Poder, contrapoder y no poder (6): Sobre el sujeto de la emancipaci?n
Profesor J
Las reflexiones sobre el sujeto de la revoluci?n parecen situarse (o reducirse)
a las condiciones espec?ficas de una ?poca o de un modo de producci?n, lo que
puede ser insuficiente para entender la dimensi?n m?s profunda de su rol
concreto ante las tareas de liberaci?n o de transformaci?n social.
Produce la impresi?n de reduccionismo cuando se analiza el ser humano o las
personas en funci?n de su posici?n en la estructura social, por ejemplo, el
oprimido. Se trata de un rol, que aunque objetivo, sigue siendo una manera
parcial de comprenderlo, a?n el concepto de pobre, ambas condiciones no
esenciales, en las cuales han sido puestas esas personas por los propietarios,
los poderosos, en fin, el sistema imperante.
Aunque se reproduzcan o presenten ciertas modificaciones, esos roles o
condiciones son en realidad la manifestaci?n de una p?rdida, de algo esencial,
que no es solamente la libertad, sino algo m?s profundo: el ser.
La identidad de las personas no es posible entenderla solamente en sus
caracter?sticas circunstanciales, pues se tratar?a de identidades contingentes,
temporales, sino que hay que remontarse a lo perdido, lo robado, que es el
car?cter gregario, comunitario del ser social.
El oprimido, en general, s?lo puede serlo cuando se desgrana el ser social, se
aniquila el car?cter gregario para establecer la separaci?n individual, base
ideol?gica de la relaci?n con los dioses y con el estado, de ah? viene el
concepto de ciudadano, un ser aislado de los otros que establece relaciones
directas con el estado, que le garantiza su existencia individualista sobre la
base de una mara?a legalista que protege sus deberes y derechos.
LA FORMA DE PENSAR Y ENTENDER EL SER
Las maneras de usar el pensamiento para captar al ser se basan en mecanismos de
racionalidad instrumental, donde el capital ve a las personas en torno a tareas
que aumenten las ganancias y los revolucionarios las ven en torno a las tareas
que modifiquen las estructuras. Es racionalidad instrumental, uso estricto de
la l?gica final?stica (teleol?gica) el articular mentalmente a las personas en
funci?n de dise?os probables y argumentados para orientar las conductas en pos
del objetivo trazado.
Las vanguardias, en tanto intelectuales colectivos, pecan de ello, veamos pues
como opera ese mecanismo interpretativo:
La raz?n es el dios de la modernidad, que sustituye la creaci?n y el orden
divino por la capacidad mental de articular estructuras y pasos que visualizan
hacia delante los derroteros para alcanzar metas prefijadas, lo que en otras
palabras, como en el arte de la guerra, se denomina t?ctica y estrategia, donde
los pasos t?cticos, variables seg?n las circunstancias y modificaciones
diversas, se encaminan hacia una ruta estrat?gica aprehendida por la l?gica y a
la cual hay que someterse para asegurar el resultado enunciado.
La tesis llamada marxista, una de las interpretaciones de algunas obras o
pensamientos de Marx, toma los mismos elementos presentes en el diagn?stico de
la realidad y planea modificar su posici?n, tipo modificaciones de las
correlaciones de fuerzas, de la hegemon?a, etc. Para ello se basa en la
caracterizaci?n de las clases como elemento determinante del sujeto objetivo de
la contradicci?n dial?ctica, otra modalidad de la l?gica para operar la
interpretaci?n. Y as?.
De repente podemos tomar noci?n de que esos mecanismos interpretativos,
anal?ticos, l?gico-racionales, circulan en los planos de la estricta
intersubjetividad, o sea, en el terreno de los intercambios argumentativos
basados en lo que denominamos ciencia, el non plus ultra de la racionalidad, y
ya no es dif?cil percibir que se reducen a los que pueden descifrar los
s?mbolos que circulan entre iniciados, y si abrimos la sensibilidad junto al
esp?ritu autocr?tico, podemos vernos como miembros de una elite pensante,
c?mplice del robo hist?rico del arte del pensamiento de lo social concreto.
Es como el arte, que antes era compartido, en su creaci?n y actuaci?n, por el
conjunto, sin diferenciarse los artistas del p?blico, pero en la medida que
surge la capa dominante de los se?ores patriarcas, poco a poco fueron
sustrayendo de lo social las manifestaciones art?stico-culturales para su solaz
privilegiado, aunque no consiguieron plenamente acabar con la creaci?n
cotidiana de la gente com?n, que presenta rasgos que identifican comunidades
enteras enlazadas m?s por la circulaci?n de lo cultural que por las ataduras
estructurales, lo que explica que comerciantes mapuche est?n m?s cerca de la
din?mica de reconstrucci?n de pueblo naci?n que por el mercado, lo que tambi?n
sucede con algunos empresarios vascos.
El pensamiento, su uso y sus resultados acumulados, ha seguido el mismo camino
del arte, separado de lo social y radicado en la elite, con grandes escollos
para el desarrollo del pensamiento popular, entre ellos la ideolog?a, sistema
formalizado y convencional de organizar las ideas, valores y hasta los
sentimientos, instrumento fundamental para subordinar a la poblaci?n a seguir
caminos pre-determinados. Pesa enormemente en los revolucionarios la ideolog?a
val?rica del humanismo, por ejemplo, conjunto de definiciones que pretenden
caracterizar el ser humano en categor?as l?gicas y factibles de ser
argumentadas para defensa de las estructuras. La psicolog?a ha seguido el mismo
camino, encerrando el an?lisis en el contexto transitorio del homo familias con
la pretensi?n de que el hombre ?es as??.
El determinismo ha sido el golpe de gracia de la racionalidad estricta al
interior del campo autoidentificado con las aspiraciones emancipatorias,
limit?ndolas al sentido y ritmo de las contradicciones comprensibles por la
mente. Ya no es un dios el que determina nuestros destinos, sino el
sometimiento a las regularidades de la ciencia, bajo el pretexto de que hay que
conocerlas para usarlas.
Los sovi?ticos se lanzaron como jaur?a de perros de caza sobre todo lo que
afectara la comprensi?n determinista, realista y objetivista de lo
hist?rico-social-cultural. Odiaron la irracionalidad de diversos autores,
anatemizaron el existencialismo, el surrealismo y el psicoan?lisis, as? como
todo lo que escapara al control de la l?gica con que debe operar el poder, y
eso no ha sido observado consecuentemente por los cr?ticos del capitalismo de
estado, m?s preocupados de limar las deficiencias del modelo que escarbar y
sacar a la luz los problemas de fondo.
La racionalidad instrumental es la t?cnica aplicada al arte del pensamiento
para subordinar los engranajes que se van instalando en las mentes de la gente
por v?a de la educaci?n y dem?s mecanismos de reproducci?n cultural e
ideol?gica.
ROMPER CON LOS ESQUEMAS DETERMINISTAS Y DE LA RACIONALIDAD INSTRUMENTAL
Si la emancipaci?n ser? tarea de los propios oprimidos, se hace necesario ver
como ellos se re-posesionan del arte del pensamiento, sin tener que sentirnos
en la obligaci?n de trasladar hacia ellos nuestras maneras de interpretar y
menos a?n los resultados de las interpretaciones hist?ricas efectuadas, ya que
el sujeto comunitario en su momento tendr? que hacer re-lecturas de todo ello,
con lo que se hace superfluo el fijar conceptos en el d?a de hoy.
Es triste la experiencia cubana de valorizar la historia del reformismo de su
propio pa?s rescatando el papel del Partido Socialista (comunistas), como que
nosotros para definir nuestra historia la hici?semos pasar por el PC, nefasto
destacamento que m?s ha hecho da?o que contribuciones a la lucha revolucionaria
en los territorios controlados por el estado chileno, ya que su objetivo ha
sido ?nicamente el copamiento del aparato del estado para establecer desde all?
nuevas reglas del juego, poniendo de cabeza los mismos factores estructurales.
Parte importante de la historia de los actuales revolucionarios en estos
territorios sigue m?s o menos la misma l?gica.
Las cr?ticas y autocr?ticas del pasado inmediato no pueden obviar lo profundo,
pues no se trata s?lo de que han cambiado algunas condiciones, o muchas, sino
que se trata de ir directo al hueso, a los problemas de fondo.
PRIMER PROBLEMA: EL SUJETO EPISTEMOL?GICO
Se refiere al sujeto pensante, que de los actuales miembros de elite, debe
pasar a ser la comunidad organizada, lo que lleva a imaginar que antes de
continuar es necesario invertir esfuerzos en la construcci?n de colectivos
sociales con capacidad de asumir por s? mismos una cosmovisi?n donde
interpreten el mundo a su manera, rechazando ya de una vez las ilusiones
voluntaristas de establecer un pensamiento homog?neo, un sistema de
interpretaciones y de ideas que reflejen a todos o a muchos en renovadas
intentonas de fijar el derrotero de la humanidad. Entender la diversidad
significa golpear sobre nuestros propios esfuerzos de proyectar una l?nea com?n
de organizaci?n y lucha de resistencia, aunque parezcan diluirse en conceptos
como ?coordinaciones?, ?intercambios?, etc. Asumir la diversidad significa de
plano poner en cuesti?n la validez de nuestras propias interpretaciones
entendiendo que pueden modificarse al d?a siguiente y que deben entrecruzarse
con otras visiones que son tan v?lidas como las nuestras. Eso es lo dif?cil, lo
que nos dice que el mayor problema est? en nosotros y no en los otros. Nos han
acostumbrado a ser nuestros propios espejos, donde el valor de los resultados
l?gicos aceptados por nuestra racionalidad nos inflaman de criterio de verdad,
no siendo m?s que nuestra ca?da al pozo de los elegidos y manifestaciones
ocultas de nuestras vocaci?n de narcisos o a?n de Dorian Gray, donde iremos
muriendo de a poco en la misma medida que hacemos nuestro retrato por fuera,
cuya fealdad nos reflejar? por entero.
SEGUNDO PROBLEMA: SUJETO INDIVIDUAL O SUJETO SOCIAL
No es posible hablar de un sujeto social en abstracto, la sociedad abstracta,
sino s?lo en t?rminos concretos, es decir, personas que se vean y puedan
tocarse en lo cotidiano, lo que lleva a la necesidad de la recuperaci?n del
car?cter gregario, comunitario que se ha perdido desde la divisi?n de la
sociedad que puso fin a la vida comunitaria estableciendo las convenciones de
la familia, estado, etc. Si la tarea no es hacer otro estado, sino m?s bien
avanzar directo al comunismo, la construcci?n de sujetos sociales concretos
aut?nomos y autogestionarios ya no es s?lo un problema de fuerza o de
contrapoder para acabar con el poder, sino que se trata de la construcci?n
simult?nea de la nueva sociedad, las nuevas relaciones, base del tejido social
que se impone sobre el poder establecido. Sobre ese sujeto social hincaremos el
diente.
TERCER PROBLEMA: EL SUJETO EMANCIPATORIO
No siendo posible ni necesario hablar de sujeto revolucionario en t?rminos
estructurales o de acumulaci?n de fuerzas, sino de sujeto social en proceso de
reconstrucci?n de su car?cter esencial robado, el sujeto emancipatorio viene
siendo ese sujeto social comunitario, donde la cosmovisi?n es el desarrollo de
una subjetividad acorde con ese proceso y ya no m?s en funci?n de objetivos
definidos por v?a intelectual o racional-l?gica importados del Olimpo. Lo
social concreto, recuperando su car?cter de sujeto pensante, se re-posesiona de
la subjetividad, que amolda, porque lo representa, a su entorno de nuevas
relaciones, cuyo entrecruzamiento genera nuevas sensaciones y comprensiones que
tejen una realidad tan concreta que la ideolog?a pierde el sentido y ya no es
m?s posible argumentar para re-direccionar las posturas.
COMUNIDADES V/S INSTITUCIONES
Si la lucha se visualiza de car?cter continental, se trata entonces de la
multiplicidad de esos sujetos comunitarios, cuya red o presencia interactiva
horizontal no configura una nueva institucionalidad (recursos convencionales
para estructurar a las personas), sino todo lo contrario, lo no institucional,
lo comunitario como antagonismo. Por fuera de las instituciones significa no
s?lo la ilegalidad o la clandestinidad, que ser?an como choques internos
(dial?cticos, uf! que palabrita tan manoseada) del propio sistema o de un
sistema contra otro, lo que trae el fondo de la lucha del llamado sistema
socialista contra el sistema capitalista, no siendo m?s que el mismo perro con
diferente collar.
Las comunidades no se caracterizan por chocar contra el capitalismo, sino por
crecer en su esencia, lo que trae el choque como consecuencia. La acci?n
comunitaria no es negativista, no se explica como respuesta al capital, sino
como recuperaci?n de lo robado desde que aparecen las clases y desde esa
armaz?n se proyectan hacia su realizaci?n como tales. As? la autodefensa es el
principio b?sico, trascendiendo los principios de la guerra, que es una manera
de hacer pol?tica, esto es, de disputar el poder y la hegemon?a. Trascendiendo
la pol?tica y la guerra como una de sus formas de expresi?n, es posible
visualizar el fondo del mar, acercarnos a la esencia de lo social y no
quedarnos en las ramas auscultando lo fenomenol?gico en modalidades
positivistas castrantes.
Es cierto que se desarrolla una intensa lucha en el seno del pueblo entre la
problem?tica reivindicativa como forma de agrupar y nuevas modalidades
culturales y comunitarias como formas de hacer. Lo reivindicativo, vieja arma
de identificaci?n entre iguales para lanzarse al combate por los derechos
negados, continuidad modernizada del sindicalismo tradicional de adecuaciones
del trabajo, insufla de institucionalidad y de limitaciones el pensamiento y
las sensaciones de los oprimidos, manteni?ndolos en el estricto plano de
reordenar la situaci?n actual con la fantas?a del cambio, que de no efectuarse
desde ahora, ser? siempre una permanente batalla ideol?gica perdida de
antemano. Por eso no hay que ilusionarse con las batallas sindicales y avances
en ese terreno o parecidos, que parecen mostrar procesos de acumulaci?n de
conciencia y de fuerzas despertando el apetito de ser una ave F?nix de las
izquierdas que aspiran a renacer de las cenizas de un fuego que ya ha consumido
su base hist?rica, que tambi?n era ilusoria y temporal.
Es efectivo que el nivel de desarrollo de las formas comunitarias del ser lleva
a confrontaciones con el estado e instituciones, pero, como las jornadas de
lucha por las 8 horas y del primer primero de mayo (jugar con las redundancias
es tambi?n una modalidad no s?lo interpretativa, sino tambi?n de
desestructuraci?n de las reglas del lenguaje, tan caras a los intelectuales y
militantes de izquierda) son absorbidas por el capital, redil a donde vuelven
siempre las ovejas que no asumen claramente el color negro de la fuga y la
lucha constante, como las cooperativas del MST o las experiencias de
?autogesti?n? de las f?bricas ocupadas en Argentina, claros y precisos ejemplos
de desviaci?n hacia el mercado y reabsorci?n capitalista de las que aparec?an
como las mejores luchas de esos pueblos.
En esta ?poca no es posible alentar la revitalizaci?n capitalista con proyectos
como su humanizaci?n, levantado desde Attac y el Forro de Porto Alegre, que en
esencia son demostrativos de que no existe una forma posible de capturar a los
oprimidos para redireccionalizarlos hacia las instituciones por una v?a o por
la otra. El EZLN y el ELN de Colombia est?n demostrando que la sola lucha
armada no basta para el avance de la auto-organizaci?n social. En Colombia el
relativo estancamiento de las guerrillas ha sido tomado por el reformismo como
la necesidad de rehacer la vieja lucha sindicalista y electoral, con lo que de
antemano hipotecan toda posibilidad emancipatoria, a diferencia de los
zapatistas y elenos que est?n concentrando en el quehacer social comunitario
sus principales esfuerzos, aunque los elenos siguen influidos fuertemente por
sus estrechos lazos con sectores del reformismo continental.
LA REBELD?A COMO PARTE DE LA CONSTRUCCI?N DE LO COMUNITARIO
Las fugas de mujeres y esclavos cuando surge el patriarcado son un acto de
rebeld?a contra lo instituido y algunos tienen continuidad en la misma medida
que reorganizan las comunidades en territorios apropiados lejos de los centros
de poder. Hoy las distancias las suplen los poderosos amarrando a la poblaci?n
por lazos sutiles de todo tipo, como la educaci?n y otros, que al debilitarse
abren paso a las lacrim?genas y balas, pero la marginalizaci?n continua en
aumento, lo que de hecho constituye una caracter?stica estructural de esta
nueva ?poca, por lo que los levantamientos continuar?n, y prueba de ello es la
actual situaci?n de Per?, Bolivia y Ecuador (y?un Argentina), donde la
auto-organizaci?n comunitaria ha alcanzado niveles mayores que en el resto del
continente, a excepci?n de M?xico, el Wallmapu y Rep?blica Dominicana.
La rebeld?a no puede ser canalizada, pues pierde su potencial. M?s bien se
expresa con mayor base cuando la acci?n comunitaria congrega a la poblaci?n
local para reorganizar la vida en todos los terrenos, lo que se ha visto en El
Alto y en Ilave, localidades que, lejos del espontaneismo que se les achaca,
muestran un alto grado de auto-organizaci?n.
Importantes sectores de izquierda argentina, uruguaya y brasile?a pretenden
instalarse como alternativas en el continente contra la auto-organizaci?n
social, depositando en el control de los mecanismos estatales e institucionales
el eje de proyectos que reiteran los mismos gastados caminos que nos llevaron
una y otra vez a la debacle, con lo que resultan funcionales al capital. Es de
all? que salen los principales apoyos al desviacionismo del Forro de Porto
Alegre. Parece haber una diferencia de caracterizaci?n entre esos pa?ses y los
pa?ses andinos ya referidos, en especial la presencia de comunidades
originarias y el desarrollo industrial, lo que sumado al tama?o y poblaci?n de
los pa?ses atl?nticos, llegan a hacer la boca agua del reformismo por el peso
espec?fico que adquieren, lo que explica que intelectuales como Hans Dieterich
hayan levantado la infamia del llamado camino revolucionario del MERCOSUR.
En el fondo hay un notable retraso de la auto-organizaci?n en los pa?ses
atl?nticos, con excepci?n de Argentina que presenta algunos pasos visibles en
asambleas y MTDs, y es justamente este ?ltimo que demuestra que las condiciones
de marginalidad de la poblaci?n ha equiparado la situaci?n en todo el
continente, pero el PT y sus brazos (como el MST) en Brasil y una gran cantidad
de intelectuales colectivos argentinos, han conseguido introducir las viejas
pr?cticas partidarias, sindicales y reivindicativas en el campesinado y en
barrios populares, consiguiendo as? su adscripci?n a proyectos
superestructurales funcionales al capital.
Sin prestar atenci?n a esas pr?cticas, es f?cil caer en el espejismo de la
lucha social sin destino, ilusionarse con las posibilidades del apoyo de esas
experiencias al otro proceso, el de acumulaci?n de la capacidad de los pueblos
para auto-organizarse y sacarse de encima las trabas del capital y sus
instituciones.
No se trata de copiar las pr?cticas llamadas indigenistas de los pa?ses del
pac?fico y de M?xico, sino de entender desde donde parten para su acci?n
rebelde. Los puntos de partida son esenciales para una continuidad que puede
ser integradora o rupturista seg?n como se enfoque. Es cierto que lo
comunitario ha sido una s?lida base de experiencia y tradici?n hist?rica de
esas regiones, lo que desde una perspectiva cultural se puede definir como
elementos de identidad, hay algo en com?n que trasciende las diferentes
contradicciones hist?ricas de la colonia, de la independencia y del
capitalismo, donde a?n una parte del propio bolivarismo se presenta como
antag?nico, pues estas tres fases se han demostrado como una continuidad. All?
viene la preocupaci?n de que esa experiencia, de acumulaci?n por abajo, no est?
presente en los pa?ses del Atl?ntico, lo que es falso, pues ya Argentina
demostr? que es posible la identidad grupal en barrios y localidades.
Lo dif?cil de constituir comunidades en barrios pobres no proviene de all?,
sino de nuestras pr?cticas, que reproducen en gran medida las viejas
modalidades de la izquierda vanguardista y eso requiere un profundo estudio, ya
no de experiencias y de trabajos te?ricos para sacarle punta a un proyecto,
sino de las propias caracter?sticas de la poblaci?n local, as? como de los
colectivos aut?nomos y autogestionarios que brotan por todos lados, entender su
din?mica y pensar que la estrategia, o mejor el caminar, es la articulaci?n
objetiva de esos procesos en forma horizontal y sin mandos centrales, la
circulaci?n de productos e intercambios culturales, m?s que la elaboraci?n de
una gu?a a seguir.
Abrazos
Profesor J
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