado una lista para promover la Producción Limpia de papel, que incluye la eliminación del cloro en el proceso de blanqueo de la pasta de papel y su sustitución por oxígeno; eliminar los efluentes contaminantes, reciclándolos dentro del proceso; aumentar los porcentajes de papel reciclado en los papeles en venta y exigir la explotación sostenible de los recursos forestales.[9] Ninguna de estas recomendaciones ha sido tenida en cuenta.
Lo que llama la atención es que pese a las evidencias, la Dirección de Medio Ambiente de Uruguay aprobó -con algunas observaciones- la instalación de las plantas de Ence y Botnia. Más extraño aún es que el presidente Vázquez haya aceptado reunirse con los ejecutivos de Botnia pero nunca lo haya hecho con los ambientalistas y los movimientos sociales que se oponen a las fábricas. Éste es uno de los puntos clave, que muestra que los gobiernos de centro-izquierda de la región no tienen el menor interés en dar pasos serios para abandonar el modelo neoliberal.
Para el ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, los 1.100 millones de dólares que invertirá Botnia suponen un crecimiento del 1,6 por ciento del PBI pero, sobre todo, serán una buena señal para los inversores internacionales a los cuales el gobierno aspira atraer para resolver la crisis económica del país.[10] Sin embargo, por lo menos la mitad de la "inversión" total es dinero que nunca saldrá de Finlandia ya que corresponde a la parte que se invertirá en maquinaria.
El profesor de economía ecológica Carlos Pérez Arrarte estima que el único "valor agregado" que aportarán las plantas de celulosa son unos 270 puestos de trabajo cada una. En efecto, estima que el precio que las fábricas pagarán a los cultivadores de eucaliptos será el mismo, o menor aún, que el que se paga en el mercado internacional; que en la medida que las empresas están en "zonas francas", no pagan impuestos; que los insumos y servicios que demandarán, incluyendo la energía, son de origen internacional; que tampoco requerirán servicios portuarios porque las plantas tienen sus propias terminales portuarias. En suma, que no alimentarán otras industrias de valor agregado para el país y, por lo tanto, "no existirán encadenamientos y dinamismos significativos" que contribuyan a dinamizar otros sectores productivos.[11] Por último, las utilidades serán, como suele suceder, transferidas a paraísos fiscales o sitios más seguros que los del tercer mundo.
Profundizar el modelo neoliberal
"El futuro de las plantas de celulosa está en Asia, Sudamérica y probablemente Rusia," comentó a principios de año el director general de Stora Enso, empresa que tiene plantaciones de eucaliptos en el tercer mundo y también plantas de celulosa.[12] Todo indica que esa apreciación es correcta. Mientras en los países escandinavos, por ejemplo, los salarios y los impuestos son altos y las restricciones ambientales severas, en el tercer mundo muchos países se han convertido en "paraísos forestales" que ofrecen muchas facilidades y escasos obstáculos al negocio papelero. Pero así como en los países del Norte los ambientalistas han jugado un papel destacado a la hora de imponer restricciones a la contaminación de la industria, en el Sur están naciendo movimientos que empiezan a cuestionar el modelo forestal.
En Brasil, la sueca Stora Enso, asociada con la brasileña Veracruz en la firma Veracel, desplazó a miles de campesinos y a 37 de los 40 pueblos indígenas de la zona, al comprar miles de hectáreas en el nordeste pobre y rural. En setiembre de 2004, el Movimiento Sin Tierra ocupó terrenos de Veracel, talaron bosques de eucaliptos y plantaron frijoles para mostrar que esos terrenos son aptos para la agricultura. Es la opción de los desplazados por el modelo para no verse expropiados de sus medios de sobrevivencia.
El gobierno uruguayo se apresta a recibir más inversiones vinculadas a la celulosa, como acaba de señalar el ministro de Industria luego de la reciente Cumbre de las Naciones Unidas en Nueva York. En efecto, la firma estadounidense Weyerhaeuser, que ya posee 130.000 hectáreas forestadas, piensa invertir hasta 1.000 millones de dólares en la ampliación de sus negocios en Uruguay. Sólo la finlandesa Bornia producirá en 2007 un millón de toneladas, una cifra que supera la producción anual de las 60 plantas de celulosa existentes en Argentina. [13]
A fines de enero, en el Foro Social Mundial celebrado en Porto Alegre, Galeano y el premio Nóbel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, encabezaron una carta colectiva dirigida a Tabaré Vázquez en la que afirmaban que el modelo de monocultivo forestal "ha profundizado la exclusión social, la concentración y extranjerización de la tierra y la degradación del ambiente." Agregaban que la construcción de las fábricas de celulosa consolidará ese modelo y "desplazará fuentes de trabajo locales en los sectores agropecuario, turístico y de la pesca, así como también impactará sobre la salud de la población local uruguaya y argentina". Aunque parezca una ironía, tal vez los gobiernos progresistas -que fueron elegidos para salir del modelo neoliberal, que ha sido deslegitimado por la protesta social- sean los encargados de profundizarlo, como parece demostrarlo la política forestal, por lo menos en Uruguay. Uno de los dramas que enfrenta el movimiento social es su enorme soledad. Ante la falta de empleo, la población tiende a apoyar la instalación de cualquier fuente de trabajo sin importar demasiado las consecuencias a medio plazo. Además, y este punto es especialmente delicado, la llegada de nuevos gobiernos sensibles a los problemas de la gente, crea más y más dificultades a movimientos pequeños y de arraigo local.
Hasta ahora, como señala Greenpeace, "los gobiernos de ambos países prefirieron apostar a que la polémica se diluyera y bajara su intensidad. Ésa parece ser la política ambiental más popular: apostar a que la gente no se entere o no se movilice." [14] Pero a fines de abril, unos 40.000 uruguayos y argentinos protagonizaron la mayor movilización contra las papeleras: un "abrazo" que unió las dos márgenes del río Uruguay en el puente que une la localidad de Gualeguaychú y la de Fray Bentos, a poca distancia del emplazamiento de las papeleras. Al parecer, éste es el único lenguaje que entienden los gobiernos, tanto los de derecha como los progresistas.
* Raúl Zibechi es miembro del Consejo de Redacción del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Es colaborador mensual con el IRC Programa de las Américas www.ircamericas.org. - Publicado en Programa de las Américas del International Relations Center (IRC)
Recursos
Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú (Argentina): www.noalapapelera.com.ar
Brecha , "Uruguay país forestal: Un modelo en rojo", Claves de Brecha, 19 de noviembre de 2004, en www.brecha.com.uy
CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social): www.ambiental.net/claes/
Greenpeace Argentina: www.greenpeace.org.uy
Grupo Guayubirá: www.guayubira.org.uy
Movimiento Mundial por los Bosques: www.wrm.org.uy
REDES-Amigos de la Tierra: www.redes.org.uy
UITA (Unión Internacional de Trabajadores): www.rel-uita.org
Sitios gubernamentales:
División Nacional de Medio Ambiente (DINAMA): www.dinama.gub.uy
Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA): www.mvotma.gub.uy
Referencias
Su nombre completo es Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
Búsqueda, 15 de setiembre de 2005, p. 112.
Brecha, 19 de noviembre de 2004.
Carlos Amorin, "Trabajo esclavo en las plantaciones forestales", en www.brecha.com.uy
Grupo Guayubirá, "Comunicado de prensa, 5 de mayo de 2005", en www.guayubira.org.uy
"Chile: forestación y celulosa generan pobreza e indigencia", en www.wrm.org.uy
Grupo Guayubirá: "Trabajo forestal: algo ha empezado a cambiar", en www.guayubira.org.uy
Carlos Amorin, "¿Quién necesita a Botnia?", en www.brecha.com.uy
Greenpeace Argentina: "Plantas de celulosa sobre el río Uruguay. Nueva amenaza de una industria sucia", en www.greenpeace.org.ar
Sergio Israel, "Visiones del desarrollo", en www.brecha.com.uy
Carlos Pérez Arrarte, "¿Cuánto valor agregado suman a la vida nacional", en www.brecha.com.uy
Albérico Lecchini, "Un futuro latinoamericano", en www.brecha.com.uy
Paula Bustamante, "Las papeleras plantean un dilema a América del Sur", AFP, 8 de setiembre de 2005.
www.greenpeace.org.ar
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Un análisis de Luis Mattini, después de las elecciones
La democracia ilusoria
Luis Mattini considera que las elecciones no fueron un momento de democracia, sino lo contrario: el sistema representativo como negación de lo democrático. El agotamiento del sistema político y productivo, el teorema del poder, el progresismo de derecha, Cristina K. y el setentismo, la política de criminalizar a los desobedientes, la indiferencia por las actuales violaciones a los derechos humanos y un chiste judío, para entender ciertos apoyos al gobierno.
www.lavaca.org
Luis Mattini
La Fogata
El judío fue a ver a su rabino completamente harto, cuenta Luis Mattini. "No aguanto más, mi casa es muy pequeña, somos mi mujer, cinco hijos y yo, tengo solo una cama, ni siquiera entramos, y no puedo construir una casa más grande. ¿Qué hago?"
El rabino le preguntó: "¿Y qué más tienes?"
- "Una cabra y una vaca".
- "Mételas en tu casa, pasa unos días así y ven a verme. Ya verás cómo todo va a mejorar".
El hombre partió un poco perplejo pero dispuesto a seguir la recomendación. Volvió pocos días después.
- "¿Y? ¿Cómo va todo?" preguntó el rabino.
- "Peor, mucho peor. Con la vaca y la cabra adentro, ya es imposible estar en esa casa" sollozó el hombre.
- "Bueno, ahora sácalas". El hombre le hizo caso y luego fue a agradecerle, aliviado, por haberle solucionado el problema y por lo bien que, ahora sí, marchaban las cosas.
- Eso es lo que está pasando aquí- dice Mattini, escéptico con respecto a los logros que el gobierno transmite a través de las tapas de los diarios. También desconfió desde un comienzo con respecto a los altos índices de votantes que las radios porteñas propalaban el domingo, como si la ciudadanía se hubiera vista invadida de un inesperado entusiasmo partidocrático, tras una campaña de una mediocridad apabullante. Debe recordarse que la participación fue menor aún que en las famosas elecciones que consagraron el abstencionismo y el "voto bronca" como nuevos modelos de expresión democrática en el 2001, en el último octubre de Fernando De la Rúa en el poder.
- Me dio la impresión de que nadie prestó atención. Y me asombra que no haya más gente que se anime a no ir a votar. Yo no sé qué pasaría si el voto fuese voluntario. O sí sé.
- ¿...?
- Caería notablemente la participación. Porque mucha de la gente que no está yendo a votar es justamente la activa, la interesada en la política. En la política, no en esta escenificación.
Mattini es autor de varios libros (Hombres y Mujeres del PRT, La política como subversión, y El encantamiento político, de los revolucionarios de los '70 a los rebeldes sociales de hoy, por ejemplo) donde transmite una mirada muy diferente a las convencionales sobre varias cuestiones que rodean a la política, y considera que estamos viviendo una crisis civilizatoria donde los embriones de un enorme cambio -que a la vez es imposible de predecir- ya están latiendo en la sociedad.
En términos un tanto más de cabotaje, Mattini aceptó conversar con lavaca después del acto electoral del domingo 23 de octubre, para pensar el significado de lo ocurrido dentro y fuera de las urnas.
- A mí no me pareció que hubiera tanto entusiasmo por ir a votar. Pero me sorprendió el resultado de Cristina. Pensé que iba a ganar por menos. Se ve que juntó un montón de votos que podrían ser lo que se pretende como la conformación de un nuevo bloque histórico. El duhaldismo quedó como quedó, pero no lo subestimo. Ahora, salvo que en este país hubiera una pueblada gigantesca, que puede ocurrir mañana, el año que viene o nunca, el kirchnerismo se afianza durante varios años. Hay un gobierno con una hegemonía que parece que va a durar mucho aunque insisto en que no lo digo inexorablemente, porque la historia siempre nos da porrazos con las predicciones.
- A veces se confirman, como en el caso del triunfo de Cristina Kirchner. Los integrantes más fieles del kirchnerismo la definen como un "cuadrazo político", y retrotraen la cuestión a su militancia en los '70.
- Hay dos cosas que no entiendo. Que digan que es un cuadro político, y que digan que es bellísima. Es una chica, digamos, bonita, pero tampoco... (mueve las manos como simbolizando algo enorme).
- ¿La palabra "cuadro" es una reminiscencia setentista?
- Es cierto, lo de los cuadros se usaba mucho, aunque de modo bastante diferente en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores, donde Mattini fue uno de los principales dirigentes) que en el peronismo. La confusión puede estar en que Cristina no es la clásica "señora del presidente". Ella tuvo militancia. Pero no encuentro argumentos para decir que es un cuadro. Lo que sí digo es que no mientan con lo del setentismo, porque está contra la despenalización del aborto. Como setentista se descalifica sola.
- He visto a varios políticos favorables a despenalizar el aborto, que una vez en el poder cambian de opinión, para no ganarse enemigos.
- Pero entonces: ¿para qué estás en política? Si ella está sinceramente en contra de la despenalización, no es setentista.
- ¿Y si lo hace para no confrontar con sectores religiosos?
- Es peor todavía. En ese sentido respeto más a Chiche Duhalde, que está contra el aborto porque es una católica, nada setentista. Yo creo que Cristina no es sincera en esa posición, y lo hace para no ganarse enemigos. Es gravísimo, hay millones de mujeres que sufren esto. La cuestión del aborto es una consigna que toma la clase media, pero no es una necesidad, porque la clase media más o menos se arregla. El problema real es para millones de mujeres pobres, que serían las beneficiarias directas.
River, Boca y los progresistas
Mattini fue uno de los criollos que se dignó a soportar el debate de Elisa Carrió (ARI), Rafael Bielsa (canciller kirchnerista) y Mauricio Macri (macrista).
- Fue algo notable. De la campaña no seguí nada pero vi ese debate, y todos dijeron lo mismo: en lo macro, estamos de acuerdo con el modelo de país, de economía. Entonces, ¿en qué hay desacuerdo? Carrió plantea la moral, pero los planteos moralistas de los radicales son absurdos, principalmente viniendo de ellos. ¿Nueva forma de hacer política? Bueno, ella es el dedazo, autoritaria. ¿Amplitud para el consenso? Tiene una cruz así de grande en el pecho. Ya ahí no veo mucho consenso. Respeto a los cristianos, pero si me ponen la cruz adelante...
- La señora Carrió no lo sedujo.
- No. Y Macri juega con lo administrativo, la seguridad y muchas estupideces. Y Bielsa es más de lo mismo. Entonces no hay cambio de fondo, casi ni de forma. La otra cosa es que los grupos de izquierda fueron barridos por su propia ineptitud o ineficacia. Lo más lamentable de los últimos años en ese sentido es lo de Zamora. Lo demás uno ya sabe qué es. Pero él quiso avanzar para el lado de la autonomía, logró un consenso, pero lo único que hizo fue reproducir el mismo modelo que ya no sirve.
Otra cosa: hay una corriente que se llama el progresismo, que está embalada con Kirchner. Puede tener alguna diferencia con Cristina, por ejemplo, que es muy frívola, con los shoppings y esas cosas. Kirchner sigue como siempre, es una contracara de la frivolidad menemista y delarruísta, pero ella arruinó eso con las extensiones del pelo, las compras, los vestidos y demás. Pero ese progresismo, decía, realmente cree que se está constituyendo un nuevo movimiento histórico, o un bloque histórico, en términos gramscianos. Uno podría decir: démosle la chance, tomen medidas, apoyen a las fábricas recuperadas, a los movimientos sociales, intenten negociar lo mejor posible con el imperialismo -no les voy a pedir siquiera que rompan-. Ni siquiera eso hacen. Pero lo que más molesta es que se ponen en una posición River-Boca. Todos con Kirchner, sin mirar nada que esté mal, o la verdadera situación de la base social. ¿Con qué argumento hay que mirar para otro lado? Para no alimentar a la derecha. Cuando alguien cuestiona cualquier cosa, estos progresistas dicen que se alimenta a la derecha.
- Hubo un progresismo, y algún organismo de derechos humanos, que acusó a los familiares de las víctimas de Cromañón de ser golpistas por cuestionar a Ibarra.
- Ahí está. Esa es la actitud. En el gobierno ya conté que hubo un viejo militante del ERP, que dice que el Mocase es portador de la violencia. Esto que planteo no es una teoría, es algo que experimento cotidianamente. Me dicen: che, no critiques. Pero yo tengo que decir que se habla de industrializar al país, mientras todos los negocios que se hacen, por ejemplo con China, representan vender materia prima para importar manufacturas. Y salen los barcos llenos de cereales mientras aquí hay hambre. Y los progresistas dicen: hambre siempre hubo.
- Antes no decían esas cosas.
- Alguna vez hemos comentado que todos se ponen ahora a la derecha de Kirchner. No es que él esté a la izquierda, pero es seguro que los progresistas se paran a su derecha. Un militante progresista entra al Estado y trata de forzar novedades y soluciones para lograr las cosas en que cree. Pero si fuerza demasiado, corre riesgos. Entonces, no hace nada. La motivación de ponerse a la derecha es no perder el puesto. Hoy vivís del puesto estatal. Es un privilegio. Nadie arriesga.
- Y el que entra con la idea de transformar...
- Sale más conservador que cuando entró. Tiene miedo a perder el lugar personal y político.
- Hay funcionarios que reconocen: "Entré con ganas, pero no se puede hacer nada".
- Y de paso cuidan el puesto. Estoy hablando de los cargos políticos que usan el pretexto de la transformación. Yo tengo una teoría: cuando más se sube en el Estado, en el nivel de responsabilidad, más conservador te ponés.
- Un teorema del poder.
- Sí. Por eso se puede sentir que la política, la creatividad, la novedad, está en la base. Y también diría que a mayor nivel de responsabilidad, mayor impotencia. Diría que el impotente mayor es el presidente de la República.
- ¿Por qué, si estamos diciendo que tiene más poder?
- Conocí a una comunidad Wichi del Chaco. Tierra de Lilita Carrió y los radicales. Situación catastrófica, desnutrición infantil, marginación. Si soy presidente, tengo que hacer algo, pero no puedo saltar sobre las autonomías provinciales. Me dicen "mande fondos" y así los manejan los gobernadores. Es evidente que el sistema democrático, el federalismo que en realidad es feudalismo, no funciona. Y cuanto más arriba estás, sos más impotente para hacer acciones verdaderas de transformación. En cambio, no sos impotente para hacer acciones que beneficien al poder.
No le puedo decir a Kirchner que de un día para el otro haga lo que hizo el peronismo, un Estado de bienestar. Pero sí hay cosas que podría hacer para que el reparto de ingresos sea mucho más parejo. Aquí la brecha entre ricos y pobres sigue siendo cada vez más grande. Pero ¿qué se hace? Se refuerza el modelo socioeconómico agro exportador. Así puede durar diez años sin que cambie demasiado la situación social en la Argentina. Si quiere hacer cambios profundos para que haya Estado de bienestar, hay que cambiar el modelo agro exportador. Y en eso el gobierno es impotente. Si quisiera hacer algo en serio, creo que ni siquiera le responderían los progresistas del gobierno.
- Luis, en los diarios todos los días anuncian que subió el empleo, la industria, los salarios...
- Pero todo eso es falso. O es un cachito de la verdad. La miseria es enorme, el desempleo es tremendo, los niveles de desocupación también y la brecha de ingresos es cada vez peor. El nivel educacional es catastrófico. Ya no hablamos de ir o no a la escuela, sino de programas con resultados concretos: un país de analfabetos.
- ¿Y los diarios?
- No les creo a las buenas noticias que publican. Las principales distorsiones están intactas. Las cosas que mejoraron son como las del cuento del rabino. Y son producto, en todo caso, de un ciclo favorable del capitalismo. Acá pasó siempre. El país produce, produce, los que ya sabemos se llenan los bolsillos, y después se viene el bajón. Ahora estamos en el ciclo para arriba, y puede durar bastante, si el gobierno no cambia nada y refuerza el modelo agro exportador.
- Otro logro proclamado del gobierno: Derechos humanos.
- Yo ya estoy un poco cansado de que cada vez que hablo del gobierno tengo que decir: "estuvo muy bien lo de la ESMA, anular las leyes de punto final, bla, bla, bla". Ya sé que estuvo muy bien. Pero son los derechos humanos del pasado. ¿Y los del presente? Lo que pasa en las cárceles, la desnutrición, las villas, los indígenas. Digamos la verdad: no hay un compromiso real con los derechos humanos que se violan actualmente. Lo otro será muy emocionante, pero es el pasado. A mi me emocionó también el día que Kirchner se bajó de una locomotora en Tafí del Valle y le dijo a los tucumanos: vamos a volver a tener trenes. Pasaron dos años, y nada. y ojo, que ahí hablamos de una cuestión de civilización, de vida o muerte de miles de pueblos. ¿Quién se opone a que haya trenes? ¿El imperialismo? No. Porque hasta podrían invertir y hacer negocio. El que se opone es Hugo Moyano (jefe del gremio de los camioneros). Y Kirchner no puede con Moyano. Ahora dicen que van a hacer líneas para sacar cereales al Pacífico, para los chinos, pero volvemos a la época de los ingleses. Las cosas no se hacen al servicio de la población, sino de los monopolios, que ahora son chinos.
- Sin embargo el gobierno enarboló el discurso de la recuperación de la política como herramienta de transformación.
- Sinceramente, estamos hablando de un modelo agotado. Está agotada la política, el sistema. No quiero decir que la alternativa ya esté. Un sistema puede estar agotado, y durar años. Francia hace la revolución en 1789, pero todo el siglo siguiente Francia siguió siendo monárquica. El sistema monárquico estaba agotado, pero duró un siglo más con emperadores, revoluciones, golpes de estado, contrarevoluciones y demás.
- ¿Y por qué el sistema político actual está agotado?
- Lo demuestra cómo se vota. Si el sistema no estuviera agotado, la gente votaría fiel a su partido. Cuando el sistema y los partidos funcionan es una cosa, en cambio ahora es diferente. Las palabras no son casualidad. El "escenario" político, los "actores" políticos. Te hablan de la imagen, que viene de la televisión. La política es un espectáculo. Agarrás el diario, el presidente criticó a fulana con los tapones de punta". La noticia es lo que dijo, no lo que hizo. La otra responde que el presidente es un malcriado. Otro acto político. Y los comentaristas analizan qué dijo cada uno, para ver cómo se "posicionan" en el "escenario". Pero no hay nada. No hay ningún hecho real. Hechos son los que hace la gente, los trabajadores, incluso los cerealeros que transforman la agricultura. Hasta los decretos que firma el secretario de Agricultura son hechos, mientras nos engañan a todos con el espectáculo de la política.
- La verdadera política sería la que hacen los espectadores.
- Cuando dejan de ser espectadores y se transforman en protagonistas. Los trabajadores de las fábricas recuperadas, por ejemplo. Ahora, desgraciadamente el movimento popular está en la misma del escenario. Castells con esas paradas, los piqueteros con los cortes mediáticos, los candidatos de izquierda. ¿Viste las fotos en los afiches? Son todos iguales, idénticos. Sonríen. La sonrisa de Perón tenía un sentido, el Estado de bienestar. Pero acá todos ponen la sonrisita para el poster. ¿De qué se ríen?
- No quiero pensarlo.
- Entonces uno se encuentra con una izquierda que forma un partido supuestamente para tomar el aparato del Estado, pero lo usa para coquetear. Participan en elecciones para meter un par de diputados que representan ingresos para el partido. Lo electoral es un fin en sí mismo. Antes, cuando el sistema político tenía un sentido, los partidos representaban a las clases. Los comunistas y socialistas suponían que representaban a la clase obrera. Los radicales a la clase media, los conservadores a los ganaderos. Hoy en día los políticos no representan a nadie. Se representan a sí mismos.
A ver: ¿A quién representa Kirchner? Ni al imperialismo, ni a los sojeros, ni a nadie. Se representa a sí mismo y administra según las presiones que recibe. Los representantes reales son los lobbies (los gestores de los grupos de poder).
- Ese sería el verdadero sistema representativo.
- Sí, porque hay una clase política que pretende representar a la política, pero en realidad la política se está haciendo en otro lado, sin representaciones sino con protagonistas. Lo otro es un sistema agotado, como está agotado el sistema de producción capitalista.
- ¿Está seguro?
- Sí, porque no puede resolver las contradicciones cada vez más terribles que está creando. La famosa fórmula de Marx en el sentido de la contradicción interna capitalista, que produce simultáneamente gigantesca riqueza y gigantesca pobreza, está vigente. Pero además es capaz de producir de una manera que Marx ni soñó. Y sin embargo, hoy hay más miseria que nunca en la historia de la humanidad. En cualquier civilización del pasado, la gente más o menos vivía. Podía haber una hambruna como catástrofe. Pero hoy en día hablamos de hambre y desnutrición de otro modo.
- Como parte del sistema.
- Sí. Y no hay tu tía. Porque se produce más, más queda en pocas manos, y más miseria hay, mientras se despilfarra por otro lado. El sistema productivo podrá durar poco o mucho, cien años, pero está agotado.
- Podemos pedir un café, o un antidepresivo. ¿Qué opciones hay frente a este panorama?
- Pidamos un café. Cuando uno dice que un sistema está agotado, hay que poder mirar bajo la superficie dónde están las novedades. Para mí un ejemplo son las fábricas recuperadas, ahí hay un embrión de una posible alternativa. Pero a lo mejor lleva años de experimentación. Algunas se hundirán, otras no, pero ahí hay una experimentación, y mientras tanto viven, trabajan, y en muchos casos están felices. Plantean nuevas formas de producir, de administrar, nuevas formas de división del trabajo, de relación con el salario. Y así, en la sociedad hay un montón de rincones donde se experimentan nuevas formas de relaciones. No son terminadas, ni acabadas. Lo peor que pueden decir es "ya solucionamos el problema". Se pasa de la delegación, a la asamblea: "ya está, encontramos la verdad". Si piensan así hay problemas. La asamblea te puede servir para salir del sistema de delegación, pero te genera problemas nuevos que hay que ir resolviendo. Lo que si digo es que estas experiencias son frescas, ahí hay vitalidad y novedad. Ahí está la política.
- Pero todos están diciendo que se relegitimó la política convencional, gracias al gobierno.
- No. Yo diría que se legalizó la política. Discuto que sea legítima.
- Pero un político podría contestar: lo que se agotó es el asambleísmo, y muchos de esos movimientos y experiencias que no cuajaron en algo más consistente.
- El sistema tiene 200 años, no hace más que repetirse a sí mismo, y está agotado. No produce soluciones, sino más problemas. Las experiencias que planteamos tienen meses, pocos años, empiezan a balbucear. Si alguno tuvo la ilusión de que del 19 y 20 iba a salir la revolución rusa, bueno, eso es pensar erróneamente. Hablamos de pequeñas experiencias, perjudicadas justamente por la democracia representativa en su versión de los partidos de izquierda que terminaron pudriendo a las asambleas, y porque muchos asambleístas se constituyeron en una especie de "orga", queriendo reproducir este mismo modelo agotado de supuestos dirigentes que representan al resto.
Cuando se habla de estas experiencias se pierde de vista el momento concreto en que se producen y se piensa en términos de futuro. Ese es un error, pensando en el futuro se pierde la posibilidad de entender el momento en el que la gente está haciendo cosas. Ahí aparecen brotes de nueva radicalidad. Hablo de lo radical como de algo que está en la raíz. Son brotes difíciles de ver, porque hay que mirar bajo la superficie. Hay que profundizar, para entender lo que está pasando, las nuevas mentalidades, los valores. Yo siempre menciono como modo de pensar el asunto lo que pasó con la caída del Imperio Romano. Fueron siglos donde el cristianismo lo fue minando de abajo. Minando es una forma de decir. En realidad lo que el imperio era cada vez más incapaz de organizar, lo iban organizando los cristianos por abajo, porque como secta judía, traían toda la cultura judía de organización. Y así se llegó a un momento en que el imperio se desplomó. Fueron 300 años. Había que saber mirar abajo, lo radical, para entenderlo.
- Habrá que juntar paciencia para los próximos 300 años.
- No digo eso, porque además los tiempos se aceleran, y además ya, hoy mismo, se puede ver la parte activa de la sociedad buscando y experimentando nuevas formas, mentalidades y relaciones. Siguiendo con el ejemplo, los cristianos antes de la caída del imperio, ya estaban viviendo la sociedad que ellos querían. No esperaron el desplome. No esperaron el futuro. La vivían en tiempo presente, en cada momento. Eran los protagonistas y no tenían representantes.
- Quiere decir que los representantes, y el sistema representativo, son un peligro para la idea de democracia.
- La representatividad es una negación de la democracia. Y en la Argentina puede verse porque las provincias son feudos, el parlamento hace sólo lo que pide el Poder Ejecutivo, y los políticos no representan a nadie, salvo a sí mismos. Esta es una forma de autoritarismo metamorfoseada como decisión popular. En realidad no hay decisión popular, porque los representantes toman decisiones como tales, según sus propios intereses, y no según los del pueblo.
- Usted había planteado en un momento que vivimos una dominación por la vía democrática.
- Y estas elecciones refuerzan esa idea. Kirchner apostó al plebiscito, y logró triunfar. Ahora estamos ante una especie de poder único, de hegemonía, que consiste en decir que se trata de un movimiento que quiere recuperar al país, y que quienes lo cuestionan son la derecha. Así buscan impedir la acción. Te condenan como si fueras antinacional. Toda crítica es considerada de derecha.
- ¿Qué pasará con los reclamos sociales, sindicales y demás?
- Se termina imponiendo una correlación de fuerzas, y no una correlación de razones. Un sector sindical puede imponer algo por la fuerza, o un grupo piquetero que corta la ruta. Pero no hay un funcionamiento de un sistema racional. Habrá que entender entonces que las ideas diferentes, de autonomía, de libertad, de justicia y todas esas cosas, son minoría. El gobierno tiene aire para manipular, para criminalizar la protesta, judicializar todo. Antes a uno lo metían preso por el estado de sitio. Ahora es la justicia, y el poder político dice: "no soy yo, es la justicia y la ley la que te castiga".
- Y la prensa un tanto afónica.
- Yo digo que hasta a Menem le discutían y lo peleaban más. Ahora la situación aparece menos cruenta, pero está más dominada. El periodismo se autocensura. No hace las preguntas que tiene que hacer. Sabemos que hay una concentración tan grande que no existe la libertad de prensa. Es una libertad formal, con una censura que no es la estatal sino la auto censura por conveniencia, y por asociación de los medios con el Estado.
- Si usted cuestiona que este sistema sea una democracia, ¿qué es?
- Es una ilusión de democracia. Una democracia ilusoria. Tampoco tengo una respuesta acabada sobre cuál sería una nueva forma. No se resuelve esto solo con decir que la democracia tiene que ser participativa.
- ¿Con qué se supera esta situación?
- Es lo que hay que pensar y ver qué es lo que está ocurriendo en la gente, en los movimientos y nuevas experiencias. Tal vez haya formas de democracia más directa, otros modos de delegación. Lo que sigo creyendo es que cuando la humanidad se plantea un problema, como decía Marx, es porque la solución ya está por ahí, aunque no se la vea desde un comienzo. El tema se está resolviendo en un gran laboratorio, que poca gente mira: la propia sociedad, el propio país.
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PEPA PASCAL
Presenta
"Te Doy una canción"
Los invitamos a compartir un recorrido por la música latinoamericana abordando autores como Chabuca Granda, Jaime Roos, Teresa Parodi, Silvio Rodríguez; recreando a la novísima trova: Gema y Pavel, Carlos Varela entre otros. Con sonido propio en la guitarra de Dora Argañaras, el piano de Alejandro Devries, la percusión de Miguel Tallo y la voz de Pepa Pascal .Un espacio de música, amor, lucha, paz y esperanza.
Los esperamos!!!!
MIERCOLES 2 DE NOVIEMBRE 20:30 HRS
LIBERARTE
CORRIENTES 1555 CAP. FED
RESERVAS : 4375 - 2341
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Argentina: La tragedia en el Penal de Magdalena
Pena de muerte extrajudicial
Elías Neuman
APE - Tercer mundo on line
La Fogata
Lo ocurrido en la prisión de Magdalena se reduce, en el tratamiento de múltiples medios de difusión, a una suma de anécdotas sobre la vida infrazoológica de la prisión, las posibles causas que generaron el llamado motín y las escasísimas defensas opuestas a la muerte. De modo paralelo se recogen algunas versiones sobre los hechos de los políticos de profesión en funciones gubernamentales. No se registra la mera y elemental condolencia a los familiares de los muertos por parte de autoridad alguna. Nadie explica el sentido de mano dura explícita que significa esta pena de muerte extrajudicial o que se trataba, en su gran mayoría, de presos sin condena o sea inocentes hasta que una sentencia firme dijera exactamente lo contrario.
Lo ocurrido en la prisión de Magdalena se reduce, en el tratamiento de múltiples medios de difusión, a una suma de anécdotas sobre la vida infrazoológica de la prisión, las posibles causas que generaron el llamado motín y las escasísimas defensas opuestas a la muerte. De modo paralelo se recogen algunas versiones sobre los hechos de los políticos de profesión en funciones gubernamentales. No se registra la mera y elemental condolencia a los familiares de los muertos por parte de autoridad alguna. Nadie explica el sentido de mano dura explícita que significa esta pena de muerte extrajudicial o que se trataba, en su gran mayoría, de presos sin condena o sea inocentes hasta que una sentencia firme dijera exactamente lo contrario.
La "operación limpieza" ya se ha producido como producto del "gatillo fácil" carcelario y subsiste la idea, abrumadora, cruel, pero dentro de cierta tradición luctuosa del país, que los muertos fueron "tirados" para desestabilizar a alguna campaña política en abstracto o a algún funcionario en concreto...
Los que murieron eran gente de abajo que son los que pueblan las cárceles (aun de los países centrales). En círculos áulicos se habla de la "selectividad del sistema penal". Es un eufemismo avieso. Lo que ocurre es que la aplicación de la ley penal es, dicho en castellano, discriminatoria, de ahí que a la cárcel llegan los delincuentes pobres y fracasados. Los delincuentes económicos rompen la red de la justicia.
Los presos han dejado de interesar al sistema. Y el control social institucional se atasca y atiborra de detenidos y las comisarías amplían sus funciones -y desnaturalizan las propias- alojándolos en sus cubículos. Vivimos en tiempos del Estado-control social y es mejor cuanto más represivo aparece para solucionar los miedos del hombre medio.
A ello se suma la pena de muerte extrajudicial en las calles y en las cárceles. Y digo pena de muerte porque la aplican organismos formales del poder punitivo del Estado, policía y administración carcelaria, de modo deliberado e, incluso, mediante omisiones garrafales.
En la pasada época del capitalismo industrial interesaban los reclusos y su "readaptación social". Se entendía que, ya en libertad condicional o definitiva, podían devenir útiles al sistema como operarios cual un eslabón de la cadena productiva. Readaptación era enseñanza de trabajo en las prisiones. Pero para el sistema neoliberal, que alienta al capitalismo financiero y de servicios, los recluidos han dejado de interesar. Ni sus vidas ni sus muertes. Además, ¿a qué enseñar trabajos en las cárceles si luego no se consiguen empleos en extramuros? Ser preso es dejar de ser persona humana, convertirse en categoría legal para el mundo de las estadísticas.
No debemos asombrarnos si los colchones que existen en casi todas las prisiones son de poliuretano y que ello ocurra en el país de la lana o del yute que es lo que se prescribe para las cárceles. El poliuretano quedó demostrado en el mal llamado "motín de los colchones", en tiempos de la dictadura, de la cárcel de Villa Devoto (14 de marzo de 1978) en que murieron por asfixia y quemaduras 61 reclusos del pabellón 6, lanza, al tomar contacto con el fuego, un humo denso que llena rápidamente los pulmones. Al fin, estalla en bolas de fuego que se pega en las carnes de la población hacinada. Hubieron otros casos: el de la cárcel de Olmos en 1992 y en Formosa en la Comisaría del Menor... Y allí está el conmovedor ejemplo de lo ocurrido en la Disco Cromañón.
También en Magdalena hubo "ausencia del Estado" que permite penetrar en un lúgubre trasfondo: el neoliberalismo cumple su planificación mediante el paradigma de un Estado penal, autoritario, que está lanzado, dentro de las democracias formales, al control social de los de abajo, de los probables insumisos y rebeldes. Y, por cierto, de quienes han tomado por el atajo del delito o la protesta social. Por desgracia siempre habrá que esperar soluciones esquinadas y muertes de los sin chance.
El sistema no avanza hacia el pleno empleo pero elimina a aquellas personas que engendró.
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IV Cumbre de las Américas: una mirada local
Por el colectivo de FM De la Azotea 88.7
Radio comunitaria de Mar del Plata
Rebanadas de Realidad
La Fogata
No busquen en este artículo un análisis sobre las implicancias macroeconómicas, estratégicas, turísticas o culturales altamente positivas que, según avezados especialistas en política internacional y operadores e interesados ocasionales, quieren darle a la realización en nuestra ciudad de la IV Cumbre de las Américas. Ni siquiera profundos estudios de las consecuencias y los impactos que tendrá, a partir de la mirada crítica de respetados analistas.
Nos animamos a poner en común nuestra forma de observar todo esto, desde el llano de la ciudadanía marplatense, tal vez sí influenciados por el intercambio permanente que desde un medio de comunicación alternativo, como es FM De la Azotea 88.7, podemos lograr con muchas personas, organizaciones e instituciones culturales, políticas, educativas, comunitarias, sociales. Y también a la luz de participar en la organización y el espacio de comunicación de la III Cumbre de los Pueblos, un ámbito que generará espacio para unos 10 mil argentinos y latinoamericanos, en el que sí podremos debatir y construir propuestas para una realidad que queremos y nos merecemos.
El gobierno local perteneciente a la Unión Cívica Radical, que ganó las elecciones ejecutivas de hace dos años, con casi el 50 por ciento de los votos, y también la del último fin de semana pero con solo el 25, 3, avanzó en el 'regalo' de un presidente justicialista, peronista, o ahora del Frente para la Victoria (quien eligió Mar del Plata solo para que la cumbre no se llevara a cabo en Neuquén, donde gobierna un opositor directo como Sobisch) avanzó en una organización que demandó la misma inversión que se ejecuta en un presupuesto anual para la ciudad (200 millones de pesos), sin contar otros 25 exclusivamente destinados a la infraestructura, insumos y sueldos vinculados a seguridad. Obras de estética en la zona de la costa, iluminación en el centro, ampliación de un tramo de la autovía 2, y mucha promoción en medios de comunicación, en la que presenta esta cumbre como una oportunidad.
Seguramente quedan afuera de esta consideración:
Los vecinos que deberán entrar y salir de sus casas con credenciales especiales, y sus familiares y amigos, que no podrán visitarlos.
Los vecinos de los más de cien barrios para los que no alcanzó la inversión en obras y siguen esperando servicios elementales.
Los estudiantes, a quienes se quiso convencer muchas veces de que sus días de clase perdidos son responsabilidad de sus maestros que hacen paros, y ahora, desde jardín de infantes, hasta la universidad tendrán asueto toda la semana.
Los ciudadanos que necesitemos o requiramos de trámites administrativos de cualquier oficina de administración pública, que también permanecerán cerradas toda la semana Los vecinos que, en algunos casos, no pueden circular, pasear o trabajar porque sus casas o negocios están en zonas cerradas por obras en las que se trabaja 24 horas al día Cualquiera de nosotros que la semana que viene queramos pasar, pasear, entrar o salir, ir a comer, trabajar, comprar o vender, educarnos, ir a misa, divertirnos, o dormir dentro de una indeterminada y altamente militarizada zona de exclusión.
Los que intentemos entrar o salir en una ciudad con sus límites custodiados por fuerzas policiales, militares y para militares que pueden manejarse con inmunidad (¿impunidad?), como de hecho ya está ocurriendo en playas y zonas de recreación en las que grupos vestidos y armados como militares, aunque no identificados, requisaron y pidieron identificación a vecinos y turistas.
El común de la gente se mantiene entre la incertidumbre, el temor y las ganas de irse por una semana de Mar del Plata, también están los que se quedan conformes con esta idea de que tenemos una oportunidad de mostrarnos y darnos a conocer ante el mundo. La gran mayoría no sabemos que lo que se firme entre los 34 presidentes estará previamente acordado, y que antes y después de estos días, nada va a cambiar en materia de trabajo, pobreza o lo que sea que se nos diga que es tema de la IV Cumbre de Presidentes de América. Tampoco alcanzamos a reflexionar que no habrá turistas que gastarán cifras espectaculares, ni que cuando los diplomáticos, funcionarios y empresarios vuelvan a sus países se llevarán volantes de Mar del Plata para recomendarla. Y las obras que nos quedan están bastante alejadas de las necesidades estructurales que tenemos la mayoría de los ciudadanos que habitamos una Mar del Plata que además de apodarse "La Feliz", tiene uno de los índices de desocupación más grande del país, serios problemas de servicios básicos (agua contaminada, falta de cloacas, gas, lunarias, transporte público, disposición de residuos, asfalto), más de 400 comedores comunitarios registrados, una inmigración interna importante luego de cada temporada de verano, y varios etcéteras.
La alta mirada de los analistas de política internacional, carece de herramientas en su análisis, que bien le podría proporcionar el bajar su punto de vista, y trasladarlo fuera de las vallas, más allá de la zona de exclusión, donde 700 mil vidas enfrentan una realidad bastante diferente de la que ellos promueven.
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Espejismos de revolución en el Este
Cuando las viejas elites se suceden a sí mismas
Vicken Cheterian
El Diplo
Traducción: Carlos Alberto Zito
La Fogata
A menos de un año de la "Revolución naranja", el pasado 8 de septiembre, el presidente de Ucrania Victor Yuschenko despidió a la primer ministra Yulia Timochenko, con fondo de lucha de clanes y corrupción. Esta crisis incita a reevaluar un fenómeno que alcanzó a Serbia, Georgia, Ucrania y Kirguizistán, y podría expanderse a Bielorrusia y Kazajstán
Victor Yuschenko no es un revolucionario común. No viste uniforme de fajina ni se conoce ninguna foto suya con barba y kalachnikov. Este hombre, físicamente favorecido -antes de haber sido desfigurado por un envenenamiento criminal- fue director del Banco Central y Primer Ministro de Ucrania (1). En 2004 fue candidato en las elecciones presidenciales, pero el presidente saliente, Leonid Kutchma, había previsto ceder su lugar al Primer Ministro de entonces, Victor Yanukovitch, que apenas habla el idioma nacional..
Cuando, al término de la segunda vuelta, la comisión electoral anunció la victoria del candidato oficial, la oposición exclamó que era un escándalo y organizó multitudinarias manifestaciones. Miles de personas se movilizaron durante los gélidos días invernales, dando nacimiento a lo que se llamó la "Revolución naranja" (2). Así funcionan las "revoluciones de colores": a raíz de un fraude electoral, una parte de la elite se enfrenta a la otra y organiza protestas populares, lo que provoca un cambio pacífico de gobierno, sin derramamientos de sangre..
Luego de Serbia (2000), Georgia y su Revolución rosada (2003) y Ucrania (2004), en la primavera boreal de 2005 tuvo lugar en Kirguizistán una Revolución de los tulipanes que hizo caer al primer jefe de Estado de Asia Central que había llegado al poder luego de la era soviética. Grupos de manifestantes que cuestionaban los resultados de las elecciones legislativas atacaron varias comisarías policiales y edificios administrativos en las ciudades de Djala-Abad y Och, en el sur del país. Al día siguiente de los incidentes registrados en la capital, Bishkek, las oficinas de la Presidencia fueron saqueadas y el presidente Askar Akaevitch Akaiev tuvo que refugiarse fuera del país. En los países post-soviéticos, los dirigentes tienen tendencia a aferrarse al poder, aunque para ello tengan que recurrir al fraude electoral masivo. Los habitantes, por su parte, desean un cambio, y cuando no lo pueden obtener por medio del voto, no dudan en salir a las calles..
Nuevos "revolucionarios".
Una década después de la caída del Muro de Berlín (1989) y del desmoronamiento de la Unión Soviética (1991), un nuevo viento revolucionario sopla en el Este de Europa. Las semejanzas existentes entre esas revoluciones (cronología, símbolos utilizados) parecen indicar que forman parte de un mismo proceso. Otras "sorpresas" de ese tipo podrían producirse, por ejemplo, en ocasión de las elecciones legislativas de noviembre en Azerbaiyán, o de las presidenciales de diciembre en Kazajstán. Estos movimientos no sólo lograron desalojar del poder a regímenes corruptos e impopulares en Serbia y en Georgia, sino que hicieron aparecer una nueva realidad política, cuyo impacto sobrepasa a los últimos regímenes autoritarios de los países del Europa del Este y de Asia Central..
Tales "revoluciones" no violentas sólo pueden tener lugar en Estados débiles. En los países donde se produjeron, el jefe de Estado ya había perdido el apoyo de la población y de amplios sectores de la administración, fragilizado por repetidos escándalos de corrupción. Los dirigentes ya no estaban en condiciones de garantizar el orden y la estabilidad del régimen. Frente a ellos se hallaban movimientos de oposición con amplios recursos. En Serbia y en Georgia, por ejemplo, los partidos que los cuestionaban contaban con la simpatía de una gran parte de la opinión pública y con experiencia en la movilización de masas; medios que no eran controlados por el gobierno difundían una información alternativa; mientras que diversas asociaciones eran capaces de movilizar a la población y mantener contactos con redes en el exterior. Hasta la fecha, países como Bielorusia o Turkmenistán, donde el Estado es más represivo y donde la oposición más débil y dividida, no fueron escenario de "revoluciones de colores"..
Eduard Chevardnadze, Kutchma, Yanukovitch y Akaevitch Akaiev, todos se vieron confrontados al mismo problema: ¿cómo salir adelante cuando su nivel de popularidad está por el piso, el aparato del Estado se encuentra debilitado y desmoralizado, sus principales aliados lo abandonan y los manifestantes se concentran frente al palacio presidencial? Ninguno de esos dirigentes ordenó a la policía o al ejército tirar sobre la muchedumbre. Todos renunciaron a un poder ilegítimo luego de negociaciones con la oposición. .
¿Pero, quiénes son esos nuevos "revolucionarios"? En ese plano también se repite un mismo esquema. En Georgia, el movimiento fue dirigido por Mijail Saakachvili, ex ministro de Justicia de Chevardnadze, apoyado por Zurab Zhvania (3), ex presidente del Parlamento de Georgia, y por Nino Burdjanadze, por entonces presidente del Parlamento. En algún momento, todos ellos -ex representantes del ala reformista del Foro Cívico dirigido por Chevardnadze- habían tomado distancia de la política de un presidente cada vez más desconectado de la realidad. .
En Ucrania, Yuschenko había ejercido las funciones de Primer Ministro de Kutchma, y Yulia Timochenko había sido vice Primer Ministro y responsable del lucrativo sector energético. En Kirguizistán, Kurmankiev Bakiev también había ocupado el cargo de Primer Ministro en el gobierno de Akaiev. El estancamiento de las reformas y la corrupción generalizada -debida a las igualmente generalizadas privatizaciones- llevaron a estos antiguos responsables, y a la que fuera el ala "joven" de la elite, a pasar a la oposición..
Otros fueron desplazados por medio de maniobras políticas, como Kurmankiev Bakiev, sacrificado luego de que las tropas gubernamentales dispararon contra los manifestantes. Una vez en la oposición, esos dirigentes comprendieron que la vía legal no servía, ya que los resultados de las elecciones eran falsificados. Sólo les queda entonces recurrir a las manifestaciones populares. .
El carácter no violento del cambio es fundamental, pues permitió a los países en cuestión evitar la guerra civil y una eventual fragmentación. Georgia vivió en dos ocasiones la angustia de la guerra civil en los primeros meses de su independencia: primero, cuando una coalición hizo caer al primer presidente libremente elegido, Zviad Gamsakhurdia, en enero de 1992; y luego, cuando los partidarios del mismo intentaron avanzar hacia la capital, Tbilisi. En Ucrania, las fuerzas anti-Yuschenko, originarias de las provincias orientales, hubieran podido causar la división de ese Estado, inmenso pero frágil. De la misma manera, el levantamiento en Kirguizistán, que enfrenta a un presidente originario del norte y a un dirigente llegado del sur, podría generar nuevas divisiones tribales y comprometer la existencia misma de esa república de Asia Central..
"Todos los países del antiguo espacio soviético atraviesan una segunda ola de cambios revolucionarios", estima Vazgen Manukian, ex dirigente del Movimiento Nacional Armenio, uno de los primeros movimientos de masa surgidos en la URSS. Manukian no duda de la voluntad de cambio de la población, ni de su deseo de terminar con la generación de dirigentes que cerró los ojos ante la corrupción vinculada a las privatizaciones. Y sabe de qué habla: Primer Ministro de la nueva Armenia independiente, terminó pasándose a la oposición; luego de las cuestionadas elecciones presidenciales de 1996, trató de ocupar el Parlamento a la cabeza de miles de manifestantes. La intervención del ejército hizo fracasar esa iniciativa pacífica. Actualmente, Manukian entrevé una alianza entre cuatro fuerzas: los partidos pro-democráticos, los sectores reformistas del aparato del Estado, los medios de negocios respetuosos de la legalidad, y los movimientos juveniles. .
¿En qué medida las "revoluciones de colores" pueden ser comparadas con los modelos representados por la Revolución Francesa o la Revolución Rusa? Según André Liebich, profesor de historia y de política internacional en el Graduate Institute for International Studies de Ginebra, esos movimientos se parecen más a los movimientos revolucionarios registrados en Francia, Bélgica, Polonia e Italia en 1830, que a sus ancestros de 1789 y 1917. Serían una réplica de las revoluciones de 1989-1991. "Si comparamos la década de 1830 con la de 2000, vemos que quince años después del terremoto principal se produce un temblor secundario. No se trata de un cambio fundamental, sino de un reacomodamiento de orden político". Las revoluciones como las 1989 "no aportaron ideas nuevas -añade Liebich- sino que utilizaron herramientas ideológicas al alcance de todo el mundo". No se trató de reemplazar el orden existente por otro totalmente nuevo, sino de hacer de tal manera de que "los regímenes se adapten a su propia retórica". .
Hasta ahora, los medios de prensa rusos, europeos o estadounidenses, concedieron menos importancia a la naturaleza de esas revoluciones y a las fuerzas ocultas que las explican, que a las intervenciones exteriores y a los cambios geopolíticos que produjeron in fine. El primer factor que se subraya -sobre todo en los medios rusos y franceses- es el papel jugado por Estados Unidos, al que a menudo se señala como "disparador" de esas revoluciones. Muchos periodistas de Washington también sostienen esa idea, acreditando la tesis de que la política de George W. Bush favorece la democracia desde Medio Oriente hasta Europa del Este (4). Sin embargo, esas dos regiones son tan diferentes, política y socialmente, que establecer una relación entre ambas es una simplificación. .
Las "revoluciones de colores" aumentaron también el prestigio de las organizaciones no gubernamentales (ONG) que intervienen en los "países en transición". Luego del hundimiento del sistema soviético, las ONG a menudo reciben mandato de los proveedores de fondos internacionales, para organizar la economía de mercado y la democracia. Sin embargo, sus objetivos estratégicos, ligados al padrinazgo de Occidente, son criticados, al igual que su tendencia a funcionar con métodos empresarios (5). Los acontecimientos políticos en Georgia y en Ucrania hicieron desaparecer esas críticas crecientes, y transformaron la imagen de las ONG: de ser consideradas una forma de subcultura dependiente del exterior, aislada en el seno de sus propias sociedades, las ONG pasaron a ser instrumentos de cambio revolucionario.
Un periodista las calificó de "brigadas democráticas internacionales", alabando su "inigualable eficacia, sutil mezcla de no violencia, marketing y capacidad para recolectar fondos" (6). Así, esas organizaciones se situarían en la confluencia de dos culturas, la de la disidencia en los países del Este, y la de la sociedad de consumo occidental. La admiración y el temor que despiertan son desmedidos. Según el jefe de los servicios de informaciones rusos (FSB), Nikolai Patruchev, las ONG extranjeras cobijarían espías, y estarían preparando una revolución en Bielorusia y en otros países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) (7). Los gobiernos locales controlan cada vez más sus actividades..
Es cierto que movimientos juveniles como Kmara en Georgia y Pora en Ucrania (8) reciben fondos de organizaciones estadounidenses como el Open Society Institute (también conocido como Fondo Soros), o el National Democratic Institute. Sin embargo, su papel en los cambios políticos fue secundario. Fue la acción de los partidos de oposición, bien organizados, y apoyados por una parte del aparato del Estado lo que sobre todo resultó decisivo en el éxito de la vía pacífica..
Finalmente, las consecuencias geopolíticas de las "revoluciones de colores" también generaron un amplio debate. Para quienes sostienen que esos movimientos forman parte antes que nada de una estrategia de Washington, su objetivo sería aumentar la influencia estadounidense en Eurasia, en detrimento de la de Rusia. En efecto, Estados Unidos aumentó su presencia en Georgia y en Ucrania, mientras que Moscú ya no puede controlar su "exterior cercano". Las recientes tentativas del Kremlin para orientar las elecciones en Georgia o en Ucrania dan crédito a esa versión. .
De todas formas, conviene no exagerar el alcance de esa "revolución geopolítica" y situarla en el contexto de un simple reacomodamiento. Georgia, por ejemplo, recibe ayuda militar estadounidense desde 1997: en 2001, cuando Chevarnadze estaba aún en el poder, 200 especialistas ya habían iniciado la reestructuración del ejército nacional. Ucrania había enviado soldados a Irak en la época de Kutchma, mientras que Yuschenko los retiró. La reciente decisión ucraniana de construir un gasoducto para importar gas natural de Irán -que no agrada ni a Moscú ni a Washington- pone de manifiesto las limitaciones geoestratégicas que se imponen a la política del país..
Las "revoluciones de colores" se realizan bajo la bandera de la "democracia", pero no siempre desembocan en un proceso de democratización, ni de mayor libertad para los ciudadanos. En Georgia, dos años después del cambio de gobierno, el balance no resulta positivo. En primer lugar, la "revolución rosa" comenzó con el cuestionamiento del resultado de las elecciones parlamentarias, y terminó con el derrocamiento del presidente (9). Las elecciones presidenciales realizadas dos meses después dieron una aplastante victoria a Saakachvili (96% de los votos) seguida de una no menos contundente victoria de su partido en las legislativas (135 bancas sobre 150). Tales resultados hacen de la Georgia post-revolucionaria una república. de partido único. .
Esperanzas frustradas .
Por otra parte, las organizaciones de defensa de los derechos humanos denuncian que la policía sigue utilizando la tortura durante el período de detención preventiva (10); los periodistas reprochan al nuevo gobierno haber reducido singularmente la independencia y el pluralismo de la prensa. Algunos dirigentes y empresarios, a menudo cercanos al antiguo régimen, fueron acusados de malversación de fondos, detenidos, y liberados luego de haber pagado importantes sumas de dinero, que fueron transferidas al presupuesto del Estado. Los observadores críticos estiman que esos métodos -en los que el sistema judicial no interviene- son más cercanos de las tradiciones caucásicas de toma de rehenes que de la práctica moderna del Estado de derecho..
Pero la "Revolución rosa" también aportó algunos cambios positivos. La policía de tránsito, que estaba carcomida por la corrupción, fue totalmente reformada luego de varias purgas. El rendimiento impositivo mejoró. Tbilisi obtuvo de Moscú un calendario de evacuación de las dos últimas bases militares de la era soviética, que serán restituidas al país en 2008. El éxito más espectacular del nuevo régimen fue la recuperación del control sobre la república autónoma de Adjaria y de su próspero puerto, Batumi, provocando a la vez la fuga del dirigente separatista Aslan Abachidze. En cambio, Tbilisi fracasó en su tentativa militar para retomar el control de otra región en ruptura con el poder central: Osetia del Sur. Esa aventura dejó decenas de víctimas y puso a Georgia en peligro de caer en un nuevo ciclo de violencia "étnica". En síntesis, la "Revolución rosa" se preocupó más en reforzar el Estado que en impulsar la causa de la democracia. .
En Ucrania, la "Revolución naranja" permitió que se impusiera la voluntad popular frente a un régimen corrupto. También logró modificar la imagen del país en el exterior, y le permitió entrar en el juego político europeo. Sin embargo, es difícil encontrarle otros méritos. Los escándalos que recientemente salpicaron a la familia del presidente ucraniano enfriaron el entusiasmo de la población aun antes de que los nuevos dirigentes pudieran enorgullecerse de haber provocado cambios en la vida de sus ciudadanos. Según Ronald Suny, profesor de Historia y especialista de la URSS en la Universidad de Chicago, "es evidente que no se trata de revoluciones sociales, sino de cambios políticos". Por lo tanto, las esperanzas de transformaciones de fondo probablemente se verán decepcionadas..
1 Jean-Marie Chauvier, "Múltiples piezas del tablero ucraniano", Le monde diplomatique, ed. Cono Sur, enero de 2005.
2 Régis Genté y Laurent Rouy, "Revoluciones no violentas", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, enero de 2005.
3 Luego de la revolución, Zurab Zhvania accedió al puesto de Primer Ministro, transformándose así en el segundo personaje de Georgia. Murió en febrero de 2005 a raíz de un envenenamiento accidental con gas, según informaciones oficiales.
4 Sobre la Revolución del cedro en el Líbano, ver Alain Gresh, "El viejo Líbano se resiste al cambio", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, junio de 2005. Sobre los problemas de democratización de los países árabes, ver Gilbert Achcar, "El 'agujero negro' de los Estados árabes", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, julio de 2005.
5 Thomas Carothers, "The End of the Transition Paradigm", Journal of Democracy, John Hopkins University Press, Baltimore, enero de 2002. Alexander Cooley y James Ron, "The NGO Scramble", International Security, The MIT Press, Cambridge, verano boreal de 2002.
6 Vincent Jauvret, "Les faiseurs de révolutions", Le Nouvel Observateur, París, 25-5-05.
7 Serge Saradzhyan y Carl Schreck, "FSM Chief: NGOs a Cover for Spying", Moscow Times, 13-5-05.
8 En la lengua de Georgia, kmara significa "basta", mientas que pora quiere decir "ya es hora" en ucraniano. Copiando esos modelos, un movimiento de jóvenes adoptó el nombre de Kifaya, que significa kmara en árabe.
9 Lo mismo ocurrió en Kirguizistán en marzo de 2005. Sólo la revolución ucraniana se desarrolló dentro del contexto de una elección presidencial.
10 Human Rights Watch, "Torture Still Goes Unpunished", Nueva York, 13-4-05..
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El proceso de paz en el País Vasco
Consenso sí, pero ¿para qué?
Gabirel Ezkurdia
Gara
La Fogata
Desde que en 1978 se impuso el Estatuto de Gernika y el Amejoramiento en la Euskal Herria peninsular, el primero como única opción posible (estatuto o nada), y el segundo como imposición indiscutible, ambos derivados de una Constitución rechazada previamente, escuchamos, de modo rutinario, que aquel «histórico consenso», que permitió pasar de puntillas por los 40 años previos de franquismo terrorista para no herir sensibilidades y así hacer de la transición una efectiva Ley de Punto Final, aún vigente, ha de superarse.
Efectivamente, pero dicha superación no debe entenderse como una inercia reformista para la creación de un proceso paralelo a crearse un cuarto de siglo después. De nada sirve ampliar un consenso con objeto de vertebrar un nuevo estatuto que «responda a las inquietudes de esta generación». Aquel consenso histó- rico era deficitario, no sólo porque no era tal consenso, sino porque además era un mero pacto instrumental. Un pacto parcial que no respondía a las reivindicaciones populares y que aceptaba sólo lo posible en virtud del poder totalitario que ostentaban los nacionalistas españoles.
Un verdadero consenso democrático sólo puede hilvanarse en función de que se respeten legítimamente todas las opciones. Y ese respeto no puede ser sólo testimonial. De nada sirve el respeto falaz a los que son independentistas, si las opciones jurídico políticas para desarrollar esa propuesta chocan con el muro coercitivo constitucional del que emana el vigente Estado de Derecho. De ahí que para lograr posibles consensos, el primer elemento, básico y radicalmente democrático es el de la igualdad entre todos los actores y todas las propuestas. Todos han de tener idéntico rango y capacidad potencial a la hora de defender sus respectivas posiciones. Nunca existirá opción de consenso si alguno de los actores tiene vetada su propuesta y ha de ceder. Esa cesión forzosa es lo que invalida el concepto consensual. En otras palabras, consensuar sobre la base de que «los ciudadanos tienen la palabra» no significa nada, si los independentistas no pueden hacer viable su proyecto en igualdad de condiciones que el resto: cosoberanistas, federalistas, unionistas.
Y es necesario resaltar un dato. Al igual que España luchó y ganó su independencia contra los franceses (1808-1814) y no tuvo que consultar nada a sus ciudadanos; Euskal Herria, el Estado de Navarra tiene derecho a disponer plenamente, como Estado sojuzgado, de su soberanía. Pero la radical esencia democrática de los independentistas vascos, conscientes de que siglos de conflicto generan transformaciones sociales ineludibles, ha permitido que hoy, en 2005, la recuperación del Estado vasco independiente venga de la mano de un proceso de libre determinación de todas las personas que viven y trabajan en Euskal Herria. Es decir, de un proceso radicalmente democrático fruto del consenso mayoritario. De ahí que real- mente, la asignatura pendiente que imposibilita avanzar hacia ese escenario radica, única y exclusivamente, en la actitud inflexible y dogmática de los sectores que imponen el actual marco constitucional como escenario para «la búsqueda de consensos».
El consenso como concepto es un variado recurso dialéctico de muchos, no más. Pero en realidad hay dos tipos de consensos. Los instrumentales-coyunturales y los estratégicos-mayoritarios. Ambos son complementarios para lograr un consenso real, integral y vertebrador. Los primeros son básicos para vertebrar los segundos, que son realmente los determinantes.
Consenso instrumental
El consenso instrumental es el que se deriva de la interacción de las fuerzas políticas en la búsqueda de un diagnóstico común que permita una acción política mayoritaria y hegemónica. El ejemplo del Principat y el Estatut iría en ese sentido.
La mesa política para la normalización que está por constituirse debiera lograr desde la honradez y lejos del oportunismo político y el posibilismo, el consenso decisivo para la vertebración de un nuevo escenario que permita, no sólo la superación del conflicto, sino la reestructuración y normalización política de la nación vasca. Evidentemente, esta propuesta también sería anticonstitucional, pero es obvio, que sólo en la superación de dicha dialéctica están los mimbres de la normalización definitiva.
Así es. El reconocimiento nacional de Euskal Herria como sujeto y el respeto a la voluntad democrática de sus ciudadanos y ciudadanas, incluso en el caso de que optasen por la constitución de un Estado independiente, son los mimbres sobre los que habría de consensuar su propuesta de resolución la mesa política.
Consenso estratégico
Pero la clave de la validez del consenso instrumental está en la vertebración física del consenso de la sociedad que es el verdadero colchón legitimador de sus propuestas. Los partidos sólo han de canalizar lo que la sociedad deseosa reclama desde las encuestas y los foros alternativos. El 89% de los vascos aboga por una consulta que determine cómo queremos vivir, y que esta decisión sea respetada, y un porcentaje similar se identifica con Euskal Herria como referencia identitaria. Es por ello que decenas de miles de vascos, centenares de organismos, asociaciones, sindicatos... son los catalizadores físicos del consenso determinante. De nada sirve una propuesta política arriesgada que supere el actual marco, sin una sociedad viva y apasionada detrás, como tampoco es de recibo una propuesta mediocre y pragmática, como la del 78, para volver a frustrar a la mayoría de la sociedad deseosa de superar esta dolorosa e injusta etapa.
Es más. Las doctrinas partidarias no son el reflejo fiel de la pluralidad multilateral de la sociedad. Estoy seguro, por ejemplo, de que decenas de miles de votantes no nacionalistas optarían, en un escenario libre, por la independencia nacional, a sabiendas de las ventajas y progresos que esto traería y a pesar de no ser abertzales. Pero para comprobarlo es necesaria esa valiente propuesta consensuada para la superación del conflicto de carácter anticonstitucional.
¿Política ficción? Nada de eso. El futuro de España como proyecto nacional sólo se puede garantizar desde la superación de una constante que lo imposibilita desde su origen: la unión por la fuerza. Y parece que algunos se han dado cuenta. Habrá quien proponga participar de dicho proyecto y habrá quien no. La búsqueda de ese escenario está en marcha. ¿Quién apostaba en 2003 por un escenario como el actual? ¡Pachi López hablando de Nación! ¡Elorza de consulta!
Fuera del Consenso queda la marginalidad totalitaria. Los no nacionalistas, que festejan el Día de la Raza, de la Hispanidad, ahora Fiesta Nacional, izando inmensas banderas españolas y reivindicando con fervor patriótico el crucial papel garante de la Unidad Nacional de las Fuerzas Armadas españolas, una minoría marginal en Euskal Herria, aunque eso sí, armada. -
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